lunes, 25 de mayo de 2020


TEMA :  “JESÚS PRESENTE EN MEDIO DEL HOGAR”.
FECHA: HOMILÍA ANIVERSARIO DEFUNCIÓN JHANSY FAUNÉ MUR
Querida Alejandra, queridos niños Maite y Simón. Hermanos en el Señor:
La visita de este día a vuestro hogar tiene como finalidad poder celebrar la Santa Misa de Campaña, con ocasión del primer aniversario de la partida del recordado Jhansy Fauné Mur, luego de una breve pero grave enfermedad que debió sobrellevar el último tiempo de su vida.
En la capilla de aquel  centenario colegio donde tuvo toda su educación primaria y secundaria,  recordamos  el día de sus exequias,  las palabras de nuestra santa contemporánea, Madre Teresa de Calcuta, la cual,  al hablar del dolor humano señalo que: “cuando un hombre sufre hoy no es porque Dios se haya olvidado de él, sino que es alguien a quien Dios habló y por medio de quien habla al mundo”, como definitivamente lo hizo en “el Verbo que se hizo carne y habitó en medio nuestro”.
 En efecto, Cristo es la palabra y voz definitiva del Cielo a toda interrogante del hombre de todos los tiempos, por lo cual, nada escapa a su enseñanza ni de nuestra vida algo puede ser marginal a su presencia.
Como Capellán de nuestro Colegio Saint Peter’s, donde actualmente estudian  Maite y Simón,  entraña un imperativo el poder acompañar  a vuestra familia en estos momentos, tan especiales para la vida del mundo y para vuestro hogar,  que hoy se reviste para acoger la presencia más importante que puede llegar a nuestras vidas como es la de Jesús presente la Santa Misa, la cual ha sido definida como real y substancial.
Sin duda, la tecnología actual nos permite acortar distancias y salvar dificultades que antiguamente resultaban insuperables, más debemos tener presente que estamos en una situación de excepción que más temprano que tarde quedará como un recuerdo y será parte de la historia.




Más,  lo que estamos viviendo en este lugar se inscribe en otro ámbito. Más allá de ser una ceremonia, más allá de escuchar la Palabra de Dios en la Biblia, más allá del mérito de juntarnos de modo acotado salvaguardando la normativa sanitaria vigente, este acto constituye un encuentro personal con Cristo que renueva lo que hizo en el calvario  en el santo sacrificio de la Misa, donde se ofrece a Dios Padre para dar su vida, por los méritos obtenidos por su Pasión a cada uno de nosotros, especialmente,  por quien aplicamos esta Eucaristía.
Todo recuerdo, homenaje, y pensamiento hecho por nuestros difuntos adquieren una realidad nueva, totalmente distinta,  cuando los unimos a lo que Jesús hace ahora en medio nuestro a través de la gracia que generosamente infunde en nuestras almas capacitadas para interceder de manera real por los vivos y difuntos. Nunca acabaremos de conocer plenamente lo que este misterio insondable entraña. Para unos es locura, para otros es necedad para el creyente es la vida verdadera…”El Pan de nos da la Vida Eterna”.
Esta Santa Misa de Campaña, en la intimidad del hogar,  la hacemos en día sábado, ocasión que nuestra Iglesia nos invita a mirar el ejemplo de la Virgen María. Fue Ella,  alzada como Madre de todos los redimidos,  la que volteó el sinsentido que se escribió tempranamente en el Paraíso cuando el hombree apostó por relegar a Dios. Si por EVA entró el pecado a la humanidad, por aquella que hoy saludamos  diciendo AVE nos vino el Divino Redentor.
Resulta significativo recordar las palabras que señaló S.M. la Reina Isabel en el discurso dado ayer  conmemoración del fin de un conflicto armado, en medio de la pandemia que vivimos. Invitaba a no perder la esperanza para poder entonar luego un antiguo himno que los ingleses cantaban al finalizar la Segunda Guerra Mundial, parte del himno “We’ll meet again“ dice: “Nos encontraremos de nuevo, no sé cuándo, pero sé que nos encontraremos de nuevo. En un día soleado, siempre sonriendo,  como siempre lo haces,  haz que el cielo azul se lleve estas nubes negras”.
En la María Santísima, Virgen y Madre confiamos nuestras seguridades, nuestros tiempos, y nuestras posibilidades,  por eso,  pedimos a los que están aquí y a cuantos nos ven a la distancia en línea, que juntos elevemos  nuestras plegarias para que el recordado amigo Jhansy Fauné Mur esté formando parte de aquellos bienaventurados a las que Jesús el  Buen Pastor llama por su nombre en el Cielo: “Ven bendito de mi Padre al lugar preparado para ti desde toda la eternidad”.  
¡Que Viva Cristo Rey!

