martes, 16 de julio de 2024
domingo, 14 de julio de 2024
TEMA : “O DE CRISTO O DEL MUNDO”.
FECHA: HOMILÍA DOMINGO XV° / TIEMPO COMÚN / 2024
1.
“Ve y profetiza a mi pueblo Israel” (Amós V,
15).
Durante
varias semanas hemos conocido las andanzas de Jesús por las cercanías del Lago
de Genesaret, y en lo acontecido en la ciudad donde creció -Nazaret- en la cual,
sus milagros y enseñanzas causan sorpresa y cierta incertidumbre. Desde que
inició su ministerio publico nada de lo que el Señor hacia o decía pasaba
inadvertido, por el contrario, como una avalancha su fama parecía ir aumentando
de modo exponencial.
Ahora, el
Evangelio que hemos proclamado nos coloca en la disyuntiva que tienen los Apóstoles
de seguir o rechazar a Cristo. Respecto de lo que ellos están viviendo, de ser
testigos de los prodigios, del asombro, y del rechazo que tiene Jesús, se
requiere de una respuesta. ¿Seguirán con Él? ¿En qué lo seguirán? ¿Qué implica
ese seguimiento?
Lo
anterior nos recuerda el texto de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de
Loyola, en el capítulo sobre las “dos banderas”. Allí nos muestra el
mundo como un campo de batalla donde se enfrentan dos ejércitos. Ante ello no
podemos quedar indiferentes pues nuestra vida se desarrolla en medio de ese
conflicto. Es una guerra donde no hay espectadores, porque todos estamos
involucrados en ella. Es un imperativo saber colocarnos bajo el estandarte que
nos garantiza la victoria definitiva.
En efecto,
el combate entre el bien y el mal nunca será una batalla entre iguales, que es
lo que el demonio quiere hacernos creer. Se trata de una criatura y siempre lo
será, y si existe es porque nuestro Dios lo permite, lo que aumenta el odio de
saber que su sola existencia se la debe a quien tanto aborrece pues permanecerá
siempre -sin pausa alguna- incapaz de amar o de sentir gratitud alguna. Ese
odio crece aun mas -y ello es posible- al asumir que es el único culpable de su
propia condena.
Hace unas
dos décadas visite a un religioso amigo que estaba en el Monasterio Benedictino
de la Santísima Trinidad en Santiago. Hoy se encuentra en el monasterio Mater
Veritatis a orillas del Lago General Carrera en la lejana y helada región de Aysen.
Al despedirme me regaló un pequeño libro recientemente editado por un sacerdote
español que dirigió varios retiros durante nuestra formación en el Seminario de
Lo Vásquez. El libro, cuyo autor es el Padre José María Iraburu se titula: “De Cristo o del mundo”, al
pasármelo me dijo: “Es pura metralla para defendernos de Satanás”.
Quienes
son llamados por Jesús al camino de perfección deben tomar conciencia que existe
un antes y un después del primer encuentro con el Señor, que la opción de
colocarse al lado de Jesús, o bajo su estandarte, implica un acto irrevocable,
lo cual, hará que los enemigos del alma se esfuercen más por alejarnos de
nuestra profesión de colocar a Cristo en el centro de nuestra vida. Ni puesto
al lado, ni alejado, en el centro de nuestros altares tal como litúrgicamente
corresponde.
Las
exigencias hechas por el Señor a los Apóstoles tienen por objeto evitar que nuestra
piedad se erija un simple adorno, de no confundir el acto de fe con un sentimiento
o deseo, ni de usar a Dios para nuestros caprichos: Somos nosotros los que debemos
ser moldeados por el Señor, no al revés, como tantas veces ocurre de hacernos
un falso dios moldeado por los gustos e instintos. Por les recordará el
Señor en la Última Cena: “Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo”
(San
Juan XVII,16).
La
vivencia de la fe de los creyentes desde que Jesús vino “según la carne”
al mundo se ha desarrollado en circunstancias muy diversas. Mas, hay un centro que se ha mantenido a lo
largo de dos milenios, toda vez que es la fe recibida de Jesús por los
Apóstoles y que ha sido proclamada, de palabra y acción, cuya verosimilitud ha sido refrendada por la
persecución y martirio.
De la mano
de la Sagrada Escritura, la Tradición que implica las luces del Espíritu santo
que ha iluminado nuestra Iglesia, y la enseñanza del Magisterio perenne, lo que
incluye la totalidad de las enseñanzas pontificias y los concilios, cada uno de
los cuales ha de ser interpretado como nota inclusiva y no disonante de aquello
que siempre ha sido creído por el fino sentido de fe del verdadero pueblo santo
de Dios.
2.
“Predicaron que se convirtieran, expulsaban a
muchos demonios” (San
Marcos VI, 7-13).
Jesús hace
un llamado universal a la santidad, que en modo alguno es invención reciente,
pues siempre la Iglesia ha invitado a todos los fieles a procurar vivir de
manera santa en medio del mundo…sin ser esclavos de ese mundo.
