domingo, 14 de julio de 2024

 TEMA  :  “O DE CRISTO O DEL MUNDO”.

FECHA: HOMILÍA DOMINGO XV° / TIEMPO COMÚN / 2024

1.     “Ve y profetiza a mi pueblo Israel” (Amós V, 15).

Durante varias semanas hemos conocido las andanzas de Jesús por las cercanías del Lago de Genesaret, y en lo acontecido en la ciudad donde creció -Nazaret- en la cual, sus milagros y enseñanzas causan sorpresa y cierta incertidumbre. Desde que inició su ministerio publico nada de lo que el Señor hacia o decía pasaba inadvertido, por el contrario, como una avalancha su fama parecía ir aumentando de modo exponencial.

Ahora, el Evangelio que hemos proclamado nos coloca en la disyuntiva que tienen los Apóstoles de seguir o rechazar a Cristo. Respecto de lo que ellos están viviendo, de ser testigos de los prodigios, del asombro, y del rechazo que tiene Jesús, se requiere de una respuesta. ¿Seguirán con Él? ¿En qué lo seguirán? ¿Qué implica ese seguimiento?

Lo anterior nos recuerda el texto de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, en el capítulo sobre las “dos banderas”. Allí nos muestra el mundo como un campo de batalla donde se enfrentan dos ejércitos. Ante ello no podemos quedar indiferentes pues nuestra vida se desarrolla en medio de ese conflicto. Es una guerra donde no hay espectadores, porque todos estamos involucrados en ella. Es un imperativo saber colocarnos bajo el estandarte que nos garantiza la victoria definitiva.

En efecto, el combate entre el bien y el mal nunca será una batalla entre iguales, que es lo que el demonio quiere hacernos creer. Se trata de una criatura y siempre lo será, y si existe es porque nuestro Dios lo permite, lo que aumenta el odio de saber que su sola existencia se la debe a quien tanto aborrece pues permanecerá siempre -sin pausa alguna- incapaz de amar o de sentir gratitud alguna. Ese odio crece aun mas -y ello es posible- al asumir que es el único culpable de su propia condena.

 

 

 

Hace unas dos décadas visite a un religioso amigo que estaba en el Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad en Santiago. Hoy se encuentra en el monasterio Mater Veritatis a orillas del Lago General Carrera en la lejana y helada región de Aysen. Al despedirme me regaló un pequeño libro recientemente editado por un sacerdote español que dirigió varios retiros durante nuestra formación en el Seminario de Lo Vásquez. El libro, cuyo autor es el Padre José María Iraburu  se titula: “De Cristo o del mundo”, al pasármelo me dijo: “Es pura metralla para defendernos de Satanás”.

Quienes son llamados por Jesús al camino de perfección deben tomar conciencia que existe un antes y un después del primer encuentro con el Señor, que la opción de colocarse al lado de Jesús, o bajo su estandarte, implica un acto irrevocable, lo cual, hará que los enemigos del alma se esfuercen más por alejarnos de nuestra profesión de colocar a Cristo en el centro de nuestra vida. Ni puesto al lado, ni alejado, en el centro de nuestros altares tal como litúrgicamente corresponde.

Las exigencias hechas por el Señor a los Apóstoles tienen por objeto evitar que nuestra piedad se erija un simple adorno, de no confundir el acto de fe con un sentimiento o deseo, ni de usar a Dios para nuestros caprichos: Somos nosotros los que debemos ser moldeados por el Señor, no al revés, como tantas veces ocurre de hacernos un falso dios moldeado por los gustos e instintos. Por les recordará el Señor en la Última Cena: “Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo” (San Juan XVII,16).

La vivencia de la fe de los creyentes desde que Jesús vino “según la carne” al mundo se ha desarrollado en circunstancias muy diversas. Mas,  hay un centro que se ha mantenido a lo largo de dos milenios, toda vez que es la fe recibida de Jesús por los Apóstoles y que ha sido proclamada, de palabra y acción,  cuya verosimilitud ha sido refrendada por la persecución y martirio.

De la mano de la Sagrada Escritura, la Tradición que implica las luces del Espíritu santo que ha iluminado nuestra Iglesia, y la enseñanza del Magisterio perenne, lo que incluye la totalidad de las enseñanzas pontificias y los concilios, cada uno de los cuales ha de ser interpretado como nota inclusiva y no disonante de aquello que siempre ha sido creído por el fino sentido de fe del verdadero pueblo santo de Dios.

2.        “Predicaron que se convirtieran, expulsaban a muchos demonios”  (San Marcos VI, 7-13).

Jesús hace un llamado universal a la santidad, que en modo alguno es invención reciente, pues siempre la Iglesia ha invitado a todos los fieles a procurar vivir de manera santa en medio del mundo…sin ser esclavos de ese mundo.

