martes, 2 de julio de 2024

TEMA    :   “LA VIDA ES UNA CARRERA PARA LLEGAR VA LA META QUE ES DIOS”

FECHA: HOMILIA (+) CATALINA JIMENEZ PONCE DE LEON /  JUNIO    2024

El Evangelio de hoy nos habla de la ley de retaliación, conocida habitualmente como como del “Talión” que buscaba moderar la venganza con el fin que no excediera el daño inicial. Aunque suena extraño era la primera vez que una norma procuraba limitar la venganza. Bastaría leer las atrocidades de la Guerra Civil Americana que refiere Wittman o en nuestra Patria los estragos de 1891 que tanta crueldad tuvieron entre las mismas familias. Por eso, 1800 años antes de Cristo ya se aplicaban algunos puntos atenuadores de la venganza.

Jesús enseña que requiere mas valor el no responder una agresión injusta o insulto que el de agredir o enfrascarse en medio de una pelea. El honor no se mantiene sólo por medio de un acto violento sino -primero- en la búsqueda, a veces extenuante,  de colocarse sobre toda violencia y agresión.

“Si alguien te pide cargan un milion” equivale a quince cuadras de las nuestras, era lo permitido por las leyes romanas para llevar una carga pesada (sobre diez kilos) y, por ejemplo, el requerimiento hecho a Simón de Cirene quien fue “obligado a cargar la Cruz” puesto que eso estaba permitido exigírselo a cualquier transeúnte (XXVII, 32). Ninguna necesidad personal estaba sobre esa solicitud hecha: Ni la enfermedad, ni las ocupaciones, ni la indumentaria…nada era anterior a la orden dada.  

Aquí Jesús nos pide desechar todo resentimiento, toda ira. Como aquel personaje televisivo que repetía: “La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena!”, así nosotros -no como actores de una comedia infantil- sino como quienes deseamos cumplir lo que el Señor nos pide, procuraremos alejar de nuestro corazón el mal de la venganza, púes aquel que tiene una deuda de reconciliación con alguien debe antes de ir al culto, esforzarse por acercarse a aquel que se siente distanciado. Ninguna ofrenda es más grata a Dios Padre que aquella que implica reconciliarse…ponerse en la buena con aquel que se encuentra enemistado.

Es probable que la generalidad de nuestras desavenencias digan relación con hechos entre “pares”, es decir de unos a otros, lo que de suyo es grave porque afecta la dignidad, la alegría, la esperanza, del prójimo en cuya alma vive Dios. Por eso, las faltas a la caridad con los demás suelen ser de carácter grave y constituyen un pecado mortal. Que requiere del sacramento de la confesión para borrar esas faltas.

Pero, mayoritariamente por la formación recibida en catequesis y clases de religión o valores, tendemos a sobrevalorar las faltas al prójimo en casi total olvido con las cometidas contra Dios, de tal manera que pensamos como que al Señor le da lo mismo cuando cometemos una ofensa contra Él, o que está obligado a perdonarnos por lo tanto “ya se le pasará la molestia y el sufrimiento”.

Olvidamos con ello que todo pecado cometido conscientemente contra Dios tiene repercusión “eterna”, y las consecuencias son tan profundas que sólo la sangre derramada por Jesús en la Cruz hace posible que podamos recuperar en plenitud la original amistad con Dios que nos creó, y aún mas nos redimió: ¡Mucho hizo con crearnos, mas con redimirnos! (R.P. Mateo Crawley-Boevey).

 Esta Santa Misa la ofrecemos especialmente por Catalina Jiménez Ponce de León, quien fue llamada por Dios hace un mes -17 de Mayo- luego de padecer primero una enfermedad terminal, y luego una grave influenza de la cual no se pudo recuperar. Acompañamos a sus seres queridos, especialmente, su esposo Diego Pérez, sus padres, familiares y amigos a un mes de su partida. Lo hacemos con fe toda vez que Jesús nos dijo: “Todo lo que pidan con fe viva será concedido”, añadiendo que hemos de implorar con la convicción que lo pedido ya es concedido si es para el bien de nuestra alma.

La vida de nuestra hermana Catalina nos lleva a recordar aquellas palabras del Apóstol San Pablo que destacaba la vida del deportista que busca una metra, lo importante es cual es transitoria y cual es definitiva. El atleta se esfuerza en obtener una corona, una medalla un primer lugar, por lo que está capacitado para el esfuerzo y la dedicación sin los cuales no se obtiene la victoria. Trabajando en equipo, con entrenamiento permanente, el hockey fue un medio de crecimiento y desarrollo para nuestra hermana a lo cual dedicó grandes afanes.

Hoy rezamos para que ella reciba del Buen Dios la corona que no se oxida ni se hurta, el premio que es la Bienaventuranza eterna que es concedido por la gracia del Señor al que le pedimos, a treinta días de su partida, que repita a ella lo dicho en el Santo Evangelio: “Ven bendita (Catalina) de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”  (San Mateo XXV, 31-46).

Catalina Jiménez Ponce de León, descansa en paz. Amén.

 


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