Esto
último implica una tensión permanente que tendrá aquel que se esfuerza por
vivir al modo y estilo de lo que Jesús invita: “Sed perfectos como mi Padre
de los cielos es perfecto”. Esta condición a la que Dios llama a vivir
necesariamente entra en contradicción con lo que uno debe dejar.
El
problema del secularismo propuesto por los católicos modernistas es que creen
haber inventado la unión del agua y del aceite, o proclamar que se puede estar vivo
y muerto a la vez. Nadie está medio muerto ni medio vivo, de modo similar o se
es de Cristo o se es participe de quien se opone a Él. Por eso, Jesús cuando le
preguntan como se puede alcanzar la perfección responde: “Si quieres ser
perfecta, deja todo, y sígueme” (San Mateo XIX, 21).
Será, por
lo tanto, un signo distintivo de la predicación de la Iglesia a lo largo de dos
mil años el llamado a la conversión, al cambio de vida que es preciso para
quien opta para ser verdadero discípulo del Señor. Un apostolado que no incluya
la conversión como prioridad es una fantasía, lo cual, por desgracia está muy extendido
en nuestras pastorales y liturgias. Si no hay que convertirse, y si acaso se enseña
que da lo mismo lo que hagamos o no, para qué Cristo murió en la cruz. ¡Por
tanto, sin conversión no hay misión!
Imploremos
a nuestra Madre del Cielo, que honramos en este Mes bajo la advocación de
Patrona y Reina que nos obtenga la gracia de la perseverancia en medio de la
creciente apostasía que constatamos en la actualidad, que nos anime a dar testimonio
aun en medio de los ambientes más adversos y apóstoles incansables a la hora de
decir presente.
¡Que Viva Cristo Rey!
sábado, 13 de julio de 2024
TEMA : ¡QUIÉN MAS QUE TÚ MERECE EL CIELO!
FECHA: HOMILÍA EXEQUIAL JAMES JOSEPH WILKINS COOK
2024
Queridos
hermanos: Claudia, Jimmy, Moira, Paul y Eileen. Hace veinte días estuvimos celebrando
aquí la Santa Misa con ocasión del aniversario centuagésimo sexto de fundación
de nuestro Colegio Saint Peter´s. En esta tarde acudimos masivamente para rezar
por el eterno descanso de nuestro Principal, Mister James Joseph Wilkins Cook,
llamado por Dios a la edad de los 78 años.
Una de las
pasiones de James fue pilotear aviones. Recuerdo cómo describía su viaje desde
los Estados Unidos hacia Chile en un avión. Cada despegue y aterrizaje eran
parte de la aventura. Durante los últimos meses, comenzó a tener una mirada más
pensativa, unos silencios más extensos, una temática más profunda. Aquel niño
tempranamente bautizado bajo la protección del Apóstol Santiago, que recibió en
su colegio por primera vez la Primera Comunión y la Confirmación, despegó con
los sacramentos de iniciación hacia la aventura fascinante de la fe, la cual le
acompañaría durante todo el vuelo de su vida.
Como toda
navegación aérea ha de haber enfrentado diversas turbulencias, las cuales,
asumió con aquellas herramientas entregadas por sus padres, de quienes
profesaba gran admiración. De modo singular, la compañía de su madre -Miss Mary
Cook Hudson de Wilkins, impregnó en él no sólo el color de su mirada profunda,
sino de aquella capacidad de ubicar las prioridades para asumir el camino que
Dios le permitía ir recorriendo.
El vuelo de su vida no estuvo exento
de turbulencias, para ello supo confiar del consejo y compañía prudente de los
mayores en los primeros kilómetros de su adolescencia y juventud que le
permitió tener una perspectiva amplia para tratar con diversas personas y
generaciones a lo largo del resto de su vida.
El Evangelio que hemos proclamado
nos coloca al inicio de la predicación de Jesús, lo cual, hace desde lo alto de una montaña. Es que Dios gusta de
manifestarse en las altas cumbres donde el ruido de lo citadino no parece
interrumpir aquella voz que viene de lo alto. Así acontece en Sermón de la Montaña,
Jesús habla y todos escuchan con atención ¿Qué es lo primero que anuncia?
La convocatoria a ser
Bienaventurados, lo cual, es una invitación a la santidad y perfección cumplida
en los oficios cotidianos, conduce a procurar hacer de modo extraordinario lo
simple de cada día, saboreando ese “algo divino” que se devela en las
cosas más simples y sencillas.
Sin duda, la grandeza de nuestra
fe nos permite buscar la perfección en aquello que está mas cercano e inmediato de nuestra
mirada. En este día Jesús dirige su invitación para que tengamos un modo de
vida nuevo, con una lógica que nos lleve a mirar cada una las nueve
Bienaventuranzas como la oportunidad de permear nuestra vida familiar, nuestra
vida escolar, nuestra vida cívica, nuestras amistades desde lo que Dios quiere
para cada uno de nosotros. ¡Estamos aquí para cumplir la voluntad de Dios!
