TEMA : “IN THE MORNING”.
FECHA:
HOMILÍA ALUMNOS IV° AÑO MEDIO / COLEGIO /
2022
Al
interior de la capilla de nuestro Colegio, la cual hemos visto en cada
formación, y en la que hemos podido participar de la Santa Misa cada Primer
Viernes de Mes, y cada día del Mes de María como es en el que celebramos esta Eucaristía
para pedir por quienes egresan este año, es aquí donde encontramos un espacio
distinto al que vivimos cotidianamente insertos un gimnasio, un campo
deportivo, un auditórium un comedor o una sala de clases.
Es
cierto que cada uno de ellos tiene su hora y ámbito, más lo que aquí se
desarrolla adquiere un sentido tan amplio como integrador, lo que conlleva que
el encuentro con Jesucristo permite que los fríos muros que hoy contienen
nuestras plegarias testifiquen que el calor de la fe puede encender los anhelos
de perfección, la búsqueda de virtudes, y la aspiración a la santidad a la
cual Cristo no deja de invitarnos desde el día de nuestro bautismo. “Sed perfectos (santos) como mi Padre de los
cielos es perfecto (Santo)”.
Recordaba
hace unos días atrás, a un grupo de niños que recibían la Primera Comunión, la
antigua melodía de la película “Melody
Fair” que vi cuando niño en un lejano 1972. En ella evoca el aire puro de
cada mañana, en medio del despertar de una ciudad industrial inglesa: La
canción vincula el frescor de la aurora, la humildad de la luna al dejar su
tenue luz y dar paso a la alborada, con la lozanía del día que despierta,
describiendo “el amanecer de nuestra
vida”, bajo el lacónico título “In
the Morning”.
Quienes
tenemos el privilegio de vivir en ciudades junto al mar sabemos lo que es
respirar el aire puro de cada amanecer, y ver la luz salir desde las altas cumbres…por
cierto, unos al salir temprano del hogar
y otros air llegando a él. Mas nuestra
mirada apunta a destacar que cada amanecer abre un abanico de posibilidades,
con oportunidades de crecer, mejorar, perfeccionarnos, plasmando en nuestras
palabras y actitudes a lo largo de cada nueva jornada lo que el Señor no ha
dejado de comunicarnos por medio de su voz interior en la conciencia rectamente
formada, en su palabra revelada y en la vida tradición.
Recuerdo
aquellos años de mi juventud sacerdotal, cuando con 25 años llevaba a los
alumnos a las anheladas “clases en
terreno” donde se permitía ir a un bosque cercano a hacer clases. El aire
puro de un bosque centenario daba un marco particular a las aulas que hoy
algunos recuerdan con nostalgia pasados tres lustros. Hago presente esta
anécdota personal para acentuar que el
amanecer de cada día y el aire fresco permiten oxigenar nuestro cuerpo tal como
ha de serlo el aire joven de una juventud en el “amanece a la vida”.
Para nadie es un misterio
que hay algunas megápolis con gran contaminación, donde hasta los mismos
amaneceres están cubiertos por densas capas de smog. De manera similar a lo
que sucede en plano ambiental puede pasar en el ámbito moral y espiritual,
donde las etapas genuinamente formativas, de crecimiento, e ideales por lograr
sean oscurecidas por el “smog” de la
tibieza espiritual, y del relativismo moral.
Durante
largos años la insignia de nuestro colegio no ha dejado de recordarnos
diariamente la búsqueda por el aire fresco de la perfección, por medio del
camino de la disciplina, del trabajo bien hecho, de la honradez, de una palabra
empeñada asumida como sagrada, del vencimiento de los defectos personales y la
consecución de una vida virtuosa…”Vincit qui ci vncit”, implica buscar la
santidad en la vida cotidiana, en crecer integralmente no a costa de los demás
sino con los demás; no sobre los demás sino junto a los demás.
En
unas décadas más, cuando las canas abunden en vuestras hoy frondosas
cabelleras, al mirar el bello despertar de la playa cercana a este lugar, y
poder respirar el aire puro matutino, estamos seguros que el Señor les dará la
gracia de recordar una vez más aquellos años maravillosos de la
infancia, adolescencia y juventud vividos en cada uno de los lugares
descritos, y cerrando los ojos volverán a tener el frescor de los ideales en el alma, para enfrentar la contaminación que en
momentos pueda parecer asfixiante y hasta insoportable, a causa de la desesperanza,
la monotonía, y el egoísmo.
Nunca
olviden respirar el aire fresco de la bendición que Dios les confiere en la oración
y la Santa Eucaristía; no olviden oxigenar el pensar con la
sabiduría emanada de una buena y permanente formación religiosa; no olviden
detener el paso raudo ante la brisa de los dones del Espíritu Santo que nos
alejan de la desidia y codicia moviéndonos a comunión en la santidad y a
santidad de la comunión. ¡Que Viva Cristo Rey!
No hay comentarios:
Publicar un comentario