sábado, 26 de diciembre de 2020

 

TEMA  : “INFLUENCER DE LA SANTIDAD POR MEDIO DE LA MISA”.

FECHA: HOMILÍA PRIMERA COMUNIÓN /  COLEGIO MACKAY  /  2020

Aunque distinto, hoy somos participes de una celebración que tradicionalmente se ha hecho en nuestro colegio, desde ya hace largos tiempo. Un grupo de alumnos de cuarto año básico por Primera vez recibirá a Jesús Sacramentado, cumpliendo la invitación del Señor: “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de los cielos”.

Bendición a los 44 alumnos de la primera comunión

Estas palabras dichas por el Señor encierran un doble sentido:  Él toma la iniciativa de llamar y convocar, por lo que es una gracia inmerecida, que no se funda en capacidades, logros, ni destrezas, sino que es por un amor de predilección que venido de Dios, encierra perfección y gratuidad plena. Para esta invitación no hay otra justificación más que el amor de Dios, lo que la reviste de un imperativo a la hora de responder.

Sin duda, aquella inquietud en el corazón en orden a “buscar a Dios” sumada a aquella “capacidad de Dios” que encierra nuestra humana naturaleza creada, nos lleva a tener esa llamada “venid a Mi” como una maravillosa aventura con un fin exacto,  cual es,  estar con Jesucristo. Si alguna persona nos invita a una parte sin decirnos hacia dónde ni a qué ir,  podemos humanamente desconfiar porque no tenemos certeza, según esto, una aventura que no tiene un sentido preciso se reviste de incertidumbre provocando desconfianza y  temor a lo desconocido, en cambio, una aventura que tiene rostro, que tiene finalidad, que tiene seguridad, es digna de ser tomada en cuenta y, en este caso – siendo Jesús quien nos llama-  vale la pena hacer cualquier esfuerzo por participar en ella.

Misa The Mackay School Primera Comunión 2020

El acto de creer es la aventura más fascinante que podemos emprender en nuestra vida, porque a ella nos ha invitado Jesucristo, tal como aconteció germinalmente el día del bautismo donde pasamos a ser verdaderos hijos de Dios y de su Iglesia Católica, como sucede en este día en el cual, por primera vez reciben no solo muchas bendiciones sino que además, al Autor de toda gracia como es Cristo. Es El quien dice: “¡Venid a Mi todos los que estáis cansados y agobiados, yo os aliviaré!”.

Luego de pasar por largos meses de cuarentenas e innumerables desafíos donde el agotamiento, el aburrimiento, y la incertidumbre han ido en aumento, ahora viene Cristo a dar ánimo a cada uno y a fortalecer la voluntad en vistas a lograr una vida santa, por el camino del vencimiento personal,  apoyados en la ayuda  de Dios que siempre es necesaria, oportuna y sobreabundante. Recuerden el lema de vuestra insignia: “Vincit qui se vincit” (vence el que se vence).

La aventura por buscar ser santos, a diferencia de muchas otras actividades, se extiende por toda nuestra vida: nada y ningún momento puede quedar al margen de esta realidad, pues no hay “recreo” para nuestra condición como hijos de Dios.

Sacerdote Jaime Herrera González Chile 2020

A este respecto, en el lema de nuestro Colegio  subyace aquella expresión de San Agustín de Hipona: “Quien te creó sin ti, no te salvará sin ti”, con lo cual, asumimos que nuestro Señor  quiere que seamos santos y perfectos con todo nuestro empeño procurando actuar como si todo dependiera de nosotros sabiendo que todo viene de Dios.

Entonces recordamos una antigua plegaria anónima que nos permitimos complementar: “Cristo no tiene cuerpo sino el tuyo, no tiene manos ni pies en el mundo, sino los tuyos. Tuyos son los ojos con los que Jesús mira hoy el mundo; tuyos son los pies con los que avanza para llegar al que está desamparado y enfermo; tuyo es su rostro por medio del cual esboza una sonrisa al que permanece triste; tuyos son sus oídos con los cuales quiere escuchar tantas súplicas para ir con premura a auxiliar al que lo necesita; tuyas son sus manos con las cuales quiere bendecir y realizar el trabajo bien hecho”. 

Alumnos del colegio Mackay en su primera comunión

Sería iluso obviar las circunstancias que han marcado el caminar de vuestra preparación a la Primera Comunión olvidando destacar que lo hicieron en medio de la mayor pandemia de nuestro tiempo. Vuestra perseverancia a la catequesis impartida por vuestra profesora, y la de vuestros padres en modalidad on line de Catequesis Familiar es meritoria. Ese amor de predilección exhorta a reconocerse como depositarios de un don inmenso del que muchas comunidades parroquiales y educativas se han visto restados por diversas razones. Más, aquí hoy tenemos la respuesta a la llamada que Jesús hizo en vistas a estar con El de manera presencial. Recuerden que toda gracia implica una misión, toda vez que  a tales gracias tales responsabilidades, puesto que como dice el santo Evangelio: “A quien mucho se le ha dado, mucho se le exigirá” (San Lucas XII, 14).

The Mackay School Reñaca

Como creyentes nos sobrecoge el hecho del misterio de la fe que celebramos: Jesús al partir de este mundo quiso quedarse no de manera simbólica, figurada o virtual, sino que en la Última Cena, al momento de recordar el episodio de la salida de la esclavitud del pueblo de Dios, tomó un poco de pan y vino y dijo: “Esto es mi cuerpo” y luego “Esta es mi sangre”, dando un mandato: “¡Hagan esto en mi memoria!” (1 Corintios XI, 24).

Hace unos días el sol pareció desaparecer por unos minutos inundando de oscuridad el mediodía. Para muchos en la antigüedad era la muerte de sol. En este tiempo de pandemia, como entonces no han faltado los que a causa de la incredulidad han visto extinguir la vida cristiana en el mundo, otros han preferido vivir el minuto de eclipse como una nueva normalidad, mas sabemos que,  antes el sol puede desaparecer que la vida de Cristo lo haga de la faz de este mundo: “Cielos y tierra pasarán pero mi palabra permanecerá” (San Mateo XXIV, 35).  Cristo permanece  fiel con nosotros hasta el fin de mundo: En su promesa se funda nuestra seguridad, y en su fidelidad descansa la nuestra: “Yo estaré junto a vosotros todos los días  hasta el fin del mundo” (San Mateo XXVIII, 20).