Hace un instante recordé que la
vida de nuestro hermano y amigo James Joseph fue como el vuelo que hizo hace
décadas atrás desde el país del norte a nuestra Patria. Resulta imposible no
considerar que su infancia y juventud vio todos los días el lema de su
Colegio -a nadie mejor que a él se le aplica esta frase- “su colegio” que tiene
el lema inscrito en su insignia “Labor Omnia Vincit”, que en los textos
de Virgilio hace mención al fruto de la perseverancia del trabajo bien hecho.
No imaginaría que décadas después asumiría por veintiún años la conducción de
nuestro Colegio colocándolo en un lugar destacado en los diversos resultados
académicos, con gran cantidad de exalumnos que optan por su enseñanza, y desde
el cual, vemos egresar rostros felices.
Previo a asumir la dirección del Colegio
dedicó largos años al mundo del derecho. El nombre de San José que llevó
durante su vida evoca el espíritu laborioso, signado por la perseverancia y
búsqueda del bien, donde no dudó en involucrarse en cualquier afán que sus
cercanos requiriesen. A la hora de ayudar, de servir, y pudiendo, decía ¡presente!
Esa capacidad de comprometerse
habla de su sobresaliente personalidad que destacada en cualquier ámbito y ante
cualquier persona. En la oficina de nuestro Colegio donde suelo colocar música
irlandesa y escocesa que tanto le gustaba, hay una foto tomada el día que
estuvo con el actual monarca inglés Carlos III.
El soberano de cuatro nombres y
monarca del Reino Unido y de otros catorce reinos causa admiración generalmente
en quienes se acercan a él, pero en esta foto, quien se acerca y, con evidente semblante
de admiración, es el monarca ante el rostro de Mr. James Josehp lo cual, devela
que nuestro hermano poseía una grandeza que resultaba imposible no considerar.
Bien lo sabe cada uno de los
colaboradores en nuestro Colegio, que hoy le devolvemos la mano elevando una
oración muy especial por su eterno descanso, sabiendo que al fin de nuestras
vidas nos vemos enfrentados al más grande los juicios donde el testimonio
agradecido de quienes fueron formados por él, de cuantos ocuparon un lugar
especial en su gran corazón, resultarán del todo decisivos.
Al fin de nuestros días seremos
juzgados por el amor: En las
Bienaventuranzas como el denominado “juicio de las naciones” que San Mateo
nos entrega en el Evangelio, leemos una hermosa expresión que el Señor dice a
quienes procuraron cumplir en vida la voluntad de Dios: ¡Ven Bendito de mi
Padre al lugar preparado para ti desde toda la eternidad!
Quienes estamos hoy aquí, en este
templo que es nuestra casa, al unisonó estamos tentados de decir: ¡Quien más
que tú merece el Cielo! Por ello, ahora celebramos esta Santa Misa en la cual,
invocamos a Jesús que se hace presente en nuestro altar sea infinitamente
misericordioso con el alma de quien tuvo la delicadeza de mostrar su fe en
medio de sus obras.
Tal como se lo dije a Claudia, a
sus cuatro hijos y nietos presentes al momento de administrar la extremaunción
a James Joseph, el escapulario que tenía puesto fue entregado por su nieta. En
un ambiente de oración, de cercanía y familiaridad la voluntad de Dios permitió
que aquel antiguo y noble roble permaneciese de pie esperando poder aterrizar
en el aeropuerto de la Bienaventuranza eterna el día de Nuestra Señora del
Carmen, de la cual, fue un insigne devoto él y su madre, con la cual se haya ya
reencontrado.
¡Virgen del Carmen Reina de
Chile, Salva a tu pueblo que clama a ti!
!James Joseph Wilkins Cook, Rest in peace!
viernes, 12 de julio de 2024
TEMA : “NUESTRA REINO DEL CIELO CUIDA DE CHILE”
FECHA: DÍA SEXTO NOVENAVIRGEN DEL CARMEN / 2024
Al momento mismo que la Virgen es
constituida Madre de Cristo, es adornada con la totalidad de los dones de Dios
en vistas a que era, de una vez para siempre, alzada como la Madre de Dios. Así
ha sido reconocida “de generación en generación”, lo que se puede
traducir como permanentemente, desde el día de la anunciación hasta el final de
los tiempos.
Su realeza se extiende a todo lo
creado: a la naturaleza, a los hombres, y a los ángeles. Lo anterior lo descubrimos por la íntima y
exclusiva unión que tiene la madre con el hijo, de tal modo que todo lo que
tiene uno lo coloca a disposición del otro, tal como vemos en el ejemplo la
Jesús que hizo todo por nosotros, incluso dar su propia vida, aplicando la
redención primero a su Madre santísima, y luego (si puede hablarse de este
modo), al resto de la humanidad.
