lunes, 20 de septiembre de 2021

 

TEMA  : “EL CAMINO ES JESUCRISTO”.

FECHA: DOMINGO VIGÉSIMO QUINTO  /  TIEMPO COMÚN  /  AÑO 2021

Terminado su viaje por el norte tan rico de milagros y enseñanzas, nuestro Señor ahora parte hacia Jerusalén. ¿Qué es necesario llevar a ese lugar tan cosmopolita?

La respuesta nos la entrega hoy el Señor. De los milagros pasamos a la enseñanza de los Apóstoles. De la natal región de Galilea  a la efervescente y “quisquillosa” Judá… De una región amistosa irán –ahora- hacia donde será crucificado.

El verbo usado por San Marcos para hablar que Jesús será “entregado” es “paradidotai” que ya lo utilizó para describir la muerte de Juan Bautista, para relatar la traición de Judas, y para describir el papel del Sanedrín judío y la tibieza de Poncio Pilato, todo lo cual,  se inscribe en aquello que misteriosamente  Dios ha permitido por su libérrima voluntad. Jesús es “entregado” a la cruz por la voluntad de su Padre y que libremente acepta al decir: “Si es posible pase de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.

Sacerdote Jaime Herrera

Jesús cada vez que habla de la resurrección lo hace subrayando el misterio de la Cruz, incluso,  sobre la  realidad de un sepulcro vacío. Debe hacernos pensar por qué se detiene y rubrica el tema de la  Cruz puesque que,  “nadie puede ser mi discípulo si no carga con su cruz de cada día”.

La frecuente predicación de un “evangelio de la prosperidad” evita por todos los medios anunciar la realidad de la cruz, que finalmente no es otra cosa que reconocer que en ella se sacrificó Jesús por cada uno de nosotros asumiendo que el precio de la salvación fue “la sangre derramada por Cristo” en la cruz.

Es cierto que no goza hoy como ayer tampoco de buena prensa hablar de la cruz, porque entonces era, como lo es hablar hoy,  de una guillotina o de una horca, reservada a los mayores criminales,  como algo extraño a la cultura reinante. ¿Qué impresión nos daría ver a una persona que honra una soga de ahorcado o una guillotina en miniatura en su cuello? Sin duda, como aquellos griegos que veían en aquella cruz sólo un motivo de locura o necedad.

 

La diferencia es que en la cruz se procura la muerte al fin pero solo luego del cuidado para provocar el mayor dolor, como dejar morir sufriendo. Muy distinto de la pena de muerte actual que se obtiene casi “instantáneamente” es decir, donde la persona aparentemente “no se da cuente de ello”.

Parroquia Puerto Claro

No nos cansemos de reconocer que la cruz no es algo baladí, sino que tiene una importancia decisiva porque por ella nos obtuvo la salvación nuestro señor, realidad que se renueva de manera “substancial” y “real” en cada Santa Misa, donde tenemos la oportunidad de “revivir” incruentamente lo que cruentamente hizo Jesús en lo alto del Monte Calvario.

No hay atajos que permitan esquivar la cruz al momento de procurar ser buenos  y verdaderos cristianos. Callar la cruz es renegar de Cristo. Plantear una vida católica al margen del camino que Jesús recorrió es ponerse no solo a la vera del camino, sino que implica recorrer una senda desconocida y contraria a la que el Señor siguió y nos invita a seguir.

Tan fundamental es esta realidad que se juega aquí nuestra identidad. No temamos a quienes ven en la Cruz un escándalo. ¡Lo es! Y ello porque el misterio  pasa por descubrir que de ser el muro de una muerte infranqueable se transforma en un puente que nos permite unir el cielo y la tierra porque en ella esta pendiente Jesús.

Hoy se ofrece una pseudo religiosidad con un Cristo sin cruz, con un Cristo sin sacrificio, con un Cristo sin misa, pretendiendo que la salvación viene por acuerdos, diálogos, revueltas, caída de fronteras, violencias, en fin, por cualquier otro medio que no sea ni Jesús ni su cruz. Muchos católicos la única cruz que vieron en su vida fue la que llevaron el día de su primera comunión, luego de lo cual,  se dio paso al total olvido del sublime  misterio.

La semana pasada Jesús hizo dos preguntas a sus discípulos: “¿Qué dice la gente de mí?” Y, “¿Qué dicen ustedes de mí?” En el santo Evangelio de hoy nuevamente hace una pregunta: “¿Qué disputabais entre vosotros por el camino?”.

