viernes, 27 de septiembre de 2019



TEMA  : “DEL INVIERNO A LA PRIMAVERA DE LA FE”.
FECHA: HOMILÍA FESTIVIDAD PATRONAL PUERTO CLARO 2019
Queridos hermanos: El hecho de estar celebrando la fiesta Patronal de nuestra Parroquia es a causa de recordar que el Evangelio y la Cruz llegaron a nuestro continente acompañados por la devoción de un pueblo donde el amor hacia la Virgen es algo esencial, habida consideración que la primera aparición reconocida por la Iglesia de la Virgen luego de ser asunta en cuerpo y alma a los cielos se presentó ante el apóstol Santiago el año 42 después de Cristo.
Desde entonces hasta nuestros días la piedad mariana ha sido una huella identificadora del mundo creyente, por lo que incluso en los momentos de mayor crisis e incertidumbre el pueblo de Dios no ha dejado de contar con la presencia y protección de la Virgen, por lo cual,  pasados los crudos inviernos de la incredulidad a lo largo de la historia,  llega la primavera que ha sido anunciada por la alborada de la presencia de la Virgen como Maestra y Madre.
Guerras, herejías,  cismas, inmoralidades, y múltiples persecuciones  no han sido capaces ni lo serán de doblar la mano a lo que Cristo prometió a Pedro: “El poder del mal no prevalecerá en contra de ti”, lo que implica que nunca cederá ante el mal pero ello,  no implica el hecho de ser tentados y zarandeados fuertemente en sus convicciones y certezas. La impecabilidad doctrinal no va siempre por la misma vereda del que la anuncia: un pecador si puede decir la verdad de Dios. Sin duda, es deseable y la historia de dos milenios suele ratificarlo, que quien está llamado a “confirmar en la fe a sus hermanos” lleve una vida santa y ejemplar muchas veces, no olvidando que fue el propio Simón Pedro quien negó a Cristo en tres oportunidades…”No lo conozco”…”No sé quién es”…”No lo he visto”.

Hace unas horas iniciamos el tiempo de la primavera. De algún modo, hasta  la misma naturaleza parece ilustrar la verdad que, - luego del frio invierno cede al esplendor, de modo similar-,  la aguda crisis al interior de la Iglesia que vivimos en las últimas décadas, cuya existencia no es exclusiva en ella,  toda vez que se percibe –también- en el resto de la sociedad, ha de ser superada con la presencia de la Virgen María, verdadera Primavera de la fe para la Iglesia y el  mundo.


En efecto, Ella es experta en “dificultades”, pues como una madre busca todos los medios para ir en auxilio de todas las necesidades de cada uno de sus hijos, deducimos que, si la Virgen pudo anticipar el primer milagro de Jesús y solucionar el drama que vivía una familia en Cana de Galilea, ¿Cuánto más no podrá Ella obtener de su hijo y Dios ahora que está en el Cielo como Reina del Universo? A este respecto escribió San Bernardo: “Jamás se ha oído decir que ninguno de los que ha recurrido a tu protección, implorando tu auxilio haya sido desamparado”.

La llama humeante de la fe en nuestra Patria, cuyo mes celebramos, se acrecienta de modo misterioso por la piedad mariana, por lo que muchas gracias y bendiciones devienen de Cristo a quienes son devotos cariñosos de su madre. ¡Nada niega Jesús a María! y todo lo concede con rapidez al que implora confiada, cariñosa y humildemente a aquella que desde la Cruz invitó: “Mujer he ahí a tu hijo”, a lo cual respondió el discípulo llevándola a su casa, lo que la tradición y magisterio  han visto a toda la Iglesia.
Para nuestra Sede Parroquial el Mes de Septiembre encierra momentos de mucha esperanza, por ser el mes del año litúrgico que contiene más celebraciones votivas en honor a la Santísima Virgen.
Si el viejo continente honra a la Madre de Dios durante Mayo y en nuestra Patria lo hacemos en Noviembre, la liturgia de nuestra Iglesia, que es celebración de lo que creemos, lo hace en este Mes, por lo que el día de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, se suma a la Natividad, a la de María Reina del Universo, al Dulce Nombre de María, al de Nuestra Señora de los Dolores, y a la Solemnidad externa de la Virgen del Carmen.
Como miembros de la única Iglesia verdadera, injertados por medio del sacramento bautismal  -necesario para alcanzar la salvación- estamos llamados a dar razón de nuestra condición de hijos de Dios y de la Iglesia en una  cultura crecientemente secularizada, la cual,  inexorablemente parece precipitarse por el derrotero de la incredulidad con consecuencias que nos resultan impensables de momento.




Lo anterior, lejos de aminorar nuestros esfuerzos de apostolado, a los creyentes nos devela que es la hora que el mundo “que camina en tinieblas” vea el esplendor de la verdad en la persona de Cristo, que da respuesta definitiva a toda inquietud del hombre, de las comunidades y de nuestra Iglesia. ¡No somos mendigos de verdades! ¡No podemos dejarnos seducir por la pretensión de superponer otras salvaciones a la única que nos ha dado y es Jesucristo!, quien,  ayer, hoy y siempre, es el Camino, la Verdad y la Vida. 
Entendámoslo claramente: Una “Iglesia en salida” es aquella que tiene hambre de salvar almas para Cristo, que tiene sed de beber la sabiduría de la tradición y el Magisterio perenne, y que no olvida la fantasía propia de ser un alma que guiada por el amor a Dios,  lo procura exteriorizar en el amor al prójimo, dando al ser católico una identidad que el mundo inmerso en la oscuridad,  puede ver como faro seguro al que seguir y una  piedra sólida donde apoyarse en medio de esta verdadera dictadura del relativismo moral, religioso y político.

Con la fuerza sacada de la Comunión frecuente, con el Evangelio en la mano, es necesario en esta Fiesta Patronal hacer presente la vigencia de la tentación neopelagiana que niega toda evangelización sustituyendo la gracia  por cualquier baratija que implique el olvido de Dios.
Esto se ve en algunos párrafos del instrumento de trabajo en vistas al Sínodo de las Amazonas a realizarse en Octubre próximo. Si el 85 % hoy es evangélico en esa región es porque nuestra Iglesia Católica no cumplió su misión por dejarse llevar por los postulados de la denominada Teología de Liberación, que optó por una promoción social sin Cristo. Y, sabemos que las buenas practicas no son necesariamente signo o fruto de una verdadera conversión que deviene de la fe que sí salva, que sí redime, que sí sana la pobreza espiritual y material.
Un párrafo especial constituye el tema del sacerdocio. Nuestra diócesis recordará la fundación del Pontificio Seminario Mayor San Rafael en cinco días más con sólo cinco seminaristas mayores,  toda vez que  en los cinco últimos años no ha ingresado ninguno. Sí, es un drama, signo elocuente de una crisis feroz, que como creyentes sentimos como un severo llamado de atención del Señor que concede vocaciones con generosidad pero que la incredulidad y superficialidad del liberacionismo eclesial y teológico  sofoca aquí en Chile y en el Amazonas.


Hace medio milenio se discutía en el viejo continente respecto si  podía haber sacerdotes nativos de América porque no estaban facultados para la vida celibataria. Luego de quinientos años, se vuelve a discutir lo mismo y se dan soluciones desde el viejo continente que convergen en menospreciar la capacidad del clero en América en orden a tener suficientes sacerdotes célibes por lo cual,  se quiere liberalizar el don que Dios concede a su Iglesia, como figura y anuncio del amor de Jesucristo.
El sacerdocio no es sólo un servicio, no es sólo un trabajo, no es sólo una misión, sino que primero y sobre todo es una configuración con Jesucristo Sacerdote, que vivió célibemente, y que llamó a cada uno de sus apóstoles a vivir célibemente, que nació de un célibe padre adoptivo, que tuvo un primo –Juan Bautista que practicó y predicó el celibato, realidad que inequívocamente ha sido vivida desde su fundación al interior de nuestra Iglesia.
Siempre recordemos que el sacerdocio es un don, y el celibato es un don que se confiere para su ejercicio ministerial, por lo que nadie puede abrogarse el derecho a ser sacerdote, tampoco una comunidad puede pretender  “elegir” al sacerdote ni el estilo de vida que éste ha de llevar. Los carismas en nuestra Iglesia se reconocen a la luz de la fe no por medio de encuestas ni sujeto a votaciones toda vez que es menester “obedecer la voz de Dios antes que las de los hombres”.