Capellán Jaime Herrera Chile


La luna es cuatrocientas veces más pequeña que el sol, a  pesar de ello, el día del eclipse  por cuatro minutos se antepuso a su luz y vimos oscurecer algunas regiones, y mermar el calor imperante en igual tiempo. ¿Dejó el sol de irradiar la luz? La respuesta es evidente, y ello nos sirve para asumir la tarea que Cristo hoy encomienda a cada uno de estos niños y sus familias en orden a dar a conocer el amor de Jesús Sacramentado a todos los que están a nuestro alrededor, particularmente: los amigos, parientes y cuántos estudian en este lugar.

Queridos niños: Ustedes desde este día son custodios de la confianza depositada por Jesucristo que viene ahora por primera vez a cada uno. Nada existe que sea más noble, bello, y duradero que estar con Jesús en la Santa Misa, y comulgar con un corazón limpio. “La evangelización de la cultura es de especial  importancia en nuestro tiempo, cuando la dictadura del relativismo amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último. La sociedad actual necesita voces claras que propongan nuestro derecho a vivir, no en una selva de libertades autodestructivas y arbitrarias, sino en una sociedad que trabaje por el verdadero bienestar de sus ciudadanos y les ofrezca guía y protección en su debilidad y fragilidad. No tengáis miedo –dont be afraid- de ofrecer este servicio a vuestros hermanos y hermanas, y al futuro de vuestra nación” (Papa Benedicto XVI, Homilía en Bellahouston Park en Glasgow  16 de septiembre del 2010).

Cuando el Santo Padre dirigió estas palabras en Escocia hace ya una década no olvidaba que toda la gran isla de Inglaterra fue tenida en el pasado como la Isla de los Santos, por la fecundidad en el número de beatos y santos que la Iglesia ha elevado a los altares. Este año no ha sido la excepción, pues,  los dos más jóvenes beatos reconocidos en este tiempo de pandemia tuvieron una estrecha vinculación con el mundo anglosajón. Ambos vivieron a plenitud su identidad católica, ambos buscaron por el camino del vencimiento personal el camino de santidad al que fueron llamados, ambos ofrecieron su vida por amor a Dios y los más necesitados, particularmente a los hambrientos del Pan Eucarístico.

Santa Misa Primera Comunión

El primero de ellos de nombre Carlo Acutis, nació en Londres: A los doce años iba a la Santa Misa diariamente, tenía un gran número de amigos y se destacaba por su amor al deporte. Bueno, también no puedo ocultarles que era un entusiasta jugador de los videojuegos, como muchos de ustedes lo son…  

Mas, a esa edad ya colaboraba para que sus amigos acudiesen y comprendieran mejor la Misa para lo cual,  destinó de su tiempo personal para preparar una exposición sobre los milagros eucarísticos con el fin de hacer que el bien del que fue participe en su Primera Comunión lo pusiesen recibir sus  amigos. Sin duda, fue un influencer eucarístico, donde más que centrarse en cuántos seguidores tenía su cuenta, le importaba que sus amigos tomasen en cuenta a Jesús.

 Queridos niños: Recuerden que la verdadera amistad siempre busca el bien, siempre tiende a la virtud, y siempre se verifica por medio del sacrificio: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos”. Esto repite Jesús hoy a cada familia, y a cada niño que se acercará en unos momentos a recibir a Jesús Sacramentado. A unas cuadras, desde la extensa  playa de Reñaca cada atardecer parece decirnos que en el horizonte se unen el cielo y la tierra, mas ello, realmente  acontece sobre cada altar donde Jesús viene a nosotros, y maravillosamente acontece que el cielo toma la tierra en el corazón de cada niño que hoy recibe a Jesús, el Amigo que nunca falla, por primera vez. Que la Virgen María, que estos días de Adviento con regocijo espera con nosotros el nacimiento de su hijo en Belén, les obtenga la gracia de ser fieles a Jesús Sacramentado en cada jornada que Dios les regale de vida.

¡Que Viva Cristo Rey!

Capilla del colegio Mackay


 

TEMA :   “PROPTER NOS ET PROPTER  NOSTRAM SALUTEM”

FECHA: HOMILÍA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR   /  AÑO 2020

Queridos hermanos: ¡Feliz Navidad!

Gradualmente el silencio ha ido llegando a los hogares, luego de una vorágine que mezclado de un consumo ilimitado ha sumado este año a un ajeno espíritu de violencia que surgió en distintos lugares, evidenciando que la crisis moral ha llegado a límites que parecieron inimaginables.  Los grandes enfrentamientos entre naciones han devenido en la actualidad a ser una  atomizada relación social cuyas  expresiones van de la mutua desconfianza, el temor reinante, y sin duda, una crispación de animosidad que brota con ligereza en estos tiempos finales de año (…) y de pandemia.

Santa Misa Nochebuena 2020

La espiral de un secularismo que ha echado raíces  en los dos últimos siglos ha provocado un enfriamiento en los creyentes que es evidente: la piedad que en la actualidad a mutado –como el mayor de los virus- desde la aversión hacia una abismal falta de consideración hacia todo lo que diga relación con la piedad, la fe y la religión,  en otras palabras,  en lo que se refiere a Dios y su obra.

Esto hace que la vida del alma que da sentido a nuestro ser, a la vida en sociedad, y cuya base es la familia, ocupe en nuestro horario el momento de lo sobrante, en nuestras prioridades el de lo prescindible, y entre lo útil el ámbito de lo desechable. Tal como aconteció hace más de dos milenios, cuando aquellos peregrinos –José y María- buscaban refugio donde poder recibir al Mesías esperado.  ¿Qué habrá sentido aquel padre y madre al experimentar que no hubo lugar para ellos? Aun mas, que no hubo lugar para el fruto bendito de su vientre ha de haber sido la causa de su mayor congoja, toda vez que no hay mayor desprecio que aquel que tiene a Dios como objeto.