Como el señorío o realeza de
Cristo alcanza todo, incluido todo lo
que de manos del Creador ha salido, de tal manera que bien puede el Señor como
lo demuestra en cada uno de los treinta y tres milagros signados en los cuatro
evangelios, modificar temporalmente las leyes de la naturaleza o haciendo
abstracción de ellas, al colocar su vida en manos de la Virgen Madre deposita
por participación de su poder, señorío y realeza por sobre el universo y la
naturaleza.
Su reinado como su providencia
misma apunta a lo “macro”, es decir, a lo mayor del cosmos y del mundo,
con sus fuerzas a veces sorprendentes y estremecedoras como son las
tempestades, los movimientos geológicos, el sonido del viento, pasando por la
persistencia de las fuerzas que mueven el mundo a velocidades insospechadas que
permiten el cambio de estaciones que hacen posible la vida de los hombres y el
alimento que les necesario.
Los Salmos de manera muy
frecuente apuntar a hacernos ver cuan grande es Dios que ha creado y cuida del
universo, reinando de una vez para siempre sobre todo lo que nos circunda, por
lo que no hay mano mas segura para cuidarnos que la de Aquel de cuyas manos
hemos sido creados un día, y por cuyas manos traspasadas y selladas a unos
clavos en una cruz hemos sido re-creados por la salvación.
“Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento declara
lo que sus manos han hecho. Un día cuenta otro este mensaje y cada noche a la
siguiente. Su voz atraviesa el mundo entero, sus palabras llegan al último
rincón de la tierra” (Salmo XIX, 1-4).
Como el poder de
nuestro Dios no tiene límite, por eso lo adoramos como Todopoderoso, no sólo da
curso al universo entero, sino a cada una de las ínfimas partes que lo
componen, por lo que nada escapa a su mirada y providencia.
Como creyentes
sabemos que el hecho de estar en las manos del poder de Dios será siempre lo
mejor y más seguro para nosotros, porque vela por todos y en todo, incluido
aquello que nos puede parecer insignificante. Entendámoslo bien de una vez por
todas: ¡Nada escapa a su providencia! ¡Nada huye de su realeza!
En consecuencia,
lo que tolo que o que llamamos “micro” o pequeño permanece sujeto al
imperio y las leyes de nuestro Dios, por lo que Jesús desde el Cielo reina, y
hace partícipe a su Madre de su poderío, erigiéndola como Medianera Universal
de toda Gracia, según lo cual, Ella puede obtener, las gracias necesarias para
que podamos cumplir lo que Dios quiere de cada uno de nosotros. El proyecto de
Dios Padre pasa por manos de Cristo, de la Virgen y de su Iglesia.
Según esto, la
realeza de la Virgen María, a diferencia de la que detentan los monarcas
mayoritariamente en nuestro tiempo, deviene de Dios por medio Cristo, del cual -muestra
Madre del Cielo- obtiene que muchas almas vuelvan a Casa -a la Iglesia- como pródigos
testigos de la Misericordia poderosa del Buen Dios.
Como Reina, lo es
de manera especial de nuestra Patria que desde su inicio ha visto en su
Protección una señal del Cielo, por lo que en las horas de mayores dificultades
nuestra Nación ha hecho plegarias a Dios para pedir que por intercesión de la
Madre del Cielo.
¡Virgen del Carmen, Reina de Chile, ¡Salva a tu pueblo que clama a ti!
lunes, 8 de julio de 2024
TEMA : “LA VIRGEN TESTIGO FIEL EN LA BUENA NUEVA”
FECHA: TEMA II° NOVENA VIRGEN DEL CARMEN / 2024
En este segundo día de preparación a la Novena de la
Virgen del Carmen, nos detenemos en la presencia de la Virgen en el Evangelio.
Los cuatro evangelistas hablan de la Virgen María en once oportunidades, incluidos
los Hechos de los Apóstoles y el libro del Apocalipsis.
Cuando María habla Jesús responde. Esto es una
constante en las intervenciones de la Madre con su Hijo.
En seis ocasiones San Lucas habla sobre la Virgen, por
eso ha sido signado como “confidente” de la Virgen.
Genealogía de Jesús: El Evangelista San Mateo nos presenta una cadena interrumpida
entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Si miramos un árbol desde las raíces,
pasando por el tronco y todo su ramaje. Descubrimos que todo tiene relación, así
acontece con los denominados “árboles genealógicos”, tal como San Mateo
describe los orígenes de Jesús en medio del pueblo de Israel.
“Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la
cual nació Jesús, que es llamado el Cristo” (I,23).
Esto tiene importancia por dos razones: En primer
lugar, porque la virginidad une a la María Santísima con la figura única de Jesús.
Ella está consagrada a la misión dada por Dios en vistas a que iba a ser Madre
de Jesucristo. En segundo lugar, por ser esposa de San José, “hijo
descendiente de David”, el carácter humano de Jesús deviene de la unión matrimonial
de José y de la Virgen.
