TEMA DE FORMACIÓN
MES DE MAYO
DEL 2018.
SANTUARIO DE LO VASQUEZ CHILE |
La dramática noticia de
la explosión de la Clínica Alemana en Concepción llevó a remecer un amplio
sector de esa ciudad, la cual se expandió –también- a nuestra conciencia e imaginación. Todos
vamos a un centro medico por una necesidad, porque algo falla en nuestra salud.
Y al llegar a centro médico prácticamente comienza nuestra recuperación porque
de la inseguridad de una enfermedad pasamos a la certeza de repuntar en ella
estando allí.
Pero, que acontezca que en
un lugar hecho para restablecer la salud,
encontremos la muerte, el dolor y la inseguridad es algo simplemente impensable.
De la misma manera
acontece con lo vivido en parte de algunas comunidades de la Iglesia en Chile
en estos días, meses y años recientes. Los niños y jóvenes, enviados por sus
padres para “estar sanos” de alma
encontraron dolor, daño y angustia en el lugar, en un ámbito, en una realidad
en la cual debía existir lo mejor,
evidenciando con esto que “la corrupción
de lo mejor es la mayor”.
Conocedor de la naturaleza
humana debilitada en virtud de su primera incursión, el demonio sabe golpear y dañar donde más afecta y duele,
y se es particularmente débil. Precisamente, el ensañamiento se verifica –especialmente-
ante lo que se muestra esperanzador,
puro, y sano. ¡Qué más que la inocencia de la infancia y juventud! Allí, una
bomba detonó con fuerza en medio de nuestra Iglesia. En Fátima y otros lugares
algo… ya se anunció…
El diagnóstico es común.
Lo que está mal debe ser reconocido y reparado. No hay posibilidad para el
resquicio, el discernimiento o la interpretación. Ahora, la única oportunidad que se debe dar es
al reinado de la verdad y a la certeza que lo mal hecho no vuelva a repetirse.
Para ello, se requiere
un cambio que no ha de ser presentado como un simple “avance” o una “breve renovación
cosmética” sino al retorno de lo
esencial que es descubrir el fin para lo cual existe la Iglesia y el
sentido para lo cual Cristo instituyó el sacerdocio. Sin la mirada puesta
en el afluente –que es Cristo- jamás habrá nuevamente ríos de gracia y
bendición y, por cierto, seguirán las
suspicacias y desconfianzas que aumentarán de manera exponencial.
CAPILLA SEMINARIO LO VÁSQUEZ |
Pretender que nuestra Iglesia
y sus sacerdotes permanezcan esclavizados a los vaivenes de los tiempos, a las
modas y convencionalismos es claudicar ante los encantos del mundo.
Una Iglesia servil al
secularismo resulta tan nociva como una iglesia obsecuente al clericalismo. Sintonizar
con Cristo conduce a sintonizar su obra redentora con el mundo y la sociedad de
hoy, que requiere con urgencia de comunidades y de consagrados tan convencidos
como convincentes.
¿Alguien piensa que el
edificio de aquella clínica alemana penquista que voló por los aires pueda ser implementado
(restaurado) por medio de la misma forma,
similares procedimientos, iguales materiales y personas que llevaron a su total
colapso?
a).
No más lobby eclesiástico: En los nombramientos de nuevos
obispos no se debe permitir que el
lobby entre pastores silencie la voz del Espíritu Santo, manifestada en la
posterior decisión del Romano Pontífice. ¿El Santo Padre es quien elige o
ratifica? Sin duda, a lo largo de la
historia de nuestra Iglesia, hubo circunstancias que permitieron que algunos
príncipes del mundo y de la Iglesia hayan rivalizado en los nombramientos
episcopales. Quienes hoy apuntan la presencia de un número importante de
Obispos “cuestionados” de la Iglesia
en Chile, olvidan –quizás, sin saberlo- que estos fueron presentados un día por
“otros” obispos que los prepararon y promovieron
al episcopado. En lenguaje nuestro: Hay que presentar la sandía entera, y
no ofrecer la “sandía calada”.
b).