Esto último implica una tensión permanente que tendrá aquel que se esfuerza por vivir al modo y estilo de lo que Jesús invita: “Sed perfectos como mi Padre de los cielos es perfecto”. Esta condición a la que Dios llama a vivir necesariamente entra en contradicción con lo que uno debe dejar.

El problema del secularismo propuesto por los católicos modernistas es que creen haber inventado la unión del agua y del aceite, o proclamar que se puede estar vivo y muerto a la vez. Nadie está medio muerto ni medio vivo, de modo similar o se es de Cristo o se es participe de quien se opone a Él. Por eso, Jesús cuando le preguntan como se puede alcanzar la perfección responde: “Si quieres ser perfecta, deja todo, y sígueme” (San Mateo XIX, 21).

Será, por lo tanto, un signo distintivo de la predicación de la Iglesia a lo largo de dos mil años el llamado a la conversión, al cambio de vida que es preciso para quien opta para ser verdadero discípulo del Señor. Un apostolado que no incluya la conversión como prioridad es una fantasía, lo cual, por desgracia está muy extendido en nuestras pastorales y liturgias. Si no hay que convertirse, y si acaso se enseña que da lo mismo lo que hagamos o no, para qué Cristo murió en la cruz. ¡Por tanto, sin conversión no hay misión!

Imploremos a nuestra Madre del Cielo, que honramos en este Mes bajo la advocación de Patrona y Reina que nos obtenga la gracia de la perseverancia en medio de la creciente apostasía que constatamos en la actualidad, que nos anime a dar testimonio aun en medio de los ambientes más adversos y apóstoles incansables a la hora de decir presente.

¡Que Viva Cristo Rey!














sábado, 13 de julio de 2024

 TEMA  :   ¡QUIÉN MAS QUE TÚ MERECE EL CIELO!

FECHA: HOMILÍA EXEQUIAL JAMES JOSEPH WILKINS COOK 2024

Queridos hermanos: Claudia, Jimmy, Moira, Paul y Eileen. Hace veinte días estuvimos celebrando aquí la Santa Misa con ocasión del aniversario centuagésimo sexto de fundación de nuestro Colegio Saint Peter´s. En esta tarde acudimos masivamente para rezar por el eterno descanso de nuestro Principal, Mister James Joseph Wilkins Cook, llamado por Dios a la edad de los 78 años.

Una de las pasiones de James fue pilotear aviones. Recuerdo cómo describía su viaje desde los Estados Unidos hacia Chile en un avión. Cada despegue y aterrizaje eran parte de la aventura. Durante los últimos meses, comenzó a tener una mirada más pensativa, unos silencios más extensos, una temática más profunda. Aquel niño tempranamente bautizado bajo la protección del Apóstol Santiago, que recibió en su colegio por primera vez la Primera Comunión y la Confirmación, despegó con los sacramentos de iniciación hacia la aventura fascinante de la fe, la cual le acompañaría durante todo el vuelo de su vida.

Como toda navegación aérea ha de haber enfrentado diversas turbulencias, las cuales, asumió con aquellas herramientas entregadas por sus padres, de quienes profesaba gran admiración. De modo singular, la compañía de su madre -Miss Mary Cook Hudson de Wilkins, impregnó en él no sólo el color de su mirada profunda, sino de aquella capacidad de ubicar las prioridades para asumir el camino que Dios le permitía ir recorriendo.

El vuelo de su vida no estuvo exento de turbulencias, para ello supo confiar del consejo y compañía prudente de los mayores en los primeros kilómetros de su adolescencia y juventud que le permitió tener una perspectiva amplia para tratar con diversas personas y generaciones a lo largo del resto de su vida.

El Evangelio que hemos proclamado nos coloca al inicio de la predicación de Jesús, lo cual,  hace desde  lo alto de una montaña. Es que Dios gusta de manifestarse en las altas cumbres donde el ruido de lo citadino no parece interrumpir aquella voz que viene de lo alto. Así acontece en Sermón de la Montaña, Jesús habla y todos escuchan con atención ¿Qué es lo primero que anuncia?

La convocatoria a ser Bienaventurados, lo cual, es una invitación a la santidad y perfección cumplida en los oficios cotidianos, conduce a procurar hacer de modo extraordinario lo simple de cada día, saboreando ese “algo divino” que se devela en las cosas más simples y sencillas.

Sin duda, la grandeza de nuestra fe nos permite buscar la perfección en aquello  que está mas cercano e inmediato de nuestra mirada. En este día Jesús dirige su invitación para que tengamos un modo de vida nuevo, con una lógica que nos lleve a mirar cada una las nueve Bienaventuranzas como la oportunidad de permear nuestra vida familiar, nuestra vida escolar, nuestra vida cívica, nuestras amistades desde lo que Dios quiere para cada uno de nosotros. ¡Estamos aquí para cumplir la voluntad de Dios!

