martes, 18 de julio de 2023

 TEMA  :  “LA FE ES EL MOTOR DE LA MISIÓN”.

FECHA: HOMILÍA MISA DE LA VIRGEN DEL CARMEN JULIO 2023

En las vísperas de la solemnidad de la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile, nos reunimos para celebrar la Santa misa, para dar gracias a Dios e implorar su gracia sobre nuestro hermano Philip María Graf Von Spee, quien ha servido como misionero en este lugar, conocido como Punto Corazón. En lo más alto de Valparaíso, donde la ciudad parece transformarse como un balcón natural frente un mar que hace perder nuestra en un horizonte esquivo a lo finito, se alza esta casa a cuyo interior se realiza una de las obras de mayor trascendencia en el mundo del apostolado.

La vivencia de la fe en la persona de Jesucristo sólo puede tener fuerza de contagio si acaso hunde su raíz sólida en la amistad con Jesucristo, quien finalmente es el que está al inicio y fin de toda obra de apostolado. Esta vivencia, hecha certeza, nos revela que la misión querida por Dios para todo creyente, pasa por saberse enviado a cumplir una determinada tarea de la cual el Señor espera nuestra respuesta fiel.

Las grandes persecuciones regadas muchas veces por la sangre de los mártires, que fue en las primeras horas de la Iglesia “semilla de nuevos cristianos”, parece haber dado paso a una nueva forma martirial que pasa por la acción de la cancelación donde ya no se combate a Dios, ni a su obra que es la iglesia y discípulos, sino que se promueve la indiferencia que invisibiliza...Una forma moderna usada por el Maligno para destruir la obra de Dios en el mundo, pues ha tomado nota que lo único que puede obtener al hacer nuevos mártires es mayor número de fieles para Dios, en cambio, por medio de la soterrada corrupción,  que pasa por la tibieza espiritual y mediocridad valórica, los que están llamados a ser centinelas padecen una verdadera anemia en el alma.

En efecto, el anuncio de un evangelio diluido, con un apostolado que presente la verdad revelada plenamente por Jesús como una simple opción puesta en el anaquel de los gustos y aprobaciones siempre terminará siendo estéril.

La misión que se hace desde este centro de vida cristiana encierra lo más valioso del mandato de Jesús proclamado en lo alto del Monte Tabor el día de su Ascensión: “Vayan a todo el mundo, enseñando a obedecer todo lo que Yo les he enseñado, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

Por ello, es un imperativo en el mundo de toda acción misionera procurar por medio de un anuncio pro activo, conducir a la conversión hacia Jesucristo de quienes están llamados a buscarlo, a seguirlo y escucharlo.  Recordemos que nuestra Iglesia define, en palabras de San Agustín, al hombre como un “ser religioso”, cuya esencia proviene y se encamina desde y hacia el Señor, quien se ha manifestado como creador providente y un Dios cuyo nombre es Padre.

El libro Primero de Reyes nos relata que “el profeta Elías subió  a  la cumbre del Monte Carmelo. Allí se postró en tierra, con el rostro, entre las rodillas y dijo a su servidor: ¡Sube y mira hacia el mar!” (XVIII, 43). Un pequeño texto que nos muestra dos actos que apuntan hacia la contemplación de un misterio que nos trasciende.  Una cumbre por alcanzar: ¡Tantas veces leemos que Dios se dio a conocer en lo alto de una montaña! ¡Tantas veces los patriarcas y profetas buscaron a Dios en esas alturas! Casi como que Dios hizo de las cumbres el lugar propicio para que el hombre le descubriese.

Este centro está ubicado en la parte alta de nuestra ciudad, en él los jóvenes misioneros católicos de la Organización Internacional Punto Corazón,  insertos como uno más entre quienes lo habitan, transitan a rostro descubierto por sus calles, replicando como altavoces del Evangelio, lo que el Señor Jesús les ha dictado en el interior de sus corazones por medio de la oración.

Si, se equivocan quienes puedan ver a este movimiento de jóvenes como una simple organización más, y yerran cuantos pretenden vestirla de sincretismo, puesto que,  sus bases son muy precisas y sus pasos firmes a la hora de saber dónde encontrar la fuente desde la cual brote el manantial de gracia que conceda frescor, generosidad,  ánimo vigoroso y sana alegría a la hora de la vida misionera. ¡Cuánto entusiasmo hemos visto en cada uno de estos jóvenes, provenientes de las naciones  más lejanas!  

Porque un día encontraron a Cristo descubrieron que sus vidas tienen pleno sentido, resultándoles incomprensible trazar acciones en las cuales la voz y designios de Dios puedan quedar al margen de su quehacer cotidiano. Los gastados libros de la Oración de la Iglesia que llamamos breviario, que eleva la plegaria incesante al amanecer con laudes, al atardecer con vísperas y al anochecer con completas, dan cuenta que este grupo de jóvenes de hoy, hace del medio de la oración  el camino precioso para unirse a Jesucristo, y por ello, pueden darlo a conocer sin el disfraz fantasioso del secularismo.