En ninguna circunstancia la falta de sacerdotes puede ser tomada como justificación válida para desfigurar las palabras y el estilo de vida que Cristo vivió y pide vivir a cada uno de sus sacerdotes, particularmente por medio del celibato que es un tesoro de la Iglesia que trae múltiples bendiciones y nunca es causa en sí de eventuales infidelidades
Contra todo lo que se nos pueda presentar como imposible e irrevocable, tenemos al “Dios de los imposibles”, porque cuatro milenios de fidelidad con su pueblo elegido, ha mostrado que somos discípulos de Cristo  resucitado, causa de toda esperanza, especialmente en los gélidos tiempos del invierno que Dios nos permite superar año con una nueva estación, lo cual vemos que luego de cada época álgida respecto de la fe, donde la relajación de las costumbres parecía insalvable, ha sido -no sin la intervención de la Virgen María- donde el mundo entero ha logrado salir del pozo del pecado extendido en la sociedad, por la particular intervención de la Virgen, a la que honramos nuevamente como Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro ¡Que Viva Cristo Rey!.


lunes, 16 de septiembre de 2019



TEMA  : “LIBRES PARA AMAR Y SERVIR A DIOS Y LA PATRIA!
FECHA: HOMILÍA MISA MIÉRCOLES XXII° TIEMPO COMÚN 2019
La invitación a la bienaventuranza que hace Jesús tiene una doble finalidad, según se traduzca desde el texto de la lengua vernácula a la vulgata de San Jerónimo, toda vez que puede entenderse como “gozo” y “alegría” o bien asumirse como “perfección” y “santidad”.
Nuestro Señor utiliza con frecuencia esta expresión, y lo hace al inicio de su predicación por lo cual, se tiene una particular relevancia en el contexto de toda su enseñanza pública que haría durante tres años. Sin duda, al ser cada una de sus palabras algo determinante para todo creyente, resulta aún más vinculante que sea una expresión que se distribuya a lo largo de todo su ministerio,  lo que denota más allá de ser un estilo literario propio de la época,  en una verdadera exhortación, necesaria para recorrer el camino de la santidad.
MISA 11 SEPTIEMBRE 2019 VITACURA

Hace unos años solía recordar al hablar respecto de la santidad que ello no se encuentra reservado a la vida consagrada, lo cual en la hora presente parece exigir algún matiz habida consideración del sinnúmero de situaciones delictivas que más de un religioso ha cometido como producto de la implementación de una ideología progresista y de una religiosidad liberacionista. Más, a la luz del Evangelio proclamado es preciso reafirmar la invitación que hace Cristo a ser perfectos por medio del camino de las bienaventuranzas.
De algún modo cada Bienaventuranza nos recuerda la llamada universal a la santidad, la cual,  despuntando en el horizonte de toda una vida, llegará al mediodía sin fin cuando seamos partícipes del instante perpetuo en el Cielo.
Dos Evangelistas relatan el Sermón de la Montaña, en el caso de San Lucas lo hace rubricando el amor al prójimo, el cual se comprende en toda su exigencia y urgencia desde el amor a Dios.
En este día conmemoramos una jornada en la cual culminó un trienio de      desintegración social dramático, donde la crispación y enfrentamiento fueron la norma de conducta permanente en personas e instituciones, lo cual exigió la intervención de aquellos “valientes soldados que han sido de Chile el sostén” que recuerda parte de nuestro Himno Patrio. Entonces, y en el período de reconstrucción de los años siguientes, hubo muchos de ellos que hicieron realidad el juramento  hecho en su mocedad en orden a “dar la vida si ello fuese necesario” por defender la bandera, la Patria y libertad de cada uno de sus hijos.
SACERDOTE JAIME HERRERA 2019