Hace un instante recordé que la vida de nuestro hermano y amigo James Joseph fue como el vuelo que hizo hace décadas atrás desde el país del norte a nuestra Patria. Resulta imposible no considerar que su infancia y juventud vio todos los días el lema de su Colegio -a nadie mejor que a él se le aplica esta frase- “su colegio” que tiene el lema inscrito en su insignia “Labor Omnia Vincit”, que en los textos de Virgilio hace mención al fruto de la perseverancia del trabajo bien hecho. No imaginaría que décadas después asumiría por veintiún años la conducción de nuestro Colegio colocándolo en un lugar destacado en los diversos resultados académicos, con gran cantidad de exalumnos que optan por su enseñanza, y desde el cual, vemos egresar rostros felices.

Previo a asumir la dirección del Colegio dedicó largos años al mundo del derecho. El nombre de San José que llevó durante su vida evoca el espíritu laborioso, signado por la perseverancia y búsqueda del bien, donde no dudó en involucrarse en cualquier afán que sus cercanos requiriesen. A la hora de ayudar, de servir, y pudiendo, decía ¡presente!

Esa capacidad de comprometerse habla de su sobresaliente personalidad que destacada en cualquier ámbito y ante cualquier persona. En la oficina de nuestro Colegio donde suelo colocar música irlandesa y escocesa que tanto le gustaba, hay una foto tomada el día que estuvo con el actual monarca inglés Carlos III.

El soberano de cuatro nombres y monarca del Reino Unido y de otros catorce reinos causa admiración generalmente en quienes se acercan a él, pero en esta foto, quien se acerca y, con evidente semblante de admiración, es el monarca ante el rostro de Mr. James Josehp lo cual, devela que nuestro hermano poseía una grandeza que resultaba imposible no considerar.

Bien lo sabe cada uno de los colaboradores en nuestro Colegio, que hoy le devolvemos la mano elevando una oración muy especial por su eterno descanso, sabiendo que al fin de nuestras vidas nos vemos enfrentados al más grande los juicios donde el testimonio agradecido de quienes fueron formados por él, de cuantos ocuparon un lugar especial en su gran corazón, resultarán del todo decisivos.

Al fin de nuestros días seremos juzgados por el amor:  En las Bienaventuranzas como el denominado “juicio de las naciones” que San Mateo nos entrega en el Evangelio, leemos una hermosa expresión que el Señor dice a quienes procuraron cumplir en vida la voluntad de Dios: ¡Ven Bendito de mi Padre al lugar preparado para ti desde toda la eternidad!

Quienes estamos hoy aquí, en este templo que es nuestra casa, al unisonó estamos tentados de decir: ¡Quien más que tú merece el Cielo! Por ello, ahora celebramos esta Santa Misa en la cual, invocamos a Jesús que se hace presente en nuestro altar sea infinitamente misericordioso con el alma de quien tuvo la delicadeza de mostrar su fe en medio de sus obras.

Tal como se lo dije a Claudia, a sus cuatro hijos y nietos presentes al momento de administrar la extremaunción a James Joseph, el escapulario que tenía puesto fue entregado por su nieta. En un ambiente de oración, de cercanía y familiaridad la voluntad de Dios permitió que aquel antiguo y noble roble permaneciese de pie esperando poder aterrizar en el aeropuerto de la Bienaventuranza eterna el día de Nuestra Señora del Carmen, de la cual, fue un insigne devoto él y su madre, con la cual se haya ya reencontrado.

¡Virgen del Carmen Reina de Chile, Salva a tu pueblo que clama a ti!

!James Joseph Wilkins Cook, Rest in peace!

 

viernes, 12 de julio de 2024

 TEMA  : “NUESTRA REINO DEL CIELO CUIDA DE CHILE”

FECHA: DÍA SEXTO NOVENAVIRGEN DEL CARMEN / 2024

Al momento mismo que la Virgen es constituida Madre de Cristo, es adornada con la totalidad de los dones de Dios en vistas a que era, de una vez para siempre, alzada como la Madre de Dios. Así ha sido reconocida “de generación en generación”, lo que se puede traducir como permanentemente, desde el día de la anunciación hasta el final de los tiempos.

Su realeza se extiende a todo lo creado: a la naturaleza, a los hombres, y a los ángeles.  Lo anterior lo descubrimos por la íntima y exclusiva unión que tiene la madre con el hijo, de tal modo que todo lo que tiene uno lo coloca a disposición del otro, tal como vemos en el ejemplo la Jesús que hizo todo por nosotros, incluso dar su propia vida, aplicando la redención primero a su Madre santísima, y luego (si puede hablarse de este modo), al resto de la humanidad.

