TEMA : “LA CASA SEGURA DE DIOS EN EL HOMBRE Y EL MUNDO”
FECHA:
HOMILIA SOLEMNIDAD INMACULADA CONCEPCIÓN 2022
1).
El amor con aroma al hogar.
“Es
en nuestra Madre del Cielo donde está asegurada la habitación de Dios en el
hombre y en el mundo” (Joseph Ratzinger).
Una vez que la Virgen María da su aceptación a la invitación que Dios le hizo
en la voz del arcángel Gabriel, y el
Verbo asume la condición humana, la vida de cada persona y de la sociedad
que ella constituye, tiene un origen, un caminar y un destino que sólo puede
encontrar su plenitud y sentido más profundo si se vive y reconoce como
partícipe de la vida de Divina.
Por iniciativa libre de
nuestro Dios, que dejando de lado lo que le pertenecía por su condición divina
–poder, sabiduría, eternidad- asume la realidad humana, cada uno de nosotros
esta llamado a Salvando la limitación de una comparación, imaginemos que vamos
como de viaje al lugar más caro y exótico, y dejamos en casa –voluntariamente-
toda tarjeta, celular vestimenta adecuada, y nos “vamos a la aventura” como suelen decir los jóvenes, Por cierto, en
casa tenemos los bienes seguros pero si estamos de viaje quedamos vulnerables a
cualquier peligro o imprevisto.
Dios vino a la “aventura” de salvar al mundo entero, para lo cual se desprendió de su honor y poder que le correspondía (por ser Dios)…No deja de ser Dios pero fue hombre verdadero con todas las limitaciones que conocemos. Por ello, en el Gólgota dijo: “Si es posible pase de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. De los millares de ángeles sólo uno de ellos habría sido suficiente para evitar la cárcel, la tortura, la crucifixión y muerte.
El amor hacia nosotros es
tan grande en el Corazón de Jesús, que al decir: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los suyos”,
lo que dice y hace lo señala y realizada por cada uno como si fuésemos “únicos”. Sin duda, es un amor de
predilección que está dado por la gratuidad de Dios.
Nuestra Madre del Cielo
fue puesta como ícono de un hogar seguro, al cual podemos regresar en
todo evento y en todo horario. Como suele pasar en la vida familiar, estando la
Madre en la casa siempre el hogar suele
salir a flote aún en momentos que debe enfrentar las mayores crisis y tormentas.
Todo retorna a la normalidad cuando la madre ocupa el lugar signado por Dios en
la sociedad: Si la familia es la célula, la madre es su núcleo, por lo que
ha de ser reconocida por cada uno de sus hijos.
Para tal efecto Jesús en
sus palabras testamentarias pronunciadas en el Calvario dijo: “¡Hijo, he ahí a tu Madre!”, por lo que
desde ese momento María fue recibida, honrada, y venerada por cada creyente,
siendo una ilusión pretender honrar al hijo olvidando hacerlo a su madre. ¡No
es auténticamente cristiano quien no es mariano!
En este hermoso día de la
Inmaculada Concepción, comenzamos un mes completo de preparación para una
sencilla pero significativa ceremonia de coronación de la Virgen. Quienes hoy
reciben a Jesús Sacramentado por Primera vez, y sus familias, hoy contemplan la
imagen que evoca la advocación más antigua de la Virgen Santísima en esta
ciudad, por lo que decir María es decir Valparaíso.
El dulce y sereno rostro
que contemplamos, evidencia de su profunda oración, fue el que la Virgen quiso
mostrar a una ciudad que antes de ser llamada como evocadora del Paraíso sería
reconocida como “Nuestra Señora de las
Mercedes de Puerto Claro”. De ello, han transcurrido cuatro siglos
constituyendo un patrimonio espiritual único, del cual hace más de un siglo
somos en este balcón de la fe sus
testigos y garantes.
En un mes más una hermosa
corona será puesta sobre la cabeza de nuestra imagen patronal, pues será
reconocida como Reina porque es Madre del Hijo de Dios y Rey del Universo, por quien “fueron creadas todas las cosas del cielo y
de la tierra, visibles e invisibles, Tronos, dominaciones, Principados,
Potestades”
De manera explícita el
arcángel dijo a la Virgen aquel día de la Anunciación: “Tu hijo será grande, se llamará Hijo del Altísimo, Dios le dará el
trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su
reino no tendrá fin”.
Si como hija de Dios –la
Virgen- fue constituida Reina, como hija de la Iglesia es parte principal que
sobresale y reina como Madre y Maestra: Considerando como ha de haber preparado
aquella alma Dios mismo, que sería la Madre del hijo unigénito, revestida de tantas
virtudes que como un destello no ha dejado de iluminar a generación tras
generación, pues lo que de Dios es nunca se extingue.
La seguridad de encontrar
a Dios y su verdad sólo se tiene al descubrir la obra magna de la creación hecha en el corazón de la Virgen Santísima, llamada
Bienaventurada por la grandeza de sus virtudes, por la pureza de sus acciones,
y por el poder de su intercesión. En
todos los siglos nada más limpio; en todo lugar nada más pleno; en toda
generación nada más santo; en todo desafío nada más virtuoso. Invocando a
nuestra Madre del Cielo la presencia de Dios está garantizada, alejándose
todo es incertidumbre y mendicidad de las verdaderas inherentes a nuestra fe:
¡No somos mendigos de verdades! ¡Hemos de
ser testigos de certezas!
¡Pues Que Viva Cristo
Rey!
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