 

Para el profeta Elías en este día le fue suficiente ver “una pequeña nube que se eleva del mar, pequeña como la palma de la mano”, lo cual desde los  primeros tiempos de la era cristiana ha sido  anunciado como la particular presencia de la Virgen María en la vida de la Iglesia.

Por ello, aquel Monte Carmelo (Viñedo de Dios)  en Israel cobijó antes y después de Jesús a numerosos hombres que por medio de una vida de austeridad, penitencia y oración hicieron de la plegaria un verdadero modo de vida.

 Muchas veces podemos centrar nuestra mirada sólo en lo que está visibilizado, pero hay realidades verdaderamente sublimes que escapan a una simple ojeada: Esas veladas de oración nocturnas por turnos que suelen realizar. Recuerdo en el Seminario Mayor  de Lo Vásquez, d haberlas hecho muchas veces con intenciones muy especiales, cómo el alma se sentía alimentada con la gracia en esos encuentros cara a cara con Jesucristo, y cómo la certeza de ser un centinela de lo sagrado daba fortaleza y convicción a nuestras acciones, a la vez  depuraba la rectitud de intención.  

El tiempo dedicado a la oración en cada una de sus formas siempre será la mejor inversión con la más alta rentabilidad en el plano espiritual. De modo especial, cada jornada ha de estar normada por el horario en que vamos a la Santa  Misa, donde realmente está presente Jesús en su cuerpo, alma y divinidad, no de modo aparente ni simbólico, sino “real y sustancialmente” como alimento del alma.

En el Salmo Responsorial recordamos: “Mi alma espera  en el Señor, más  que el centinela la aurora(Salmo CXXIX, 6).

Desde este lugar, muchas veces han visto ese mar que se muestra a la distancia tan pacífico como es el nombre que recibe, aunque,  en ocasiones,  no oculte el ímpetu tempestuoso que le caracteriza. Nuestra Santa Teresa de los Andes escribía al mirar extasiada la belleza de un atardecer frente al mar: “¡Todo lo que veo me lleva a Dios!”. 

Esto nos permite recordar que cuando el profeta “miró hacia el mar” vio finalmente la mano providente de Dios, y  descubrió la misericordia del Señor que se apiadó de su pueblo luego de una época de sequía feroz.

 

Esas múltiples caminatas junto al mar, han de haber despertado el ímpetu de vigilancia propio de los centinelas que custodian un tesoro. Los jóvenes misioneros están llamados a ser los guardianes de la fe de quienes están junto a ellos, procurando con la oración y la acción,  dar aquella seguridad que han descubierto a lo largo de tantas jornadas donde Dios les ha mostrado que es Él quien siempre tiene la última palabra.

Eso es fe. Es el núcleo de vuestra misión. Si falta la fe todo naufraga. Por tanto, estando en los tiempos recios a la fe, donde la incredulidad e indiferentismo son cosa de todos los días y, por desgracia de todos los lugares, es el momento proclive para los corazones que tienen su centro en Jesús. Es tiempo de grandezas y no de mezquindades; época de esperanza no de nostalgias; y de momentos de fortalezas no de debilidades.

Proveniente de la Nación de la cual nació el gran pontífice Benedicto XVI, hoy rezamos por nuestro hermano Philip Graf Von Spee, recordando las palabras relativas a la Virgen del Carmen pronunciadas en el Valle de Combes (Italia): “María fue la primera que creyó y experimentó, de modo insuperable, que Jesús, Verbo Encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios” (16 de Julio 2006).

A su regreso a casa tendrá la convicción que este tiempo vivido al sur del mundo no ha sido dado sino compartido con el mismo Señor quien,  de múltiples maneras,  se ha dado a conocer por medio de la vida misionera, de modo privilegiado con la visita a las casas, acompañando y sirviendo a quienes, por razón de una edad avanzada, o de una enfermedad galopante, suelen permanecer relegados, no obstante lo cual, de manera sistemática reciben la sonrisa, el buen humor, el nombre de “mis amigos”, de estos jóvenes misioneros católicos.

Hoy, en la Solemnidad de la Virgen del Carmen rezamos especialmente por las necesidades, primero espirituales y luego materiales de nuestra Patria. Sabemos que bajo la protección de la Virgen nada malo puede anteponerse a la protección del Señor, por lo que aquella que fue reconocida como Madre desde lo alto de la cruz, hoy es recibida en nuestros corazones tan agradecidos como necesitados. ¡Möge Gott Sie bei Ihrer Rückkehr nach Hause segnen! (Que Dios bendiga tu regreso a casa).

¡Que Viva Cristo Rey!

 










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