TEMA : “LIBRES PARA AMAR
Y SERVIR A DIOS Y LA PATRIA!
FECHA: HOMILÍA MISA MIÉRCOLES XXII° TIEMPO COMÚN 2019
La
invitación a la bienaventuranza que hace Jesús tiene una doble finalidad, según
se traduzca desde el texto de la lengua vernácula a la vulgata de San Jerónimo,
toda vez que puede entenderse como “gozo”
y “alegría” o bien asumirse como “perfección” y “santidad”.
Nuestro
Señor utiliza con frecuencia esta expresión, y lo hace al inicio de su
predicación por lo cual, se tiene una particular relevancia en el contexto de
toda su enseñanza pública que haría durante tres años. Sin duda, al ser cada
una de sus palabras algo determinante para todo creyente, resulta aún más vinculante
que sea una expresión que se distribuya a lo largo de todo su ministerio, lo que denota más allá de ser un estilo literario
propio de la época, en una verdadera
exhortación, necesaria para recorrer el camino de la santidad.
MISA 11 SEPTIEMBRE 2019 VITACURA
Hace
unos años solía recordar al hablar respecto de la santidad que ello no se
encuentra reservado a la vida consagrada, lo cual en la hora presente parece
exigir algún matiz habida consideración del sinnúmero de situaciones delictivas
que más de un religioso ha cometido como producto de la implementación de una ideología
progresista y de una religiosidad liberacionista. Más, a la luz del
Evangelio proclamado es preciso reafirmar la invitación que hace Cristo a ser
perfectos por medio del camino de las bienaventuranzas.
De
algún modo cada Bienaventuranza nos recuerda la llamada universal a la
santidad, la cual, despuntando en el
horizonte de toda una vida, llegará al mediodía sin fin cuando seamos partícipes
del instante perpetuo en el Cielo.
Dos
Evangelistas relatan el Sermón de la Montaña, en el caso de San Lucas lo hace
rubricando el amor al prójimo, el cual se comprende en toda su exigencia y
urgencia desde el amor a Dios.
En
este día conmemoramos una jornada en la cual culminó un trienio de desintegración social dramático, donde la
crispación y enfrentamiento fueron la norma de conducta permanente en personas
e instituciones, lo cual exigió la intervención de aquellos “valientes soldados que han sido de Chile el
sostén” que recuerda parte de nuestro Himno Patrio. Entonces, y en el
período de reconstrucción de los años siguientes, hubo muchos de ellos que
hicieron realidad el juramento hecho en
su mocedad en orden a “dar la vida si
ello fuese necesario” por defender la bandera, la Patria y libertad de
cada uno de sus hijos.
SACERDOTE JAIME HERRERA 2019
Por
ello, rezamos en esta Santa Misa vespertina, en el día 11 de un gran mes,
por el eterno descanso de nuestros difuntos, implorando que el Señor tenga
misericordia de cada uno de ellos, y puedan experimentar la dicha sin fin de
estar con Dios en el Cielo.
De
igual manera, imploramos que los ideales
por lo que derramaron su sangre, en la búsqueda de una Nación pacificada y
pacificadora se extiendan a las nuevas generaciones en el silencio del deber
cumplido, lo cual -sin duda- trae bendiciones aquí en la vida presente, e ilimitadas en la vida sin fin. Por esto,
es necesario recordar que en la búsqueda por evitar una guerra civil que por
todos los caminos se procuraba implantar se pudo igualmente desechar un
conflicto fratricida cuyas hondas
consecuencias habrían estigmatizado a muchas generaciones con la pobreza
y odiosidad.
Expresión
de lo anterior es que con las naciones
fronterizas se transitó sólo por la vereda de la paz, en tanto que, naciones vecinas lo hicieron por la vereda
contraria con las consecuencias de inestabilidad social y económica que
subsisten hasta nuestros días.
La
primera bienaventuranza está dicha en presente, por lo cual no sólo se refiere a
un premio que tendremos al final de los tiempos, sino que nos anuncia una
realidad que se experimenta ya en la vida cotidiana.
Para
desterrar la pobreza es necesario buscar condiciones y sistemas eficaces que
apunten a crear mayor bienestar, evitando
expandir pobreza, como suele hacerlo la vía fácil de
repartir ilimitadamente, generalmente lo que no es de uno.
Sin
duda, el asumir que Dios nos ha dado una
vocación determinada y una misión específica en este mundo, nos conduce a dedicar el mejor esfuerzo en
vistas a hacer bien el trabajo día a día, cumpliendo la tarea encomendada por
el Señor en orden a “cuidar la tierra”
pero también, a “dominarla”, lo cual, bien
comprendemos forma parte del uso
adecuado que el hombre y la sociedad den
hacia los recursos que nos entrega la naturaleza y a aquellos a los que el
trabajo nos permite obtener. ¡Nunca
acabaremos de contemplar, a la luz de la fe,
aquella grandeza que entraña ver lo que implica ser colaboradores de Dios por medio del trabajo! Por nuestras manos,
inteligencia, voluntad y corazón pasa el perfeccionar la obra hecha por Dios.
Décadas
atrás, en el triste invierno socialista de los mil días, la producción de nuestra Patria era ínfima: El
comercio no atendía porque no tenía nada
que ofrecer, los campos eran improductivos a causa de la sequía que devino por
el reguero de una ideología intrínsecamente perversa, los centros educativos se
transformaron en laboratorios donde el igualitarismo desincentivó la búsqueda
del mérito, del esfuerzo, expandiendo –prontamente- el vicio fruto de un ocio que
se erigía como algo permanente.