Como el señorío o realeza de Cristo alcanza todo, incluido todo  lo que de manos del Creador ha salido, de tal manera que bien puede el Señor como lo demuestra en cada uno de los treinta y tres milagros signados en los cuatro evangelios, modificar temporalmente las leyes de la naturaleza o haciendo abstracción de ellas, al colocar su vida en manos de la Virgen Madre deposita por participación de su poder, señorío y realeza por sobre el universo y la naturaleza.

Su reinado como su providencia misma apunta a lo “macro”, es decir, a lo mayor del cosmos y del mundo, con sus fuerzas a veces sorprendentes y estremecedoras como son las tempestades, los movimientos geológicos, el sonido del viento, pasando por la persistencia de las fuerzas que mueven el mundo a velocidades insospechadas que permiten el cambio de estaciones que hacen posible la vida de los hombres y el alimento que les necesario.

Los Salmos de manera muy frecuente apuntar a hacernos ver cuan grande es Dios que ha creado y cuida del universo, reinando de una vez para siempre sobre todo lo que nos circunda, por lo que no hay mano mas segura para cuidarnos que la de Aquel de cuyas manos hemos sido creados un día, y por cuyas manos traspasadas y selladas a unos clavos en una cruz hemos sido re-creados por la salvación.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento declara lo que sus manos han hecho. Un día cuenta otro este mensaje y cada noche a la siguiente. Su voz atraviesa el mundo entero, sus palabras llegan al último rincón de la tierra” (Salmo XIX, 1-4).

Como el poder de nuestro Dios no tiene límite, por eso lo adoramos como Todopoderoso, no sólo da curso al universo entero, sino a cada una de las ínfimas partes que lo componen, por lo que nada escapa a su mirada y providencia.

Como creyentes sabemos que el hecho de estar en las manos del poder de Dios será siempre lo mejor y más seguro para nosotros, porque vela por todos y en todo, incluido aquello que nos puede parecer insignificante. Entendámoslo bien de una vez por todas: ¡Nada escapa a su providencia! ¡Nada huye de su realeza!

En consecuencia, lo que tolo que o que llamamos “micro” o pequeño permanece sujeto al imperio y las leyes de nuestro Dios, por lo que Jesús desde el Cielo reina, y hace partícipe a su Madre de su poderío, erigiéndola como Medianera Universal de toda Gracia, según lo cual, Ella puede obtener, las gracias necesarias para que podamos cumplir lo que Dios quiere de cada uno de nosotros. El proyecto de Dios Padre pasa por manos de Cristo, de la Virgen y de su Iglesia.

Según esto, la realeza de la Virgen María, a diferencia de la que detentan los monarcas mayoritariamente en nuestro tiempo, deviene de Dios por medio Cristo, del cual -muestra Madre del Cielo- obtiene que muchas almas vuelvan a Casa -a la Iglesia- como pródigos testigos de la Misericordia poderosa del Buen Dios.

Como Reina, lo es de manera especial de nuestra Patria que desde su inicio ha visto en su Protección una señal del Cielo, por lo que en las horas de mayores dificultades nuestra Nación ha hecho plegarias a Dios para pedir que por intercesión de la Madre del Cielo.

¡Virgen del Carmen, Reina de Chile, ¡Salva a tu pueblo que clama a ti!





















 

lunes, 8 de julio de 2024

 TEMA   : “LA VIRGEN TESTIGO FIEL EN LA BUENA NUEVA”

FECHA: TEMA II°   NOVENA  VIRGEN  DEL CARMEN  /  2024

En este segundo día de preparación a la Novena de la Virgen del Carmen, nos detenemos en la presencia de la Virgen en el Evangelio. Los cuatro evangelistas hablan de la Virgen María en once oportunidades, incluidos los Hechos de los Apóstoles y el libro del Apocalipsis.

Cuando María habla Jesús responde. Esto es una constante en las intervenciones de la Madre con su Hijo.

En seis ocasiones San Lucas habla sobre la Virgen, por eso ha sido signado como “confidente” de la Virgen.

Genealogía de Jesús: El Evangelista San Mateo nos presenta una cadena interrumpida entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Si miramos un árbol desde las raíces, pasando por el tronco y todo su ramaje. Descubrimos que todo tiene relación, así acontece con los denominados “árboles genealógicos”, tal como San Mateo describe los orígenes de Jesús en medio del pueblo de Israel.

“Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado el Cristo” (I,23).

Esto tiene importancia por dos razones: En primer lugar, porque la virginidad une a la María Santísima con la figura única de Jesús. Ella está consagrada a la misión dada por Dios en vistas a que iba a ser Madre de Jesucristo. En segundo lugar, por ser esposa de San José, “hijo descendiente de David”, el carácter humano de Jesús deviene de la unión matrimonial de José y de la Virgen.

