viernes, 3 de febrero de 2017

¿A LO CREYENTE O A LO PAGANO? ¿CÓMO VIVIMOS?

 HOMILÍA  CUARTO DOMINGO / TIEMPO ORDINARIO /  2017
1     “En el nombre de Dios se cobijará” (Sofonías II, 12).


Nunca tuve la oportunidad de aprender a tocar algún instrumento musical. Una sana envidia da ver que quienes me ayudan como monaguillos son eximios intérpretes de celo, violín, flauta y piano, llegando a presentarse en el conservatorio de música local y otros lugares.
PARROQUIA PUERTO CLARO VALPARAÍSO CHILE


Ellos saben de música: perciben cuando una nota está mal, como también lo saben quienes los escuchan, porque la armonía como las matemáticas es exacta. Por eso grandes músicos son buenos en los números, y viceversa. No dudo que Mozart, Beethoven o Buxtehude no fueran buenos matemáticos.

Aunque los bemoles pueden darse en medio de una melodía, estos están en relación con otras notas que le hacen sonar  bien o mal según corresponda.

En la vida del católico hay unas normas objetivas, comunes y permanentes…como las notas musicales de un piano, siempre suenan igual, y si no lo hacen son otra nota.

De modo semejante, en nuestra vida podemos hablar de ser fieles o no, de estar en la verdad o no, de vivir la caridad o no, lo cual está en abierta contradicción con el “más o menos” tan característico de nuestra idiosincrasia que se transparenta en una vida que evita compromisos, habla con diminutivos, y posterga decisiones.

Todo ello es respuesta o consecuencia de una fe debilitada, y en ocasiones mutilada y deformada por largo tiempo. Las verdades básicas no se asumen  y se desconocen, síntoma de una catequesis y educación religiosa deficiente.

IGLESIA DE CERRO TORO VALPARAÍSO 2017


Los adultos tienen  presente  nómina completa de su equipo favorito, de los chilenos que juegan en el extranjero, de la tabla de posiciones de los equipos nacionales y extranjeros, todo lo cual lo ven en las diversas redes sociales.

Pero, si consultamos sobre los diez mandamientos,  con suerte llegamos a los tres primeros. Y, se trata de personas mayores, con formación religiosa, y educados, muchas veces,  en ambientes religiosos y abiertamente confesionales.

En el caso de los jóvenes, si les pregunto cuáles son los juegos más usados por los niños y adolescentes responderán con presteza: Fifa, Call of duty, GYA, WWE, Clash Royale, League of legend, Dota, Minecraft, Pokémon, Hearthstone, Lol , más, si acaso les preguntamos cuales son los nombres de los apóstoles, las respuestas llegarían a sorprendernos.

En el caso de los niños que han hecho su Primera Comunión podemos consultarles sobre los cantantes de moda y responderán: Drake, Justin Bieber, Katy Perry, Taylor Swift, Selena Gómez, Snoop Dogg, Shawn Mendes, Bruno Mars, Ariana Grande, Miley Cyrus , pero,  si les consultamos respecto de cuáles son los siete sacramentos y que los digan en orden,  las respuestas resultarán notables por lo exiguo de sus conocimientos.

Sin embargo,  decimos amar a Dios, y afirmamos que nos interesa vivir en su presencia, no faltando quien para “justificar la pega” recuerde que tenemos un 70% de creyentes, que la “mayoría” de los chilenos son cristianos, y que subyace una religiosidad popular por la asistencia masiva a los santuarios en algunas ocasiones.

Poco y mal sabemos de las verdades de nuestra religión católica, comparados a iguales segmentos etáreos de diversas confesiones religiosas, quedamos totalmente “al debe”, es decir, un judío , un testigo de jehová o un luterano suelen ser más acuciosos, sistemáticos y perseverantes para procurar profundizar en sus creencias.

Ahora bien, desde que fuimos bautizados, comenzó nuestro itinerario de la fe, con la recepción de múltiples gracias, y una conversión que nos lleva a sobreponernos ante las tentaciones y pecados propios de la naturaleza debilitada como consecuencia de la falta de nuestros primeros padres en el paraíso terrenal.

