TEMA : “!DECIR ESPAÑA ES DECIR MARÍA!”.
FECHA:
HOMILÍA FESTIVIDAD DEL PILAR / OCTUBRE 2022
Muy
queridos hermanos: Con gran alegría nos hemos reunido en esta tarde de domingo
para celebrar nuestra tradicional Santa Misa con el fin de alabar a nuestro
Dios por su poder, eternidad, y bondad. Nuestro corazón, por medio de la virtud
de la piedad, se eleva a mirar y reconocer al Dios que nos ha creado y hecho participes
desde el bautismo, de su vida, tal como se lo dijo a aquel anciano magistrado
hebreo que de noche le visitó: “Si no naces
del agua y del Espíritu no tendrás vida verdadera”. La virtud de la piedad
nos hace sentir hondamente y tener certeza de ser hijos del Dios que se ha
revelado como un Padre, cuya soberanía y dominio va de la mano con su bondad y
amor. ¡Dios es adorable! ¡Dios es amable! Nada por tanto al margen de su
voluntad.
ALUMNOS COLEGIO MACKAY OCTUBRE |
Mas,
contemplar a Dios en su grandeza lleva
de inmediato a ser agradecidos, lo cual, es una nota característica de todo
creyente. De hecho, entre las denominaciones que recibe el Sacrificio de la
Santa Misa es el de “Eucaristía”, lo
cual implica una “Acción de Gracias”
que hacemos en Jesucristo –realmente presente- por una bondad que siempre va un
paso adelante de nuestras necesidades e incluso anhelos.
Realmente, podemos decir que Dios ¡Siempre puede más!
porque Él es todo. Es lo que experimentó Teresa de Ávila al decir: “Nada te turbe, nada te espante, todo se
pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada
le falta: ¡Sólo Dios basta!”.
Pasado
el invierno sobreviene cada año la primavera. Luego de dos años de enfrentar la
más cruda de las pandemias del siglo donde nos vimos restringidas en nuestras
reuniones, tenemos la oportunidad de celebrar la Santa Misa para dar gracias
por la fe recibida aquel mes de octubre de 1492.
En
efecto, la belleza de las tierras descubiertas pareció inclinarse ante la
presencia de Jesucristo hecho Eucaristía, ante la imagen de la Santísima Virgen
María, y ante el testimonio de vida de los primeros hijos de la tierra regada
por las enseñanzas de uno de los doce pilares sobre los que Cristo fundó su
Iglesia.
La
gratitud es propia de quien sabe que lo que posee le ha sido compartido,
particularmente en lo referido a las gracias, virtudes y dones. “¿Qué tienes tú que Dios no te dado?” (1
Corintios IV, 7). Es una pregunta que hace San Pablo cuya
respuesta -la virtud de la piedad- nos
lleva a dar gracias porque Dios ha obrado a nuestro favor siempre, al punto que
una persona puede agotarse de implorar pero Dios no se cansa de bendecirnos con
aquello que es favorable a nuestra perfección y santidad. ¡Cómo no dar gracias
por la fe recibida de nuestros antepasados, fortalecida con la sangre derramada
por tantos mártires lo largo de tantos siglos!
En
el último siglo los hijos de la Iglesia de nuestra Madre Patria dieron el mayor
número de mártires que fueron “semillas
de nuevos cristianos”, dando a la Iglesia de España un talante signado por
el amor a la Eucaristía, a la Virgen y al Pontificado Romano, que le ha
permitido defenderse del temporal de secularismo, que abriendo caminos entre
las gentes con una visión de vida cerrada a la fe divina, no ha dejado de
ocasionar una desgana vital, una desesperanza de fondo y una vida superficial
que ha sumergido –particularmente- a las
noveles generaciones, en un
individualismo, cuyos componentes de autorrealización y tolerancia han resultado moral y cívicamente asfixiantes.
Con
fuerza proclamaba el Santo Padre que “decir
España es decir María”, tal como lo vemos plasmado en las diversas imágenes veneradas desde la misma
era apostólica hasta nuestros días. La mirada atenta y maternal dada por la Virgen
a los hijos encomendados por Jesús en la Cruz, ha sido una poderosa coraza ante
los dardos de persecución cuya máxima expresión ha sido la degradación interna
de la fe.
Precisamente, es la arraigada devoción mariana la que ha
permitido llegar a todo nuestro continente y a Filipinas en el pasado, dando
fuerza a la familia en medio de un secularismo que lejos de reconocerla como “célula de la sociedad” la suele
presentar como un “quiste a eliminar”.
Se olvida que el futuro del mundo pasa por lo que es la familia, por lo que la
mejor herencia dada a las generaciones venideras es la fe y devoción a la Virgen Santísima. Sin
duda, lo que vivimos hoy al recordar las tradiciones de la Madre Patria
constituye una elocuente catequesis para los niños y jóvenes que participan,
pues descubren que una vida encaminada hacia Dios confiere un sentido y
perspectiva que resulta decisivo a la hora de enfrentar las incertezas de una
sociedad que avanza por la vaguedad del relativismo.
BAUTIZO ALUMNOS COLEGIO MACKAY |
Queridos
hermanos: El marco masivo de esta celebración eucarística, nos llena de
esperanza en medio de un mundo que camina en tinieblas, nos ensancha el corazón
para la vivencia de una caridad fraterna desplegada desde el amor Dios hacia el amor al prójimo, y es expresión
de una fe, próvida en las persecuciones y macerada por la incesante plegaria y
servicio de tantos misioneros que salidos de los pequeños pueblos en España han
dejado sus vidas para dar a conocer a Jesucristo.
Estoy
cierto que cada familia que hoy está presente ha tenido algún misionero español
que ha nutrido la fe que les ha movido a venir a esta celebración en el día
nacional de España, a los pies de la querida “Pilarica”, declarada Patrona de
Hispanoamérica por el Papa Juan Pablo II.
La
liturgia de la Palabra de este domingo nos ha invitado a no dejar caer nuestros
brazos a la hora de implorar lo que necesitamos, tal como Moisés lo hizo para
que el pueblo de Dios no fuera doblegado por sus enemigos. Si se sabe que las
crisis en la sociedad devienen de la falta de oración, añadiremos que es el
eclipse de la fe lo que provoca que nuestras rodillas no se doblen para adorar,
que nuestras manos no se junten para implorar, ni nuestro corazón no palpite a
la hora de agradecer.
¡Estamos
en tiempos de gracia! ¡Estamos en los tiempos favorables para la fe! Si,
digámoslo con fuerza: Es en los momentos donde todo se hace difícil para un creyente
donde nuestro Señor mas gracias concede a quienes lo invocan con perseverancia,
humildad y fe. La dureza y cerrazón de un mundo que se alza sin Dios parece
diluirse ante las bendiciones que el Señor concede a quien procura serle fiel.
Aquí
no hay tiempo ni lugar para la desesperanza, más aún al ver que ante las
dificultades podemos recurrir a la medianera universal de toda gracia que un
día no vaciló en mostrarse sobre el pilar prodigioso para animar a
nuestro Patrono Santiago, cuya imagen veneramos en este templo.
El
baile, la música, la comida, nos hablan –en este día- con fuerza de España, que
es decir María, de las cuales “sólo Dios
pudo hacer tanta belleza, y es imposible puedan haber dos”.
¡Que
Viva Cristo Rey!
BAUTIZO PUERTO CLARO OCTUBRE 2022 |
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