Toda la genealogía habla de antecesor y predecesor
como “engendrados”, al momento de referirse a Jesús dice que “nació
de la Virgen María”, lo que evidencia el carácter virginal de la concepción,
y el misterio de la eternidad del Verbo. Ello nos hace tener una vida
espiritual donde la profesión de fe en Dios Uno y Trino esta centrada en Dios
que podemos descubrir como un “algo” divino en las cosas mas aparentemente
simples, cotidianas, pero que encierran una grandeza de Cielo, de amor de Dios
y de eternidad como de modo germinal, ya iniciado y presente……¿Quién tiene a su
Dios tan cerca como nosotros?
La Anunciación: (San Lucas I, 26-38): El segundo texto del Nuevo
Testamento, nos habla de la presencia en la Casa de Nazaret del Arcángel San
Gabriel quien le anuncia a nuestra Madre que ha sido constituida como “llena
de gracia”, y que será alzada por un privilegio único como la “Madre del Mesías,
el Señor”. Sin duda, destaca la disponibilidad inmediata de la Virgen que responde:
“Hágase en mi según tu palabra”.
Esa respuesta fue dada por la Virgen -en palabras del Papa
Juan Pablo II- “con todo su yo humano, femenino, y en esta respuesta de fe
estaban contenidas una cooperación perfecta con la gracia de Dios que previene
y socorre y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que perfecciona
constantemente la fe por medio de sus dones” (Encíclica Redemtoris Mater, número 13).
La Visitación: (San Lucas I, 39-56). Para acreditar su mensaje el Arcángel
le hace participe a María de la novedad que su parienta Isabel está embarazada,
por lo que su amor espíritu de servicio le hace ir con rapidez hacia la
localidad de Ain Karim donde esta el hogar de Zacarias e Isabel que esperan la
llegada de San Juan Bautista. En familia, al interior de un hogar, surge la
primera alabanza y reconocimiento hacia la Virgen, y surge del corazón de
Isabel que clama lo que repetimos en cada oración del Ave María: “Bendita
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”.
El apostolado de todos los fieles bautizados
-consagrados y laicos-tiene su origen en este episodio, puesto que: “con su
visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y colaborando
ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se
transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar
la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los
tiempos” (2 octubre de 1996).
Nacimiento de Jesús (San Lucas II, 6-20).
A los Apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan los
llamamos “Evangelistas” porque dan a conocer la Buena Noticia que es
Jesucristo. No son por tanto, como algunos biblistas y predicadores modernistas
los denominan como “simples narradores” de un relato del pasado. Seamos
claros: ¡Los Evangelistas anuncian a Cristo que es Dios y hombre! No son
simples narradores sino testigos que dieron su vida por la verdad.
Uno de ellos -San Lucas- relata el nacimiento de jesus
destacando lo desprovisto de toda seguridad, poder, y reconocimiento, donde incluso
no “hubo lugar para ellos”, y donde diría posteriormente Jesús, recordando
aquel episodio betlemita “El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su
rostro”. ¡Toda una enseñanza para
quienes andan por la vida invocando una falsa humildad a punta de exclusiones,
excomuniones, y exabruptos que no pueden ocultar en su rostro agrio -especialmente-
cuando deben dar la cara ante Dios presente en nuestros altares y sagrarios.
¡Qué diferente era el rostro de Santa María y san José
en aquella Noche Santa!, donde el Mesías esperado se presentó “envuelto en
pañales” con la debilidad que encierra todo “recién nacido”. Nada
sorprendente, nada actual, nada aggiornado, aconteció aquella Noche despuntada
en un amanecer: El universo y todas las
creaturas del Cielo y de la tierra fueron llamadas a doblar sus rodillas,
juntar sus manos y repetir con los Ángeles: “Gloria a Dios en el cielo y en
la tierra paz a los hombres que ama el
Señor”. Una de ellas, era María.
La purificación de Nuestra Señora (San Lucas II, 22-38).
El triunfo de Jesús, hijo de María es anunciado por el
anciano Simeón en el templo de Jerusalén, donde debían acudir para la purificación
de quien había dado a luz, y para la ceremonia establecida para los niños a
ocho días de nacido. En ese contacto, a la Virgen se le anuncia “a ti mujer
una espada de dolor atravesará tu alma”, lo que evidentemente encerraba el
primer anuncio del modo como Nuestro Señor obtendría nuestra salvación y el
perdón de los pecados. El gozo propio de quien ha pasado por dar a luz, en este
momento adquiere un nuevo sentido pues se vislumbra lo que dicen las escrituras
respecto del Mesías y que será ratificado por el mismo Señor cuando iba camino
a Jerusalén: “Cuando sea elevado atraeré a todos hacia mí” …” Mirarán al que
traspasaron”.
