TEMA : “LLAMADOS A SER LUZ DEL MUNDO EN CRISTO”.
FECHA:
HOMILÍA BENDICIÓN ARMADA DE CHILE AGOSTO 2019
Queridos
hermanos: En este día elevamos una plegaria sobre este lugar y de modo especial
sobre quienes trabajan aquí. Para ello, habiendo escuchado el Santo Evangelio
nos detendremos a meditar en tres puntos específicos, relativos a la
implementación de unos simuladores de navegación de remolcadores. Para esto, lo
hacemos en base a tres preguntas: ¿Dónde estamos?, ¿hacia
dónde vamos? Y ¿a qué vamos?
1.
¿En
primer lugar, consideramos a dónde estamos?
Como
creyentes y ajenos a lo fortuito procuramos ver en cada acontecimiento
cotidiano la mano providente de Dios. Por ello, el lugar dónde realizamos esta
celebración litúrgica esta adjunta al tradicional faro que anuncia a los que
pasan por este mar que tranquilo nos
baña, y ello nos recuerda que la palabra de dios es la luz que ilumina a todo
hombre que camina en tinieblas.
¿Cuántas
embarcaciones han retomado el rumbo por la intervención de este faro, cuántas
otras –eventualmente- han evitado colapsar,
en tanto que otras han descubierto el puerto claro en medio de la obscuridad?
El
lugar nos evoca lo inconmensurable del poder, de la belleza y dela bondad de
Dios, el cual, al concluir su obra creadora “vio
que todo lo hizo bien”, y de ello somos testigos, particularmente quienes
trabajan en este lugar y que a diario están llamados contemplar no sólo cómo en
el horizonte parece unirse el cielo y la tierra, sino ser partícipes de la
gracia que viene de lo alto del amor de quien al asumir nuestra condición
humana, sin dejar de ser Dios, unió con su muerte y resurrección
definitivamente en cada corazón en cielo
y la tierra.
Sin
duda, el rostro superficial del ámbito
secular en el que vivimos apunta a anclar la vida humana en todo aquello que se
oxida por su ligereza, se opaca por su tibieza, y se pudre por su
inconsistencia. El faro se mantiene firme para abrigar, para aclarar y para
asegurar, de modo similar cada creyente está llamado a ser “luz del mundo”, a pesas de los vientos y tempestades, por fuertes
y persistentes que sean, nunca serán capaces de doblegar aquello que está unido
a la base.
2.
Ahora
nos detenemos a mirar hacia dónde vamos.
Lo
que parece tan obvio a los ojos del mundo en realidad es un afán que requiere
toda nuestra dedicación, pues podemos tener el mejor vehículo, estar
abastecidos de todo lo que se requiere, y contar con un mapa exacto, pero si
acaso no tenemos claro a dónde vamos todo lo anterior se diluye y resulta
ineficaz.
En
consecuencia, el creyente sabe que todo lo que hace en este mundo debe procurar
que sea para alcanzar el objetivo preciso de la salvación, por ello afirmamos
que “cielo ganado todo ganado, cielo perdido todo perdido”.
Los
simuladores sobre los cuales, en unos mementos, impartiremos la bendición contribuyen a un mejor desempeño a la hora de guiar las
naves en los movimientos para una buena recepción y un mejor zarpe. Su adecuado
uso sin duda contribuye de manera preventiva a garantizar que el trabajo
realizado esté bien hecho, lo cual forma parte del proyecto que Dios tiene con
cada persona en orden a “completar”
la obra de la creación con el trabajo tenido más que como integral realización
que como mera sustentación.
En
efecto, Dios quiere que por medio del oficio de cada día el creyente descubra
el camino más propicio para alcanzar la santidad personal y la perfección de la
sociedad en la que se vive y sirve, de manera especial en cuantos forman aparte
de la Armada de Chile y colaboran en ella de manera permanente.
3.
¿Con
quién vamos?
Finalmente,
colocamos la mirada con quien vamos en
nuestra navegación por la vida. Una hermosa estampa donde suele colocarse en el
reverso la oración del marino aparece Jesús con sus manos en el timón, lo que de modo
visible nos ilustra que nuestra vida es encaminada por el más seguro de los capitanes,
el amigo siempre fiel, y el que sí es totalmente “Señor de cielos y mares”. En
efecto, nuestras plegarias suele dirigirse a quien es el Señor porque está
sobre nosotros pero que puede igualmente permanecer a nuestro lado a la vez.
Como
sabemos, nuestra Patria honra de modo especial a la Virgen del Carmen como
Patrona y Reina desde los albores de la primera
independencia. Sea Ella el faro de los creyentes que ilumine
toda navegación, sea el manto que cubra con su mediación
universal de toda gracia cada necesidad de quien eleva su mirada suplicante, y
cuide a cada integrante de este Centro de Instrucción y Capacitación Marítima.
¡Duc in Altuum!
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