Toda la genealogía habla de antecesor y predecesor como “engendrados”, al momento de referirse a Jesús dice que “nació de la Virgen María”, lo que evidencia el carácter virginal de la concepción, y el misterio de la eternidad del Verbo. Ello nos hace tener una vida espiritual donde la profesión de fe en Dios Uno y Trino esta centrada en Dios que podemos descubrir como un “algo” divino en las cosas mas aparentemente simples, cotidianas, pero que encierran una grandeza de Cielo, de amor de Dios y de eternidad como de modo germinal, ya iniciado y presente……¿Quién tiene a su Dios tan cerca como nosotros?

La Anunciación: (San Lucas I, 26-38): El segundo texto del Nuevo Testamento, nos habla de la presencia en la Casa de Nazaret del Arcángel San Gabriel quien le anuncia a nuestra Madre que ha sido constituida como “llena de gracia”, y que será alzada por un privilegio único como la “Madre del Mesías, el Señor”. Sin duda, destaca la disponibilidad inmediata de la Virgen que responde: “Hágase en mi según tu palabra”.

Esa respuesta fue dada por la Virgen -en palabras del Papa Juan Pablo II- “con todo su yo humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con la gracia de Dios que previene y socorre y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones” (Encíclica Redemtoris Mater, número 13).

La Visitación: (San Lucas I, 39-56). Para acreditar su mensaje el Arcángel le hace participe a María de la novedad que su parienta Isabel está embarazada, por lo que su amor espíritu de servicio le hace ir con rapidez hacia la localidad de Ain Karim donde esta el hogar de Zacarias e Isabel que esperan la llegada de San Juan Bautista. En familia, al interior de un hogar, surge la primera alabanza y reconocimiento hacia la Virgen, y surge del corazón de Isabel que clama lo que repetimos en cada oración del Ave María: “Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”.

El apostolado de todos los fieles bautizados -consagrados y laicos-tiene su origen en este episodio, puesto que: “con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos(2 octubre de 1996).

Nacimiento de Jesús (San Lucas II, 6-20).

A los Apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan los llamamos “Evangelistas” porque dan a conocer la Buena Noticia que es Jesucristo. No son por tanto, como algunos biblistas y predicadores modernistas los denominan como “simples narradores” de un relato del pasado. Seamos claros: ¡Los Evangelistas anuncian a Cristo que es Dios y hombre! No son simples narradores sino testigos que dieron su vida por la verdad.

Uno de ellos -San Lucas- relata el nacimiento de jesus destacando lo desprovisto de toda seguridad, poder, y reconocimiento, donde incluso no “hubo lugar para ellos”, y donde diría posteriormente Jesús, recordando aquel episodio betlemita “El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su rostro”.  ¡Toda una enseñanza para quienes andan por la vida invocando una falsa humildad a punta de exclusiones, excomuniones, y exabruptos que no pueden ocultar en su rostro agrio -especialmente- cuando deben dar la cara ante Dios presente en nuestros altares y sagrarios.

¡Qué diferente era el rostro de Santa María y san José en aquella Noche Santa!, donde el Mesías esperado se presentó “envuelto en pañales” con la debilidad que encierra todo “recién nacido”. Nada sorprendente, nada actual, nada aggiornado, aconteció aquella Noche despuntada en un  amanecer: El universo y todas las creaturas del Cielo y de la tierra fueron llamadas a doblar sus rodillas, juntar sus manos y repetir con los Ángeles: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el  Señor”. Una de ellas, era María.

La purificación de Nuestra Señora (San Lucas II, 22-38).

El triunfo de Jesús, hijo de María es anunciado por el anciano Simeón en el templo de Jerusalén, donde debían acudir para la purificación de quien había dado a luz, y para la ceremonia establecida para los niños a ocho días de nacido. En ese contacto, a la Virgen se le anuncia “a ti mujer una espada de dolor atravesará tu alma”, lo que evidentemente encerraba el primer anuncio del modo como Nuestro Señor obtendría nuestra salvación y el perdón de los pecados. El gozo propio de quien ha pasado por dar a luz, en este momento adquiere un nuevo sentido pues se vislumbra lo que dicen las escrituras respecto del Mesías y que será ratificado por el mismo Señor cuando iba camino a Jerusalén: “Cuando sea elevado atraeré a todos hacia mí” …” Mirarán al que traspasaron”.

