martes, 16 de junio de 2020


      PROGRAMA CARIDAD FRATERNA JULIO & DICIEMBRE 2020
CAMPAÑA BETANIA (abrigo)
Con frecuencia nuestro Señor visitó el hogar de Betania donde vivía la familia constituida por Lázaro. María y Marta, quienes recibían al Jesús prodigando el cariño y afecto a quien era primeramente el objeto de su fe.
Con el tiempo fueron asumiendo que nada era más importante que estar con Jesús, toda vez  invita tan explícitamente en su vida, como leemos en San Mateo XXV, 35-45: “ En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mi lo hicisteis: Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Los hermanos de Betania –Marta, María y Lázaro-  que recibían a Jesús aprendieron a dar la primacía de los afectos y atenciones al Señor “eligiendo la mejor parte” y con ello, dando atención a todo lo demás, puesto que,  la caridad para ser verdadera debe ser ordenada. ¡Servían porque creían!
Lo anterior lleva a comprender que no basta con la vivencia de determinadas virtudes si acaso no está el amor de Dios en su origen y finalidad, pues “en vano se cansan los albañiles si el Señor n o construye la casa”. El apóstol San Pablo nos dice que una persona puede hasta entregar todos sus bienes y hasta ofrecer la vida misma, pero si no es por amor a Dios “de nada le vale”.
En consecuencia,  la caridad verdadera nace de una conversión y se nutre de una comunión, de la cual es signo visible del amor a Dios, por ello,  en todo momento hemos de evitar tapar nuestros pecados e incongruencias con obras que no conlleven un cambio de vida ni nace de la confianza en Dios sino de mundanas consideraciones y segundas intenciones.
Acompañar a lo largo de cada mes, inicialmente desde  Julio a Diciembre,   a personas de tercera (más de 60 años)  y cuarta edad (más de 75 años) o postrados que necesiten la visita para asistencia integral en número de 30 personas. Se buscará satisfacer necesidades de calefacción,  vestuario, y salud de acuerdo a las posibilidades de nuestra parroquia, sumada la asistencia del sacerdote con los sacramentos y oración en cada casa, privilegiando la consagración del hogar al Sagrado Corazón durante todo el Mes de Junio.
Para financiar la actividad de hará venta y subastas de garaje (on line) con donaciones de bienhechores  y  una Cena Temática a fin de año en dependencias de la Parroquia.
EL Cura Párroco cederá a la  campaña Betania la totalidad del aporte mensual de $ 50.000  que entrega la oficina de administración del Obispado de Valparaíso al sacerdote como  sueldo (asignación) del Cura Párroco de Puerto Claro durante los meses de julio a diciembre del 2020.

JESÚS VISITA CASA DE BETANIA

CAMPAÑA TIBERIADES (víveres)
El Señor Jesús realizó milagros cuya finalidad era fortalecer la fe, en tanto que como distintivo para ser reconocidos como verdaderos creyentes nos invita a la práctica de las obras de caridad, primero espirituales y luego corporales. Entre estas está “dar alimento (pan)  a quien no lo tiene”, lo que en los meses más críticos referidos a la falta de trabajo y recursos como serán julio a diciembre, se organizará la recolección de víveres, entre familias concretas que vayan en auxilio directo a personas que lo necesiten con urgencia.
Consiste en proveer de cajas de mercadería a 24 familias del sector parroquial de manera mensual por un valor de $ 20.000 cada una. La campaña será implementada inicialmente entre los meses de julio a diciembre. La nómina será entregada por el Grupo de Acción Social de la Parroquia, por directa información de feligreses activos de la comunidad,  y aprobada por Consejo de Pastoral Parroquial (CPP).  
Teniendo presente que el segundo semestre del año en curso será particularmente más complicado en el aspecto económico local, afectando hondamente a algunos hogares de nuestra parroquia, en la cual,  vive un  número considerable de personas de la tercera edad y que viven de una jubilación, no podemos obviar el hecho  que muchos feligreses son funcionarios y dependientes de  empresas y pymes cuya viabilidad está actualmente seriamente tensionada.  Lo anterior explica que para esta ocasión se haya buscado la opción de colaboradores que participan ocasionalmente de la Santa Misa en rito extraordinario. Durante el Mes de Septiembre se celebrara el décimo aniversario desde que se implementó en nuestra Parroquia la Misa en Latín  a la cual asisten feligreses que no teniendo residencia en la jurisdicción han podido participar del rito al que Su Santidad Benedicto XVI invitó a retomar desde el año 2007.
Como  una forma de gratitud se organizará una colecta especial  con lo cual se financiarán las canastas de alimento  con 24 nuevos erogantes de Fondos Libre Disposición (FLD) entre los meses de julio a diciembre del año 2020.  Las cajas de alimentos deberán considerar: Edad  de los integrantes del hogar, número de miembros cada la familia, y enfermedades preexistentes que informe el dueño de casa. Especial cuidado se tendrá respecto de fecha de vencimiento de cada alimento aportado, lo cual será supervisado por voluntario que deberá ser técnico en alimento (nutricionista).

