TEMA
: “EL
FUEGO DE LA FE QUE ENCIENDE Y PERMANECE”
FECHA:
BENDICIÓN ALUMNOS EGRESADOS ST.PETER’S /CHILE
Queridos hermanos:
La
pérdida del sentido de la fe en nuestro tiempo zanja una diferencia con la
habitualidad con que -en el pasado- se
vinculaba cualquier acontecimiento con la Providencia de Dios. De algún modo,
cada jornada era para los creyentes del Antiguo y Nuevo Testamento una novedosa
oportunidad de crecer en la fe no
alzando un muro divisorio entre lo que se desplegaba en su vida cotidiana con las
exigencias de su vida cono creyentes. Es que el aroma de la voluntad de Dios
era percibido por la agudeza del olfato espiritual, pues el sentido religioso
estaba más “normalizado” entonces que por nuestros días tan contagiados del mortal
virus de la apostasía.
Lo
anterior nos invita a mirar con ojos de creyente –también, en nuestra época,
tan renuente a la fe- aquello que nos pasa y aquello que ocurre, desde la perspectiva de Dios que sí puede dar sentido a
nuestra vida, aun en las circunstancias más desafiantes y de sequedad
espiritual, por lo que podemos repetir
con la gran mística hispana del Siglo de Oro: “Nada te turbe nada te espante, sólo Dios basta. Quien a Dios tiene
nada le falta” (Santa Teresa de Ávila).
Por
ello, queridos jóvenes que hoy egresan de nuestro Colegio, los invito a considerar
cómo en esta última semana la prensa internacional nos informaba desde Rusia,
en la región reconocida por los meteorólogos como la más fría del planeta,
donde toda vida parece congelarse en el tiempo, que luego de un gran incendio
ocurrido hace meses atrás, bajo las
generosas capas de nieve, surgían densas columnas de humo. Extraña imagen ver
humo salir bajo la nieve, lo cual, indica que aquel fuego resultaba más persistente
que todo el frío invernal local.
Si
esto lo comparamos con nuestra vida interior descubriremos dos lecciones en las cuales, de modo sucinto
nos vamos a referir:
Un fuego enciende otro fuego:
Nadie puede dar lo que no tiene. La fuerza interior de un creyente se funda en
la convicción recibida de Dios por medio del don de la fe, donde cada uno
descubre que en la medida que se comunica, y se entrega, se consolida y
fructifica
Padre Jaime Herrera Homilía UAI 2021
Lo
que durante la etapa escolar se asumió gradualmente desde Play Group hasta Cuarto
Año Medio no sólo incluye lo vivido al interior de las aulas sino lo que
responde al conjunto de dones conferidos por Dios en todo momento, toda vez que,
la esencia de la educación conlleva la permanencia que no acaba hoy con la
graduación, y sobre todo, el esfuerzo
sostenido de la familia que ha velado para que cada uno de ustedes hoy pase
de la educación secundaria a la enseñanza superior.
Con
todo, el esfuerzo personal y el mérito del sacrificio encienden el anhelo de
permitir que sean otros partícipes de lo que cada uno de ha dejado de recibir,
particularmente en estos últimos dos años donde la capacidad para enfrentar las
consecuencias de las pandemia ha sido posible en parte porque el fuego de unos
ha contagiado al de otros.
Basta un poco de fuego para mantenerlo:
No menor ante el hecho citado del humo salido de un campo nevado implica que
basta sólo una chispa para encender una hoguera y una brizna para mantener la esperanza que dicho fuego no
se extinga. ¿De qué fuego hablamos? Sin duda del de la fe, de las convicciones,
de la amistad, no cediendo a la desesperanza ambiental. Muchos al ver lo poco
que queda se desalientan, en cambio, otros al ver lo mismo, son capaces de decir queda mucho por hacer.
Muchos
al ver salir humo bajo una gruesa capa de nieve dirán que es algo “anecdótico”,
pero los creyentes estamos llamados a tener la mirada de Dios en todos los
acontecimientos, por esto, sacamos como lección que nunca debemos acostumbramos
a la inercia de las circunstancias, que en modo alguno nos dejemos llevar
contra nuestras convicciones sólo por el hecho que muchos carezcan de ellas.
Bajo la gélida capa de nieve muchas brazas se fueron extinguiendo, pero ese humo
salido bajo el frío manto blanco anuncia que sólo algunas no ceden en su empeño
de abrasar y subsistir.
Simón
Pedro nuestro Santo Patrono nos enseñó con su vida que podemos carecer de
muchas cosas, pero nunca hemos de olvidar qué es lo realmente necesario: Confesar
que Jesús es el Hijo de Dios que debía venir al mundo, y que permanece vivo en
medio nuestro, haciéndonos partícipes de
su vida misma por medio de su gracia, la cual, vamos juntos en esta tarde, a implorar sobre
nuestros alumnos que hoy egresan de Cuarto Año Medio. ¡Que Viva Cristo Rey!
Capellán Saint Peter's School Viña |
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