Iglesia de Cerro Toro Chile

A lo largo de nuestra vida hemos asumido momentos de dificultad a causa de persecuciones, injusticias, y faltas de delicadeza. La fe, la madurez y el tiempo nos hace reaccionar de manera distinta al momento que se esgrimen ofensas hacia nuestros seres queridos, particularmente al verlos sometidos a la indefección,  a causa de su corta o avanzada edad, de su fragilidad por una enfermedad.

¿Qué hacer cuando el ofendido es nuestro Dios que es eterno y todopoderoso? Si al Señor le bastaría un instante para romper cualquier adversidad y un momento para doblegar aquella  violencia fruto de la soberbia.

Pero el cielo quiso colocar en los brazos protectores de San José la seguridad del Verbo Encarnado, el cielo no dudó en avanzar hacia el mundo que caminaba en tinieblas en el vientre inmaculado de aquella que será honrada de generación en generación como la Madre de Dios. Tras esa elección del cielo hecha a José y María subyace la mirada de Dios hacia cada persona llamada a ser parte de su familia desde que asumió la condición humana y nació en una humilde gruta usada como refugio de los animales.

Virgen de Puerto Claro

La fragilidad de un recién nacido  evidencia la gratuidad de la gracia que viene de lo alto. Humanamente desprovistos de las seguridades que la sociedad actual buscar conquistar con ciego desenfreno descubrimos aquella disponibilidad a todo evento que tienen José y María a la hora de cumplir la voluntad de Dios, que finalmente, es lo más importante y necesario ayer, hoy y siempre.

Las puertas cerradas de la aquella ciudad real, donde nació el Rey David, ahora no acogen a quien está sobre todo poder humano, y detenta el señorío no sólo del universo, de los tiempos, sino de lo que subyace en el corazón de cada persona. A este Rey un día la sociedad lo desechó y envió nacer a un establo.

JESÚS HA NACIDO DICIEMBRE

Dice el Evangelio que: “no hubo lugar para ellos”. En realidad, lo más grave es que no hubo lugar para Dios porque estaban afanados en el censo que venía, en las preocupaciones económicas, sociales y políticas, que saldrían del conteo de habitantes. Nuestra sociedad actual no difiere mayormente en la de aquella ciudad betlemita: La economía es fundamental para muchas personas al punto que un solo centro comercial de la región en esta semana tuvo el denominado aforo de 4000 personas ante el reducido que tenemos al interior de nuestros templos: 270 parroquias y catedrales.

Eso demuestra dónde se encuentran las importancias del mundo y sus autocuidados…Como en Israel la venida de Jesús se da en un contexto social encendido, con un censo que equivaldría a los actos de sufragio actuales, donde todos estaban preocupados por lo que vendría y a la hora de abrir las puertas a Cristo lo enviaron a ocupar un lugar en la simple posada de  animales.  

Puerto Claro Valparaíso

Se desecha lo sublime para resaltar las bagatelas; se posterga lo eterno para destacar lo que pasa, precisamente a ese mundo que “estaba en tinieblas” es el que Jesús Niño quiere hoy iluminar con su pureza, su sencillez, su fragilidad. Recordemos siempre que la llegada de Jesús fue bajo el anuncio que “en esto reconocerán al Mesías…Verán a un niño envuelto en pañales”.

¡Nada más simple y débil que un recién nacido! ¡Nada más simple que un Niño en brazos de su madre y de su padre que le contemplan sobrecogidos! Nuevamente viene esta Sagrada Familia a llamar a la puerta de nuestros hogares, de  nuestra Patria, de nuestro corazón, por lo cual, sólo cabe una respuesta: “Abrir el corazón al Redentor que nace”. Amén.

¡Que Viva Cristo Rey!

En este lugar nadie sobra


 

martes, 22 de diciembre de 2020

 

TEMA  : “GOD IS WITH ME” (Beato Joan Roig Diggle).

FECHA: HOMILÍA PRIMERA COMUNIÓN ST.PETER’S SCHOOL  /  2020

El  celebrar la Santa Misa en el patio de formación de nuestro Colegio, obedece al hecho de estar inmersos en la batalla contra la mayor pandemia de los tiempos modernos. Sin duda, reconocemos que esta Misa tiene un carácter “excepcional” si consideramos el lugar, día, asistentes y preparación. Todo se presenta como diferente, donde lo único que parece no cambiar l el tiempo que inexorablemente avanza.

El insigne escritor inglés Shakespeare, en una de sus obras, relata parte de la arenga hecha por el Rey Enrique V a las tropas antes de ir al combate  Azincourt (1415):  “Nos pocos, nos felices pocos, nos banda de hermanos, porque aquel que hoy vierta su sangre conmigo será mii hermano, por muy vil que sea. Este día ennoblece su condición. Y los caballeros ahora en sus lechos de Inglaterra se consideraran desdichados por no haber estado aquí, y tendrán su hombría en poca estima cuando oigan hablar a aquel que luchará con nosotros en este día”.

Primera Comunión Saint Peter's Viña 2020

Nadie duda que esta Misa de Primera Comunión en su carácter de excepción en relación a similares realidades eclesiales y educativas que han suprimido  o postergado la preparación en orden a recibir a Jesús Sacramentado, implica una gracia de predilección que conlleva un mayor y permanente compromiso con Jesús que los llamó con el fin que permanezcan unidos a Él.

Ninguna gracia, ninguna realidad, ninguna alegría es comparable a la que hoy recibirán por primera vez en la persona de Jesús sacramentado, toda vez que nada hay más necesario, bello y que colme de gozo nuestra alma como lo es, estar junto al Señor: “Llevaré una ofrenda de acción de gracias y oraré en tu nombre Señor” (Salmo CXVI,17).

Entonces, nos  preguntamos ¿qué implica estar con Dios?

Estar con una persona es más que recordarla. Aunque tengamos presente todos los días y todo el día –si ello fuera posible- a un ser querido, nuestra mente no pude hacer que ese aquél esté a nuestro lado de manera real y palpable. En la Misa no recordamos sino que asistimos de manera presencial al momento donde Jesús ofreció su vida por nosotros por medio de una cruz.

Estar con alguien entraña algo mayor que estimarla: Aquel sentimiento por diáfano que sea, en modo alguno,  podrá tener la capacidad de una entrega y comunión como la que si se realiza en cada Eucaristía. Con entusiasmo se corre un instante, con la amistad de Jesús en la Santa Misa se avanza toda una vida.