Con formación parroquial: En lo inmediato, los obispos
deben tener una vida espiritual y pastoral experimentada, ojala lo más diversificada posible, evitando que sean
“expertos sólo en el metro cuadrado de
sus habilidades” olvidando que es la vida parroquial la que con mayor
propiedad suele “centrar” al
sacerdote llamado a pastorear y ser pastoreado.
Una antigua religiosa
experta en psicología solía recordar que es la parroquia la que “pule” a los sacerdotes, permitiéndoles
construir una red que inhibe con
mayor fuerza del espíritu disipado, obtuso y academicista que cuela egoísmos
y parcialidades que están en el origen
de tantos errores y horrores como los que hemos visto en las últimas décadas.
PARROQUIA PUERTO CLARO |
c).
Pastor que conozca todo su rebaño: La misión del obispo
es poseer verdaderamente en su corazón a todos los sacerdotes de su diócesis,
evitando tener “grupos de amigos”
que terminan eternizándose en los cargos diocesanos.
La “mirada amplia” no sólo puede darse con quienes están en la otra
vereda de la vida de nuestra Iglesia sino que primero ha de extenderse a los
que caminan en la propia. También, aquí es válido asumir que “la caridad parte por casa”.
A este respecto, la
visita pastoral del Pastor a las comunidades puede ser un camino eficaz para
que cada cierto tiempo, al menos, cada obispo diocesano verifique el caminar de
sus comunidades en primera persona, y no por sola referencia de terceros
que pueden distorsionar la realidad en virtud de intereses e ideologismos muy
particulares.
d).
Sacerdocio pleno y misionero: Hay una frase bíblica: “Nadie es bien recibido en su casa”: La
elección del episcopado que se avecina, que algunos se han aventurado en cifrar
a casi un tercio de su totalidad, sería conveniente que diese paso a la
designación de los nuevos purpurados enviándolos a comunidades lejanas a las de
su tierra de origen.
Al mejor sacerdote de
Arica hacia el otro extremo del país y viceversa, esto con el fin de evitar que
cualquier tentación de loobismo
impere, y que haya consagrados más interesados en figurar para ser promovidos
que en servir y amar a sus propias comunidades. Hay sacerdotes que casi son
presentados –por la prensa y otros medios- como candidatos permanentes al
episcopado, y en eso se les va la vida…también, la de sus comunidades. El “carrerismo” anestesia la vida de
cualquier comunidad, esterilizando la creatividad, amagando la piedad y
eclipsando la caridad. El obispo no debe buscar colocar “su” sucesor, sino que tendrá como su
mayor corona a los que se esmeren por alcanzar la bienaventuranza eterna. Con
urgencia se necesitan sacerdotes santos,
no sacerdotes promocionados. Hacia allá deben tender los esfuerzos,
prioridades y perspectivas de la vida
pastoral.
e).
Formación integral de la fidelidad: La revisión de la Ratio
Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis referida a la formación de los futuros
sacerdotes: Los seminarios y centros de formación de religiosos alguna
responsabilidad tienen en todo esto. Que un diamante en bruto que es toda
vocación sacerdotal termine pulverizado implica un proceso formativo fracasado,
como lo es el de la llamada “autoformación”. Reconociendo que la relación causa-efecto
no tiene exactitud matemática tratándose de la relación entre personas, sin
duda se ha de reconocer que en los procedimientos, en las acentuaciones y
silencios formativos, han tenido alguna
consecuencia en el desastre que ha significado el tema de los abusos hacia
personas vulnerables al interior de nuestra Iglesia en Chile.
f).
Amplia perspectiva del magisterio: Una mayor vida
espiritual, una más fiel enseñanza tomista para ordenar el pensamiento, especialmente
en los primeros años de formación, una visión integral a las enseñanzas
pontificias contextualizadas con la viva tradición de dos milenios, un procurar
conocer de primera fuente y cotidianamente todas las enseñanzas del actual pontífice no –simplemente-
por lo que le interesa destacar a la prensa, todo ello es una urgencia en la
formación de las futuras vocaciones.
g).
No desdeñar la persecución: Es importante que los sacerdotes
y los obispos no teman a que arrecie la incomprensión en su futura predicación.
Todo indica que ello aumentará, pues más cerca del fin que del comienzo andamos.