Por ello, rezamos en esta Santa Misa vespertina, en el día 11 de un gran mes, por el eterno descanso de nuestros difuntos, implorando que el Señor tenga misericordia de cada uno de ellos, y puedan experimentar la dicha sin fin de estar con Dios en el Cielo. 
De igual manera, imploramos que los ideales por lo que derramaron su sangre, en la búsqueda de una Nación pacificada y pacificadora se extiendan a las nuevas generaciones en el silencio del deber cumplido, lo cual -sin duda- trae bendiciones aquí en la vida presente,  e ilimitadas en la vida sin fin. Por esto, es necesario recordar que en la búsqueda por evitar una guerra civil que por todos los caminos se procuraba implantar se pudo igualmente desechar un conflicto fratricida cuyas hondas  consecuencias habrían estigmatizado a muchas generaciones con la pobreza y odiosidad. 
Expresión de lo anterior es  que con las naciones fronterizas se transitó sólo por la vereda de la paz, en tanto que,  naciones vecinas lo hicieron por la vereda contraria con las consecuencias de inestabilidad social y económica que subsisten hasta nuestros días.
La primera bienaventuranza está dicha en presente, por lo cual no sólo se refiere a un premio que tendremos al final de los tiempos, sino que nos anuncia una realidad que se experimenta ya en la vida cotidiana.
Para desterrar la pobreza es necesario buscar condiciones y sistemas eficaces que apunten a crear mayor bienestar,  evitando expandir pobreza, como suele hacerlo la vía fácil de repartir ilimitadamente, generalmente lo que no es de uno.  
Sin duda,  el asumir que Dios nos ha dado una vocación determinada y una misión específica en este mundo,  nos conduce a dedicar el mejor esfuerzo en vistas a hacer bien el trabajo día a día, cumpliendo la tarea encomendada por el Señor en orden a “cuidar la tierra” pero también,  a “dominarla”, lo cual,  bien comprendemos  forma parte del uso adecuado  que el hombre y la sociedad den hacia los recursos que nos entrega la naturaleza y a aquellos a los que el trabajo nos permite  obtener. ¡Nunca acabaremos de contemplar, a la luz de la fe,  aquella grandeza que entraña ver lo que implica ser colaboradores de Dios por medio del trabajo! Por nuestras manos, inteligencia, voluntad y corazón pasa el perfeccionar la obra hecha por Dios.

Décadas atrás, en el triste invierno socialista de los mil días,  la producción de nuestra Patria era ínfima: El comercio no  atendía porque no tenía nada que ofrecer, los campos eran improductivos a causa de la sequía que devino por el reguero de una ideología intrínsecamente perversa, los centros educativos se transformaron en laboratorios donde el igualitarismo desincentivó la búsqueda del mérito, del esfuerzo, expandiendo –prontamente- el vicio fruto de un ocio que se erigía como algo  permanente.
Jesús nos pide con fuerza desterrar la pobreza espiritual y material en nuestra Patria, destacando que “los pobres no pueden esperar” tal como recordó Juan Pablo II en su visita a Chile en 1987. ¡Qué  recuerdos de aquellas jornadas! Donde el Santo Padre pudo recorrer cada rincón de nuestra Patria  y verificar en primera persona el esfuerzo hecho por sacar la situación de pobreza a quienes con urgencia lo requerían por el camino del crecimiento personal y teniendo a la familia como pilar de la sociedad anhelada de propietarios y nunca más de proletarios, tal como  fue testigo durante décadas en su tierra natal.
San Alberto Hurtado, dijo: “Está muy bien no hacer el mal, ´pero está  muy mal no hacer el bien”, lo que al interior de nuestra cultura religiosa suele expresarse en el consabido refrán –tantas veces aludido- de tener una vida católica “a mi manera”, lo cual no es otra cosa que decir no a la medida de Cristo, no a la medida de Iglesia, sino a la medida de nuestros gustos, permaneciendo con ello esclavos del poder, del tener y del placer.
Para evitar una espiritualidad punzada por el liberacionismo, Jesús hace una severa advertencia a los que están llamados a ser verdaderos discípulos al decir que quienes han recibido consuelo, están hartos, ríen, y poseen reconocimiento de la masa, no están “dando el ancho” con las exigencias que previamente ha señalado no a modo de consejo a seguir sino a obligación por esmerarse en cumplir. 
En efecto, el domingo pasado la Liturgia de la Palabra nos recordaba la actitud de abandonarse de si, de tomar la cruz de cada día, de colocar el amor de Dios como esencial en nuestra vida, todo lo cual tiende a mostrar un perfil definido por la fidelidad cuyo principal enemigo de nuestro tiempo es, sin duda,  el relativismo. Aquí es menester descubrir el ícono permanente de la fidelidad como es la Virgen Marie. ¿Quién mejor que Ella, la elegida por Dios nos puede hablar de fidelidad en nuestro tiempo? Como Madre, como Mujer, como Creyente, como Esposa.
Por ello, en esta Santa Misa nuestra mirada se dirige de manera especial hacia la Madre de Dios, en este Mes que es propiamente dedicado a Ella, toda vez que es el que más celebraciones votivas a la Virgen  María (*)
FELIGRESES MISA 11 SEPTIEMBRE