Estar con alguien implica una entrega reciproca: A la celebración de la Misa se le llama el “Sacramento del Amor”, pues en el Jesús se ofrece al Padre eterno como víctima eficaz para restablecer la amistad del cielo con la tierra. Por ello, recordamos que cuando alguien toma la cruz algo de ella queda y,  en ella,  algo de cada uno permanece. ¡Lo mismo acontece con la hostia santa que vamos a recibir! Algo de Dios viene y algo a Dios va.

Junto a Jesús siempre

Los lazos de pertenencia se estrechan cuando juntos somos capaces de enfrentar las adversidades. Al arreciar las dificultades constatamos que lo que para unos puede ser motivo de distanciamiento, para el creyente, que descubre que Dios guía cada uno de sus pasos, es ocasión de estrechar el vínculo con el Señor. Por ello, asumiendo lo recio de los tiempos que vivimos, somos capaces percibir que las dificultades son más llevaderas si acaso nos reconocemos como peregrinos hacia una meta común.

Tal como aconteció al caer el día de la resurrección de Jesús, el evangelista que relata el episodio  en todo momento habla en plural. No es un acontecimiento que se vive solo, sino que aquellos jóvenes peregrinos de Emaús, que habían puesto juntos la esperanza en el Señor (por lo fueron a Jerusalén a verle), que vivieron unidos lo que para muchos se sobrevino como un desastre, ahora, -a tres días de la muerte de Jesús- de regreso a su pueblo, a su familia, a los suyos, son testigos que su mutuo caminar se transforma en el más feliz de los encuentros cuando Jesucristo se aparece ante ellos y camina  con ambos, Sólo balbucean unas pocas palabras diciendo luego: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos explicaba las escrituras y estaba junto a nosotros?

Como en aquella tarde, donde dos jóvenes vieron a Jesús, lo reconocieron y cenaron con El, hoy ustedes –queridos niños- van a participar de la verdadera alegría que nace del hecho de estar con Jesús en el corazón, van a tener la certeza que emerge de una fe que busca cumplir la voluntad de Dios como un imperativo que marcará un sentido para toda la vida.

Alumnos Colegio Saint Peter's Viña 2020

En efecto, una vez que encontramos a Jesucristo resulta imposible desentenderse de su persona, porque –Dios no lo permita- podemos olvidarlo un día, hasta quizás renegar de sus palabras, pero en ningún momento,   Él dejará de esperar y encaminar sus pasos hacia el lugar donde estemos, por lo que tendremos siempre la posibilidad de elevar la mirada, de regresar a la casa del alma como es la Iglesia, de encaminar nuestros pasos a una conversión  tal como lo experimentaron los jóvenes peregrinos de Emaús, cuando vieron al Señor.

Queridos niños: Nadie duda que el momento en que ustedes reciben a Jesucristo en su Primera Comunión es especial. Y este año aunque ha presentado muchas limitaciones también nos ha permitido descubrir tesoros que quizás permanecían ocultos ante la vorágine de actividades que cotidianamente realizábamos hasta hace casi nueve meses:  La convivencia al interior del hogar, la profundización en determinadas materias, una mayor capacidad para “masticar” intelectualmente la realidad, pensando los acontecimientos, poder disponer de mayor tiempo de uso personal –perdido en interminables traslados de un lugar a otro- que en ocasiones ha permitido a las familias valorar simplemente el estar juntos y orar haciendo realidad las enseñanzas de un viejo sacerdote irlandés (Patrick Peyton), promotor del Santo Rosario: “Familia que reza unida, permanece unida”.

Como Dios no improvisa al momento de acercarse a nosotros, este tiempo de pandemia más que una oportunidad ha sido ocasión privilegiada para que como creyentes procurásemos estar del lado de la balanza en la virtud y no en el vicio, lo que encierra  la clave en la vida espiritual de los mejores hijos de nuestra Iglesia que son los Santos, los cuales,  poderosamente interceden en el Cielo con mayor incidencia con que lo hicieron en este mundo, a la vez que constituyen un modelo a imitar en virtud de la sintonía que tienen en relación a lo que cada uno vive día a día.

Como el Dios Eucarístico no deja de hacernos múltiples gestos de benevolencia a lo largo de toda nuestra vida, es particularmente en la infancia y la juventud donde vemos su mano providente que actúa con evidente delicadeza y habitualidad. Por eso dijo: “Dejad que los niños vengan a Mí y no se impidáis,  porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos”, alzando como ejemplo de vida cristiana las características propias de una verdadera infancia: espontaneidad, rectitud de intención, pureza de las costumbres, confianza en Dios y sus padres, sentido religioso de la vida, y probada fidelidad hacia los amigos.

Providencialmente los santos más jóvenes elevados a los altares como beatos este año en curso (el año que vivimos en peligro) han sido dos hijos nacidos en la denominada “Isla de los Santos” como es Inglaterra. Ciertamente, en el pasado y presente, desde  aquella región la virtud y santidad, no exenta del martirio, nunca han dejado de sobresalir para bien de toda nuestra Iglesia con nuevos santos y beatos, como es el caso de un joven de quince y otro de diecinueve años.

Capellán Colegio Pbro. Jaime Herrera González

Además, los dos beatos son jóvenes que amaron la presencia eucarística de Jesús, tomando muy en serio su compromiso de estar con Él desde su primera comunión, dedicando el “tiempo premium” de cada jornada y no el “tiempo sobrante”. A temprana edad descubrieron que desde el sacrificio realizado por Jesús en la cruz por cada uno de nosotros, la vida de cada uno adquiere sentido si acaso se emplea en bien de los demás pues, “quien vive para servir, sirve para vivir”. 

Este lema es el que vivieron el joven Carlo Acutis Salzano, nacido en Londres en 1991 y que murió el 2006 a los quince años. Desde pequeño iba siempre a la Misa dominical, ayudando en ella como acólito –como los dos exalumnos que hoy nos ayudan- , luego participaba en la adoración al santísimo sacramento y organizó una exposición virtual de milagros eucarísticos para los niños y adolescentes que se preparaban a la Primera Comunión. Con sólo doce años ya tenía la “película clara” de su vida, distinguiendo entre lo importante y lo principal, entre lo que me sirve y lo que me aleja de amar a Dios sobre todas las cosas, en colocar en su escala de valores procurar ser más sobre tener más.