JESUS ALIMENTA A FIELES

CAMPAÑA NAZARET (personas sin trabajo).
Teniendo presente que Nuestro Señor pasó tres décadas en la localidad de Nazaret, donde aprendió el oficio de su padre, santificando  con ello,  toda labor realizada por el hombre, dando un nuevo espíritu al trabajo como medio de perfección y santidad.
Las personas se sorprendían de la sabiduría y poder milagroso de Jesús considerando  que desde los doce hasta los treinta años lo vieron como “el carpintero”, el hijo de José de igual oficio que abarcaba desde el  mobiliario del hogar hasta los arados y utensilios de trilla (2 Samuel XXIV, 22).
Bajo inspiración de San José Trabajador (San Mateo I, 19) se busca coordinar el empleo de 30 feligreses entre quienes colaboran y aportan con nuestra parroquia. Se buscará en la medida de lo posible que el trabajo sea lo más similar en actividad y remuneración al que se tenía previo a la pandemia viral y social.
Una vez coordinada la entrevista con el Cura Párroco, las personas que hayan perdido su trabajo podrán entregar personalmente  su historial laboral (CV) en oficina parroquial para ser entregado a un equipo  que coordinará la búsqueda de empleo integrado por un ingeniero comercial, un psicólogo laboral y un abogado, para emitir un informe el cual  será entregado al Cura Párroco para avalar a quien solicita empleo y gestionar con aquellos bienhechores de nuestra parroquia que dispongan de plazas de empleo en sus empresas y prioricen su postulación.
Esta campaña “Nazaret” apunta principalmente a servir al segmento de personas que actualmente carezcan de otro empleo ni tengan posibilidad de optar a ingresos  anexos permanentes. Las prioridades apuntarán a: Perdida de fuente laboral previo, carencia de todo trabajo alternativo; edad de la persona; cargas imponibles; residencia en jurisdicción o territorio parroquial; salud física y psicológica compatible con cargo al que se postula.  
El proceso de recolección de datos, postulación, y resultado sólo será entregado al interesado y a las partes involucradas directamente, manteniendo en reserva los resultados.

JESUS TRABAJÓ EN NAZARET





TEMA  : “LA OBLIGACIÓN  DE HACER EL BIEN A LOS FIELES”
FECHA: HOMILÍA  SOLEMNIDAD  PENTECOSTÉS  /  MAYO  2020
La primera lectura dice algo que nos puede resultar muy actual: “Al llegar el día de “pentecostés” estaban todos reunidos en  un mismo lugar, lo que acontece, en mayor o menor medida,  en muchos hogares en estos días como consecuencia de la medidas a las que el Ministerio de Salud ha invitado a seguir. Sin duda, en algunos casos ha servido para el reencuentro de la vida familiar que suele deambular por la  diáspora del activismo actual y en la vorágine del anhelo de agregar horas a cada jornada.
Sin duda, quienes estaban reunidos –entonces- en el Cenáculo de Jerusalén,  es porque fueron convocados por nuestro Señor, lo cual,  ahora no podemos sino verlo como manifestación de su providencia que así lo ha establecido. Si de algo estamos seguros los creyentes es que no es casualidad.
Ahora bien, estar reunidos puede hacerse de muchas maneras, y no significa necesariamente que prevalezca el mejor de los ánimos ni emerjan los más nobles sentimientos, puesto que,  para ello se requiere tener un espíritu común que haga “nuevas todas las cosas”.
Si Dios no se hace presente en la vida del hombre y de la sociedad, estar confinados bajo un mismo techo o en un mismo lugar,  puede empeorar lo que previamente se tenía. Mas, si se estamos juntos en el Espíritu Santo que unifica, da vida y fuerza, la convivencia entre hermanos, entre cónyuges, entre hijos y padres,  se cristaliza en la vivencia cotidiana de las virtudes necesarias para santificarnos.
Cuando Dios creó al hombre lo hizo un ser de “carne y hueso”, que tiene un alma que le confiere una condición espiritual, lo que ha de ser tenido como algo esencial, diferenciándose del resto de las creaturas del resto del universo.
Siendo el alma,  el santuario de Dios en cada persona, tal como pregunta el Apóstol ¿No sabéis acaso que sois templo de Dios?, podemos decir que  la razón de su dignidad y vocación emerge de la unión que tenga cada uno con Dios, de quien proviene y hacia quien se encamina cada uno de nuestros pasos, pues,  es voluntad de Dios, es deseo del Señor,  que todos alcancemos la santidad lo cual, pasa por creer en todo aquello que cree nuestra Iglesia, convertirnos permanentemente y procurar abandonar el pecado para vivir en estado de gracia.
Con frecuencia el Señor Jesús exhortaba a cada uno de sus discípulos a interiorizar su mensaje, a sanar el corazón: iluminando su conciencia por medio de cada palabra y cada gesto, del que fueron testigos presenciales no virtuales a largo de su vida pública antes y después de su muerte y resurrección. Aquellos cuarenta días y los siguientes esperaron con expectación el cumplimiento de  la promesa en vistas al “envío de un Defensor”. Recordaban en esos días, las dudas, vacilaciones, traiciones, negaciones, promesas incumplidas, cobardías que hicieron en un momento decir a Jesús: “Sois tardos de entender… ¡Hasta cuándo tengo que soportaros!”.
Desde un inicio los apóstoles comprendieron que debían cultivar la piedad, el espíritu religioso, la intimidad con Jesucristo en la oración, la comunión con los sentimientos de su Sagrado Corazón del que les costaba sintonizar hasta el punto que el Señor les dijo: “¡Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón!”,  añadiendo como fue profetizado que al ser puesto en la cruz “mirarán todos su Corazón traspasado”.
SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS 2020

Este día de Pentecostés coincide con el inicio del mes que honramos al Sagrado Corazón de Jesús. Sin duda,  no es algo fortuito, particularmente a estas horas y en estos de días donde nuestra sociedad parece deambular como a tientas, sin saber cómo y por dónde caminar, generando un espíritu de temor, incertidumbre, que no deja de mostrar signos evidentes de desolación, violencia, y desconfianza tanto por el presente como por el futuro.
Llevamos meses de desencuentro a causa del estallido violentista cuyas huellas encontramos a diario en el centro y periferia de las ciudades, afectando el emprendimiento, la educación, la vida familiar, y hasta el culto religioso mismo con las dos pandemias que han sobrevenido los últimos siete meses, culminado con una corona cuyas consecuencias mostrarán su crudeza , en unos meses, pero que sabemos dejarán huellas imborrables en las personas, familias y sociedad.
Hemos experimentado que el espíritu del mundo actual, ante quien adora hasta la saciedad gran parte de la sociedad,  en la exacta medida que ha ido desplegando los placeres ha ido replegando los deberes hacia Dios, llegando a expulsarlo de su vida olvidándolo en sus prioridades e intereses cotidianos, haciéndolo prácticamente  un  “paria” de la cultura. ¿Qué diremos? Con el Evangelio en la mano: “No tentarás al Señor tu Dios”.