Un aspecto fundamental que destacan los cuatro evangelios sobre la Virgen María es su papel de corredentora, es decir, de cómo es asociada a lo que su Hijo y Dios padecerá para redimirnos, a la vez, que unida a sus sufrimientos lo será, no de modo temporal sino que estará eternamente vinculada a los gozos de estar con Jesús y sus mejores amigos para siempre en el Cielo. ¡Virgen del Carmen Reina de Chile, Salva a tu pueblo que clama a tí! ¡Que Viva Cristo Rey!


















domingo, 7 de julio de 2024

 TEMA  : “RECONOCER A LA VIRGEN CON EL CULTO SAGRADO”

FECHA: DÍA PRIMERO NOVENA VIRGEN DEL CARMEN  /  2024

Considerar la vida humana nos lleva a tomar su existencia, grandeza y misión desde su origen por medio de un crecimiento interrumpido. Como toda analogía o comparación es limitada, aquí aplicamos el desarrollo de una persona con el crecimiento del amor hacia la Virgen que tenemos, cuya presencia despunta ya de manera “incoada” en el Antiguo Testamento.

Como la semilla crece y se desarrolla, nuestra devoción a la Virgen en la Iglesia sólo puede tender a crecer, a expandirse con el fin de descubrir de qué manera la Virgen ha sido puesta como “medianera universal de toda gracia”, por lo que en la medida que nuestro amor a Cristo crezca, así lo hará el que tributemos a la Virgen Madre.

Encontramos en la Santa Biblia, en el Antiguo Testamento tres textos que hacen mención tácitamente a la Madre de Jesucristo, recordando que estos sólo pueden ser interpretados desde la persona de Cristo, el Mesías anunciado. Por tanto, los tres textos que descubrimos no sólo apuntan al advenimiento mesiánico sino a la figura de la Virgen María.

Génesis III,9-15: “El Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Ella te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”. Este es el primer texto que anuncia la figura de la Virgen María, lo cual vemos tan fielmente representada en la imagen patronal de nuestra Parroquia que veneramos.

 A los pies de la Virgen se representa a la serpiente con una manzana en su boca, imagen del demonio y el pecado que son vencidos definitivamente por Jesús, nacido de una mujer, que es virgen y madre.

Esta imagen nos coloca claramente ante la grandeza del papel que la Virgen tendrá en el misterio de la salvación, el cual, no puede comprenderse en toda su realidad prescindiendo de la figura maternal e intercesora de María Santísima.

Su pureza, su fidelidad, y entereza desde el primer anuncio de la salvación ya aparece perfilada, para ser luego, nítidamente revelada -dada a conocer- por San Juan en el Apocalipsis, donde “el dragón se detiene delante de la mujer que iba a dar a luz (XII,4).

Isaías VII, 14: “El Señor mismo les dará esta señal: Una Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrá por nombre Enmanuel”. Aquí Dios señala claramente que la salvación del pueblo no vendrá por los poderes de los hombres, por las capacidades de los hombres sino por exclusiva y excepcional intervención de Dios.

Siempre recordamos aquella oración: “Purísima debía ser la que llevara en sus entrañas al autor de la salvación del mundo”.  Si vemos a Dios como el alfarero que moldeo el mundo, e hizo al hombre a su imagen y semejanza, con cuánta mayor atención y pulcritud formaría el corazón de nuestra Madre Santísima. Por ello, el Salvador vendrá al mundo por medio de su Madre que es ajena a todo pecado personal, lejana a todo el mal producto del pecado original.

En este texto vemos la intervención de la Virgen en la salvación del mundo, lo que la coloca en un lugar muy especial, como ha de ser el culto “especial”, denominado de “hiperdulía” que significa reconocer y honrar lo que de Dios hay de modo especial -sólo- en la Virgen María, pues sólo Ella seria reconocida como la Madre de Dios pues fue elegida y constituida como la portadora del autor de la salvación del mundo.

De ninguna otra persona refiere la Santa Biblia que María fue Madre, solo de Jesús se refiere, por lo que podemos pensar con qué finura Nuestro Señor preparó el corazón de la Virgen, adornándolo con los mayores dones y revistiéndole de todas las virtudes que a lo largo de sus años la Virgen en todo momento vivió de manera sublime, puesto que su alma fue preservada del pecado original, por lo que fue llamada “llena de gracia”.

El Sínodo Vaticano II, en du Constitución Lumen Gentium señaló a este respecto: “Este culto aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo Encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente” (número 66).

Miqueas V, 1-5: “Y, tú, Belén de Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti nacerá el que debe gobernar Israel”. Finalmente, el tercer texto que hoy consideramos del Antiguo Testamento, en esta novena a la Virgen del Carmen, nos recuerda lo escrito por el profeta Miqueas. La Virgen da a luz a quien será luz de las naciones, por tanto, el acto de reconocer al Señor ira de la mano con el de reconocer a su Madre, lo cual, llena de alegría a Jesús que en todo momento mira con agrado que su Madre, que lo cobijo en su vientre virginal, sea reconocida por la grandeza de su fe y de su corazón.