El segundo beato anglosajón de este año de pandemia, tiene a su madre nacida en la Isla de los Santos, se llamó Joan Roig Diggle quien dio su vida por amor a Jesús en la Eucaristía a la edad de diecinueve años. Como el nuevo “Tarsicio” de este milenio, su misión como joven católico en tiempo de persecución fue llevar la comunión a las casas, a quienes no podían recibirlo por largo tiempo Era tal su amor por la Santa Misa que dijo a su confesor que iría a Francia a buscar un lugar donde ir a comulgar aunque ello era de mucho riesgo para su vida.

First Communion Chile


Al despedirse de su madre le dijo: “God is with me” (Dios está conmigo). Sus últimas palabras fueron dirigidas a quienes lo iban a fusilar: “que Dios os perdone como yo les he perdonado”. El Obispo de Roma actual le denominó como: “testigo de Jesús en el lugar de trabajo”.

Este último punto es fundamental: El trabajo de ustedes niños es recrear este tiempo de estudio desde la perspectiva de la presencia eucaristía del Señor. ¿Acaso podemos ocultar a los demás el gozo de estar unidos  a  Jesucristo? Si de verdad  estamos con El, asumimos sus enseñanzas y nos llenamos de su gracia, entonces constituye un imperativo darlo a conocer a los que están junto a nosotros todos los días, especialmente en el Colegio, donde pasamos tanto tiempo cada día.

¡Se tiene que notar que somos del equipo de Jesús!

Para ello, contamos con la cercanía maternal de la Virgen María que en todo momento vela por nosotros. Si en toda mujer y madre podemos develar aquel ser “que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor”, ¿qué no podríamos añadir al hablar sobre aquella que el mismo Señor preparó en virtud que sería la Madre del Divino Redentor?

Su poder de intercesión no tiene otro limite que lo que Dios dispone por amor: llena de fe al enfrentar todo peligro y persecución, llena de esperanza cuanto todos parecieron vacilar; llena de una caridad diligente que buscó satisfacer toda necesidad, especialmente de las almas desnutridas e inmersas en la mayor de las pandemias espirituales que suelen asfixiar cualquier iniciativa. 

¡Que Viva Cristo Rey!

Cristo Vivo en pandemia


miércoles, 18 de noviembre de 2020

 

TEMA  :  “TALENTOS DE DIOS EN NUESTRO TIEMPO”.

FECHA: HOMILÍA DOMINGO XXXIII° TIEMPO COMÚN AÑO 2020

El actual obispo de Roma ha enviado una hermosa carta al Obispo de Punta Arenas, con motivo de la conmemoración de los 500 años de la Primera Msa en Chile. Sin duda, un acontecimiento de real magnitud que para los creyentes marca un antes y después en la vida de esta Patria que nace a los pies de una cruz y al sonido de la recitación de las oraciones de la Santa Misa. Hoy como ayer, en la voz de nuestra Iglesia, celebramos la Eucaristía en el Rito Extraordinario al que Su Santidad Benedicto XVI nos invitó a descubrir hace unos años atrás, y que desde hace una década celebramos ininterrumpidamente en nuestra Sede Parroquial, erigiéndonos actualmente como la única comunidad parroquial de la Diócesis donde cobijamos de modo ininterrumpido el don inestimable de la denominada “Misa en Latín”, lo cual,  evidentemente entraña una gran responsabilidad y misión.



La evidente carencia de una debida y deseable comprensión lectora en las noveles generación nos hace intuir lo que ya se presenta como parte del presente: ser incapaz de pensar por si mismo y razonar, refugiando todo pensamiento racional y discursivo en la mera repetición de lo que los medios de (des) información y de (in) comunicación anuncian.

La docilidad de la cultura actual ante los dictámenes de tales medios resulta repulsiva para cualquier fiel que medianamente reconozca su condición católica: Para muchos lo que dice la Santa Biblia, lo que leemos en el Orden Natural inscrito por Dios, lo que dictamina el sano Sensus Fidelium del verdadero Pueblo (santo) de Dios, lo que unánimemente enseñan los santos y mártires  por medio de sus  vidas, parece desplomarse ante aquella reverencia instantánea con la que se asumen como verdad lo leído superficialmente en las redes sociales y en la prensa masiva.

Parece que para el “catolicismo del libertinaje” resulta más convincente el mundo y sus dictámenes que los de Dios. Eso “otro” elegido por Adán y Eva, ese “otro” que clamaron en el litóstropos de Jerusalén en Viernes Santo, se renueva hoy en medio nuestro: Respecto de nuestra confianza….¿Es mayor a Dios o es mayor a la prensa e Internet? En ocasiones parece que prestamos más diligencia, atención, y seguridad a una página de internet, a una encuesta de las redes sociales, que a lo que el Señor nos refiere en la oración. Simple: ¿Cuánto tiempo de dicamos a uno y lo otro? Esa es la respuesta…

La presencia de Satanás hoy en el mundo aparentemente es de bajo perfil más ello no significa que sea de poca incidencia, toda vez que,  es evidente el debilitamiento de la vida de fe al interior del mundo católico, el cual, no dice relación tanto como los que se incorporan bautismalmente –número de sube por cierto- cuanto permean todas sus acciones, pensamientos y proyectos desde la lógica de Dios, procurando cumplir lo más fielmente su voluntad. ¡Si lo quiere Dios, lo quiero yo! Una vez más el problema no es la cantidad sino la cualidad.

La obra de Dios ha querido que la vida del mundo dependa como una sinfonía lo hace de cada nota o sonido, del talento recibido por gracia: una nota que se reste de la sinfonía produce una merma que se percibe como una grave desafinación.

De modo similar,  acontece si uno sólo oculta sus talentos por falsos temores, respetos humanos, cobardías, estrategias autónomas, pactos con lo que objetivamente encierra males, hace que se vea afectada toda la vida de la Iglesia. Nada de lo que hagamos bien o mal, o dejemos de hacer, dejara de tener eco en la vida de los que están a nuestro alrededor y forman parte de los “prójimos” a los que el Señor ha puesto en nuestro camino para evangelizar hoy.

El Santo  Evangelio nos dice que el dueño del campo entregó –por libre iniciativa- cinco,  dos y,  un talento a cada uno de sus trabajadores, lo que es una cifra generosa que permite vivir ordenadamente. Recordemos que en tiempo de Jesús el talento no era una capacidad sino una medida cuyo valor actual indicaría unos tres millones de pesos. Por lo que en lenguaje económico: tres, seis y quince.

Como no sabemos cuánto tiempo trascurrió hasta el regreso del dueño del  campo, podemos suponer que esa cifra serviría para gestionar un “emprendimiento” que produciría no sólo para la supervivencia del que lo recibió sino para devolver a quien se lo entregó. No cuesta imaginar que si vamos por la calle y damos cifras similares a tres personas distintas habrá unos que lo aprovecharán y otros que lo derrocharán.

a). El Señor toma la iniciativa: Nada y nadie lo obliga a entregar parte de lo suyo, sino que con plena libertad atendiendo las capacidades y necesidades de cada uno, coloca en sus manos diversos talentos (bienes) con el fin que los administren adecuadamente.

b). No entrega indicaciones a ninguno: Porque ha querido confiar en cada uno de sus siervos evitando un seguimiento inmaduro e infecundo. En efecto, recordando las palabras de San Agustín de Hipona: “Aquel que te creó sin ti, no te salvará sin ti”, asumimos que coloca dichos talentos al libre arbitrio de cada  uno porque “confía” en su buen desempeño, esperando de cada uno sólo  en la medida de los bienes que le ha confiado. Como conoce las capacidades y disposiciones de cada uno “espera” que la respuesta provenga oportunamente en la medida de lo que se les ha confiado.

El hecho de carecer de un manual de uso, antaño dicho como un “Manual de cortapalos”. (Éste era el manual organizacional que dio origen el año 1908  donde se incluía las obligaciones y derechos de los scouts), implica que uno asume la confianza depositada como una seria responsabilidad, donde cada uno está llamado a aplicar de manera generosa y oportuna  aquellas capacidades que hagan multiplicar cada uno de los dones recibidos.

c). Todo don recibido tiene un beneficio a la comunidad: La repetida frase que “nadie se salva solo” conlleva a la vez,  que debemos procurar salvarnos con otros, lo que exige necesariamente un apostolado de iniciativa no de respuesta, de acción no de reacción, de delantera no de defensa. Tal como lo vivieron los Apósteles que fueron por el mundo entero predicando el don de una fe recibida: San Pedro crucificado boca abajo en una cruz en Roma; San Andrés murió dejado en una cruz en Patras, ciudad en Grecia, San Juan Evangelista murió en la Isla de Patmos; Santiago el Mayor murió en Jerusalén degollado por Herodes (Hechos XII, 1-2); San Bartolomé  fue desollado vivo en Israel; San Tomás murió en la India; San Mateo murió lapidado en la ciudad de Nadabao en Etiopía; Santiago el Menor murió crucificado en Egipto; San Judas Tadeo murió lacerado (flechas) en Armenia; San Simón  murió crucificado en Inglaterra; Marcos murió arrastrado por carro en Alejandría, San Felipe murió  por azotes en Asia Menor.



Para cada uno de ellos ser fieles a lo dicho por Jesús constituyó el horizonte de sus prioridades, por lo que ningún respeto humano, les hizo modificar lo que Jesús les enseñó y lo que llevaban en su mente y corazón. ¡Morir antes que renegar! Prueba de ello es que todos fueron martirizados en lugares muy diversos, porque en cada uno de esos lugares buscaron convertir a quienes no conocían aun a Jesucristo. No enterraron su fe como lo hizo aquel temeroso y negligente siervo que recibió solo un talento. Ni él lo uso ni sirvió en beneficio de otros: se limitó sepultar los bienes recibidos, recibiendo un grave castigo.

d). El siervo que recibió cinco talentos actúa de inmediato: Esto le redundó en un beneficio inmediato, porque aquello que nace bien, culmina mejor, por lo que el hecho de asumir que aquellas gracias recibidas vienen de Dios, dispone de inmediato al obrar bien aunque ello no esté de moda: el mal aunque todo lo hagan sigue siendo malo; el bien aunque nadie lo haga sigue siendo bueno.

Lo bueno cuanto antes mejor: Parte del refranero popular nos recuerda que, sin detenernos en otra consideración que la confianza depositada en nosotros hemos de emprender la misión encomendada por el Señor, tal como el primero de los siervos de “inmediato” se puso manos a la obra. La innecesaria dilación implica una falta de consideración hacia quien nos ha invitado a compartir su obra, no como un desconocido sino como quien es parte de su vida misma. Realmente, somos “colaboradores de Dios”, por esto, nuestro apostolado requiere de diligencia.

Quien recibió un talento sólo optó por detenerse en innumerables consideraciones: exigencias, problemas, tiempo, organizaciones, protocolos, y recursos, todo lo cual,  nos hace  descubrir que cuando uno no se apoya en el Señor Jesús, lo más insignificante se presentará como insalvable y lo más secundario se alzará como una urgencia casi enfermiza. Cuando el señorío de Dios se trivializa entonces cualquier cosa se alzará como opción, corroborando lo anunciado por San Juan María Vianey, Patrono del Clero: “Quitadle a Dios a los pueblos y terminarán adorando a las bestias”. Nos preguntamos: ¿No es esto lo que pasa en el mundo actual? Sin duda, añadiremos que nuestra Iglesia no está al margen de ello, por el contrario, tiene gran responsabilidad en lo que pasa.

Consideremos que una empresa tiene un producto para ofrecer, para ello, cuenta con que uno de cada seis vecinos lo consumen. Cualquier publicista y encargado de marketing estaría feliz de partir de una base tan potente, más reconociendo que toda analogía aplicada respecto de las cosas de Dios y su obra siempre son insuficientes, no podríamos siquiera decir respecto del anhelo porque el apostolado en nuestra Iglesia católica considerase que cada creyente asumiera ir en la búsqueda de los que aún no conocen a Cristo, y de cuantos habiéndolo conocido, reniegan obstinadamente de Él. La Evangelización exige que la “cerca” que separa a creyentes y a quienes están llamado a serlo, se mueva para que los incrédulos sean creyentes y no los creyentes se transformen en incrédulos, tal como acontece en no pocos ambientes de antigua raigambre católica.