(+) JHANSY FAUNÉ MUR

IGLESIA MISA EXEQUIAL




Sr. Cura Párroco
Don Lino Viola
San Pedro Apostolo
Presente.                                           Valparaíso, Lunes 11 de Mayo del 2020

De nuestra consideración,
                                            En medio del tiempo de Pascua de Resurrección reciba un afectuoso saludo y compromiso de oración por sus intenciones y comunidad parroquial  de San Pedro Apóstol.
                                            Soy sacerdote,  desde hace treinta años del clero diocesano y llevo 25 años ininterrumpidos como Párroco de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, ubicada en la ciudad de Valparaíso (Chile).  Al igual que en Italia la crisis producida por la pandemia de Corvid-19 ha tenido múltiples consecuencias y limitaciones, que han afectado a personas e instituciones enormemente.  
                                           Gracias a Dios,  –a la fecha- la autoridad sanitaria a nivel nacional (Ministerio de Salud) ha permitido que en algunos lugares puedan reunirse hasta cincuenta personas, con la debida implementación de algunas medidas de cuidado sanitario, en tanto que el  episcopado nacional ha invitado a dar fiel cumplidos de las normas sanitarias de la autoridad: “Invitamos a las familias y comunidades a colaborar con esperanza y responsabilidad en la puesta en práctica de las disposiciones que el Gobierno y las autoridades sanitarias están adoptando para enfrentar la pandemia del Corvid-19. Es momento de actuar unidos, acoger las indicaciones de la autoridad, cuidarnos nosotros y cuidar a los demás especialmente a los grupos de mayor riesgo” (19 de Marzo 2020).
                                          En dos oportunidades llegaron carabineros al templo antes de iniciar la Santa Misa, con el fin  de verificar que todo estuviese en regla,  esto es: separación de un metro,  acceso de menos de cincuenta personas, uso de mascarillas, cierre del templo iniciada la celebración, a todo  lo cual, voluntariamente  añadimos colocación alcohol-gel en el acceso y guantes para las personas  que deseen usar.
                                          Cabe señalar que personalmente me comuniqué con carabineros para solicitar su presencia, con el fin que pudiesen garantizar el acceso libre de las personas al templo, en cumplimiento al derecho a profesar y practicar la espiritualidad que reconoce la Constitución de Chile,  porque hubo cuatro personas ajenas a nuestra comunidad parroquial que hostigaban a los asistentes, sin considerar que entre los feligreses había algunos menores de edad. Una vez que los carabineros se retiraron cortésmente se despidieron: “todo está en regla, que tenga buen día padre”.
                                         La asistencia en medio de la actual pandemia a la Santa Misa diaria varía entre  cinco a doce personas y el día domingo suele llegar a veinte y treinta personas a cada  celebración, lo que resulta en un espacio de 400 metros  cuadrados.
                                         Por internet tuve acceso a la imagen donde Ud. defiende con caridad y firmeza el imperio de la justicia en medio de la celebración de la Santa Misa donde fue interrumpido  por un guardia (carabinero). Fraternalmente, como sacerdote lo felicito porque el mundo de hoy necesita de convicciones y testigos capaces de mostrar a unos y otros donde se ubican realmente nuestras  prioridades.
                                      Estoy seguro que Nuestro Señor, Sumo y Eterno Sacerdote no dejará de premiar su ejemplar desvelo, que pasando por la purificación de una incomprensión  temporal, tendrá el premio reservado por el Buen Pastor que le dirá: “”Ven bendito de mi Padre al lugar preparado para ti desde y toda la eternidad”.
                                     A lo largo del mundo estoy cierto que somos muchos los que oramos por Ud. y su comunidad para que lo antes posible puedan participar de manera presencial y masivamente del misterio más importante que tenemos, del milagro más grande que acontece día a día en nuestros templos y altares como es cada Santa Misa.
                                     Sin otro particular, Dios guarde a Ud. y le bendiga.
                                     Dios Guarde a Ud. y comunidad parroquial.