Insertos en un tiempo de gran turbulencia, recurrimos una vez implorando la intervención de la Virgen Santísima, a la cual nada niega su Hijo y Dios, con el fin que interceda por el bien espiritual y material de nuestra Patria, en especial para que la fidelidad sea la nota distintiva en nuestro actuar como creyentes, evitando ceder a la tentación fácil de buscar el reconocimiento  en quienes nada quieren saber de nuestro Dios, único y verdadero.
La bella imagen de la Virgen que se venera en la Basílica Santa María La Mayor de Roma bajo el nombre de Regina Pacis, fue colocada allí al finalizar la Primera Guerra Mundial. Con una de sus manos cuida a Jesús niño, y la otra permanece abierta como representando la expresión “detened la violencia”. Su mano se encuentra abierta para acoger, dirigida hacia lo alto como implorando el poder del cielo, limpia en virtud de su perpetua santa pureza, muy distinta –por cierto- que la de quienes alzan el siniestro “puño en alto” con el fin de golpear y  amenazar.
Hace tres meses el actual Romano Pontífice visitó naciones que sufrieron el dominio de la ideología comunista beatificando a quienes dijo: “sufrieron y dieron su vida, oponiéndose a un sistema ideológico que rechazaba la libertad y coartaba los derechos fundamentales de la persona humana. En aquel período triste, la vida de la comunidad católica fue sometida a una dura prueba por un régimen dictatorial y ateo (Papa Francisco, Rumanía Campo de la Libertad, 2 de Junio 2019). Previamente exhortó a pensar “en los grandes testigos de estas tierras: personas sencillas, que confiaron en Dios en medio de las persecuciones. No pusieron su confianza en el mundo, sino en el Señor, y así avanzaron. Deseo dar gracias a estos humildes vencedores, a estos santos de la puerta de al lado que nos marcan el camino. Sus lágrimas no fueron estériles, fueron oración que subió al cielo y regó la esperanza del pueblo (Papa Francisco, Rumanía, 31 de Mayo del 2019).
Pidamos a la hora vespertina por nuestra Patria, por quienes asumieron la bandera de reconstruir un país que estaba hundido en la miseria y el odio, que gocen de la paz de los bienaventurados. ¡Que Viva Cristo Rey!
(*) (La Natividad, María Reina, el Dulce Nombre de María, la Virgen de los Dolores, la Virgen de la Merced, y la Solemnidad externa de la Virgen del Carmen. Ello sin considerar las diversas mariofanías que forman parte de la piedad personal tal como son las apariciones de la Virgen en Coromotto (Venezuela); la Sallete (Francia) y la que tuvo lugar en Fátima el día 13 de Septiembre el 1917).

PARROCO DE PUERTO CLARO 2019





TEMA : “LLAMADOS A SER LUZ DEL MUNDO EN CRISTO”.
FECHA:  HOMILÍA BENDICIÓN ARMADA DE CHILE AGOSTO 2019
Queridos hermanos: En este día elevamos una plegaria sobre este lugar y de modo especial sobre quienes trabajan aquí. Para ello, habiendo escuchado el Santo Evangelio nos detendremos a meditar en tres puntos específicos, relativos a la implementación de unos simuladores de navegación de remolcadores. Para esto, lo hacemos en base a tres preguntas: ¿Dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? Y ¿a qué vamos?   
1.     ¿En primer lugar, consideramos a dónde estamos? 
  
Como creyentes y ajenos a lo fortuito procuramos ver en cada acontecimiento cotidiano la mano providente de Dios. Por ello, el lugar dónde realizamos esta celebración litúrgica esta adjunta al tradicional faro que anuncia a los que pasan por este  mar que tranquilo nos baña, y ello nos recuerda que la palabra de dios es la luz que ilumina a todo hombre que camina en tinieblas.
¿Cuántas embarcaciones han retomado el rumbo por la intervención de este faro, cuántas otras –eventualmente- han evitado colapsar,  en tanto que  otras han  descubierto el puerto claro en medio de la obscuridad?

