TEMA : “LA
CONECTIVIDAD CON JESUCRISTO HOY”.
FECHA: PLÁTICA DE
FORMACIÓN MES DE MARZO / AÑO 2020
Todo
indica al día de hoy, que durante la Semana Santa no habrá en nuestros templos
una celebración masivamente presencial, sino que estará acotada al espíritu de
lo que la Santa Sede ha invitado, habida consideración de la necesidad de la Iglesia
de estar con Jesús y de la voluntad de Jesús
de permanecer junto a nosotros.
El
quinto domingo de Cuaresma en muchos templos parroquiales y catedrales se
celebró la santa Misa de acuerdo a la normativa vigente dictaminada por el
Ministerio de Salud y las pautas dadas por la Santa Sede, entregadas algunas de
ellas, a la discrecionalidad de cada
obispado.
Por
ello, cada obispo en general, sacó una
normativa aplicable sólo a cada una de sus comunidades (diócesis), algunas de
ellas más restrictivas que otras, e incorporando acciones que
complementarias, dan esa vida de la
Iglesia, ese modo de ser Iglesia, propio de una catolicidad que se nutre de
dones y carismas tan diversos como numerosos.
Para
los creyentes no existe la casualidad, pues, en el origen de los
acontecimientos sabemos que, por alguna
misteriosa razón, Dios quiere o permite
que sucedan. El Domingo 29 de Marzo –Quinto de Cuaresma- casi a la misma hora
en Santiago, hubo una marcha política
violenta, que incluyó: balas, toma de calles y maldiciones, que se multiplicaron
al caer el día en algunos sectores de la capital que vive la cuarentena. A 514
kilómetros un templo acogía a catorce personas. La prensa publicó ampliamente
lo sucedido en la Iglesia y, casi nada
de la marcha del joven violentista, aún más, en la mayoría de las imágenes solo
aparecen carabineros controlando los desmanes y de la marcha…nada. Sorprende la
impunidad de una actividad donde la Seremi de Salud en Santiago guarda
silencio, como la absurda determinación del Minsal de la Región de Biobío al
clausurar una catedral.
Ciertamente,
estamos en un ambiente secularizado y adverso a la Iglesia, vivimos una
pandemia que a muchos sobrevino como “agua fría” a sus deseos y acciones
totalitarias, por lo que entendemos que puedan actuar desde una formación mediocre,
escasa, abajista, y resentida. En ocasiones, sin ninguna visión trascendente en sus actos,
por lo que se hace necesaria la virtud de la paciencia, a la hora de enfrentar
las numerosas faltas de criterio y caridad.
No
han faltado quienes desde el ámbito secular han tomado acciones que van más
allá de lo que resulta aceptable, incentivando el cierre de templos,
esgrimiendo amenazas de cierres en caso de no cumplir la “normativa vigente”. Ejemplo de esto fue lo acontecido en la
Catedral de Los Ángeles. ¿Serán estos los nuevos “catorce de la fama” que recuerda nuestra historia? Un tercio de los que van en una micro, menos
de la décima parte de los que van en un carro del metro y menos de los que
esperan una hora al médico especialista…
29
Marzo Santiago: Marcha…balas....maldiciones…calle
29
Marzo Los Ángeles: Misa, .campana, bendiciones, templo
El
conocido escritor converso Gilbert K. Chesterton Grosjean sostuvo que “el sentido común es el menos frecuente de
los sentidos” de nuestro tiempo, lo
que verificamos con tanta frecuencia. Además, el imperio de una cultura adversa
a Dios conlleva al eclipse de la verdad en quien obstinadamente se esmera en
hacer realidad en primera persona el consabido refrán: “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver” (San
Juan IX, 1-41).
Esa
ceguera del espíritu va de la mano con la de la inteligencia puesto que “la pasión razona poco sobre todo, cuando se
siente apoyada por la fuerza, entonces obra como si el poder constituyese
derecho” (Arzobispo de Paris, (+) G.Darboy).
Durante
esta pandemia “Corvidiana” que se
expande con fuerza, en medio de una sociedad infantilizada, han surgido una serie personas que, habitualmente
permanecen ubicadas tras bambalinas, y al momento de acceder a una responsabilidad,
se han alzado con la implementación de antojadizas decisiones, donde la implantación del poder absoluto queda
aparentemente justificado por un curvilíneo derecho, más aun presentado como
urgente.