                                    Pbro. Jaime Herrera González
                                    Cura Párroco de Puerto Claro





 __________________
Diocesis de Cremona
San Pedro Apostolo
Via Benzoni 8, 26029 Gallignano Soncino. Italia.   

Sig.
Don Lino Viola 
San Pedro Apostolo .
                                                                          Valparaiso ,11 di maggio 2020
                                                                                         
Caro Don Lino,

                              In questo tempo di Pasqua voglio fargli tanti auguri per il dono della fede in Cristo risorto ,centro della nostra vita cristiana . Auguri di Pasque per Lei anche per la sua comunità di san Pietro.

                             Sono un sacerdote cileno ,della diocesi di Valparaiso  ,da 30 anni che appartengo al presbiterio diocesano e da 25 anni parroco de Nuestra Senora de las Mercedes de Puerto Claro in un colle di Valparaiso.

                             Anche qui ,come in Italia,  possiamo vedere gli effetti della grande pandemia del covid 19 e anche della limitazione  al nostro ministro sacerdotale .A Dio piacendo ,fino ad oggi ,la autorità della santità pubblica  , a libello nazionale ,ha autorizzato la celebrazione di piccole gruppi ,non più di 50 .
                             Alla mia parrocchia ,in 2 occasione,sono venuti nostri carabinieri per vedere che fosse tutto apposto ,la distanza di sicurezza , indossare le mascherine ,e noi abbiamo offerto ai fedeli   gel anche dei guanti. I carabinieri ,hanno visto che era tutto sistemato ,mi hanno detto padre,tutto e in regola ,buona giornata.

                              In giorni feriale abbiamo fra 5 a 12 persona e la domenica una trentina di persone per celebrazione .Nostro tempio ha soltanto 400 mt per quello tutto e andato bene.

                              Ho visto su internet come quando Lei celebrava la Santa Mesa ha stato fermato dai carabinieri .Voglio fargli complimenti per la sua difesa della libertà religiosa e per il suo coraggio di uomo di fede e di pastore sollecito della sua comunità .

                              Abbiamo bisogno tutti ,fedeli e anche noi preti ,di mettere al centro il mistero di Cristo che il vero scopo della nostra vita sacerdotale e il bene della nostra chiesa ,anzitutto in questo  tempo in chi siamo cosi inginocchiati davanti agli idoli di questo mondo .

                             Il Signore ,Buon Pastore, che ha dato la vita per le sue pecorelle  , sa dare il vero premio ai suoi servi fedele  .Caro padre ,la sua fedeltà e il suo bello testimonio  mi hanno colpito .Grazie di cuore.

                              La distanza geografica dal Cile alla Italia non e un problema per essere uniti a Cristo nella preghiera in questo messe di maggio consacrato  nel vostro paese alla Madonna ,madre de Cristo ,anche madre di tutti preti . Di nuovo auguri e grazie mille .





Don Jaime Herrera y Gonzalez
Parroco
Nuestra Semora de Puerto Claro
            
SACERDOTE LINO VIOLÁ  DI CREMONA 

LA  SANTA  MISA  ESTÁ PRIMERO





-TEMA  : “TODOS LOS DIAS…!SON TODOS LOS DIAS!”
FECHA: HOMILÍA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN MAYO 2020
1.     “El Señor reina entre las naciones, Dios sentado en su trono sagrado” (Salmo XLVII, 9).
Lo primero que enseña una madre a sus hijos es a decir siempre la verdad aunque cueste. Para ello, basta que le recuerde al fruto de su vientre- que Dios lo sabe todo y que está en todas partes, por lo que a Él nada se le puede ocultar.
Por otra parte, cuando Jesús dice que para ser buen discípulo suyo debemos hacernos como niños estaba pensando en la pureza de conciencia de todo pequeño que no comprende el fin de tergiversar la verdad ni el sentido de mentir, no actuando con segundas intenciones,  incluidos los falsos respetos humanos que el debido hacia Dios que se manifiesta como el Dios veraz. En realidad, los pequeños suelen hacer pasar momentos muy especiales a sus padres cuando su natural apego a la verdad envuelta en espontaneidad,  evidencia aspectos de la verdad que los mayores  hubiesen preferido ocultar. En mi experiencia de treinta años de capellán escolar percibo que no es prioridad de los niños buscar la mejor oportunidad para decir la verdad…Se sabe, se dice.