El lugar nos evoca lo inconmensurable del poder, de la belleza y dela bondad de Dios, el cual, al concluir su obra creadora “vio que todo lo hizo bien”, y de ello somos testigos, particularmente quienes trabajan en este lugar y que a diario están llamados contemplar no sólo cómo en el horizonte parece unirse el cielo y la tierra, sino ser partícipes de la gracia que viene de lo alto del amor de quien al asumir nuestra condición humana, sin dejar de ser Dios, unió con su muerte y resurrección definitivamente en cada corazón en  cielo y la tierra.

Sin duda,  el rostro superficial del ámbito secular en el que vivimos apunta a anclar la vida humana en todo aquello que se oxida por su ligereza, se opaca por su tibieza, y se pudre por su inconsistencia. El faro se mantiene firme para abrigar, para aclarar y para asegurar, de modo similar cada creyente está llamado a ser “luz del mundo”, a pesas de los vientos y tempestades, por fuertes y persistentes que sean, nunca serán capaces de doblegar aquello que está unido a la base.

2.     Ahora nos detenemos a mirar hacia dónde vamos.
Lo que parece tan obvio a los ojos del mundo en realidad es un afán que requiere toda nuestra dedicación, pues podemos tener el mejor vehículo, estar abastecidos de todo lo que se requiere, y contar con un mapa exacto, pero si acaso no tenemos claro a dónde vamos todo lo anterior se diluye y resulta ineficaz.
En consecuencia, el creyente sabe que todo lo que hace en este mundo debe procurar que sea para alcanzar el objetivo preciso de la salvación, por ello afirmamos que “cielo ganado todo ganado,  cielo perdido todo perdido”.
Los simuladores sobre los cuales, en unos mementos,  impartiremos la bendición contribuyen  a un mejor desempeño a la hora de guiar las naves en los movimientos para una buena recepción y un mejor zarpe. Su adecuado uso sin duda contribuye de manera preventiva a garantizar que el trabajo realizado esté bien hecho, lo cual forma parte del proyecto que Dios tiene con cada persona en orden a “completar” la obra de la creación con el trabajo tenido más que como integral realización que como mera sustentación.

En efecto, Dios quiere que por medio del oficio de cada día el creyente descubra el camino más propicio para alcanzar la santidad personal y la perfección de la sociedad en la que se vive y sirve, de manera especial en cuantos forman aparte de la Armada de Chile y colaboran en ella de manera permanente.
3.     ¿Con quién vamos?
Finalmente, colocamos  la mirada con quien vamos en nuestra navegación por la vida. Una hermosa estampa donde suele colocarse en el reverso la oración del marino aparece Jesús  con sus manos en el timón, lo que de modo visible nos ilustra que nuestra vida es encaminada por el más seguro de los capitanes, el amigo siempre fiel, y el que sí es totalmente “Señor de cielos y mares”. En efecto, nuestras plegarias suele dirigirse a quien es el Señor porque está sobre nosotros pero que puede igualmente permanecer a nuestro lado a la vez.
Como sabemos, nuestra Patria honra de modo especial a la Virgen del Carmen como Patrona y Reina desde los albores de la primera independencia. Sea Ella el faro de los creyentes que ilumine toda navegación, sea el manto que cubra con su mediación universal de toda gracia cada necesidad de quien eleva su mirada suplicante, y cuide a cada integrante de este Centro de Instrucción y Capacitación Marítima. ¡Duc in Altuum!