El ejemplo de San Pablo, cuya conversión hemos celebrado recientemente, nos enseña a asumir nuestra condición pecadora como una realidad, por lo que debemos estar en estado de guerra con el pecado. El demonio “anda como león rugiente buscando a quien devorar”, por lo que hemos de estar buscando la ayuda del Cielo de manera permanente, evitando creernos inmunes a las asechanzas del maligno –que no descansa- y teniéndonos como ya convertidos totalmente, como seguros de lo realizado.

Si de algo debemos estar seguros es que necesitamos de Dios, requerimos de su auxilio que nos viene ilimitadamente en la persona de Jesucristo, verdadero Dios y hombre a la vez, en quien si podemos confiar plenamente.

Teniendo presente esta realidad, se hace necesario descubrir los caminos de la gracia. La práctica sacramental, las devociones, la oración, el cumplimiento de los mandamientos de Dios y de su Iglesia, todo lo cual en la vida presente no parece tener importancia porque no se enseña conveniente y oportunamente las verdades fundamentales inciertas en el credo apostólico que rezamos en cada misa dominical.

Solo si somos religiosos viviremos religiosamente, si somos creyentes viviremos de acuerdo a lo profesado. En ocasiones tenemos la tentación de implementar una vida espiritual y pastoral que trivializando el don de la verdad revelada implemente una vida cristiana como se vivió antaño. Pero esto es una ficción, una apariencia, por lo que nuestra pastoral actual es como una telenovela, donde se aparenta una realidad inexistente, lo que conlleva el alejamiento de las masas cristianas de su vida católica.

Prueba de lo anterior es no solo el declive permanente que se constata  en las estadísticas referidas a la vida sacramental, y que cualquier “sociólogo de la fe” o “experto en pastoral de escritorio” no puede dejar de reconocer, sino que para gran parte del orbe católico la vida espiritual comienzo y termina en cada celebración dominical –en el mejor de los casos- viviendo luego de lunes a sábado “a lo pagano”, como si Dios no tuviese mayor incidencia en la vida cotidiana.  Salvo algunas devociones, para muchos católicos la vida se escurre entre las manos con vertiginosa rapidez.

SACERDOTE JAIME HERRERA ENERO 2017

2.     “Alegraos y regocijaos vuestra recompensa será grande en el cielo” (San Mateo V, 12).
Una vez que ya no se viven las “prácticas religiosas”, y se les deja olvidadas como un hermoso recuerdo propio de épocas pretéritas, y se abandonan las verdades rebeladas por Dios en la Sagrada Escritura y enseñadas “armónicamente” por los sucesores del Apóstol San Pedro,  a quien Jesús dijo: “ve y confirma la fe de tus hermanos”( San Lucas XII, 32) , se termina una vida religiosa propiamente tal y se da paso a la búsqueda de sucedáneos los cuales como “jurel tipo salmón” son meras creencias sin la verdad de Jesucristo.

Entonces la vida de la Iglesia pasa a ser como la de cualquier ONG: juntar cosas, tener novedosas iniciativas, recaudar fondos para techos, y cualquier emergencia que la prensa presente y reconozca.

La Iglesia no es una ONG, porque su misión, su fundador, sus medio, sus fines son no sólo distintos sino superiores, trascendentes, identificando a quien por amor los hace con el amor mismo que Dios.

Cuando la vida espiritual se vive de verdad podemos decir con toda propiedad: “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi(Gálatas II, 20). Esto hace que  lo que uno haga responda a lo que uno cree, reconociendo que para todo bautizado se presenta actualmente la disyuntiva de vivir de acuerdo a lo que se profesa, o terminar creyendo lo uno vive. Esto último sin duda hace que el progresismo esté presente en nuestra Iglesia bajo lo que el gran Papa Benedicto XVI denominó: “la dictadura del relativismo”, la cual,  está presente como el “humo de Satanás” -en tantas realidades- que impide ver con claridad el esplendor de la verdad rebelada.

Durante estas semanas rezamos por cada obispo de nuestra Patria, que hará la visita Ad Limina  al actual Romano Pontífice, implorando una vida de Iglesia arraigada sobre la fe de los apóstoles que clamaron junto a Jesús: “Adveniat Regnum Tuum”. ¡Que Viva Cristo Rey!.


PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ  /  PÁRROCO DE PUERTO CLARO  /  VALPARAÍSO  /  CHILE

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