Un aspecto fundamental que destacan los cuatro evangelios sobre la Virgen María es su papel de corredentora, es decir, de cómo es asociada a lo que su Hijo y Dios padecerá para redimirnos, a la vez, que unida a sus sufrimientos lo será, no de modo temporal sino que estará eternamente vinculada a los gozos de estar con Jesús y sus mejores amigos para siempre en el Cielo. ¡Virgen del Carmen Reina de Chile, Salva a tu pueblo que clama a tí! ¡Que Viva Cristo Rey!
domingo, 7 de julio de 2024
TEMA : “RECONOCER A LA VIRGEN CON EL CULTO SAGRADO”
FECHA: DÍA PRIMERO NOVENA VIRGEN DEL CARMEN / 2024
Considerar la vida humana nos
lleva a tomar su existencia, grandeza y misión desde su origen por medio de un
crecimiento interrumpido. Como toda analogía o comparación es limitada, aquí
aplicamos el desarrollo de una persona con el crecimiento del amor hacia la
Virgen que tenemos, cuya presencia despunta ya de manera “incoada” en el
Antiguo Testamento.
Como la semilla crece y se
desarrolla, nuestra devoción a la Virgen en la Iglesia sólo puede tender a
crecer, a expandirse con el fin de descubrir de qué manera la Virgen ha sido
puesta como “medianera universal de toda gracia”, por lo que en la
medida que nuestro amor a Cristo crezca, así lo hará el que tributemos a la
Virgen Madre.
Encontramos en la Santa Biblia,
en el Antiguo Testamento tres textos que hacen mención tácitamente a la Madre
de Jesucristo, recordando que estos sólo pueden ser interpretados desde la
persona de Cristo, el Mesías anunciado. Por tanto, los tres textos que
descubrimos no sólo apuntan al advenimiento mesiánico sino a la figura de la
Virgen María.
Génesis III,9-15: “El
Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todos
los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás
sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad
entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Ella te aplastará la cabeza y
tú le acecharás el talón”. Este es el primer texto que anuncia la figura de
la Virgen María, lo cual vemos tan fielmente representada en la imagen patronal
de nuestra Parroquia que veneramos.
A los pies de la Virgen se representa a la
serpiente con una manzana en su boca, imagen del demonio y el pecado que son
vencidos definitivamente por Jesús, nacido de una mujer, que es virgen y madre.
Esta imagen nos coloca claramente
ante la grandeza del papel que la Virgen tendrá en el misterio de la salvación,
el cual, no puede comprenderse en toda su realidad prescindiendo de la figura maternal
e intercesora de María Santísima.
Su pureza, su fidelidad, y entereza
desde el primer anuncio de la salvación ya aparece perfilada, para ser luego,
nítidamente revelada -dada a conocer- por San Juan en el Apocalipsis, donde “el
dragón se detiene delante de la mujer que iba a dar a luz” (XII,4).
Isaías VII, 14: “El
Señor mismo les dará esta señal: Una Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a
quien pondrá por nombre Enmanuel”. Aquí Dios señala claramente que la
salvación del pueblo no vendrá por los poderes de los hombres, por las
capacidades de los hombres sino por exclusiva y excepcional intervención de
Dios.
Siempre recordamos aquella oración:
“Purísima debía ser la que llevara en sus entrañas al autor de la salvación
del mundo”. Si vemos a Dios como el
alfarero que moldeo el mundo, e hizo al hombre a su imagen y semejanza, con
cuánta mayor atención y pulcritud formaría el corazón de nuestra Madre
Santísima. Por ello, el Salvador vendrá al mundo por medio de su Madre que es
ajena a todo pecado personal, lejana a todo el mal producto del pecado
original.
En este texto vemos la intervención
de la Virgen en la salvación del mundo, lo que la coloca en un lugar muy
especial, como ha de ser el culto “especial”, denominado de “hiperdulía”
que significa reconocer y honrar lo que de Dios hay de modo especial -sólo- en
la Virgen María, pues sólo Ella seria reconocida como la Madre de Dios pues fue
elegida y constituida como la portadora del autor de la salvación del mundo.
De ninguna otra persona refiere
la Santa Biblia que María fue Madre, solo de Jesús se refiere, por lo que
podemos pensar con qué finura Nuestro Señor preparó el corazón de la Virgen,
adornándolo con los mayores dones y revistiéndole de todas las virtudes que a
lo largo de sus años la Virgen en todo momento vivió de manera sublime, puesto que
su alma fue preservada del pecado original, por lo que fue llamada “llena de
gracia”.
El Sínodo Vaticano II, en du
Constitución Lumen Gentium señaló a este respecto: “Este culto aunque del
todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al
Verbo Encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece
muy poderosamente” (número 66).