TEMA  :  “FIEL ES EL CORAZÓN DE JESUS CON SUS AMIGOS”.
FECHA:     HOMILÍA EXEQUIAL SRA. MARÍA ESTELA SEPÚLVEDA METROZ VDA. DE ZAMORA.
1.     “A todos los que comulguen los nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi corazón les concederá la gracia de la perseverancia final”.
Hermanos: Hemos venido a este templo dedicado a Nuestra Señora de Pompeya, profundamente arraigado en la piedad de los fieles de Playa Ancha, con el fin de celebrar la Santa Misa en la cual Cristo se hace presente, en todo su ser, su cuerpo, alma y divinidad.  
Desde su fundación, este lugar santo ha sido como un imán que ha ido atrayendo el afecto filial de tantas generaciones que no han dudado en colocar el Santo Rosario como el arma más poderosa para alejar del error y el vicio las vidas que a Dios le pertenecen, tal como lo hizo Santo Domingo de Guzmán en el Siglo XII por inspiración de la Virgen: “Si quieres ganar a Dios esos corazones endurecidos, reza mi Rosario”. En efecto, Dios nos llamó a la existencia, y por su poder subsistimos.
 Esto que parece tan simple decirlo, entraña un insondable misterio al considerar que el mismo Dios que creó de la nada el universo entero,  desde lo que nos parece casi infinito como es el número de estrellas, hasta lo más pequeño que nuestra mirada no alcanza a descubrir como un átomo o una célula. Llevó cinco días a Dios hacer toda la naturaleza nos dice el libro del Génesis, y al sexto creo al hombre y la mujer “a su imagen y semejanza”, lo que implica dos verdades: Al momento de crear la persona humana interviene directamente  la Santísima Trinidad lo cual se evidencia -en la Biblia-  por el uso del recurso literario de un plural mayestático al decir: “Hagamos” y “a nuestra” lo que evidentemente incluye la directa intervención del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y, en segundo lugar, crea al hombre “muy parecido a Él”, por eso leemos que lo erigió “a su imagen y semejanza” lo cual,  el Salmo octavo vivamente lo enfatiza: “Lo hiciste poco inferior a los ángeles, caso como dioses lo constituiste”.

PARROQUIA CERRO TORO VALPARAÍSO


 Esta semejanza de la creatura con su Creador se fortifica desde la vivencia de la gracia que no sólo se queda en una disposición o capacidad, sino que en virtud de la bondad y poder de Dios, concede permanentemente gracias por medio de la vivencia sacramental, de la oración, del ofrecimiento de los sacrificios personales, y del ejercicio de una vida coherente con el Evangelio.
Entonces, desde el Bautismo tenemos una segunda llamada que el Señor hace a cada persona, toda vez que concede el don de la fe, por medio del cual afirmamos en certeza lo certeramente revelado por Dios, con una seguridad que supera lo que los sentidos nos pueden mostrar como aparente certeza. ¿Quién no se ha equivocado al momento de oír algo? ¿Quién no ha creído ver algo que luego fue simple ilusión óptica? ¿Quién no se ha equivocado en tocar algo que luego no era lo imaginado? El oído, el tacto, la vista, el olfato pueden equivocarse, pero aquel que confía en Dios siempre camina con seguridad, toda vez que el Señor sólo puede hablar en verdad, cuyo esplendor la fe nos devela.
Esta Santa Misa de Exequias tiene lugar en un día muy especial. Para cada católico no existe la suerte ni nada que le acontece es fruto del azar sino que forma parte de la providencia queriente y permisiva de Dios, cuyos atributos excelsos de bondad, poder, misericordia, y presencia los percibimos en virtud de aquella disipación constituida desde el día de nuestro bautismo. Aquel día bautismal marca un antes y un después en nuestra existencia, toda vez que como enseña la Iglesia la gracia supone la naturaleza, elevándola y perfeccionándola, por lo cual la vida de cada uno, por breve o extensa en años que Dios nos conceda constituye una constante búsqueda e identificación con Aquel de cuyas manos fuimos creados. Sabiamente lo dice San Agustín de Hipona en su libro Confesiones: “Inquieto está nuestro corazón mientras no descanse en Ti”. La vida del creyente es constante búsqueda, pero no como quien lo hace a tientas, o por si resulta, sino que con la firmeza de lo que el Señor ha dicho: “Todo aquel que se une a Mi con fe viva no muere para siempre”.

