jueves, 12 de septiembre de 2024

 

TEMA   :     “NUESTRO SELLO, NUESTRA IDENTIDAD”.

FECHA: CONSEJO PROFESORES SAINT PETER´S    09/2024

Estos últimos días hemos visto muchos análisis de expertos referidos al desastroso resultado de la selección nacional de futbol en medio del proceso de para lograr un cupo al Campeonato Mundial a desarrollarse en América del Norte el año 2026. A ello se suma la locuacidad de los que ven futbol y opinan profusamente. Unos y otros, suelen clavar unívocamente sus dardos acusadores en el entrenador.

Curiosamente, los jugadores pasan a un segundo plano a pesar de ser ellos quienes juegan en la cancha y profitan fuera de ella. Ninguna culpa real es reconocida, pues con un lenguaje envolvente terminan no asumiendo las responsabilidades.

Recuerdo que en el Colegio con insistencia se invitaba a asumir las responsabilidades de nuestras acciones aunque estas fueran gravosas: lo primero, la verdad. Ahí se terminaba dando la cara ante los padres cuyo actuar era eco de las palabras del inspector de turno, que no dudaba en hacer realidad lo anunciado con frecuencia: el que iba de una llamada de atención verbal, una anotación o un castigo sabatino.

Mas, en la actualidad, constatamos que asumir responsabilidades no goza de prestigio, por el contrario, hay una cultura que promueve la evasión a la hora de enfrentar los actos personales, diluyendo las consecuencias en medio de diversas corazas.

La primera:  Una “moral laxa” emanada de la denominada “teoría de las circunstancias”, que son tantas que al final nunca se termina siendo responsable de nada. Toda culpa sobreviene en que “se dieron las cosas” por lo que nunca uno es culpable de algo.

En segundo lugar, la “elasticidad etaria” de la infancia y adolescencia, llegando al extremo de hablar de “niños” cuando ya han egresado del aparataje escolar. Los medios de comunicación y comentarios de redes sociales suelen referirse a una niñez mayorcita como segundo escudo exculpatorio. Hace unos días vi en un canal nacional a una conocida periodista evitar nombrar como delincuente a quienes ya poseían mayoría de edad. Era unos niños veinteañeros que habían ultimado a una persona para robarle.

En tercer lugar, subyace profundamente una mentalidad del “buen salvaje”. Término que algunos adjudican al primer filósofo griego Hesíodo (700 años antes de Cristo), y que suele hacer referencia a una supuesta bondad natural que sería mancillada con la influencia de otros individuos y culturas. Es como una especie de talibanismo ecológico aplicado a la vida moral de la persona, donde se impone una mentalidad que se es “naturalmente bueno” y es la sociedad la que corrompe o ensucia una prístina conciencia, mentalidad con la cual se pretende “derogar” las consecuencias del pecado original presentes en nuestra naturaleza.

Se argumenta que los niños son generosos, bondadosos y veraces, aplicando unas pautas formativas que prescinden de toda precaución, salvedad, aviso, y ¡qué decir! de una sanción o un castigo.

El hecho que los padres de familia envíen a sus hijos a nuestro Colegio y no otro dice relación porque libre e informadamente han tomado esa determinación. Lo han hecho por las características que nuestro plan formativo encierra, que es distinto al de otros establecimientos.

El que nuestro establecimiento haya celebrado el pasado mes de Junio ciento seis años de vida ininterrumpida, el que crecientemente sea poseedor en el tiempo de muy buenos resultados académicos, el que los alumnos se vean distintos en ceremonias y actividades interescolares,  y que tenga nuestro Colegio un signo religioso en su vida, escudo e historia, muestra un sello distintivo que debemos procurar no sólo mantener sino acrecentar.

El conformarse con lo hecho puede hacernos olvidar que el agua para mantenerse fresca debe correr como un canal evitando quedarse estancada. De modo semejante, no basta con no hacer las cosas malamente, lo que de suyo está bien, sino que la perfección personal e institucional apunta a positivamente hacer el bien cada vez mejor.

En la Festividad del Dulce Nombre de María recordamos especialmente el testimonio que dio Miss Mary Cook de Wilkins como directora durante cinco décadas. Una vida entera dedicada a la formación de nuevas generaciones, recordando que entre sus alumnos estaban insertos sus propios hijos, lo que daba un tono muy especial a la educación impartida caracterizada por un “señorío maternal”.






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