Los grandes conflictos religiosos de cruzadas y persecuciones, sumados al surgimiento de herejías y apostasías que persisten hasta nuestros días, palidecen ante los males del mundo presente, puesto que si antiguamente se combatía al Dios y sus creyentes, en la vida presente simplemente no se persigue, no se margina, sino que se prescinde, señalando que no es tema relevante la religión y la fe.
Más grave aún es el hecho que el virus secular está incubado en parte de nuestra Iglesia misma,  tal como lo hemos visto con ocasión de la pandemia donde se ha llegado a cerrar templos innecesaria e inoportunamente, se ha negado el acceso a la comunión de los enfermos, se ha obligado a fieles comulgar en la mano, todo lo cual nos lleva a implorar que la misericordia de Dios este un paso más adelante que su  justicia.
Sabemos que el valor de cada Santa Misa es infinito. Una sola gota derramada por Cristo en el Calvario, y que se hace presente en cada altar,  tiene a los ojos de Dios Padre y de su Iglesia,  una dimensión sublime,  que los ángeles pueden percibir pero no recibir de modo real como nosotros al momento de comulgar presencialmente, haciendo que el Cuerpo  de Cristo sea nuestro alimento  y no nuestro sólo deseo como sería en una comunión virtualizada, que,  siendo meritoria y deseable, nunca será comparable con nutrirnos eucarísticamente con quien es el Pan de Vida.
Entonces, nos podemos preguntar al respecto: ¿Cuántas gracias posibles no han sido recibidas en estos 73 días?…¿Cuántas benditas almas de purgatorio ven retrasada su libertad de aquel lugar,  a causa que no se han ofrecido sufragios por ellos?...¿Cuantos pecados graves impiden poder hacer una comunión presencial reparadora y recibir los beneficios de la comunión espiritual,  inocua a causa del falta de la gracia?
Cada interrogante suplica del  Cielo la gracia que antes que termine la pandemia se ilumine la mente y corazón de los todos los fieles (sin excepción por cierto) en orden a valorar en justicia a Aquel que se recibe en cada Santa Misa teniendo presente que,  con dolor es menester reconocer que, para muchos bautizados hoy,  la Eucaristía no pasa de ser un pan bendito, colocado sobre una mesa, ubicada en un lugar de reunión, en la cual participan creyentes o no, que asisten si están con ganas de acudir. ¿Estos son los criterios para tratar al Señor Jesús? Sabiendo todo lo que hizo por nosotros y que lo vive en cada Santa Misa hoy?
Queridos hermanos: El mayor acto de caridad de un sacerdote es ofrecer a los fieles el mayor de los bienes como es el que cada día viene en nuestras manos a los altares para “dar vida en abundancia2. Este es el punto esencial de una necesidad esencial que tiene cada fiel y cada comunidad que no comprende cómo se priva de un bien tal que el mismo Cristo dijo “el que come de este Pan vive para siempre”.
Es verdad,  nadie está moralmente obligado a lo imposible. El Evangelio, el catecismo y las normas pontificias dadas respecto de la vida litúrgica señalan claramente cuáles son las exigencias y condiciones para comulgar debidamente, debiendo abstenerse quien no esté preparado y en conciencia no debe comulgar sacramentalmente. Desde niños sabemos que no comete falta aquel feligrés que  está gravemente enfermo y debe de modo impostergable cuidar a un enfermo.
Aquí entra el caso de no asistir a la Misa si existe certeza o alto grado de contagiar o contagiarse de una enfermedad grave. Respecto de tener certeza,  ello es imposible en la actualidad,  aun tomando toda precaución como es el caso de tantos facultativos, servidores de sanidad que se han contagiado, incluso como sacerdotes sabemos de enfermos que se contagian en los hospitales en los pabellones quirúrgicos habida consideración que se vuelve a operar en ellos en unas horas,  porque se toman las oportunas medidas de sanitización  y esterilización, a pesar que la posibilidad de contagio intrahospitalario siempre permanece, más los hospitales no son cerrados…menos por tres o cuatro meses, tal como sucede con la Casa de Dios. 
En cuanto al “alto grado posible” en relación al costo beneficio de la medida es incomparable colocar en balanza una realidad como es Cristo como alimento del alma con la incertidumbre de aquello que puede o no suceder. Hay quienes juegan con las cifras en la prensa: el 80% de los contagiados vive en Santiago el resto en todo el país de Arica a la Antártica. El 70% de los contagiados tiene menos de 50 años –la base de contaminante es centenial y milenials- y el 90% de los fallecidos son mayores de 75 años.
Respecto de la fe y la practica sacramental, incluida la confesión, la gran mayoría son personas mayores y el grado de incredulidad se ubica en los segmentos más nóveles. Con el acto de prohibir el culto presencial total se priva a quienes sí asisten y colaboran en la comunidad que libremente han elegido.  
SANTA MISA PUERTO CLARO CHILE


