Exmo. Administrador Apostólico
Mons. Pedro Mario Ossandón Buljevic
Presente.
Miércoles 25 de marzo del 2020
“En
la Santísima Eucaristía está contenido todo el bien espiritual de la Iglesia” (Vaticano
II, decreto P.O n.5).
De nuestra consideración,
La particular preocupación
de Cristo por los enfermos que nos hace descubrir en los evangelios milagros, algunos de los cuales conocemos
especialmente en tiempo de Cuaresma, nos invita a facilitar el acceso oportuno
y pleno de la persona de Cristo a quien se sienten debilitados en momentos de
enfermedad o –eventualmente- para despejar la incertidumbre de una posible,
grave y hasta mortal enfermedad.
Como gracia especial, he
podido acompañar a Jesús como parte del desfile de quienes padecemos una
enfermedad autoinmune, progresiva, e incurable. Desde pequeño pude conocer la
vida de Damián de Veuster, apóstol de Molokai, cuánta alegría en servir a los
enfermos de lepra, que no menguó al
contagiarse de ella, según lo cual, al
momento de predicar puedo decir con propiedad “nosotros los enfermos” tal como lo hizo ejemplarmente el santo
leproso en 1873 en medio del archipiélago
de Hawái.
Durante un cuarto de siglo
he podido servir en esta comunidad como Pastor Propio, con cura de almas, para
lo cual, me fue entregada la llave del sagrario con la responsabilidad de
celebrar la Santa Misa aplicada de modo especial por los fieles, cotidianamente
según el deseo de nuestra Iglesia.
Al momento de instituir la
Santa Misa diaria se quebró una dinámica pastoral que fue implementada –prácticamente-
desde hace cinco décadas en orden a tener celebraciones los fines de semanas y
grandes solemnidades. Así, he recabado información precisa de los fieles que
debían buscar –casi con desesperación- sacerdote los fines de semana y, que en verano se suspendía la atención diaria.
Todos de vacaciones…“salvo que Cristo
sigue allí en la cruz” (Charly García, Mariposa
Tecnicolor).
Formado en un Seminario Diocesano
que in illo témpore tuvo una
centralidad eucarística y mariana ¡no podría ser de otro modo! he podido en
todo momento, entregar el Pan Eucarístico
a la comunidad encomendada, recordando algunos momentos muy especiales: Durante
dos semanas bajo custodia policial por amenaza de muerte de traficantes locales;
decir la Santa Misa dos horas después de haber sepultado a mi padre; haber celebrado
en cinco ocasiones los días en que mi madre era operada de cáncer, no haber
dejado de celebrar en el templo los días siguientes al sismo de 2010, y haber
continuado la celebración en medio de temblores que ameritaron la inmediata
alerta de tsunami. En tres ocasiones –dos de ellas, con colación de implantes
de cadera- pude decir Santa Misa en el templo a cuatro días de hechas las
intervenciones. Dios ha permitido que ningún domingo haya estado enfermo hasta
la fecha, de lo cual han pasado 25 años. Estuve once años (1995-2006) sin tomar
vacaciones porque no había sacerdote que me reemplazase para decir la Santa
Misa.
Unas 10.000 veces he
iniciado la Santa Misa “En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y la he concluido invocando a la
Santísima Trinidad como protección de cada feligrés. Asistan pocos o muchos, el
Verbo Encarnado que hoy celebramos no ha dejado de venir a nuestro altar cada día para la salvación de muchos.
Las campanas forman parte
del sonido habitual de nuestra jurisdicción parroquial que si por la noche
percibe el ruido del puerto, al atardecer el tañer del bronce hace saber que
hay un Dios y, los antiguos recuerdan el
refrán: “Mira que te mira Dios, mira que
te está mirando”.
Durante este mes hemos
procurado salvaguardar dos realidades que son inseparables para los creyentes
recordando la invitación del Señor a priorizar las necesidades del alma, y más
aún, las del alma de Cristo que ha querido venir a nosotros, y que renueva su
presencia y sacrificio en cada Eucaristía:
“Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Misa Navidad en Siria
año 2016
Fieles en templo de
Siria
Entendiendo la seriedad
del momento presente, por lo que he procurado celebrar la Santa Misa día a día,
con todas las prevenciones que requiere el cuidado de todo fiel, incluido el
del propio celebrante que suscribe. En esta materia comprendo las medidas que
ha tomado la autoridad civil que buscan proteger la vida de cada persona
nacida, entendida desde una perspectiva materialista.
Ciertamente, que lo que el
mundo de hoy valora de la persona humana no corresponde -las más de las veces-
a lo que Dios ha hecho de cada uno: “El
mundo no ve las cosas como las ve Dios”, llegando al absurdo semántico de
afirmar que los derechos humanos son válidos según se use o no uniforme.
La Iglesia durante dos
milenios ha caminado en épocas de persecuciones y grandes crisis, entre las
cuales las pestes no han estado ausente. Hay páginas notables en la vida de los
Santos que fueron al encuentro de los contagiados con el Santísimo “en la mano”. Si acaso buenamente nos
preocupa que no se contagien ¿colocamos el mismo esfuerzo e insistencia en que
no se condenen?