Así lo dice el mismo Jesucristo. El Credo de los Apóstoles no contiene ningún párrafo afín a la
democracia, por lo que no son las urnas las que deben guiar el anhelo de una
cultura católica. El retorno
a lo esencial pasa por vivir fielmente consagrados a la causa de Cristo
y su Reino, ello es un imperativo, pero no
lo es el servilismo de las causas del mundo
y de sus poderes.
h).
Clara información de los bienes de la Iglesia: Se hace
necesario transparentar de una manera más adecuada las finanzas de los
obispados y congregaciones de religiosos, pues los fieles al estar mejor
enterados de todos los haberes y gastos se sentirán exhortados a colaborar en
un grado de mayor compromiso y generosidad, asumiendo tareas importantes en la
generación y administración de los recursos que eventualmente se dispongan.
La comunión de los bienes de las primeras comunidades debe vivirse
también en nuestro tiempo, evitando que los sacerdotes tengan un acceso
desmedido de los bienes, lejano a lo que poseen los fieles de su entorno en
general.
i).
# Modo pobreza verdadera: El “estilo de vida” sobrio
implica no sobresalir del medio en que se desenvuelve habitualmente. Una Iglesia pobre para los pobres exige
austeridad entre los consagrados, no como una máscara o disfraz que se usa ocasionalmente
para aparentar, esgrimiendo las
consabidas consignas del liberacionismo,
sino como el “modo” que permanentemente
han procurado llevar los Santos a lo
largo de su vida.
Muchos de los males del
clero que ha sido infiel a sus promesas sacerdotales han comenzado por el
acceso a una vida que, en su niñez y juventud ni soñaron siquiera llegar a
poseer. De algún modo, el demonio amarra los ideales con el dinero para luego desatarlo
por medio del desenfreno de las pasiones.
Los casos más crueles de
abusos a menores han sido ejecutados por parte
de quienes un día fueron revestidos de poder y de recursos ilimitados,
gozando de bienes perecederos olvidaron el valor de aquellos bienes que no
perecen. ¿De qué sirve al hombre ganar el
mundo entero si termina perdiendo su alma?
i).
Descubriendo el primer amor: Cualquier análisis que
se haga de los casos de sacerdotes condenados por la justicia civil y
eclesiástica en Chile, no podrá negar que en el origen de aquellos pecados y
delitos hubo una cadena ininterrumpida de claudicaciones, de rebajas, y de
proyectos egoístas, donde el estilo de vida de los presbíteros al que la
Iglesia un día invitó fue mutilado paulatinamente hasta quedar en una triste realidad
casi totalmente secularizada, donde con el leguaje del mundo procaz, con el
alma ya insensibilizada hacia la trascendencia y piedad, con el despojo del
hábito talar pregonero de una total consagración mutado en la comodidad de una
moda pasajera, se fue insensibilizando al amor de Dios y el prójimo cediendo a más los bajos instintos. En el
amanecer de la sublime vocación
consagrada dejando nada por Todo,
terminan con el paso de los años olvidando Todo
por nada.
PADRE JAIME HERRERA MAYO 2018
|
Cuánta verdad en
aquello que enseñaban los antiguos
seminarios al momento de advertir sobre los riesgos que entraña la tibieza en
la vida de sus futuros consagrados: “pobreza
mitigada, obediencia dialogada y castidad compartida”. ¡Resulta
impresionante como este slogan del liberacionismo se verifica en la actualidad!
Ningún esfuerzo será suficiente para pregonar la necesidad que nuestros
seminaristas, sacerdotes y obispos encaminemos nuestros mejores esfuerzos por
el retorno
a lo esencial.
Lo anterior, tal como
acontece en la vida de quienes se aman, resulta necesario en medio del caminar.
Recordar las vivencias del inicio de una vida, no implica un retroceso sino que, más
bien, constituye el impulso necesario
para que los pasos se den con seguridad, sabiendo que la voluntad de Dios no se
cumple por un irrefrenado anhelo de
progreso, de avance ni de renovación, pues Cristo, como ideal del sacerdote y
consagrado, es el mismo ayer, hoy y siempre.
¡Que Viva Cristo Rey!
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