Me
atrevería a decir que cada persona esconde un dictador en su alma, nada novedoso entraña ello, si acaso leemos el
relato del pecado original donde Adán y Eva optaron por definir el bien y el
mal al margen de los dictámenes de Dios, lo que trajo graves y permanentes consecuencias
para la vida de cada persona venida a este mundo.
He
escuchado de feligreses que: “las misas
están prohibidas” y algunos miembros de la Iglesia han señalado que se
harán “misas privadas”, lo que
conlleva graves errores respecto, entre otros puntos, de la visión de lo que es la misión de la
Iglesia y la practica sacramental, especialmente aplicado a la Santa Misa.
Urge
decir que no hay misa privada: Pues, toda celebración es publica, todas se
celebran por un ministro público de la Iglesia, todas se ofrecen a Dios como
parte de un culto público, y no puede haber ninguna de ellas en las cuales los
fieles no puedan comulgar.
En
un documento emanado por la Santa Sede –antes del segundo Sínodo Vaticano- se
entregó un importante párrafo al respecto: “Sacrosanctum
Missae Sacrificium, iuxta canones et rúbricas celebratum, est actus cultus
publici, nomine Christi et Ecclesiuae Deo reddíti. Denominatio proinde “Missae
privatae” vitetur” (Rubricarum instructum,
25 julio 1960, III parte, cap.1.n.269).
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TESTIGOS ANTE EL ALTAR DE LA CRUZ
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PRESENTES EN LA ÚLTIMA CENA
El
Sacrificio de Cristo que se renueva en cada Santa Misa tiene una función social
y pública puesto que, el sacerdote actúa
“en nombre de Cristo” y por la
Iglesia, por lo que, queda vedado
cualquier intento por limitar la eficacia de lo que sobre cada altar se realiza
y, en las manos del consagrado se hace presente. Solo o masivamente acompañado, cada sacerdote realiza una acción pública,
nunca privada como lo hemos visto señalado en algunas informaciones. La
identidad de un sacerdote no depende la masividad sino de la santidad y gracia
recibida desde lo alto. El sacerdote debe moldearse a Jesucristo, no a las encuestas como lo hacen tristemente
algunos funcionarios públicos y políticos.
Toda
celebración de la Santa Misa aunque sea celebrada por un solo sacerdote no es
acción privada, sino acción de Cristo y de su Iglesia. En cada Misa se aplican
los méritos obtenidos por Cristo de una vez para siempre por la salvación del
mundo, de un mundo llamado a conocer y vivir en la verdad de Dios, que es
siempre fresca y llena de esplendor, capaz de responder a cada uno de los
misterios del hombre, y de este, considerado en la sociedad: La Palabra de Dios
es la plena verdad para nuestro mundo…. ¡Palabra empeñada por Dios!
Es
bueno que los fieles, lo no tan fieles y, los que están llamados a serlo, entiendan que las misas no se pueden suprimir,
toda vez que, colocaría a Jesús como “falso” al decir Él: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del
mundo” (San Mateo XXVIII, 20)
y preceptuado, al momento de instituir
la Eucaristía a “hacer esto en mi
memoria” (San Lucas XXII, 19). Obligación
que cumplieron los Doce Apóstoles de inmediato, tal como lo leemos en el libro de
los Hechos de los Apóstoles (II, 42): “se
reunían asiduamente en la Fracción del Pan (Eucaristía)”.
En
el Padre Nuestro, Jesús invita a implorar “el
pan nuestro de cada día” (San Mateo VI, 11) este
es, no sólo el alimento del cuerpo sino el del alma que hace mención la expresión
usada en su discurso más extendido como es el del “Pan de Vida” (San Juan VI, 35).
Ninguna
puerta de este mundo es capaz de evitar que las gracias y los méritos de Cristo
en el Calvario lleguen con toda su fuerza y eficacia a los fieles que asisten
presencialmente, como a los que desde el purgatorio contemplan con hambre ser
rescatados de aquel lugar. Sin duda que la medida del amor eucarístico es
inmedible por lo que ancho y grande es el amor de Dios (Efesios
III, 18).
¡Lo
que acontece en cada altar rebalsa en gracia para cada miembro de la Iglesia!
Los
templos al quedar cerrados a lo largo de la historia de la Iglesia ha sido a
causa de: graves persecuciones, aunque los creyentes buscaron modos de poder
reunirse para recibir la Hostia Santa tal como aconteció en el periodo de las
persecuciones en los tres primeros siglos, durante la revolución francesa y el
denominado periodo del Alzamiento de París, la persecución de la Iglesia en
España y durante siete décadas al arreciar el socialismo en muchas naciones,
cerraron los templos en México como protesta por el hostigamiento de la
masonería, lo que luego culminó en una percusión feroz donde bastaba tener una
medalla o una estampa religiosa para ser condenado a muerte.