La tentación de evitar riesgos y hacer el más mínimo esfuerzo por lograr que el talento produzca frutos nace de una falta de fe, de no considerar la gratuidad y la libertad puesta en nuestras manos por medio de los talentos recibidos. La gracia empleada fructifica, en cambio, la gracia enterrada es siempre estéril.

El ejemplo  de diligencia efectiva lo leemos en el episodio de la Visitación de nuestra Madre Santísima a su prima Isabel de Ain Karim, toda vez que tan pronto asumió su realidad de ser llena de gracia y portadora en su vientre del autor de toda gracia, no vaciló ni urdió más razón para emprender el viaje desde su hogar hacia el de aquella que llevaba seis meses de embarazo y “era considerada como estéril”.

Esa prontitud que destaca el evangelista San Lucas no respondió a un entusiasmo fugaz ni tampoco dice relación a un sentimiento que como la hierba un día aparece y otro día ya no está. Sin duda, uno de los mayores desafíos que entraña la vida espiritual en nuestra Patria es fortalecer la voluntad por medio de la docilidad a la gracia, cuyos canales más fructíferos son procurar permanecer en estado de gracia, comulgar lo más frecuentemente que sea posible, confesarse con regularidad, tener devoción al Sagrado Corazón de Jesús por medio de la práctica de los Primeros Viernes de Mes, la manifestación de amor hacia nuestra Madre del Cielo. Siempre tengamos presente que tanto la voluntad como la conciencia se forman a los pies del Señor.

En efecto, si tenemos tales “remedios” ¿qué enfermedad nos puede avasallar? Aún más, la diligencia en responder al amor de Dios nos permite multiplicar las gracias y ser “eficaces” en virtud de los méritos del Señor, lo que lejos de llenar al alma de insano amor propio nos  permite ser agradecidos de la bondad de Señor que nunca defrauda y siempre satisface.

Imploremos a Nuestra Madre Santísima, para tener a lo largo de esta semana la diligencia de quien se puso “manos a la obra” al recibir los cinco talentos como garantía de la predilección, cercanía y confianza que Dios tiene en cada uno de nosotros.

¡Que Viva Cristo Rey!



miércoles, 4 de noviembre de 2020

TEMA  :  “SANTIDAD EN MEDIO DE UNA GRAN TRIBULACIÓN”

FECHA: HOMILÍA FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS  /  2020.

“Estos son los que vienen en de la gran tribulación, han lavado sus vestimentas, y las han blanqueado con la sangre del Cordero”. Aquella fidelidad nutrida del amor del Dios revelado como fiel, tiene como premio la eterna bienaventuranza, la cual, no se obtiene sin antes haber avanzado por aquella tribulación (thlipsis) de la que cada momento de prueba, persecución, y dolor asociado a los “sufrimientos de Cristo en la Cruz”, forman esta cadena interrumpida que constituye la “madre de las tormentas del alma” señalada por el Evangelista San Juan en el Apocalipsis (VII, 14).

Sin duda, ningún padecimiento actual será comparable con los que sobrevendrán al fin de los tiempos, donde el verdadero sentido de fe del pueblo santo de Dios, no guardará silencio para prevenir a quienes se han esmerado y han procurado ser fieles a Dios que no olvida ni abandona en momento alguno a los que Él acogió como hijos por medio del bautismo.

La prueba descrita implica “peligro” y “aflicción”, es decir, un sufrimiento asumido como angustia ante la incertidumbre de lo que sobreviene y se hace humanamente incontrolable. Sea un infante o un anciano aquello que no puede dominar, que es inesperado, y es desconocido siempre causa mayor temor, lo que para quien carece de una fe sólida ocasiona en el alma lo que en un cuerpo anémico afecta un virus.

Tal como dice la escritura: “Será la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo,   para probar a los que moran en la tierra” (Apocalipsis III, 11). La comunidad aducida vivía en una localidad situada en una placa tectónica, por lo que vivían en medio de temblores y terremotos, uno de los cuales destruyó por completo la ciudad el año 17 d.C, siendo reconstruida por Tiberio, quien pudo alzar nuevas viviendas pero en modo alguno alejar el temor e incertidumbre de sus escasos habitantes. Resulta imposible no vincular nuestra vida con la de aquellos creyentes descritos en el último de los libros de la Santa Biblia, no sólo por el ambiente sísmico de su geografía sino por el miedo e incertidumbre reinante que ha rivalizado con la fe y esperanza de esa comunidad, tentada como todo el mundo, tal como en la actualidad, la pandemia ha hecho dudar, olvidar, y perseguir la fe que un día se recibió y hasta vivió en su infancia y juventud.

Tardó siglos el Demonio en asumir que las crueles persecuciones físicas hacia los creyentes, sólo terminaba haciendo crecer la Iglesia pues, como dijo Tertuliano (+225): “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”. Por tanto, la gran tribulación va de la mano con la verificación de una corrupción generalizada en la vida del hombre y de las naciones, lo cual no es patrimonio exclusivo de organizaciones, agrupaciones o sistemas, sino consecuencia de una naturaleza debilitada a causa del pecado original que en toda hora busca mostrar su poder.

ALTAR CONSAGRADO A DIOS

¡AQUÍ ESTÁ JESUCRISTO!
 


En efecto, ninguna persecución hecha  a  nuestra Iglesia resulta tan manifiesta como lo es la que se da en la actualidad. Antaño hubo imperios, naciones y personas que se esmeraron en hacer infiel a la única Iglesia verdadera fundada por Cristo, más en todo momento,  estuvo ello situado por tiempo y lugar, muy distinto a la “holística” realidad que vemos hoy donde no parece haber nación donde no se de la persecución por medio del incentivo de la corrupción.  Así no sólo el Demonio “se pasea como león rugiente sobre los tejados” –en expresión apostólica- , sino que “humeante entra por ventanas” –en expresión pontificia- y “por las puertas” –en expresión mía- de los espacios llamados a cultivar la santidad y amistad con Cristo hecho Eucaristía. 

