viernes, 12 de julio de 2024

 TEMA  : “NUESTRA REINO DEL CIELO CUIDA DE CHILE”

FECHA: DÍA SEXTO NOVENAVIRGEN DEL CARMEN / 2024

Al momento mismo que la Virgen es constituida Madre de Cristo, es adornada con la totalidad de los dones de Dios en vistas a que era, de una vez para siempre, alzada como la Madre de Dios. Así ha sido reconocida “de generación en generación”, lo que se puede traducir como permanentemente, desde el día de la anunciación hasta el final de los tiempos.

Su realeza se extiende a todo lo creado: a la naturaleza, a los hombres, y a los ángeles.  Lo anterior lo descubrimos por la íntima y exclusiva unión que tiene la madre con el hijo, de tal modo que todo lo que tiene uno lo coloca a disposición del otro, tal como vemos en el ejemplo la Jesús que hizo todo por nosotros, incluso dar su propia vida, aplicando la redención primero a su Madre santísima, y luego (si puede hablarse de este modo), al resto de la humanidad.

Como el señorío o realeza de Cristo alcanza todo, incluido todo  lo que de manos del Creador ha salido, de tal manera que bien puede el Señor como lo demuestra en cada uno de los treinta y tres milagros signados en los cuatro evangelios, modificar temporalmente las leyes de la naturaleza o haciendo abstracción de ellas, al colocar su vida en manos de la Virgen Madre deposita por participación de su poder, señorío y realeza por sobre el universo y la naturaleza.

Su reinado como su providencia misma apunta a lo “macro”, es decir, a lo mayor del cosmos y del mundo, con sus fuerzas a veces sorprendentes y estremecedoras como son las tempestades, los movimientos geológicos, el sonido del viento, pasando por la persistencia de las fuerzas que mueven el mundo a velocidades insospechadas que permiten el cambio de estaciones que hacen posible la vida de los hombres y el alimento que les necesario.

Los Salmos de manera muy frecuente apuntar a hacernos ver cuan grande es Dios que ha creado y cuida del universo, reinando de una vez para siempre sobre todo lo que nos circunda, por lo que no hay mano mas segura para cuidarnos que la de Aquel de cuyas manos hemos sido creados un día, y por cuyas manos traspasadas y selladas a unos clavos en una cruz hemos sido re-creados por la salvación.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento declara lo que sus manos han hecho. Un día cuenta otro este mensaje y cada noche a la siguiente. Su voz atraviesa el mundo entero, sus palabras llegan al último rincón de la tierra” (Salmo XIX, 1-4).

Como el poder de nuestro Dios no tiene límite, por eso lo adoramos como Todopoderoso, no sólo da curso al universo entero, sino a cada una de las ínfimas partes que lo componen, por lo que nada escapa a su mirada y providencia.

Como creyentes sabemos que el hecho de estar en las manos del poder de Dios será siempre lo mejor y más seguro para nosotros, porque vela por todos y en todo, incluido aquello que nos puede parecer insignificante. Entendámoslo bien de una vez por todas: ¡Nada escapa a su providencia! ¡Nada huye de su realeza!

En consecuencia, lo que tolo que o que llamamos “micro” o pequeño permanece sujeto al imperio y las leyes de nuestro Dios, por lo que Jesús desde el Cielo reina, y hace partícipe a su Madre de su poderío, erigiéndola como Medianera Universal de toda Gracia, según lo cual, Ella puede obtener, las gracias necesarias para que podamos cumplir lo que Dios quiere de cada uno de nosotros. El proyecto de Dios Padre pasa por manos de Cristo, de la Virgen y de su Iglesia.

Según esto, la realeza de la Virgen María, a diferencia de la que detentan los monarcas mayoritariamente en nuestro tiempo, deviene de Dios por medio Cristo, del cual -muestra Madre del Cielo- obtiene que muchas almas vuelvan a Casa -a la Iglesia- como pródigos testigos de la Misericordia poderosa del Buen Dios.

Como Reina, lo es de manera especial de nuestra Patria que desde su inicio ha visto en su Protección una señal del Cielo, por lo que en las horas de mayores dificultades nuestra Nación ha hecho plegarias a Dios para pedir que por intercesión de la Madre del Cielo.

¡Virgen del Carmen, Reina de Chile, ¡Salva a tu pueblo que clama a ti!





















 

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