Miqueas V, 1-5: “Y,
tú, Belén de Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti nacerá el que
debe gobernar Israel”. Finalmente, el tercer texto que hoy consideramos del
Antiguo Testamento, en esta novena a la Virgen del Carmen, nos recuerda lo
escrito por el profeta Miqueas. La Virgen da a luz a quien será luz de las
naciones, por tanto, el acto de reconocer al Señor ira de la mano con el de
reconocer a su Madre, lo cual, llena de alegría a Jesús que en todo momento
mira con agrado que su Madre, que lo cobijo en su vientre virginal, sea
reconocida por la grandeza de su fe y de su corazón.
El Profeta Miqueas nos recuerda
que Jesús nacerá de una mujer, la cual ha sido elegida por el amor gratuito y
libre de Dios. Desde la antigua y pequeña localidad de Belén nacerá Jesús, el
Hijo Unigénito del Padre Dios. Con esto, María Santísima es parte fundamental
del camino de la Redención del hombre.
No se puede separar a Jesús, el Mesías
esperado, de quien es su Madre, por tanto, no se puede ser verdadero -en cuanto
a plenitud- discípulo del Señor, sin acoger y profesar un cariño especial por
maría como Madre nuestra.
Los tres textos que hemos tomado
del Antiguo Testamento son figuras y esbozos de la María Santísima, formando
parte del trazo que Dios Padre ha dado para ofrecer la salvación del
mundo, en la cual, la Virgen es figura anunciada en el Antiguo Testamento, y Medianera
de las gracias del Nuevo Testamento hasta nuestros días.
Un Padre de la Iglesia escribió
al respecto: “Aprende del profeta mismo ¿cómo ha podido suceder esto.? ¿Será
quizá la ley de la naturaleza? De ninguna manera, responde el profeta. He aquí
que una Virgen, replica el profeta. ¡Oh evento admirable: ¡Una Virgen llega a
ser Madre permaneciendo Virgen! Convenía, en efecto, que El que hacía su
ingreso en la vida humana para la salvación de los hombres tomase origen de una
integridad absoluta y entregada a Él sin reserva alguna” (San
Gregorio de Nisa, In Diem natalem Christi, 1136).
¡Que Viva Cristo Rey! ¡Virgen del
Carmen Reina de Chile, salva a tu pueblo que clama a Ti”.
martes, 2 de julio de 2024
TEMA
: “!LOS HIJOS DE DIOS UNIDOS POR
LA SANTA MISA!”.
FECHA: HOMILÍA EXEQUIAL SRA. AMELIA
ARAYA RUIZ DE PEÑA 2024
Queridos hermanos, Hemos
venido a este templo que esta consagrado al patrocinio del Sagrado Corazón de
Jesús con el fin de celebrar nuestra Santa Mida de Exequias por el descanso
eterno del alma de doña Amalia Araya Ruiz de Peña, nacida el día viernes tres
de junio de 1960 Acompañamos espiritualmente a su esposo don David Peña, a sus
hijos: José Peña Araya y David Peña Araya, a la vez que tenemos presente a su
hijo que ha de esperarla en las puertas del cielo (+) Oscar Peña Araya, por
quien celebramos hace unos años la Eucaristía.
Junto a la familia Peña-Araya
hemos celebrado muchas veces momentos significativos, no ha faltado la alegría
y el gozo como la tristeza y dolor.
Recordamos que en cada
Santa Misa se hace presente Jesús de manera real y substancial, donde se revive
el sacrificio hecho en la cruz, en efecto, es en la Última Cena donde el Señor
toma un poco de pan y vino y los transforma totalmente en su cuerpo y sangre,
permaneciendo de manera misteriosa pero verdadera, por lo que cada vez que
comulgamos recibimos el precio de la redención que es la persona de Jesús que
entrega su vida por el perdón de los pecados de una vez para siempre.
Según esto, no hay nada
mas urgente y necesario para el bien del alma de nuestros fieles difuntos que
aplicar la Misa en beneficio de ellos. Es cierto que ´podemos hacer actos que
impliquen esfuerzo por los demás, que ameriten desprenderse de algo que es
importante o, privarse de algo por un tiempo, mas nada será comparable a lo que
Jesucristo -el Verbo encarnado- ha hecho por todos y cada uno: “tomad y comed
esto es mi cuerpo” y luego dijo: “Tomad y bebed esta es mi sangre
derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados” (San
Mateo XXVI, 26-46).
Mas allá de los lazos
familiares que nos unan, más allá de los vínculos de amistad que tengamos, más
allá de los vínculos vecinales que poseamos, lo que nos trae a este templo es
la fe, de la cual, nuestra hermana procuró mantener a lo largo de toda su vida
e impregnar de ella a cada uno de sus descendientes.
Por ello, con alegría y
orgullo alentaba a sus hijos a participar en la recordada Capilla San Esteban
en las diversas instancias que hubo en ella, con la sabiduría propia de una
madre sabía aconsejar, corregir e incentivar a cada uno de sus hijos aplicando,
muchas veces lo que la Madre de Jesús dijo a quienes estaban en la Boda en Cana
de Galilea: “! Hagan todo lo que Jesús les diga!”.
En tiempos donde tanto se
ensalza el empoderamiento femenino, recordamos que el Papa Juan Pablo II
destacaba en su primera visita a Irlanda que “la vocación de la mujer tiene
un nombre y es maternidad”, según esto, se realza el don único dado a la
mujer de ser colaboradora de Dios en el misterio de la creación y privilegiada
custodia en su vientre alzado como “sagrario de la vida” durante los
primeros nueve meses. La gestación, espera y llegada de cada uno de sus tres
hijos fue asumida como una bendición de Dios, que como todo don conlleva una
tarea permanente de la cual en todo momento se esmeró por cumplir de la mejor
manera.
Asumió la maternidad como
un don por ello, dedicó sus mejores esfuerzos para formar a sus hijos consciente
que los mejores y primeros educadores de los niños y jóvenes fueron, son y
serán los propios padres. Según esto, todas las demás instituciones -incluido
el Estado- cumplirán su misión si reconocen a la familia, a los padres como
quienes han recibido el don y la misión de gestar, cobijar y enseñar a los
hijos.
El Santo Evangelio que
hemos proclamado corresponde al que se lee en cada templo católico a lo largo
de todo el mundo, con lo cual, cada comunidad, desde sus particularidades, medita
las palabras de Jesús referidas al valor intransable de la unidad de la familia.
Es un momento oportuno,
lo que constituye la partida de nuestra hermana Amalia, dedicar un momento para
recordar la importancia que David y Amalia confirieron a la vida al interior
del hogar, privilegiando la vida familiar sobre otras consideraciones como
suele hacerse en nuestro tiempo signado por el secularismo. Cuando afirmamos “!la
familia primero!” no lo hacemos por un carácter excluyente, sino por el
contrario, para poder amar verdaderamente a quienes están a nuestro alrededor
de manera ordenada, tal como enseña un antiguo refrán popular: “La caridad
empieza por casa”. De hecho fue San Bernardo de Claraval quien en el Siglo XII
escribió: “La caridad para ser verdadera ha de ser ordenada”, por tanto,
el tiempo que disponemos hemos de ofrecerlo prioritariamente a los miembros de
nuestra familia.
Es motivo de consuelo
cierto para un creyente saber que el momento de mayor cercanía que tenemos con
nuestros seres queridos que han partido de este mundo, se da -precisamente- en
medio de la celebración de la Santa Misa puesto que, se junta en una realidad
la mirada de toda la Iglesia.
En primer lugar, la
mirada de la Iglesia triunfante de las almas de los Bienaventurados que ya
están gozando de la visión beatifica en el Cielo, entre los cuales rezamos para
que estén muchos de nuestros familiares y amigos.
Luego, está la Iglesia
Purificante, de las denominadas “Benditas ánimas del Purgatorio” los
cuales conscientes de que ya están en el peldaño de los salvados asumen con un
dolor físico y moral mayor a toda terrenal penuria, que aún deben experimentar
un tiempo de purificación, y finalmente, en esta “triple mirada eucarística”
pertenece toda la Iglesia militante, que está en el tiempo del mérito y la
conversión, a la que pertenecemos por medio del bautismo.
Por tanto, no hay ningún
momento de mayor cercanía con nuestros fieles difuntos que aquella que tenemos
durante la Santa Misa, y especialmente en la sagrada comunión. Es inimaginable
la gratitud de las almas rescatadas del purgatorio gracias a la oración que
hacemos por ellas. Recordemos que Jesús dio un poderoso valor a la oración del
fiel creyente cuando anunció: “Cuando dos o tres se reúnan en mi nombre allí
estoy Yo en medio de ellos”, añadiendo que “todo lo que pidan con fe en
mi nombre os será concedido”, por lo que “debemos implorar como si lo
pedido hubiese si ya concedido”
Y es esto lo que hacemos
en esta celebración. Rezamos a Dios por el eterno descanso de nuestra hermana,
para goce de todos los bienes prometidos por Jesús en el Evangelio, para que
Dios premie todo el hecho a lo largo de sus sesenta y cuatro años de vida,
recordando que si mucho bien hizo a los suyos aquí en esta tierra transitoria
¡Cuánto más! ¡mucho más! Hará estando en el cielo que es eterno.
Que nuestra Madre la
Virgen reciba en la eternidad a doña Amelia Araya Ruiz de Peña, que vino al
mundo el tres de junio de 1960 que fue un Primer Viernes de Mes votivo del
Sagrado Corazón de Jesús, cuyo Mes bendito
celebramos y en el que fue
llamada por el Señor para contemplar a Quien dijo de si: “Aprended de Mi que
soy manso y humilde corazón. En mí hallareis descanso y alivio a vuestras almas”
(San
Mateo XI, 29) Amelia Araya Ruiz de Peña,
Requiescat in pace. ¡Que Viva Cristo Rey!