Si bien en el Padre Nuestro el Señor nos enseñó cómo debemos orar, implorando que “no nos dejes caer en tentación y libéranos del mal”, Dios puede permitir como de hecho lo hizo con su propio Hijo en medio del desierto, que padezcamos esta “gran tribulación” como una oportunidad para corroborar la fidelidad, semejante a cómo el fuego separa un metal noble de la escoria. Por esto, la hora presente –decisiva por cierto- nos invita a responder respecto de nuestra posición ante Cristo, tal como lo hizo en Cafarnaúm, de palabra, ahora lo hace “con la vida misma”.

La lectura del Apocalipsis nos permite vincular de modo necesario el procurar alcanzar la santidad y la piedad eucarística, lo que en la fiesta de Todos los santos nos recuerda que al unísono el testimonio de los mejores hijos de la Iglesia enseñan que “lavaron sus vidas en la sangre del Cordero de Dios”, presente de manera tan real como substancial en cada santa Misa.

Entendámoslo claramente: ¡No se llega al Cielo depreciando a Jesucristo en la Eucaristía! Es inimaginable pensar que cualquiera de  los 365 santos que celebra oficialmente la Iglesia cada día del año, sumando un total aproximado a diez mil canonizados en toda la historia, no haya sido piadoso, perseverante, respetuoso –tratando con una delicadeza incomparable hacia cualquier otra persona y realidad de este mundo- con Jesús hecho Eucaristía.

El más reciente ha sido el joven Carlo Acutis Salzano cuya grandeza y ejemplaridad no está en si vestía buzo, o usaba zapatillas, sino en que ya a los doce años de edad iba a Misa diariamente, y adoraba al Santísimo por largas horas, en tanto que puso al servicio de sus cercanos una catequesis eucarística por internet. No se avergonzaba de juntar sus manos al momento de rezar, no relegaba a Jesús al capricho de sus deseos y sentimientos, no hizo del Señor un mendigo de su tiempo e interés, por el contrario, se esmeró en tratar a Jesús como el Rey de su alma, por quien cualquier sacrificio se justifica

PARROCO PUERTO CLARO
ESTANDARTE SAGRADO CORAZÓN








Ese contacto personal, frecuente, hecho “connatural”, con Jesús colmó sus anhelos de felicidad y e iluminó eficazmente para poder descubrir las necesidades de los más necesitados con quienes compartía lo que mejor tenía: su fe, su tiempo, su alegría, en una palabra,  su amor a Dios, tal como lo han hecho cada uno de los Santos que hoy honramos como “los héroes de la fe”, “los mejores hijos de la Iglesia”, y los “verdaderos amigos de Dios”….tal como dijo Jesús: “Ya no os llamo siervos, sino mis amigos” (San Juan XV, 15).

Sin duda que los Santos “blanquearon sus vestimentas con la sangre del Cordero”, por esto, llegaron a la meta comulgando frecuentemente, lo que les permitió: el mayor ejercicio de las virtudes, la recepción de los dones del Espíritu Santo (Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza y Tenor de Dios), la vivencia de las obras de misericordia espirituales y corporales, y el fiel cumplimiento de  los mandamientos de Dios y de su única Iglesia.

La cercanía experimentada en la Santa Misa con la persona de Jesucristo, conduce a una verdadera amistad que, con el correr de los años,  va haciendo realidad una vida en abundancia, puesto que,  teniendo el marco del amor de Dios ofrecido como sacrificio en cada altar, da una amplitud al corazón de cada creyente a la hora de buscar apostólicamente atraer a otros hacia aquel bien que hemos descubierto.

¡Cuánta diligencia para enviar triviales mensajes de texto y wasap, cuánta lentitud en lo que se refiere a lo que trasciende! Lo primero a raudales, lo segundo con cuenta gotas.

Navegamos en medio de un oleaje donde el secularismo arrecia con fuerza. Es verdad que el Señor no prometió que estaríamos habituados a las aguas tranquilas, por el contrario, indicó “rema mar adentro” (San Lucas V, 1)....”he venido a traer fuego a la tierra” (San Lucas XII, 49), más,  la abierta exclusión de Dios que percibimos, con particular crudeza en estos días de pandemia,  conlleva necesariamente una visión mutilada de la persona, sin la cual, el hombre se abroga lo que es pertenencia exclusiva de Dios y despoja a su prójimo del fundamento de su dignidad.

IGLESIA EN VALPARAÍSO 2020

SACERDOTE VALPARAÍSO CHILE








Las palabras de Jesús en el Evangelio constituyen no solo el itinerario de lo que será toda su enseñanza, sino que son la mejor señalética para alcanzar la bienaventuranza eterna. A partir de este día, sabemos cuál es nuestra vocación y cómo podemos alcanzarla…Ese camino tiene un nombre y es la Santidad. Esa es la meta a la que Dios nos llama desde el momento de nuestro bautismo.

El aire fresco que la Iglesia necesita en la actualidad no pasa por rendirnos a las modas y avances del progresismo, sino que va por la necesaria sintonía entre vida eucarística y perfección, pues “lo santo lleva a lo santo” –solía repetir el Papa san Pío X. ¡Sancta, sancti! (lo sagrado a los santos y los santos hacia lo sagrado).

Nada hay en este mundo más sagrado que a lo que podamos optar como es a recibir a Jesús Sacramentado, toda vez que aquí no recibimos una gracia, una bendición, ni algo santo, sino a quien es el autor de toda gracia, el origen de cualquier bendición, y el fundamento de lo santo: Cristo, camino, verdad y vida.

Imploremos a la Virgen Santísima, la mujer constituida como la “Llena de gracia” (San Lucas I, 26), cuya santidad, pureza y piedad, puede ser sujeto de imitación más nunca de igualdad, pues,  el amor de Dios quiso tomar morada en su alma y gestarse en su vientre inmaculado de modo privilegia y exclusivo, según lo cual su poder de mediación es tan permanente como pleno, tan cercano como sublime, tan de Dios como de los hombres. Amén.

¡Que Viva Cristo Rey!

 

Padre Jaime Herrera González, Cura Párroco de Parroquia  Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro