lunes, 13 de mayo de 2013

EN EL ULTIMO LUGAR DEL MUNDO


 
  HOMILIA DE LA ASCENSION DEL SENOR.

“Se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios” (Hechos de los Apóstoles I, 3).
La gran misión de Jesús a la que todos debemos ser fiel, por siempre, hasta el final de los tiempos y en todas las circunstancias. Esta tarea, que es muy urgente ante los profundos cambios que se van realizando en nuestra sociedad. Ciertamente, en la medida que a todos nos sea posible, con los medios que dispongamos y en el ambiente el cual vivimos, estamos invitados a evangelizar y a seguir con amor este mandato de “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”
Cuando Jesús dice a toda la creación, esta diciendo a los creyentes e incrédulos: esto es particularmente importante frente al doble desafío que la iglesia nos plantea en nuestro tiempo, por una parte ir hacia aquellos ambientes donde actualmente se desconoce el nombre de Cristo, sea porque nunca ha llegado el santo nombre de Jesús a tales lugares como donde habiendo llegado ha sido olvidado sino en parte casi de modo completo. Son las fronteras del paganismo y neo paganismo. 
Igualmente es necesario asumir que el llevar a todo la Buena Nueva implica hacerlo con quienes forman parte de nuestras comunidades y padecen el mal espiritual de la tibieza, donde no hay que hacer demasiado, donde no hay que ser fanáticos, donde ya he ido suficiente a misa, ya fui en el colegio. Es anunciar a los que habiendo creído seguir a Cristo se han llenado de si mismos y satisfechos no pueden Avanzar en la vida espiritual. Sólo tienen como horizonte el despeñadero de una vida acomodada a los vaivenes secularistas, al modo como una veleta gira indistintamente hacia donde le encaminan los vientos del momento. 
¡Hay tantas veletas en nuestra Iglesia! Que desgraciadamente no logran alzar sus propios ministerios en ella, ni permanecer creativamente en la Iglesia, hasta la iniciativa del primer esfuerzo se desvanece por la tibieza de haber sido negligente en la vivencia de aquellas verdades fundamentales que exigían una vida a la altura de Dios y no de rastreros camaleones que cambian de color según la ocasión.
Por que las iniciativas en nuestra iglesia no logran desplegar las alas: lo impiden el hecho de no acabar por abandonarse en los brazos de lo que dispone la Divina Providencia por una parte, actuando con una suerte de sobre seguro, vale decir, confió pero igual me reservo un ámbito personal para yo hacer las cosas. En realidad lo que hace falta no son tantas programaciones, ni reuniones de planificación ni de inacabables evaluaciones: pueden ser útiles pero nunca son indispensables cuando se trata de una iniciativa pastoral o una actividad misionera. En ocasiones pueden resultar casi un estorbo. La fuerza de la fe recibida en las aguas bautismales y la fidelidad a las promesas hechas en aquella jornada, serán en definitiva lo que hará que se cumpla el mandato de Nuestro Señor el día de la ascensión: “Id por todo el mundo”. 
 Ni el Señor espera ni quizás lo imaginamos, ni mucho menos implementamos el hecho de ir a los recónditos lugares del mundo a predicar el evangelio, en verdad, estamos como dice una canción de un artista que visita la Patria por estos días: “En el ultimo rincón del mundo”.  Claro que eso dependerá de donde ubicamos el centro del mundo… Por que no pensar que precisamente Jesús se refería a nuestra Patria al decirle los discípulos que fueran a tierras lejanas, pues será nuestra Nación para Cristo si somos fieles a sus designios y evitamos caer en el juego de avergonzarnos por procurar vivir como Dios manda y no como las estadísticas volubles e interesadas lo indican: 

No seremos el último país en favorecer el crimen abominable de un aborto, seremos los más avanzados y progresistas en defender la vida humana desde su gestación hasta su muerte natural.
 
No seremos el ultimo País en el mundo sino el más avezado el hacer lo necesario e imposible humanamente para derogar aquella leyes que han favorecido la familia por aquella ley que en Modelillo Juan Pablo Magno denomino cancerigena, y si creemos en milagros ¡y existen de verdad! Un día más al amanecer que al atardecer derogaremos las leyes antifamilias. 

No seremos la ultima Nación en el mundo en diluir nuestras convicciones ante el fervor ateo que procura sacar el mensaje de Cristo de nuestros Colegios, sino mas bien no nos dormiremos en los laureles de contar con la posibilidad desde hace tres décadas de tener clases de religión en los establecimientos dependientes de los municipios: quien educa silenciando a Dios mutila la educación de sus hijos.

Este tiempo de misión debe llevar a nuestra Iglesia a tomarse los colegios…no con la prepotencia de unos cuantos que impiden a veces a muchos estudiar, ni con la ligereza de quienes en tales incursiones terminan tomando algo mas que las molestias: sino que iremos con “la fuerza de la verdad que es verdad”, llevando el nombre de Cristo no con improvisadas pancartas sino con la consecuencia de una fe arraigada y hecha parte indispensable de nuestra vida. 
No seremos la ultima Nación del mundo en  callar los horrores y los abusos cometidos por los medios de comunicación social, que en las ultimas semanas se han organizado para al unísono practicar un verdadero terrorismo amoral, sino que seremos la primera Nación en decir:”no pasarán” a aquellas  huestes que incentiven conductas lascivas y pretendan imponer la dictadura del relativismo por medio del cuarto poder que es la prensa.  
 
No seremos la ultima Nación del mundo en reintentar cuantas veces sea necesario que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, ante quienes pretender justificar dramas y realidades que requiriendo de una ayuda caritativa silencia la caridad que es decir lo que se debe, cuando se debe y a quien se debe.

Es una obra de misericordia atender al enfermo y acoger al peregrino, pero también es misericordioso quien enseña de verdad la verdad, y no la recorta con palabras hermosas que suelen conducir al error. No es ser recalcitrante el hecho de defender el matrimonio entre el hombre y la mujer, mas,  si lo es el hecho de quienes pretendan hacer de nuestra sociedad una nueva Sodoma, olvidando que hubo dos sociedades la griega y romana que sucumbieron por ser permisivos en esta materia. Génesis XIX: Les ruego hermanos míos que no cometan semejante maldad:

Una sociedad permisiva moralmente tiene como resultado la falta de caridad: se cierra el alma a Dios, se cierra el corazón al prójimo. Nada nuevo bajo el sol si consideramos que ya en el Siglo     el profeta Ezequiel dijo sobre aquellos habitantes de Sodoma y Gomorra: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no tendió la mano al afligido y al mendigo. Y se llenaron de soberbia y abominaron de mi Ley” (Ezequiel X (Ezequiel XVI, 49 a 50). Amen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario