martes, 31 de marzo de 2020


TEMA  :          “LA CONECTIVIDAD CON JESUCRISTO HOY”.
FECHA:    PLÁTICA DE FORMACIÓN MES DE MARZO  /  AÑO 2020
Todo indica al día de hoy, que durante la Semana Santa no habrá en nuestros templos una celebración masivamente presencial, sino que estará acotada al espíritu de lo que la Santa Sede ha invitado, habida consideración de la necesidad de la Iglesia de estar con Jesús y de la voluntad  de Jesús de permanecer junto a nosotros.
El quinto domingo de Cuaresma en muchos templos parroquiales y catedrales se celebró la santa Misa de acuerdo a la normativa vigente dictaminada por el Ministerio de Salud y las pautas dadas por la Santa Sede, entregadas algunas de ellas,  a la discrecionalidad de cada obispado.
Por ello, cada obispo en general,  sacó una normativa aplicable sólo a cada una de sus comunidades (diócesis), algunas de ellas más restrictivas que otras, e incorporando acciones que complementarias,  dan esa vida de la Iglesia, ese modo de ser Iglesia, propio de una catolicidad que se nutre de dones y carismas tan diversos como numerosos.
Para los creyentes no existe la casualidad, pues, en el origen de los acontecimientos sabemos que,  por alguna misteriosa razón,  Dios quiere o permite que sucedan. El Domingo 29 de Marzo –Quinto de Cuaresma- casi a la misma hora en Santiago,  hubo una marcha política violenta, que incluyó: balas, toma de calles y maldiciones, que se multiplicaron al caer el día en algunos sectores de la capital que vive la cuarentena. A 514 kilómetros un templo acogía a catorce personas. La prensa publicó ampliamente lo sucedido en la Iglesia y,  casi nada de la marcha del joven violentista, aún más, en la mayoría de las imágenes solo aparecen carabineros controlando los desmanes y de la marcha…nada. Sorprende la impunidad de una actividad donde la Seremi de Salud en Santiago guarda silencio, como la absurda determinación del Minsal de la Región de Biobío al clausurar una catedral.
Ciertamente, estamos en un ambiente secularizado y adverso a la Iglesia, vivimos una pandemia que a muchos sobrevino como “agua fría” a sus deseos y acciones totalitarias, por lo que entendemos que puedan actuar desde una formación mediocre, escasa, abajista, y resentida. En ocasiones,  sin ninguna visión trascendente en sus actos, por lo que se hace necesaria la virtud de la paciencia, a la hora de enfrentar las numerosas faltas de criterio y caridad. 
No han faltado quienes desde el ámbito secular han tomado acciones que van más allá de lo que resulta aceptable, incentivando el cierre de templos, esgrimiendo amenazas de cierres en caso de no cumplir la “normativa vigente”. Ejemplo de esto fue lo acontecido en la Catedral de Los Ángeles. ¿Serán estos los nuevos “catorce de la fama” que recuerda nuestra historia?  Un tercio de los que van en una micro, menos de la décima parte de los que van en un carro del metro y menos de los que esperan una hora al médico especialista…
29 Marzo Santiago: Marcha…balas....maldiciones…calle

29 Marzo Los Ángeles: Misa, .campana, bendiciones, templo


   
El conocido escritor converso Gilbert K. Chesterton Grosjean sostuvo que “el sentido común es el menos frecuente de los sentidos”  de nuestro tiempo, lo que verificamos con tanta frecuencia. Además, el imperio de una cultura adversa a Dios conlleva al eclipse de la verdad en quien obstinadamente se esmera en hacer realidad en primera persona el consabido refrán: “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver” (San Juan IX, 1-41).
Esa ceguera del espíritu va de la mano con la de la inteligencia puesto que “la pasión razona poco sobre todo, cuando se siente apoyada por la fuerza, entonces obra como si el poder constituyese derecho” (Arzobispo de Paris, (+) G.Darboy).
Durante esta pandemia “Corvidiana” que se expande con fuerza, en medio de una sociedad infantilizada,  han surgido una serie personas que, habitualmente permanecen ubicadas tras bambalinas, y al momento de acceder a una responsabilidad, se han alzado con la implementación de antojadizas decisiones,  donde la implantación del poder absoluto queda aparentemente justificado por un curvilíneo derecho, más aun presentado como urgente.
Me atrevería a decir que cada persona esconde un dictador en su alma, nada novedoso entraña ello, si acaso leemos el relato del pecado original donde Adán y Eva optaron por definir el bien y el mal al margen de los dictámenes de Dios, lo que trajo graves y permanentes consecuencias para la vida de cada persona venida a este mundo.
He escuchado de feligreses que: “las misas están prohibidas” y algunos miembros de la Iglesia han señalado que se harán “misas privadas”, lo que conlleva graves errores respecto, entre otros puntos,  de la visión de lo que es la misión de la Iglesia y la practica sacramental, especialmente aplicado a la Santa Misa.
Urge decir que no hay misa privada: Pues, toda celebración es publica, todas se celebran por un ministro público de la Iglesia, todas se ofrecen a Dios como parte de un culto público, y no puede haber ninguna de ellas en las cuales los fieles no puedan comulgar.
En un documento emanado por la Santa Sede –antes del segundo Sínodo Vaticano- se entregó un importante párrafo al respecto: “Sacrosanctum Missae Sacrificium, iuxta canones et rúbricas celebratum, est actus cultus publici, nomine Christi et Ecclesiuae Deo reddíti. Denominatio proinde “Missae privatae” vitetur” (Rubricarum instructum, 25 julio 1960, III parte, cap.1.n.269).
        
