lunes, 16 de septiembre de 2019


TEMA : “LLAMADOS A SER LUZ DEL MUNDO EN CRISTO”.
FECHA:  HOMILÍA BENDICIÓN ARMADA DE CHILE AGOSTO 2019
Queridos hermanos: En este día elevamos una plegaria sobre este lugar y de modo especial sobre quienes trabajan aquí. Para ello, habiendo escuchado el Santo Evangelio nos detendremos a meditar en tres puntos específicos, relativos a la implementación de unos simuladores de navegación de remolcadores. Para esto, lo hacemos en base a tres preguntas: ¿Dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? Y ¿a qué vamos?   
1.     ¿En primer lugar, consideramos a dónde estamos? 
  
Como creyentes y ajenos a lo fortuito procuramos ver en cada acontecimiento cotidiano la mano providente de Dios. Por ello, el lugar dónde realizamos esta celebración litúrgica esta adjunta al tradicional faro que anuncia a los que pasan por este  mar que tranquilo nos baña, y ello nos recuerda que la palabra de dios es la luz que ilumina a todo hombre que camina en tinieblas.
¿Cuántas embarcaciones han retomado el rumbo por la intervención de este faro, cuántas otras –eventualmente- han evitado colapsar,  en tanto que  otras han  descubierto el puerto claro en medio de la obscuridad?

El lugar nos evoca lo inconmensurable del poder, de la belleza y dela bondad de Dios, el cual, al concluir su obra creadora “vio que todo lo hizo bien”, y de ello somos testigos, particularmente quienes trabajan en este lugar y que a diario están llamados contemplar no sólo cómo en el horizonte parece unirse el cielo y la tierra, sino ser partícipes de la gracia que viene de lo alto del amor de quien al asumir nuestra condición humana, sin dejar de ser Dios, unió con su muerte y resurrección definitivamente en cada corazón en  cielo y la tierra.

Sin duda,  el rostro superficial del ámbito secular en el que vivimos apunta a anclar la vida humana en todo aquello que se oxida por su ligereza, se opaca por su tibieza, y se pudre por su inconsistencia. El faro se mantiene firme para abrigar, para aclarar y para asegurar, de modo similar cada creyente está llamado a ser “luz del mundo”, a pesas de los vientos y tempestades, por fuertes y persistentes que sean, nunca serán capaces de doblegar aquello que está unido a la base.

2.     Ahora nos detenemos a mirar hacia dónde vamos.
Lo que parece tan obvio a los ojos del mundo en realidad es un afán que requiere toda nuestra dedicación, pues podemos tener el mejor vehículo, estar abastecidos de todo lo que se requiere, y contar con un mapa exacto, pero si acaso no tenemos claro a dónde vamos todo lo anterior se diluye y resulta ineficaz.
En consecuencia, el creyente sabe que todo lo que hace en este mundo debe procurar que sea para alcanzar el objetivo preciso de la salvación, por ello afirmamos que “cielo ganado todo ganado,  cielo perdido todo perdido”.
Los simuladores sobre los cuales, en unos mementos,  impartiremos la bendición contribuyen  a un mejor desempeño a la hora de guiar las naves en los movimientos para una buena recepción y un mejor zarpe. Su adecuado uso sin duda contribuye de manera preventiva a garantizar que el trabajo realizado esté bien hecho, lo cual forma parte del proyecto que Dios tiene con cada persona en orden a “completar” la obra de la creación con el trabajo tenido más que como integral realización que como mera sustentación.

En efecto, Dios quiere que por medio del oficio de cada día el creyente descubra el camino más propicio para alcanzar la santidad personal y la perfección de la sociedad en la que se vive y sirve, de manera especial en cuantos forman aparte de la Armada de Chile y colaboran en ella de manera permanente.
3.     ¿Con quién vamos?
Finalmente, colocamos  la mirada con quien vamos en nuestra navegación por la vida. Una hermosa estampa donde suele colocarse en el reverso la oración del marino aparece Jesús  con sus manos en el timón, lo que de modo visible nos ilustra que nuestra vida es encaminada por el más seguro de los capitanes, el amigo siempre fiel, y el que sí es totalmente “Señor de cielos y mares”. En efecto, nuestras plegarias suele dirigirse a quien es el Señor porque está sobre nosotros pero que puede igualmente permanecer a nuestro lado a la vez.
Como sabemos, nuestra Patria honra de modo especial a la Virgen del Carmen como Patrona y Reina desde los albores de la primera independencia. Sea Ella el faro de los creyentes que ilumine toda navegación, sea el manto que cubra con su mediación universal de toda gracia cada necesidad de quien eleva su mirada suplicante, y cuide a cada integrante de este Centro de Instrucción y Capacitación Marítima. ¡Duc in Altuum!



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