 

 

 

Eran tan evidentes las desavenencias entre los discípulos que no quedaban recluidas a la intimidad de una conversación sino que ya trascendían a discusiones en los caminos que recorrían. El carácter fuerte de los discípulos queda de manifiesto en las palabras y acciones, a veces impetuosas que expresaban, ante las cuales llegó a decir Jesús: “Hombres duros para entender, ¿hasta cuándo tengo que soportaros?”.

El interés, la ganancia, la fama, el reconocimiento, que incluirían a los “likes” o “me gusta” actuales, parecían cegar sus propósitos e intenciones tan generosas al momento en que Jesús los llamó por primera vez. La preocupación por el poder lleva a olvidar lo más necesario y a cegarse por lo más espurio, tal como lo hemos visto hace unas semanas atrás donde para la obtención de un cargo se llegó a inventar un cáncer, y otros veinte fueron capaces de revivir el sello y firma  de un notario fallecido.

Dejar a Cristo de lado en el proyecto de vida no es gratuito, tiene consecuencia a nivel personal y social.  Se equivoca gravemente quien piensa que a Dios le da lo mismo el ver cómo es tratado su Hijo unigénito hoy en nuestra Patria.

Con alegría no exenta de sorpresa he visto que las palabras pronunciadas por el actual arzobispo de Santiago se ha puesto en la vereda de los derechos de Dios que para el mundo creyente siempre y en toda época resultan irrenunciables, entre ellos, el matrimonio creado por Dios entre un hombre y una mujer, por el cual pasa el futuro del mundo, incluida, por cierto, la fresca vitalidad de una vida gestada, vedada por la misma naturaleza a quien propicia uniones estériles.

Feligreses Cerro Toro

De la misma manera el derecho primario de los padres de familia de elegir libremente la educación de sus hijos en concordancia a sus valores practicados y a su fe proclamada. Para ello, el estado debe aplicar el principio de subsidiariedad por medio del cual vaya en ayuda de la tarea de los padres de familia, pero no como su sustitución ni menos en su olvido en el derecho de enseñanza. ¡Ayudar no es sustituir! ¡Ayudar no implica abusar! Una constitución escrita en papel no tiene la finalidad de cambiar la naturaleza, más bien,  ha de reconocer ese orden natural como camino seguro en el fortalecimiento de la sociedad de la cual la familia es camino de la iglesia, de una Iglesia en camino.                                         

 

 

Este camino tiene un engaste. Una armazón que es la virtud de la humildad, que obtiene más seguridades que las que obsecuentemente reciben quien detenta títulos, cargos, fuerzas, y capacidades. Si Cristo es nuestro camino las huellas de su seguimiento son precisas, pasan por la cruz, es decir,  el sacrificio voluntariamente asumido, y por la humildad a la que Jesucristo hoy simboliza icónicamente un menor. Recordemos que para la sociedad judía de entonces las mujeres y niños estaban relegados a un plano secundario tanto al interior de hogar como fuera de él. Por esto, no dejaría de sorprender que (Jesucristo)  indicase “si no os hacéis como niños no entrareis en el Reino de los Cielos”.

Hace más de una década veía con preocupación que en el país del Norte la Iglesia apuntase “las fichas” de su formación a buscar “líderes católicos”, dictando extensos cursos de formación de liderazgo, marketing, estadísticas y un sinnúmero de cursos para un estamento selecto denominado “lideres”. No soy experto en Sagrada Escritura pero tengo certeza que “líder” es una palabra inhabitual en toda ella. Jesús no buscó lideres buscó creyentes, Jesús no eligió a los selectos sino que escogió a los suyos entre los que estaban dispuestos a moldearse por su gracia, no buscó en modo alguno a los que creían acabada su conversión sino entre los que se esforzarían por hacerlo hasta la última de las jornadas en este mundo.

Lo anterior nos hace ver que cualquier época y lugar es el más propicio para seguir a Cristo camino a Jerusalén si acaso lo hacemos con la virtud de la humildad, tan exigua en un tiempo donde el hombre cree ser tan poderoso como los antiguos albañiles de babel olvidando que sus “alturas” dependen de arcilla que se difumina  y las que alza Dios están sobre roca firme.

Imploremos finalmente a la “humilde esclava” del Señor, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, Reina y Patrona de Chile,  para que nos obtenga del Cielo la gracia de ser la Patria: Grande, Una, Libre y sobre todo creyente rechazando –desde ya- cualquier intento de menospreciar, dividir, tiranizar y laicizar el rincón del mundo que es “copia feliz del Edén”… “que nos dio por baluarte el Señor”.

¡Que Viva Cristo Rey! Amén.  

 

Cura Jaime Herrera Chile

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