Por eso, asumimos que al momento de ascender a los cielos,  Jesús no dejaría al azar ni improvisaría cada una de sus palabras y acciones, según lo cual, si el último gesto fue de bendecir,  sus palabras constituyen una invitación a crecer en comunión e identificación con El por medio de su presencia real y substancial, la cual,  se da como misterio de la fe,   en cada Santa Misa, en la que se renueva su sacrificio y entrega,  como hemos rezado en el prefacio de estas semana de pascua: “sacerdote, víctima y altar” a la vez.
De modo particular, quienes pasamos a diario por el mausoleo  de los Héroes de la Esmeralda no olvidamos como cada uno de ellos un día optaron por dar la vida por los suyos tal como dijo Jesús al  momento de referirse a la medida del amor verdadero. Esa entrega que hicieron por valores tan nobles como el amor a Dios, a su Patria y a su familia, podemos pensar cuán sublime ha de ser si se trata de considerar el amor de Cristo hacia su Padre, que ofrece  su propia vida como oblación.  Si el ejemplo de entrega de unos hombres pudo cambiar el rumbo de los acontecimientos de entonces, cómo será el sacrificio que se revive en cada Santa Misa,  si es ofrecido por quien es Dios y hombre a la vez, con todo su poder, sabiduría, y eternidad.
Nuestro Señor no se entregó con cuentagotas: Sino que lo hace de una vez para siempre, por eso al momento de instituir la Eucaristía manda “haced esto en mi memoria”, lo cual,  entendemos que es un acto diario, que sumados los sacerdotes que ofician día a día a lo largo del  mundo, intuimos es algo permanente pues,  en cada segundo que pasa al menos una Misa se celebra lo que nos confiere plena seguridad de poder contar con su cercanía y auxilio de manera permanente: ¡Todos los días…son todos los días!

ASCENSION DEL SEÑOR PUERTO CLARO


“Bajo sus pies sometió todas las cosas y le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la plenitud del que lo llena todo en todo” (Efesios I, 22-23).
Existe una estrecha vinculación entre el misterio de la institución de la Eucaristía con el misterio de la Ascensión que celebramos en estos días toda vez que al decir respecto de nuestro Señor “parte para quedarse” se realiza cada vez que comulgamos.
Sin duda, no es casualidad que tanto en la Última Cena como en lo alto del  Monte Tabor donde acontece la Ascensión, estuviesen presente los Apóstoles, puesto que ambas terminan con un envío en orden a dar testimonio de lo que han visto, de lo que han vivido, y  de lo que han escuchado de la persona de Jesús. No hay comunión sin misión,  ni misión sin comunión.
El camino del apostolado es esencialmente consecuencia de una vida en Cristo, sobre cualquier programación, red social, esquema pastoral y actividad, ser apóstol implica  dar a conocer a Cristo, y esto sólo lo puede hacer eficazmente quien se esfuerza por vivir de Cristo, asumiendo su mismo pensar, sentir y obrar, según lo cual,  lo que importa no es la adecuación temporal –el relamido aggiornamento- ni la eventual originalidad en el uso de los medios del apostolado,  toda vez que lo  primero que se necesita es una vida espiritual nutrida por la gracia que viene de lo alto, y que es concedida abundantemente por un Dios que no se deja vencer en generosidad ni, que  desatiende a quienes imploras su gracia de modo tan perseverante y como humilde.
La gracia concede poder tener visión unitaria de la fe, donde asumimos que todo lo que tiene que ver con Dios será nuestro interés y todo lo que nos aleje procuraremos desecharlo con convicción e inmediatez, pues nos conviene estar bien con Dios y no sometidos a los criterios y normativas  del mundo

Una y otra vez diremos, y las que sea necesario repetiremos, que “el alma del apostolado es el apostolado del alma”, lo cual,  constituye una verdad permanente, y que clama ser conocida –también- en este tiempo,  en el cual,  la tentación de “apostolarse” está hondamente enraizada en una tierra debilitada por el modernismo. Para muchos lo entretenido, lo novedoso, lo masivo, lo atómico son criterios irrenunciables de la vida actual, sin los cuales nada parece tener sentido.
Con ello la vida espiritual y nuestro  apostolado se terminan confundiendo en medio de tantas condescendencias, oportunismos, y abusos, que hacen poco creíble el testimonio afectando la vida pastoral y misionera: bajan las vocaciones, se paralizan los voluntariados, nulo interés por participar en catequesis, se imparte formación superficial y básica que no es capaz de visibilizar a Cristo.
Mas, lo que gusta, lo que viene, lo que todos aceptan, termina agotando porque no se apoya en la vertiente que fluye  sin agotarse como es la nacida del Corazón de Cristo del cual,  proviene toda gracia necesaria para alcanzar la santidad y para llevar las almas a Dios, que es el fin de toda vida apostólica.
Al Señor no le interesa que sean muchos los que mucho hablen de Él; al Señor no le importa ocupar las primeras planas de los medios de comunicación…no quiere ser un simple “influencers”...pues,  hasta donde sabemos Cristo vino al mundo para salvarnos del pecado, de aquella realidad dramática que cruza la historia desde que los llamados a alabar clamaran al unísono “no serviremos” a Dios y nuestros primeros padres -Adán y Eva- en el paraíso hiciesen eco común de esas voces.
Cristo vence definitivamente ese clamor que parecía indestructible, y lo hace por el camino de su entrega total y voluntaria a los designios del Padre que pasaban por el patíbulo de una cruz para, al tercer día,  resucitar glorioso, y ascender a los cielos para, desde allí,  reinar sentado a la diestra del Padre Eterno.
De estas verdades somos testigos y debemos testimoniar por medio de una vida apostólica tan convencida como convincente, la cual,  se nutra en todo momento de la gracia implorada por la oración y,  actualizada cada vez que comulgamos presencialmente bien dispuestos en el corazón. 
Tengamos presente que aquí recibimos no una bendición, no sólo una gracia, sino que participamos de la vida misma del Autor de toda gracia, según lo cual, deducimos que nada es más importante para un creyente que estar en comunión plena con Jesús.

APÓSTOLES CREYENTES Y CREÍBLES

2.     “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (San Mateo XXVIII, 20).
Hemos de comprender la entrega de Cristo como una cadena ininterrumpida, que se “actualiza” cada vez que se celebra una Santa Misa, por eso dice: “estaré todos los días”, cumpliendo su cometido sobre cada ara, sobre cada altar. Esto nos da una certeza que constituye el anticuerpo o vitamina espiritual  necesaria para enfrentar cualquier virus que pretenda alejarnos de quien es la fuente de nuestra salud como es la persona de Jesucristo, se fortalece de la unión que tengamos con El, y se expresa hacia quienes están a nuestro alrededor.
Este día de la Ascensión asumimos que permanecer es estar, y quien opta por dar lugar a Cristo no duda en estar con los que han abierto su vida a su Persona. La primera lectura nos relata que los Apóstoles quedaron como “marcando ocupado” al ver a Jesús subiré a los cielos, al punto que dos ángeles les preguntaron ¿qué hacen mirando el cielo?.
Esta pregunta, al igual que otras que vemos en el Evangelio,  encierra un desafío, cual es entregar lo contemplado por medio de un estilo de vida que sólo tienda a repetir lo que San Pablo sintéticamente señaló: “Mi vivir es Cristo, y Cristo crucificado”.
Para esta Solemnidad queremos rezar por un programa de caridad fraterna que Dios mediante implementaremos en nuestra comunidad parroquial bajo el título de tres ciudades donde estuvo Jesús: Nazaret (trabajo) , Tiberíades (alimento) y Betania (vestimenta) , cada una de las cuales tendrá la misión de responder en la mejor medida de lo posible a las necesidades surgidas con ocasión de la creciente pandemia y que como sabemos tienen el agravante de haber sido precedida por el estallido de la violencia de octubre pasado, que ocasionó la pérdida de muchos empleos en nuestra ciudad de Valparaíso. A estas alturas nadie duda de la dramática situación en que se encuentra el que fuera reconocido como el Primer Puerto de Chile: Cuántas edificaciones paralizadas, cuantos emprendimientos frustrados, cuanto comercio mutilado, cuántos espacios públicos banalizados y espacios privados vandalizados.
El desafío es “cuesta arriba” lo sabemos, más primero vamos a rezar para que resulte lo que Dios permita, segundo daremos un tiempo adecuado de organizar cada aspecto, procurando abordar el mayor número de posibilidades, invitando en ese tiempo a un grupo de personas que en diversas circunstancias han colaborado y participado en determinadas celebraciones litúrgicas, incluida -por cierto-  la santa Misa en Latín como fue el deseo del Romano Pontífice desde 2007, y que en este año cumplimos una década de ininterrumpida celebración, siendo la única parroquia de la de nuestra diócesis lo que entraña una gracia de Dios que conlleva una gran responsabilidad.
La oportunidad de nutrir el alma con la oración y los sacramentos, evidencia una gran verdad de nuestra Iglesia cual es la catolicidad que nos permite ser parte de una misma comunidad en el lugar donde participamos.
En nuestra Iglesia parroquial no hay extranjeros, no hay foráneos, no hay fieles de primera ni de segunda, la ciudadanía espiritual la confiere la condición bautismal no la residencia que temporalmente se pueda tener.  Por esta razón no hacemos aduanas para el acceso, no pedimos otro “carnet de pertenencia” más que la voluntad de libremente participar junto a nosotros, realidad que algunos hoy quieren evitar porque temen lo que siempre han desconocido: La santa libertad de los hijos de Dios.
 A la Virgen Madre que reina junto a su hijo y Dios en los Cielos, colocamos nuestra vida y proyectos, especialmente en medio del  fragor de una pandemia que hemos enfrentado desde la fe y recibiendo a Cristo presente diariamente quien nos dice: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.       
¡Que Viva Cristo Rey!