El Profeta Miqueas nos recuerda que Jesús nacerá de una mujer, la cual ha sido elegida por el amor gratuito y libre de Dios. Desde la antigua y pequeña localidad de Belén nacerá Jesús, el Hijo Unigénito del Padre Dios. Con esto, María Santísima es parte fundamental del camino de la Redención del hombre.

No se puede separar a Jesús, el Mesías esperado, de quien es su Madre, por tanto, no se puede ser verdadero -en cuanto a plenitud- discípulo del Señor, sin acoger y profesar un cariño especial por maría como Madre nuestra.

Los tres textos que hemos tomado del Antiguo Testamento son figuras y esbozos de la María Santísima, formando parte del trazo que Dios Padre ha dado para ofrecer la salvación del mundo, en la cual, la Virgen es figura anunciada en el Antiguo Testamento, y Medianera de las gracias del Nuevo Testamento hasta nuestros días.

Un Padre de la Iglesia escribió al respecto: “Aprende del profeta mismo ¿cómo ha podido suceder esto.? ¿Será quizá la ley de la naturaleza? De ninguna manera, responde el profeta. He aquí que una Virgen, replica el profeta. ¡Oh evento admirable: ¡Una Virgen llega a ser Madre permaneciendo Virgen! Convenía, en efecto, que El que hacía su ingreso en la vida humana para la salvación de los hombres tomase origen de una integridad absoluta y entregada a Él sin reserva alguna” (San Gregorio de Nisa, In Diem natalem Christi, 1136).

¡Que Viva Cristo Rey! ¡Virgen del Carmen Reina de Chile, salva a tu pueblo que clama a Ti”.


















martes, 2 de julio de 2024

CELEBRACIÓN DE CUMPLEAÑOS DE NUESTRO PÁRROCO Y CAPELLÁN EN CAPILLA Y SALON CARLOS I DE ESTADIO ESPAÑOL DE RECREO AÑO 2024





















































 

TEMA  :  “!LOS HIJOS DE DIOS UNIDOS POR LA SANTA MISA!”.

FECHA: HOMILÍA EXEQUIAL  SRA.  AMELIA ARAYA RUIZ DE PEÑA  2024

Queridos hermanos, Hemos venido a este templo que esta consagrado al patrocinio del Sagrado Corazón de Jesús con el fin de celebrar nuestra Santa Mida de Exequias por el descanso eterno del alma de doña Amalia Araya Ruiz de Peña, nacida el día viernes tres de junio de 1960 Acompañamos espiritualmente a su esposo don David Peña, a sus hijos: José Peña Araya y David Peña Araya, a la vez que tenemos presente a su hijo que ha de esperarla en las puertas del cielo (+) Oscar Peña Araya, por quien celebramos hace unos años la Eucaristía.

Junto a la familia Peña-Araya hemos celebrado muchas veces momentos significativos, no ha faltado la alegría y el gozo como la tristeza y dolor.

Recordamos que en cada Santa Misa se hace presente Jesús de manera real y substancial, donde se revive el sacrificio hecho en la cruz, en efecto, es en la Última Cena donde el Señor toma un poco de pan y vino y los transforma totalmente en su cuerpo y sangre, permaneciendo de manera misteriosa pero verdadera, por lo que cada vez que comulgamos recibimos el precio de la redención que es la persona de Jesús que entrega su vida por el perdón de los pecados de una vez para siempre.

Según esto, no hay nada mas urgente y necesario para el bien del alma de nuestros fieles difuntos que aplicar la Misa en beneficio de ellos. Es cierto que ´podemos hacer actos que impliquen esfuerzo por los demás, que ameriten desprenderse de algo que es importante o, privarse de algo por un tiempo, mas nada será comparable a lo que Jesucristo -el Verbo encarnado- ha hecho por todos y cada uno: “tomad y comed esto es mi cuerpo” y luego dijo: “Tomad y bebed esta es mi sangre derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados” (San Mateo XXVI, 26-46).

Mas allá de los lazos familiares que nos unan, más allá de los vínculos de amistad que tengamos, más allá de los vínculos vecinales que poseamos, lo que nos trae a este templo es la fe, de la cual, nuestra hermana procuró mantener a lo largo de toda su vida e impregnar de ella a cada uno de sus descendientes.

 

Por ello, con alegría y orgullo alentaba a sus hijos a participar en la recordada Capilla San Esteban en las diversas instancias que hubo en ella, con la sabiduría propia de una madre sabía aconsejar, corregir e incentivar a cada uno de sus hijos aplicando, muchas veces lo que la Madre de Jesús dijo a quienes estaban en la Boda en Cana de Galilea: “! Hagan todo lo que Jesús les diga!”.

