TEMA :
“MIRAR EL MUNDO DESDE LA PERSPECTIVA DE DIOS”
FECHA: HOMILÍA DON DE
CIENCIA / MES DE MARIA / AÑO 2021
Continuamos meditando
sobre la grandeza del corazón de la Virgen María que ha sido engalanado por
Dios con la plenitud de los dones del Espíritu Santo y de las virtudes, tanto
teologales como morales (cardinales). Ya hemos visto cómo los dones de
entendimiento, Santo Temor de Dios y piedad anidaron en el alma de nuestra Madre. Hoy nos detendremos en el don de ciencia, mediante el cual, recibimos una lucidez para ver las cosas de
este mundo, de la naturaleza y el universo, como la relación que hay entre estas
con nuestra vida e historia personal y social.
Por este don podemos vincular
debidamente la fe y la ciencia, la vida y la fe, evitando colocar una
separación entre ellas, sin lo cual caeríamos en una vida doble, falsa y caricaturesca.
PADRE HERRERA SAINT PETER’S SCHOOL VIÑA |
Tener “la mente de Cristo”: Esto implica conocer en profundidad
las realidades temporales. Siempre me ha sorprendido cómo el Pueblo de Israel,
incluidos sus patriarcas, profetas, reyes y jueces, que refiere el Antiguo
Testamento, eran capaces de vincular los
acontecimientos de la naturaleza, los episodios de su vida cotidiana, como
parte de un proyecto de Dios, cosa que en la actualidad, en medio de una
sociedad que reniega de la fe, no acontece sino que se vive experimentando
“sorpresas”, “desconciertos”, “incertidumbres” ante lo que no se logra
descubrir a la luz de la fe, como parte integrante de la voluntad de lo que
Dios permite deseando. Para esto, el don
de ciencia nos permite tener esta “mente de Dios” de la cual habla San
Pablo apóstol (1 Corintios II, 16).
Lo anterior nos
permite ver la belleza de todo lo creado, que se muestra como huella digital de la bondad de Dios que
al finalizar la creación “vio que todo lo
hecho era muy bueno”.
PADRE JAIME HERRERA & DIÁCONO FELIX LOPEZ
Vivir en la “hora de Dios”: Junto a lo hermoso del universo,
por su orden y grandeza, asumimos nuestra realidad de creaturas que estamos de
paso por el mundo. Por unos años nos preparamos para lo definitivo. El don de
ciencia nos permite vivir el tiempo que corresponde, donde las urgencias no
desesperan, las prisas no apremian ni las tardanzas nos abruman. Cada acto y
realidad a su tiempo: “Nosotros no
colocamos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles, pues las
visibles son temporales, las invisibles eternas” (2 Corintios IV,
18).
Tener la “perspectiva de Dios”: El don de ciencia nos facilita dar realidad a las
cosas desde Dios, tal como la luz en un lugar oscuro da forma a todo lo que está
a su alrededor, el don del Espíritu Santo nos entrega la perspectiva y sentido
de Dios, a quien todo ha de estar no solamente encaminado sino –también-
subordinado. Como creyentes vemos que todo tiene importancia si acaso Dios es
el que primero importa, por esto, la
ausencia del don de ciencia en el alma hace que la vida espiritual esté como
sonámbula, sin saber dar a las realidades temporales la importancia y
transitoriedad que ameritan desde Dios.
Quien sabe medir su
vida temporal desde la eternidad de Dios no se detendrá en lo que realmente no
tiene importancia ni olvidará ocuparse de lo que es trascendente. En ocasiones,
en el origen de las desesperanzas humanas
y de diversos cuadros de depresión subyace la falta de devoción al
Espíritu Santo y la nula petición de sus siete dones. Dijo Jesús: “! Pedid y se os dará”!
Por el don de ciencia podemos conocer las cosas
creadas sin el trabajo discursivo de la razón, sino por medio de una especial participación
que Dios permite con Él. Humanamente hablando, podríamos decir que adquirimos como un “sexto sentido” que nos da una “connaturalidad” hacia Dios, la cual,
nos permite ver con facilidad –con “chispeza”- la vida presente en
relación con la Vida Eterna.
CAPELLAN HERRERA THE MACKAY SCHOOL |
Por medio de la
vivencia de este don del Espíritu Santo evitamos el germen del liberacionismo
que falsamente pretende separar a Dios
del mundo y al mundo de Dios, gozando de una autonomía que deriva en apostasía
y en un libertinaje de se esclaviza en la actual idolatría progresista.
¡Quien más que la
Virgen María tuvo esta mirada! Estamos ciertos que su delicadeza en el trato
hacia las personas, su premura en el servicio, su perseverancia junto a Jesús,
y su obediencia, tuvieron como nutriente
el don de ciencia que plenamente fue derramado en su alma el día de la
Anunciación al ser constituida como “Llena
de gracia”.
Recordemos las
palabras de Jesús: “En aquella ora se
sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y
entendidos, y las has revelado a los pequeños, Si Padre, porque ése ha sido tu
beneplácito” (San Lucas X, 31).
¡Que Viva Cristo Rey!
PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ CHILE 2021 |
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