La gravedad de la medida tomada en diversas partes del mundo es muy distinta: en algunos países se hizo consulta a los párrocos sobre la medida; en otras como en Chile se dictó por un anuncio dado por el Comité Permanente del Episcopado (cinco de ellos) que indicaron que obedeciendo las directrices del Ministerio de Salud se suprimía el culto público a partir del 19 de marzo hasta la fecha. Mas personalmente he buscado y no he encontrado ningún texto ministerial (Minsal)  que indique prohibición de clausurar los templos en nuestra Diócesis a la fecha,  por el Corvid 19, lo que me hace incomprensible una norma que se funda en un supuesto inexistente: afirmando algo que no aparece en el Diario Oficial de Chile hasta ahora.
Mas,  el problema es más hondo, porque,  -finalmente- se aplica una medida general que no considera (no escucha porque no consulta) las realidades locales, muy diversas unas de otras. Ello evidencia una falla estructural en la orgánica pastoral que es urgente modificar y se refiere al rol más protagónico que debe tener cada obispo en su propia diócesis. El Obispo es el Pastor de cada diócesis, nadie mejor que él puede conducir el rebaño encomendado puesto que  desde su fidelidad goza más hondamente del Espíritu de Dios. ¡Nuestra Iglesia se divide en diócesis no en federaciones!
En Italia murieron a la fecha más de un centenar de sacerdotes (120) , volver a tener un número semejante implica “gestar” al menos 360 jóvenes seminaristas porque la proporción de ordenados que llegan a la meta es de un tercio solamente. En nuestra Patria esto seria lapidario por la agudeza de la crisis vocacional que se arrastra desde hace casi tres décadas, pero como creemos en un Dios que no delega su primacía en bondad y generosidad, estamos ciertos que premiará aquellas comunidades creyentes  donde la primera línea incluyó a consagrados, tal como fue un día un frente de batalla, una peste, una persecución donde “la sangre derramada por los mártires fue semilla de nuevos cristianos”.
Intuyo que para quien no le interesa que haya nuevos creyentes, o que aquel que estime innecesaria la conversión no tenga cabida el martirio, el sacrificio la oración y la penitencia, pero para quienes nos sabemos deudores de la misericordia de Dios no es opción callar, cerrar, ni escondernos, menos ahora en medio de la batalla.  Por esto, dar la cara a Dios presencialmente aquí en esta diócesis no es una actitud de ir “porfiando” sino de ir “per-fe-ando”…aquello de que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, fue valido y lo es en el presente.  ¡Que Viva Cristo Rey!
Padre Jaime Herrera González / Cura Párroco de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro / Diócesis Valparaíso  / Chile


MISA ANIVERSARIO PADRE JAIME HERRERA

Actividades Junio 2020