En tiempos donde tanto se ensalza el empoderamiento femenino, recordamos que el Papa Juan Pablo II destacaba en su primera visita a Irlanda que “la vocación de la mujer tiene un nombre y es maternidad”, según esto, se realza el don único dado a la mujer de ser colaboradora de Dios en el misterio de la creación y privilegiada custodia en su vientre alzado como “sagrario de la vida” durante los primeros nueve meses. La gestación, espera y llegada de cada uno de sus tres hijos fue asumida como una bendición de Dios, que como todo don conlleva una tarea permanente de la cual en todo momento se esmeró por cumplir de la mejor manera.

Asumió la maternidad como un don por ello, dedicó sus mejores esfuerzos para formar a sus hijos consciente que los mejores y primeros educadores de los niños y jóvenes fueron, son y serán los propios padres. Según esto, todas las demás instituciones -incluido el Estado- cumplirán su misión si reconocen a la familia, a los padres como quienes han recibido el don y la misión de gestar, cobijar y enseñar a los hijos.

El Santo Evangelio que hemos proclamado corresponde al que se lee en cada templo católico a lo largo de todo el mundo, con lo cual, cada comunidad, desde sus particularidades, medita las palabras de Jesús referidas al valor intransable de la unidad de la familia.

Es un momento oportuno, lo que constituye la partida de nuestra hermana Amalia, dedicar un momento para recordar la importancia que David y Amalia confirieron a la vida al interior del hogar, privilegiando la vida familiar sobre otras consideraciones como suele hacerse en nuestro tiempo signado por el secularismo. Cuando afirmamos “!la familia primero!” no lo hacemos por un carácter excluyente, sino por el contrario, para poder amar verdaderamente a quienes están a nuestro alrededor de manera ordenada, tal como enseña un antiguo refrán popular: “La caridad empieza por casa”. De hecho fue San Bernardo de Claraval quien en el Siglo XII escribió: “La caridad para ser verdadera ha de ser ordenada”, por tanto, el tiempo que disponemos hemos de ofrecerlo prioritariamente a los miembros de nuestra familia.

Es motivo de consuelo cierto para un creyente saber que el momento de mayor cercanía que tenemos con nuestros seres queridos que han partido de este mundo, se da -precisamente- en medio de la celebración de la Santa Misa puesto que, se junta en una realidad la mirada de toda la Iglesia.

En primer lugar, la mirada de la Iglesia triunfante de las almas de los Bienaventurados que ya están gozando de la visión beatifica en el Cielo, entre los cuales rezamos para que estén muchos de nuestros familiares y amigos.

Luego, está la Iglesia Purificante, de las denominadas “Benditas ánimas del Purgatorio” los cuales conscientes de que ya están en el peldaño de los salvados asumen con un dolor físico y moral mayor a toda terrenal penuria, que aún deben experimentar un tiempo de purificación, y finalmente, en esta “triple mirada eucarística” pertenece toda la Iglesia militante, que está en el tiempo del mérito y la conversión, a la que pertenecemos por medio del bautismo.

Por tanto, no hay ningún momento de mayor cercanía con nuestros fieles difuntos que aquella que tenemos durante la Santa Misa, y especialmente en la sagrada comunión. Es inimaginable la gratitud de las almas rescatadas del purgatorio gracias a la oración que hacemos por ellas. Recordemos que Jesús dio un poderoso valor a la oración del fiel creyente cuando anunció: “Cuando dos o tres se reúnan en mi nombre allí estoy Yo en medio de ellos”, añadiendo que “todo lo que pidan con fe en mi nombre os será concedido”, por lo que “debemos implorar como si lo pedido hubiese si ya concedido”

Y es esto lo que hacemos en esta celebración. Rezamos a Dios por el eterno descanso de nuestra hermana, para goce de todos los bienes prometidos por Jesús en el Evangelio, para que Dios premie todo el hecho a lo largo de sus sesenta y cuatro años de vida, recordando que si mucho bien hizo a los suyos aquí en esta tierra transitoria ¡Cuánto más! ¡mucho más! Hará estando en el cielo que es eterno.

Que nuestra Madre la Virgen reciba en la eternidad a doña Amelia Araya Ruiz de Peña, que vino al mundo el tres de junio de 1960 que fue un Primer Viernes de Mes votivo del Sagrado Corazón de Jesús, cuyo Mes bendito   celebramos y en el que fue llamada por el Señor para contemplar a Quien dijo de si: “Aprended de Mi que soy manso y humilde corazón. En mí hallareis descanso y alivio a vuestras almas” (San Mateo XI, 29)      Amelia Araya Ruiz de Peña, Requiescat in pace.     ¡Que Viva Cristo Rey!