PROCESION ALBERTO HURTADO 2019

Nuestra hermana Estela Vda. de Zamora desde temprana edad descubre la necesidad de transmitir aquel  deseo de buscar, la sed de descubrir la insondable verdad y bondad de Dios, cuya misericordia en todo momento camina de la mano con la verdad, procurando entregar a múltiple generaciones de niños y jóvenes, incluidos los de la Infancia Misionera,  la certeza que vale la pena recorrer el camino de la vida buscando a quien se ha revelado plena y definitivamente al mundo en la persona de Cristo, perfecto Dios y hombre a la vez.
De ello nos habla el santo de la caridad como es Alberto Hurtado: “La vida fue dada para buscar a Dios, la muerte fue dada para encontrar a Dios, y la eternidad fue dada para vivir en Dios”. Quien mejor que este hombre inquieto en servir al prójimo nos puede ilustrar más fidedignamente el llevar a la práctica la verdad misericordiosa de Dios no se deja cautivar por reconocimientos temporales presentando ofertones para alcanzar el Cielo licuando con esa actitud simplista el sacrificio de Aquel que “nos amó hasta el extremo” de morir en el patíbulo más ignominioso de hace dos milenios.  
Queridos hermanos, como maestra doña Estela procuró enseñar en toda su hondura el amor y las exigencias inherentes a la fe que movía su alma, asumiendo que una fe sin obras es una fe yerta…que conmueve pero no convierte de modo definitivo. Citando nuevamente al gran Obispo de Cartago diremos que “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”, según lo cual,  aquello que uno hace de bien en este mundo sí tiene incidencia en alcanzar la bienaventuranza eterna.
Recordemos que llegar a ser santos en el Cielo es algo gratuito porque el precio lo saldó Cristo en al atar de una Cruz. Por ello,  San Pablo dice: “Valemos la sangre de Cristo”, lo que ahora contemplamos durante esta Santa Misa por medio de la cual adoramos a Dios, agradecemos a Dios, imploramos el perdón de Dios, e inclinamos la balanza de la misericordia a favor de quien se cobije bajo la mirada del sagrado Corazón, tal como lo hizo nuestra hermana durante su vida.
 ¡Que delicadeza del Señor permitir a quien le honró  en vida cada primer viernes de mes, con la comunión reparadora hacer que sus seres queridos experimenten la bondad de Dios presente en las Hostia Santa donde palpita el Corazón de Cristo!
¡Que fineza del Corazón de Cristo de permitirnos celebrar una misa de exequias a la hora tercia donde Jesús señaló: “Todo está consumado”! Con ello descubrimos que la muerte abre de manera definitiva la puerta al Paraíso, meta definitiva de todo bautizado, por lo que “cielo ganado todo ganado, cielo perdido, todo perdido”.
¡Que ansia de implementar un apostolado donde sea el mundo el que se convierta a Cristo y no ofrezca la fantasía del diablo de convertir  a Cristo a un mundo esclavo del poder, del tener y del vicio en todas sus formas. 
2.     “Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón esté expuesta y sea honrada”.

  MADRE DEL  PUERTO CLARO CHILE

Doña Estela procuró durante su vida recorrer el itinerario de la fe, lo cual entendió como una llamada de Dios que constituía un imperativo del que le era imposible restarse. Para una cultura renuente a la fe, donde las prisas, los éxitos, los poderes, y sensualidades son causa de tanto abuso e infidelidades, la partida de un ser querido de este mundo puede ser causa de la toma de decisión,  de asumir con determinación el hecho de la  conversión a Dios, para lo cual  todo tiempo y edad resulta propicio. Nunca será demasiado tarde ni demasiado temprano para “buscar a Dios, para encontrar a Dios y para vivir en Dios”.
La última vez que visité a doña Estela estaba en paz con Dios, acompañada de sus seres queridos, especialmente de sus nietos pequeños –de los cuales soy padrino de bautismo- y su hijo. Puede darle la bendición y conversar a solas con ella sobre el valor del  sufrimiento humano a los ojos de Dios. Le recordé las palabras que el Papa Juan Pablo II dirigió en octubre de 1978 a los enfermos en su primera actividad como Romano Pontífice al día siguiente de ser entronizado como tal. Les dijo: “Cristo parecía impotente en la cruz, pero nunca fue más fuerte y poderoso que estando puesto en ella”, por lo que “vuestro sufrimiento de hoy, por medio de la enfermedad,  es fuente de gracia para vosotros y para toda la Iglesia”.
Sobre su cabeza estaba la imagen de la Santísima Virgen, de la cual en todo  momento fue devota, procurando con su oración obtener gracias para los suyos y sus alumnos. A los pies de Nuestra Señora de Pompeya, donde tantas veces la vimos rezar el Santo Rosario, donde recibía piadosamente en cada Santa Misa la sagrada comunión y donde rezó por nosotros, ahora, le devolvemos la mano en virtud de la comunión de los santos, sabiendo que toda oración hecha con fe a Cristo resulta siempre eficaz, y en que las almas de los justos, que están en el Cielo interceden con infinito mayor poder desde allá de lo que lo hicieron con perseverancia acá.  Que el alma de Doña Estela Vda. de Zamora descanse en paz. ¡Viva Cristo Rey!

PARROQUIA PUERTO CLARO CHILE