TEMA : “LA VIDA INTERIOR COMO ARMA DE LA PAZ”.
FECHA: FRUTO ESPÍRITU SANTO / LA PAZ / MES DE MARÍA 2021
Hoy nos detendremos a meditar en el tercer fruto del Espíritu
Santo, de los cuales nos refiere al Apóstol San Pablo. Es el fruto de la paz.
Habitualmente la concebimos como la simple ausencia de conflicto. Tanto a nivel
personal como social se asume que no habiendo diferencias con el prójimo y no
teniendo guerras se vive en paz. En el Antiguo Testamento la expresión “Paz” se traduce como “Shalom” que no sólo es carencia de un conflicto
sino que incluye una realización y bienestar tanto físico como espiritual. Era
un deseo hecho saludo que apuntaba el bien integral de la persona…En la
actualidad los jóvenes suelen decir “tranqui”
como diminutivo de “tranquilo”, ello
implica estar en calma, armonía, y serenidad: “Tranquilo, todo va a estar bien”…
Uno de los primeros signos de culto que tenemos fue el que Dios
pidió impartir a los patriarcas en el Antiguo Testamento: “El Señor le ordenó a Moisés, dile a Aarón y a sus hijos que impartan
la bendición a los israelitas con estas palabras: El Señor te bendiga y te guarde,
el Señor te mire con agrado y te extienda su amor, el Señor te muestre su favor
y te conceda la paz” (Números
VI, 22-27).
PADRE JAIME HERRERA |
La paz nace de la comunión con Dios: Quien procura vivir en amistad con Dios en su corazón, lo que
podemos traducir como en comunión con el Señor,
vive un estilo y en un estado de su alma que es el fruto del
Espíritu Santo de la paz, tal como lo dirá el sacerdote en la Santa Misa luego
del rezo del Padre Nuestro y previo a la sagrada comunión: “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se
turbe vuestro corazón, mi temáis” (San
Juan XIV, 27).
El estado de gracia como fuente de la paz: La presencia de Dios desde el bautismo se ve eclipsada a causa de nuestra condición pecadora que es consecuencia directa de la falta cometida por Adán y Eva a la que llamamos “pecado original”. Ahí subyace el origen de todo conflicto, por lo que las guerras, las peleas, las discusiones, las amenazas no son producto exclusivamente de carreras armamentistas o de determinadas inequidades, sino de la pérdida de la vida en gracia, del estado a que lleva alejarnos de Dios y darle la respalda a causa del pecado conscientemente asumido.
Entonces, diremos que el “caldo
de cultivo” de las guerras y de la violencia en general, es la pérdida de la
santidad en cada creyente. El único combate que le ha de quitar el sueño a un
católico ha de ser la lucha frontal contra el pecado personal, que tiene, a su
vez, múltiples consecuencias en la vida
social.
MACKAYSCHOOL SANTA MISA |
La paz como camino de realización: Este punto es muy importante destacar en este tiempo. El
espíritu secularizado en el que vivimos como nunca habla de paz, crea
organizaciones e implementa costosos programas cuyo resultado es muy pobre puesto
que, se verifica que la violencia no sólo
puede ser vista en medio de una guerra sino sobre todo es percibida en la vida
cotidiana, al interior de la familia, del ámbito laboral, en el mundo educativo, y en los barrios.
La vida de un creyente que procura vivir en paz se traduce en un
“estilo”, en un “ambiente”,
y en una “cultura” que prontamente contagia
con el fruto del Espíritu Santo de la paz. Así lo recordó Su Santidad Juan
Pablo II al visitar nuestra Patria en la austral localidad de Punta Arenas: “La paz del corazón es el corazón de la
paz”. En efecto, solamente un alma pacifica puede pacificar; solo un alma
santa puede santificar; solo un alma perdonada puede perdonar, por lo que recordamos
una vez más que: “Si hay paz en tu
corazón, habrá paz en tu hogar; si hay paz en tu hogar habrá paz en tu ciudad;
si hay paz en tu ciudad, habrá paz en tu Nación; si hay paz en tu Nación habrá
paz en el mundo”. En consecuencia, es esa paz fruto de la amistad con Dios
la única que puede llevar al desarrollo personal y social, con estabilidad,
equidad, y crecimiento pues sabido es –como dice Jesucristo -que un “reino divido es derrotado fácilmente”.
En el alma de nuestra Madre del Cielo imperó toda su vida el
fruto de la paz, lo cual, pudo entregar
a cuantos estaban a su alrededor y no ha dejado de hacerlo a lo largo de toda
la vida de nuestra Iglesia.
De manera especial, durante este Mes de María vamos a implorar
que el Señor nos conceda la gracia de vivir en paz, no como aquella que nos
ofrece el mundo la cual, es frágil y
falsa, sino como la que deviene de los siete dones del Espíritu Santo, que nos
hace partícipes de la vida divina, de aquella realidad que por gracia nos permite
como saborear -ya en este tiempo- lo que viviremos en la eternidad, la viva de
amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de cuya vida participamos desde
el día de nuestro bautismo. ¡Que Viva Cristo Rey!...Cantemos en la lengua de
Jesús: “Evenu Shalom alejem, evenu Shalom
alejem, evenu Shalom, shalom, Shalom alejem”. Amen.
PASTORAL COLEGIO MACKAY |
No hay comentarios:
Publicar un comentario