Jesús
nos pide con fuerza desterrar la pobreza espiritual y material en nuestra
Patria, destacando que “los pobres no
pueden esperar” tal como recordó Juan Pablo II en su visita a Chile en
1987. ¡Qué recuerdos de aquellas
jornadas! Donde el Santo Padre pudo recorrer cada rincón de nuestra Patria y verificar en primera persona el esfuerzo
hecho por sacar la situación de pobreza a quienes con urgencia lo requerían por
el camino del crecimiento personal y teniendo a la familia como pilar de la
sociedad anhelada de propietarios y nunca más de proletarios, tal como fue testigo durante décadas en su tierra
natal.
San
Alberto Hurtado, dijo: “Está muy bien no
hacer el mal, ´pero está muy mal no
hacer el bien”, lo que al interior de nuestra cultura religiosa suele
expresarse en el consabido refrán –tantas veces aludido- de tener una vida
católica “a mi manera”, lo cual no es
otra cosa que decir no a la medida de Cristo, no a la medida de Iglesia, sino a
la medida de nuestros gustos, permaneciendo con ello esclavos del poder, del
tener y del placer.
Para
evitar una espiritualidad punzada por el liberacionismo, Jesús hace una severa
advertencia a los que están llamados a ser verdaderos discípulos al
decir que quienes han recibido consuelo, están hartos, ríen, y poseen
reconocimiento de la masa, no están “dando
el ancho” con las exigencias que previamente ha señalado no a modo de
consejo a seguir sino a obligación por esmerarse en cumplir.
En
efecto, el domingo pasado la Liturgia de la Palabra nos recordaba la actitud de
abandonarse de si, de tomar la cruz de cada día, de colocar el amor de Dios
como esencial en nuestra vida, todo lo cual tiende a mostrar un perfil
definido por la fidelidad cuyo principal enemigo de nuestro tiempo es, sin
duda, el relativismo. Aquí es
menester descubrir el ícono permanente de la fidelidad como es la Virgen Marie.
¿Quién mejor que Ella, la elegida por Dios nos puede hablar de fidelidad en
nuestro tiempo? Como Madre, como Mujer, como Creyente, como Esposa.
Por
ello, en esta Santa Misa nuestra mirada se dirige de manera especial hacia
la Madre de Dios, en este Mes que es propiamente dedicado a Ella, toda vez
que es el que más celebraciones votivas a la Virgen María (*)
FELIGRESES
MISA 11 SEPTIEMBRE
Insertos
en un tiempo de gran turbulencia, recurrimos una vez implorando la intervención
de la Virgen Santísima, a la cual nada niega su Hijo y Dios, con el fin que
interceda por el bien espiritual y material de nuestra Patria, en especial
para que la fidelidad sea la nota distintiva en nuestro actuar como
creyentes, evitando ceder a la tentación fácil de buscar el
reconocimiento en quienes nada quieren
saber de nuestro Dios, único y verdadero.
La
bella imagen de la Virgen que se venera en la Basílica Santa María La Mayor de
Roma bajo el nombre de Regina Pacis, fue colocada allí al finalizar la Primera
Guerra Mundial. Con una de sus manos cuida a Jesús niño, y la otra permanece
abierta como representando la expresión “detened
la violencia”. Su mano se encuentra abierta para acoger, dirigida hacia
lo alto como implorando el poder del cielo, limpia en virtud de su perpetua
santa pureza, muy distinta –por cierto- que la de quienes alzan el siniestro “puño en alto” con el fin de golpear
y amenazar.
Hace
tres meses el actual Romano Pontífice visitó naciones que sufrieron el dominio
de la ideología comunista beatificando a quienes dijo: “sufrieron y dieron su vida, oponiéndose a un sistema ideológico que
rechazaba la libertad y coartaba los derechos fundamentales de la persona
humana. En aquel período triste, la vida de la comunidad católica fue sometida
a una dura prueba por un régimen dictatorial y ateo” (Papa
Francisco, Rumanía Campo de la Libertad, 2 de Junio 2019). Previamente
exhortó a pensar “en los grandes testigos
de estas tierras: personas sencillas, que confiaron en Dios en medio de las
persecuciones. No pusieron su confianza en el mundo, sino en el Señor, y
así avanzaron. Deseo dar gracias a estos humildes vencedores, a estos santos de
la puerta de al lado que nos marcan el camino. Sus lágrimas no fueron
estériles, fueron oración que subió al cielo y regó la esperanza del pueblo”
(Papa Francisco, Rumanía, 31 de Mayo del 2019).
Pidamos
a la hora vespertina por nuestra Patria, por quienes asumieron la bandera de
reconstruir un país que estaba hundido en la miseria y el odio, que gocen de la
paz de los bienaventurados. ¡Que Viva Cristo Rey!
(*) (La Natividad, María Reina, el Dulce
Nombre de María, la Virgen de los Dolores, la Virgen de la Merced, y la
Solemnidad externa de la Virgen del Carmen. Ello sin considerar las diversas mariofanías que forman parte de la
piedad personal tal como son las apariciones de la Virgen en Coromotto
(Venezuela); la Sallete (Francia) y la que tuvo lugar en Fátima el día 13 de
Septiembre el 1917).
PARROCO DE PUERTO CLARO 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario