TEMA : “LA PACIENCIA NACE DEL AMOR”.
FECHA:
FRUTO DE LA PACIENCIA / MES DE
MARIA /
AÑO 2021
Es el fruto que nos
permite vencer la tristeza y el desánimo cuando nos vemos ante una situación
que se presenta como inevitable y permanrente. Hay dos modos de enfrentar lo
que se hace cuesta arriba: abatirnos o enfrentarnos. En el plano de la defensa
personal existe una técnica que permite usar las fuerzas del agresor como parte
de la propia defensa, de modo parecido podemos sacar provecho –por medio de la
paciencia- en circunstancias muy adversas.
Ante una sociedad
crecientemente renuente a sufrir y la negación a esperar, la virtud de la paciencia parece no tener
posibilidad alguna de ser promocionada. Se expresa en quien conduce un auto, en
quien hace una fila, y en quien llama por celular y no le contestan en cuatro
segundos. Es una realidad, y no necesitamos hacer una encuesta para
verificarlo.
San Pablo nos enseña que debemos
esforzarnos por tratar a los demás “con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros con amor” (Efesios
IV. 2).
SACERDOTE DIOCESANO VALPARAÍSO 2021 |
La paciencia como fruto del Espíritu Santo es la misericordia de Dios hecha tiempo en nuestra vida cotidiana, ante la cual, no hay prisas ni tardanzas, premuras ni demoras, porque puestos en las manos de Dios que dirige nuestros pasos, solo resulta relevante permanecer confiados en Él, por lo que “nada te turbe y nada te espante, sólo Dios basta. Dios no se muda” (Santa Teresa de Ávila) ¡Dios no cambia!
Paciencia y misericordia:
Existe una vinculación muy estrecha entre el perdón y la paciencia, porque
nuestro Dios tanto espera cuanto perdona, tal como lo vemos en la parábola del
Hijo Pródigo con la figura paterna que hipoteca el tiempo en razón del retorno
de su hijo menor, por lo que el fruto del Espíritu Santo de la paciencia
participa en parte del sabor de la
eternidad porque no se funda en una realidad cronológica sino en el ámbito cualitativo
de nuestro Dios.
La paciencia no se mide
por cuanto tiempo somos capaces de esperar sino en cuánto somos capaces de
perdonar y de amar. Dios ha esperado de nosotros, dándonos una nueva
oportunidad cada día para convertimos y cambiar de vida no instalándonos en un
mundo alejado de sus mandamientos sino abriendo un abanico de posibilidades por
medio de muchos caminos que su gracia dispone para bien de quien procura
mejorar, mantenerse, y crecer como
católico.
PARROQUIA PUERTO CLARO DICIEMBRE 2021 |
Paciencia y pruebas:
Como creyentes vemos a nuestro Buen Dios
como un Padre que se ha revelado plenamente en la persona –tan divina como
humana- de Jesucristo, que es la palabra definitiva de lo que Dios dice al
mundo. Es Jesús quien cambia aquellas realidades que para el mundo secularizado
resultan inevitables e insuperables, como posibilidades y purificaciones.
En efecto, así como la
nobleza de un metal se verifica por medio del fuego, de modo semejante vemos
que los dones del Espíritu Santo develan un crecimiento interior en cada creyente
al ser capaz de saber esperar en circunstancias adversas, las cuales a pesar de
su persistencia, de su masividad, de su carácter inesperado, no son capaces de
horadar la fidelidad pues sabiendo en quien un día hemos confiado nos queda la
fuerza interior.
Paciencia y fidelidad:
Desde el día de nuestro bautismo el Señor nos invita a identificarnos en Él por
medio de un estilo de vida que participe –por gracia del cielo- de aquellos
atributos divinos como son su: veracidad, bondad belleza, voluntad, justicia e
inteligencia. Entre ellos, la fidelidad, por la cual, el pueblo de Dios supo esperar a pesar de
tantas vicisitudes como nos lo relata el Antiguo Testamento. Si vivimos con
Dios en el corazón ¿cómo no vamos a actuar cómo Él ante los demás?
La paciencia es capaz de
lograr aquello que el simple entusiasmo queda a mitad de camino en el ámbito de
la mediocridad. Como fruto del Espíritu Santo la paciencia tiene un
carácter más permanente, tal como la
fidelidad se verifica en el tiempo. Por tanto, así como la fe se fortalece
creyendo, la paciencia crece esperando.
La Virgen María supo vivir
del fruto del Espíritu Santo de la paciencia a lo largo de toda su vida, invitándonos
a seguir cada uno de sus pasos. Por lo cual, ejerce su rol de mediadora universal
de toda gracia enseñándonos a tener paciencia ante los males que nos hagan con
la misma medida que Dios la ha usado con nosotros al momento de serles infieles
a su gracia. Ante los demás procuremos
desear tratarles con similar paciencia a la que Dios ha tenido de nosotros: “La paciencia nace del amor” (1
Corintios XIII, 4).
¡Que Viva Cristo Rey!
PARROCO JAIME HERRERA VALPARAISO 2021 |
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