Carlos Borromeo en
peste Milán 1576
San Gregorio
Magno en peste de Roma 590
San Gregorio Magno y San
Carlos Borromeo doblaron la mano de la justicia divina desde la fuerza de la
misericordia. Como entonces, hoy, “el
amor es más fuerte”, “al amor vence siempre”, “el amor siempre puede más” (Papa
Juan Pablo II), por eso, la fuerza que nace de cada Santa Eucaristía es
algo incomprensible para el mundo e Inestimabile Donum para los creyentes.
Tengo dos amigos con los
que he hablado esta semana y han gestionado el salvoconducto para sus casi 350
empleados cada uno. Es incomprensible que en Argentina hoy, donde hay
cuarentena total, una persona pueda ir a
comprar a una farmacia la píldora del día después; en una ferretería pueda adquirir un kilo de
arena; y un creyente no pueda participar presencialmente
de la Santa Misa con las precauciones que corresponde. En otro país de
América se puede sacar a pasear las mascotas (tengo cuatro) pero los templos
permanecen cerrados. ¡Algo huele mal en todo eso!
Es muy distinto acudir
personalmente a un cumpleaños y comer
torta, que entonar el happy birthay desde un celular a
distancia. Valoro que haya quienes se esfuercen por implementar la Santa Misa
por las redes sociales. Nuestra Iglesia en Valparaíso lo ha hecho desde hace
décadas cuando, por entonces, el Padre
René Pienovi Masafierro y el Padre Jorge Bosagna Aguayo lo hicieron por años
desde el Canal 4 UCV, en celebración vespertina para los enfermos.
CANAL EWTN 28 MADRE
ANGÉLICA
P. RENÉ PIENOVI MISA
CANAL 4 UCV
No menor ha sido el
esfuerzo de transmitir la Santa Misa en directo cada día que impulsó la Madre
Angélica Rizzo Gianfrancesco en su canal EWTN 28. El mismo criterio dado hace
cincuenta años es válido en la hora actual. Ver la Santa Misa por una red
social constituye una facilitación pero no es la panacea para el alma, que sí
hizo decir a los primeros cristianos: “non
possumus” sin Jesús Eucarístico.
Es bueno que Ud. sepa que
ayer (Martes 24 de Marzo) las calles de Valparaíso Pedro Montt, Uruguay y
alrededores, estaban colmadas de
personas comprando mientras que las playas permanecían vacías y muchos templos cerrados. Como debía
comprar mercadería pensé en ir al sector del Mercado Cardonal, con sorpresa
agradecida no me permitieron bajar del
auto en que me trasladaba por precaución para evitar contagiarme…y en
detrimento de mis arcas.
Estimo que moralmente corresponde
gestionar desde ya un salvoconducto para todos los sacerdotes con Cura de Almas
de nuestra diócesis, toda vez que, el
imperativo de la vocación sacerdotal, unida al ministerio del Cura Párroco, y
el bien de los fieles amerita solicitarlo a la autoridad regional en la persona
del actual Intendente, que estoy cierto estará llano a acceder.
Estoy seguro que fuera del ámbito eclesial por
cierto, pero también, en su interior, no
faltará quien no acabe de comprender nuestro deseo por servir eucarísticamente
a quienes eventualmente más lo pueden anhelar y que toda su vida fueron
formados y han vivido desde la participación de la Santa Misa, tampoco ellos
pueden esperar, toda vez que están en la
primera línea de los más necesitados.
Cardenal Prefecto Robert
Sarah
Misa Rito
Extraordinario Puerto Claro
Con
la claridad que le caracteriza he leído con atención el documento enviado por
el Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, Cardenal Robert Sarah
para las celebraciones que vienen en Semana Santa. Multitud de ángeles se hacen
presente en cada celebración, adorando a Quien viene a nuestras manos cada día
–también los lunes y en vacaciones- por lo que deseo poder celebrar la
Eucaristía como si fuese la primera, la última y la única vez en esta vida, más
aun, en el día que recordamos que “Verbum caro factum est et habitavis in[U1] nobis”,
en el cual un día fui constituido hijo de Dios e hijo de la Iglesia.
Finalmente adjunto un
conjunto de textos del CDC. (*) vigente que dan luces al respecto de lo que
expongo. Dios Guarde a Ud.
Pbro. Jaime Herrera González
Cura Párroco de Puerto Claro
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“Todo
bautizado a quien el derecho no se lo prohíba, puede y debe ser admitido
en la sagrada comunión” (Canon 912).
“Se
aconseja encarecidamente que los fieles reciban la Sagrada Comunión dentro
de la celebración eucarística”.
Respecto
de los enfermos: “Se debe administrar el Viatico a los fieles que, por
cualquier motivo, se hallen en peligro de muerte” (Canon 921& 1).
“No debe retrasarse
demasiado el Viatico a los enfermos, quienes ejercen la cura de almas han de vigilar
convenientemente para que los enfermos lo reciban cuando tienen aún
pleno uso de sus facultades” (Canon 922).
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