PROMESA CUMPLIDA EN CADA MISA



sábado, 16 de mayo de 2020


TEMA  :    “ LAS  BUENAS  OBRAS  COMO  CARTA  DE  PRESENTACION ”.
FECHA: HOMILÍA  EXEQUIAL  SR  RENATO  RENCORET  KARLSONN  / 2020.
Estimada Rosa Galleguillos de Rencoret, hermanos en el Señor: Se suele afirmar que nadie elige el día de su partida. Yo estimo que algunos sí, porque al dejar sus vidas en las manos de Dios aceptan cada acontecimiento de su vida, incluida la última jornada, como parte de un proyecto que es esencial para ellos.
El hecho de estar en este templo, donde día a día elevamos oraciones, rezamos el santo rosario, celebramos la Santa Misa, se administra el perdón de los pecados, se constituyen nuevos hijos de Dios y de su Iglesia, no es algo casual, como tampoco lo es como consecuencia de un acto acostumbrado. Es respuesta de Iglesia a la fe vivida por aquel que ha partido de este mundo.

Por esto sus esposa, hijos y familiares pueden preguntar al Señor con los versos de una canción hoy: “¿Quién más que tu merece el cielo?” Si bien el tono de nuestras palabras en estas circunstancias suelen invitar a crecer en la fe, robustecer la esperanza en la Vida Eterna, e inclinar nuestras acciones cotidianas hacia la vivencia de la caridad fraterna, por medio de la meditación de las denominadas prostrimeríades, no dejamos de invitar a una conversión de vida que, sin duda constituye el mejor homenaje y eficaz recuerdo que podemos hacer a quien ya ha partido de este mundo.
Un buen y viejo amigo sacerdote me recomendó para estos días leer una novela sobre la vida de un curita de una pequeña parroquia parisina. Con el humor propio de un  autor de origen escoses,  en un momento señala que “para presentarse en el Cielo se necesita que la diferencia para caer al infierno sea menor a las de merecer  el Cielo”. 

Lo anterior,  dice relación con lo que la Santa Biblia enseña respecto de las obras que realizamos a lo largo de este mundo, pues serán ellas,  nuestra “carta de presentación” en el umbral del Cielo. Para entenderlo mejor, es semejante a cuando llega una visita con las manos ocupadas porque trae algo en ellas para compartir…A esa visita de inmediato se le confiere la mejor bienvenida al hogar.  


