domingo, 28 de agosto de 2022

 

TEMA :        “LOS NIÑOS Y JÓVENES NO PUEDEN ESPERAR”.

FECHA: CHARLA  CONSEJO DE PROFESORES SAINT PETER’S SCHOOL / AGOSTO DEL 2022.

“La educación es tomar a la persona equipándola para vivir la vida en su integridad”. Esta frase del querido Papa Emérito Benedicto  XVI pronunciada en un colegio de Londres nos hace considerar un camino algo desconocido en nuestro tiempo: “el retorno a lo esencial”. Las puertas abiertas de nuestro Colegio invitan a quienes ingresan por ella a sumergirse en un camino ya centenario. Nadie ingresa obligado, sino que los padres de familia y los alumnos  voluntariamente optan por formar parte de la novedad de lo que permanece, y es basilar.

JAIME HERRERA SACERDOTE PORTEÑO

La exacerbada oferta de novedades dadas en el ámbito de la educación  en el presente,  no parece nutrir convenientemente en toda su profundidad las necesidades que tiene la persona, cuya alma es única, irrepetible e inmortal.  Resulta evidente que a pesar de las múltiples posibilidades tecnológicas y el acceso ilimitado a los  medios de información,  se constatan –en la vida cotidiana- realidades que a esta hora son  indiscutibles, como por ejemplo, que en amplios segmentos juveniles, no comprenden lo que se lee; la ausencia de libros en los hogares (Valparaíso con 300.000 habitantes no alcanza a tener tres librerías, lo cual,  en el plano de especialización resulta paupérrima en el ámbito de la historia, la filosofía y la teología.

Siguiendo con la definición del venerado Pontífice emérito educar implica “equipar” a la persona, es decir, revestirla de las capacidades suficientes que le permitan defenderse de lo que constituye una amenaza y de contar con las herramientas imprescindibles para desplegar los talentos que se poseen, y están dados para ser puestos en beneficio del prójimo. Desde la fe sabemos que todo don de Dios implica una misión, que toda capacidad recibida conlleva una responsabilidad y un deber del que se dará cuenta estricta.

La educación encierra una riqueza insospechada en bien de la sociedad, por lo que –en gran medida- lo que favorezca una buena formación repercutirá en un bienestar en el conjunto de la sociedad, y lo que sea una carencia implicará una pobreza integral, es decir,  una carencia manifestada en muchos ámbitos, entre otros, a nivel espiritual, moral, cultural, y económico.

VIRGEN DE PUERTO CLARO VALPARÍSO

Colocar la primacía de Dios en el mundo de la educación´ no es otra cosa que la búsqueda, el encuentro y,  el  reconocimiento del Reinado Social de Cristo al que con insistencia invitó en todo su pontificado aquel Papa venido de un lugar lejano: “Abrid las puertas a Cristo”, tal como lo señaló vivamente en su primera homilía (22 de Octubre de 1978),  reiterándolo –luego- en su primera encíclica Redemptor Hominis (4 de Marzo de 1979).

Aunque dramático resulta oportuno recordar lo vivido por un grupo de 46 jóvenes que mal implementados murieron congelados en los faldeos del Volcán Antuco en Abril del año 2005. En aquella ocasión, No bastó el entusiasmo, ni el acondicionamiento físico, ni la camaradería entre ellos, para evitar el drama vivido, lo cual, se habría evitado en parte si hubiesen llevado la vestimenta adecuada. Igual realidad podríamos encontrar si un joven decide practicar buzo o surf…aunque sepa nadar, use aletas, y gafas de buceo, si no usa un traje térmico padecerá de hipotermia.  Entonces el denominado “equipamiento” puede ser decisivo para zanjar una sobrevivencia, pues hablamos de algo “esencial” y decisivo, de muerte y de vida, toda vez que nadie está “medio muerto” o “medio vivo”.

El mundo de la educación tiene que dar respuesta a no sólo “como” se vive sino a si acaso hay verdadera vida, de tal manera que quien participa en este camino no cumple una profesión más entre otras, ni desarrolla un trabajo más, sino que responde a una vocación tan noble como exigente.

Siguiendo la enseñanza de Benedicto XVI habla de impartir una educación “integral”, por lo que se han de incluir las diversas dimensiones que tiene el hombre creado por Dios a su imagen y semejanza, lo que sin ser “idéntico” implica una participación real y misteriosa de la vida divina. Ser “semejante” no es ser igual, por lo que Dios ha querido dejar su huella divina en cada persona. El hecho de poseer un alma espiritual e inmortal nos abre la perspectiva del universo del mundo de la educación que  se interrelaciona de manera ordenada, gradual, y oportuna.

Entonces,  ver la educación como un “equipamiento” que busca formar a las nuevas generaciones de manera verdaderamente “integral” exige que las diversas disciplinas y áreas de la educación avancen al “unísono”  en toda etapa de formación, desde Play Group hasta el Cuarto Año de Enseñanza Media.

HNO. MURILLO (CISTER) & PADRE HERRERA

El reconocimiento de la dimensión trascendente de la persona humana nos lleva a asumir el desafío de permear cada eslabón de la escala educativa, donde la vinculación entre la creatura y su Creador ocupe un ámbito específico e insustituible.

Celebrando la memoria litúrgica en este día –de nuestro Consejo de Profesores-  a San Bernardo de Claraval no podemos olvidar sus enseñanzas a este respecto: “El amor para ser verdadero ha de ser ordenado”, es decir, reconocer la primacía del afecto, del pensamiento y del obrar a Jesucristo, quien es la Palabra pronunciada de manera definitiva desde cielo a la tierra, y es el Único que da respuesta a todas las inquietudes y preguntas de todo el  mundo y de cada  persona, en el pasado, en el presente y en el porvenir.

Insertos en la celebración del Mes de la Caridad Fraterna, el Santo Evangelio proclamado nos coloca en el momento donde un sabio semita de acerca a Jesús para consultar respecto de cuál era el precepto más importante de la Ley de Dios. Vemos que el Señor responde: “El primero es: amar a Dios sobre todas las cosas con toda el alma, con todo el corazón y con todo nuestro ser”…añadiendo de inmediato: “Y el segundo es semejante a este: Amarás al prójimo como a ti mismo”. Por tanto, la semejanza con la que el Génesis refiere la unión de Dios con el hombre al momento de crearlo,  se proyecta en la vida del hombre por medio del seguimiento de la voluntad de Dios en el cumplimiento de cada uno de sus preceptos, particularmente amando al prójimo “como Jesús lo hizo”. La medida del amor no la constituyen los gustos, ni las opciones, ni las capacidades, la regla por la que seremos medidos al fin de nuestros días es la persona divina y humana de Jesucristo, reflejado en quienes son parte de nuestro prójimo,  los cercanos e inmediatos en el hogar, en el trabajo, es decir, en nuestro Colegio.

Esa es la clave descubierta por San Alberto Hurtado Cruchaga para “equipar integralmente” en el ámbito de la educación a las nóveles generaciones, las cuales, a lo largo de sus años de escolaridad  podrán necesitar y agradecer múltiples “implementos” entre los cuales, la vinculación con Dios por medio del ser religioso,  es a la vez,  necesidad y urgencia. Parafraseando el mensaje de Su Santidad Juan Pablo II en nuestra Patria: “Los pobres no pueden esperar”, hoy añadiremos: “Los niños y jóvenes no pueden esperar”. ¡Que Viva Cristo Rey!

 

PARROQUIA PUERTO CLARO AGOSTO 2022

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