A
la Iglesia de Cristo, nacida de su Sagrado Corazón la pueden clausurar pero
nunca invitarla a claudicar….Se pueden cerrar los templos pero no la Iglesia.
PROCESIÓN
GRIPE ESPAÑOLA 1918
MISA
EN CIUDAD NAGASAKI 7 / 12 / 1949
Lo
que acontece hoy en nuestra Patria sin duda que puede ser una dolorosa lección
para quienes en sus comunidades viven sumergidos en el “paraíso” espiritual y pastoral de tener atención sacerdotal
ininterrumpida, tal como acontece en algunas comunidades de religiosos y,
debemos reconocer que sucede en parroquias de sectores “socialmente elevados”.
¡Siempre
hay Misa en esas parroquias! ¡Siempre llega algún sacerdote! ¡Siempre hay Misa
para los difuntos que allí son llevados! Mas, en otras realidades –no sólo
rurales ni insulares- se ha normalizado que los difuntos “de la periferia” tengan un responso pero no una Misa, donde los méritos de Cristo son aplicados por
quien ha partido de este mundo.
Hoy,
la extensión de la pandemia hace que muchos
católicos perciban lo que implica no tener posibilidad de comulgar…se
experimenta no tener tanta accesibilidad para poder confesarse…Por eso, de esta prueba debe abrirse una nueva manera
de pastoral en la cual, la urgencia de
buscar, de fomentar las vocaciones
sacerdotales y religiosas sea una prioridad, más aún, si vemos la inmensa cantidad de sacerdotes que
han muerto producto del contagio al ir a atender a los enfermos, generalmente
pertenecientes a la tercera edad en otros países, y menores de cincuenta años
en Chile. Hechos “uno” con el
sufrimiento los sacerdotes fallecidos han dejado este mundo cambiando la
sencillez de una habitación como el más noble de los templos, y la camilla como
el más bello de los altares.
Ningún
creyente puede caminar junto a sus hermanos si acaso no está convocado por el
mismo Cristo, objeto de la fe y piedad nuestra. Es el momento de acompañar y
dar razón de nuestra fe católica a quienes con temor miran el futuro con
incertidumbre.
Tomando
la iniciativa de promover nuestra fe católica: Con la certeza que recibida desde hace años ha sido el mayor bien
que podemos tener y que podemos entregar a los que están junto a nosotros, por
lo que, la caridad verdadera se hace
apostolado siempre. Una Iglesia “en
salida” es una Iglesia que no puede cerrar su alma al horizonte de nuevas
conversiones. Es parte de su esencia buscar la conversión de los no creyentes,
procurando “Ir por todo el
mundo…bautizando…y dando a conocer todo lo que Cristo nos ha enseñado”.
La
caridad en tiempos de mayor necesidad tiene un mayor valor, pues, permite homologar lo que aquella viuda pobre
del Evangelio ofreció: “dio de lo que
necesitaba” no de lo que le sobraba
(San Marcos XII, 41-44).
Nadie
ignora que producto de la violencia imperante desde el mes de octubre en Chile,
que permeó un aire “rancio” a los
meses de diciembre y febrero, llegando a
mancillar fechas tan significativas como
son las de: La Inmaculada (recordemos que algunos solicitaron su suspensión);
Nochebuena y Año Nuevo. Igualmente,
fuimos testigos de un verano regional muy discreto que culminó con un Festival de Viña regado de mensajes
ideológicos el cual, intuyo sólo será
recordado por lo rápido que se olvidó. Lo anterior, hizo colapsar la economía y
paciencia de muchas familias e instituciones, de la ciudad, de la región y de todo
nuestro País. ¿Hasta qué punto ayudaron las movilizaciones a expandir el virus
durante el mes de marzo? Pronto sabremos si el contagiador eres tú…y si importaba dónde estaba y cómo vestía.
En
un panorama así, la virtud de la generosidad adquiere urgencia, especialmente
de quienes estamos llamados a reconocer a Cristo en cada uno de nuestros
semejantes, por lo que la pregunta hecha por San Alberto Hurtado Cruchaga es un
imperativo del apostolado en Cuaresma : “¿Qué
haría Cristo en mi lugar?”. ¡Que Viva Cristo Rey!
“Si Cristo con nosotros, ¿Quién
estará contra nosotros?”
PADRE JAIME HERRERA / CURA PÁRROCO PUERTO CLARO / CHILE
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