Al Cielo nada material nos llevaremos: Externamente con lo que vinimos a él, partiremos de él, por lo que lo que llevaremos en nuestras manos a las puertas del Cielo serán las obras de bien que hicimos, la gran mayoría no visibles a los ojos de muchos porque,  acontece en la vida del creyente algo semejante al vuelo de un avión.
Según el dato más seguro de aeronáutica mundial, en abril de año pasado (2019)  fueron 5.5 millones de vuelos diarios, bastando la caída de uno sólo de ellos, para ser motivo de noticia por meses y del temor de muchos al subirse a un avión. El mal siempre es noticia de primera plana, el bien nunca es titular, sólo lo es,  al llegar a golpear la puerta del Cielo y mostrar la “carta de presentación” que constituyen las obras de bien realizadas, sobre cualquier intención y deseo.

Nuestro anhelo por la salvación de nuestros difuntos debe aplicarse por medio de una conversión real que lleve a modificar todo aquello (pecado) que nos puede estorbar y alejar del bien único necesario que es para siempre estar junto a Dios. Una y otra vez repetiremos: ¡Cielo ganado, todo ganado; Cielo perdido, todo perdido!
Estos días de Pascua de Resurrección nos hacen ver el mundo desde la vida que ha vencido el poder de la muerte en la persona de Jesucristo, perfecto Dios y hombre a  la vez, quien habiendo prometido estar al tercer día junto a nosotros, no deja de cumplir su otro promesa de estar “todos los días junto a nosotros hasta el fin del mundo”.
Un antes y un después marca el acontecimiento que nuestra Iglesia ha vivido y anunciado desde hace dos milenios, muchas veces  lo ha debido hacer  ante la manifiesta adversidad en extensas persecuciones tal como fueron las vividas en los tres primeros siglos, y en épocas de florecimiento espiritual donde la vida de los santos –como San Francisco de Asís, San Francisco Javier, y San Maximiliano María Kolbe- fueron capaces de refrescar el aire rancio de una sociedad en evidente decadencia.
En la actualidad,  vemos cómo un virus ha colocado al hombre y sus poderes en su lugar…si hace sólo un par de meses se anunciaba que se poblaría Marte y hoy sólo anhelamos terminar sanos el año en curso. El hecho de la resurrección de Jesús nos permite vislumbrar que es la vida de los santos la única capaz de rejuvenecer  a nuestro Iglesia,  tan fuertemente mancillada a causa de la tibieza espiritual, de la promiscuidad doctrinal y el debilitamiento de la fe.

Hoy, que despedimos a nuestro hermano Renato Rencioret Karlsonn, y con su testimonio de vida en medio de nuestra Parroquia  por ocho décadas, recordamos que los Santos nunca pasan de moda, viviendo en un presente sin ocaso, por lo que su ejemplo sumado a un poder de intercesión, les hace tener una voz que resuena con mayor fuerza en los momentos de mayor prueba como son los que estamos viviendo en la hora presente.
Un santo no desespera ni teme a nada porque sabe que la hora de Dios es la más conveniente para las cosas del alma, en tanto que,  apoya toda su seguridad en Aquel que nunca defrauda ni su amistad destiñe, tal como acontece en la vida personal y social. Por eso, un verdadero hombre de fe no deja de repetir lo que los apóstoles dijeron a Jesús: “Scio qui credidi” ¡Sé en quien he creído!
Estas palabras pueden sellar lo que fue la vida permanente de nuestro hermano. Su “domicilio” como creyente fue constante y conocido, y cómo no,  si desde niño acudió  a este templo, participando en todas las actividades desarrolladas, de tal manera que, ninguna cosa que se halla hecho aquí en los setenta años escapó de su presencia y ayuda.

Para los recientes días de Semana Santa su mayor sufrimiento –que llegó a las lágrimas- lo constituyó el hecho de no poder asistir y colaborar en esta pequeña comunidad. Entre otras cosas él nos ayudaba para el Domingo de Ramos, para hacer el monumento al Santísimo, y para bajar los telones morados en la Vigilia. Conviene saber que hubo algo que no delegó nunca, y fue hacer el fuego para ser bendecido y encender el cirio pascual al inicio de la Madre de todas las Vigilias, Eucaristía cuya gracia resuena como un eco en cada domingo que Renato Rencoret Karlsonn no dejó de asistir salvo por razones serias de salud.
Para quien sostiene no tener fe el cerrar un templo es como cerrar un galpón, en este sentido,  da lo mismo si acaso es un garaje, un local comercial, un estadio, o una iglesia. Para muchos bautizados el templo no pasa de ser un “lugar de reunión de conocidos”, que es igual que si permanece abierto o no porque uno puede juntarse a orar en cualquier parte. Para el católico el templo es la Casa de un Dios que acoge a sus hijos siempre, especialmente en los momentos de mayor angustia y necesidad, y que cada día se hace presente en la Persona de su Hijo Unigénito en cada altar, por lo que de modo real y substancial, como dice San Pablo: “cada vez que comulguemos, comemos y bebemos el precio de nuestra salvación”, es decir: ¡Estamos con Cristo! ¡Participamos de su vida! ¡Vivimos de Cristo!

Sabia y tempranamente lo asumió nuestro hermano que procuró permear su vida familiar y laboral con la verdad de Cristo y de su Iglesia evitando que la fe caminase por veredas paralelas, que es una lacra propia de la vida del creyente de nuestro tiempo, que fácilmente se deja seducir por dejar a Cristo fuera: o del hogar, o del trabajo, o del estudio, o de la diversión, o de la amistad; o de la familia.
Queridos hermanos: Si el patio de nuestra parroquia pudiera hablar nos contaría de las veces que aquel pequeño niño de los ojos azules subía y bajaba con presteza del polvoriento cerro, tras un volantín en vuelo o un balón de futbol; nos hablaría del entusiasmo de un joven que asistía con regularidad a cuanto evento se organizaba; nos diría de aquel  adulto que con su familia ya formada colaboraba en la construcción del velatorio, del campanario, de la casa parroquial y de los salones, nos hablaría del eco de esa voz que dentro del templo parecía hacer callar la voz de todos y que fuera de él,  anunciaba la venta de empanadas benéficas; nos hablaría del paso ya cansado pero persistente de aquel adulto mayor que en silencio plantaba flores y las regaba, para luego compartir una once con el grupo de señoras, de la cual, como matrimonio siempre participó desde su fundación en ya lejano 1980.   

Hay jóvenes que pueden tener la sabiduría de un anciano,  tal como hay veteranos que pueden tener la lozanía vital  de un joven. Un conocido actor, como es el que interpretó a Jesucristo en la película La Pasión hace un tiempo dijo: “prefiero ser un desconocido aquí que un desconocido allá arriba”. Esto se aplica a cabalidad en la vida de nuestro hermano por quien aplicamos los méritos del Santo Sacrificio de la Misa hoy. ¡Sin duda, en el examen de la vida para ingresar al Cielo ha sacado nota de excelencia!
En la justicia y misericordia de Dios colocamos nuestra esperanza que nuestro querido Renato Rencoret Karlsonn tendrá las puertas abiertas en el Cielo luego de haber recorrido el empinado camino de la santidad como un reconocido hijo de nuestra Iglesia aquí,   para –ahora- ser reconocido entre los mejores hijos allá. Estoy cierto que la oración hecha en este día en momentos tan particulares, que son de purificación y conversión para todos, será como la campana que invitará a los ángeles de Dios a repetir al unísono lo que en cada corazón lleno de fe proclama en este lugar santo: “Ven bendito de mi Padre, al lugar preparado para ti desde toda la eternidad” (San Mateo XXV, 34).

En su última visita a La Serena donde se escapaba con doña Rosa para visitar a sus familiares me trajo de obsequio unas ricas papayas y un magneto de la Cruz del Milenio ubicada en la ciudad de Coquimbo. Significativa imagen que nos evoca el lugar donde estuvo pendiente la salvación del mundo tal como entonamos cada Viernes Santo en este mismo lugar: Cristo Resucitado mutó un medio de muerte en camino de vida; Cristo Resucitado es el único capaz de cambiar las lágrimas de amargura de una momentánea partida, por lágrimas de alegría de un encuentro para siempre; Cristo Resucitado derriba definitivamente el muro hasta entonces infranqueable de la muerte, en la puerta abierta por la que imploramos haya transitado un “top ten” de la fe católica de nuestros días y de nuestra comunidad parroquial.
Casi alzando su mano debe estar la imagen de la Virgen en este lugar, como diciendo: ¡Aquí estoy! Porque Ella ocupa un lugar decisivo en el camino de la salvación del mundo, y por cierto, de cada uno de nosotros  que podemos repetir que “nunca hemos sido defraudados cuantas veces hemos recurrido a su protección de Madre”, a la que veneró bajo el título Patronal de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro durante prácticamente toda su vida.
¡Que Viva Cristo Rey!