5 TESTIGOS ANTE EL  ALTAR DE LA CRUZ
                               

12 PRESENTES EN LA ÚLTIMA CENA

El Sacrificio de Cristo que se renueva en cada Santa Misa tiene una función social y pública puesto que,  el sacerdote actúa “en nombre de Cristo” y por la Iglesia, por lo que,  queda vedado cualquier intento por limitar la eficacia de lo que sobre cada altar se realiza y, en las manos del consagrado se hace presente. Solo o masivamente acompañado,  cada sacerdote realiza una acción pública, nunca privada como lo hemos visto señalado en algunas informaciones. La identidad de un sacerdote no depende la masividad sino de la santidad y gracia recibida desde lo alto. El sacerdote debe moldearse a Jesucristo,  no a las encuestas como lo hacen tristemente algunos funcionarios públicos y políticos.

Toda celebración de la Santa Misa aunque sea celebrada por un solo sacerdote no es acción privada, sino acción de Cristo y de su Iglesia. En cada Misa se aplican los méritos obtenidos por Cristo de una vez para siempre por la salvación del mundo, de un mundo llamado a conocer y vivir en la verdad de Dios, que es siempre fresca y llena de esplendor, capaz de responder a cada uno de los misterios del hombre, y de este,  considerado en la sociedad: La Palabra de Dios es la plena verdad para nuestro mundo…. ¡Palabra empeñada por Dios!
Es bueno que los fieles, lo no tan fieles y,  los que están llamados a serlo,  entiendan que las misas no se pueden suprimir, toda vez que,  colocaría a Jesús como “falso” al decir Él: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” (San Mateo XXVIII, 20) y preceptuado,  al momento de instituir la Eucaristía a “hacer esto en mi memoria” (San Lucas XXII, 19). Obligación que cumplieron los Doce Apóstoles de inmediato, tal como lo leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles (II, 42): “se reunían asiduamente en la Fracción del Pan (Eucaristía)”.
En el Padre Nuestro, Jesús invita a implorar “el pan nuestro de cada día” (San Mateo VI, 11) este es, no sólo el alimento del cuerpo sino el del alma que hace mención la expresión usada en su discurso más extendido como es el del “Pan de Vida” (San Juan VI, 35).
Ninguna puerta de este mundo es capaz de evitar que las gracias y los méritos de Cristo en el Calvario lleguen con toda su fuerza y eficacia a los fieles que asisten presencialmente, como a los que desde el purgatorio contemplan con hambre ser rescatados de aquel lugar. Sin duda que la medida del amor eucarístico es inmedible por lo que ancho y grande es el amor de Dios (Efesios III, 18).
¡Lo que acontece en cada altar rebalsa en gracia para cada miembro de la Iglesia!
Los templos al quedar cerrados a lo largo de la historia de la Iglesia ha sido a causa de: graves persecuciones, aunque los creyentes buscaron modos de poder reunirse para recibir la Hostia Santa tal como aconteció en el periodo de las persecuciones en los tres primeros siglos, durante la revolución francesa y el denominado periodo del Alzamiento de París, la persecución de la Iglesia en España y durante siete décadas al arreciar el socialismo en muchas naciones, cerraron los templos en México como protesta por el hostigamiento de la masonería, lo que luego culminó en una percusión feroz donde bastaba tener una medalla o una estampa religiosa para ser condenado a muerte.
A la Iglesia de Cristo, nacida de su Sagrado Corazón la pueden clausurar pero nunca invitarla a claudicar….Se pueden cerrar los templos pero no la Iglesia.
  

PROCESIÓN GRIPE ESPAÑOLA 1918

MISA EN CIUDAD NAGASAKI   7 / 12 / 1949

Lo que acontece hoy en nuestra Patria sin duda que puede ser una dolorosa lección para quienes en sus comunidades viven sumergidos en el “paraíso” espiritual y pastoral de tener atención sacerdotal ininterrumpida, tal como acontece en algunas comunidades de religiosos y, debemos reconocer que sucede en parroquias de sectores “socialmente elevados”.
¡Siempre hay Misa en esas parroquias! ¡Siempre llega algún sacerdote! ¡Siempre hay Misa para los difuntos que allí son llevados! Mas, en otras realidades –no sólo rurales ni insulares- se ha normalizado que los difuntos “de la periferia” tengan un responso pero no una Misa,  donde los méritos de Cristo son aplicados por quien ha partido de este mundo.
Hoy, la extensión de la pandemia hace que  muchos católicos perciban lo que implica no tener posibilidad de comulgar…se experimenta no tener tanta accesibilidad para poder confesarse…Por eso,  de esta prueba debe abrirse una nueva manera de pastoral en la cual,  la urgencia de buscar, de  fomentar las vocaciones sacerdotales y religiosas sea una prioridad, más aún,  si vemos la inmensa cantidad de sacerdotes que han muerto producto del contagio al ir a atender a los enfermos, generalmente pertenecientes a la tercera edad en otros países, y menores de cincuenta años en Chile. Hechos “uno” con el sufrimiento los sacerdotes fallecidos han dejado este mundo cambiando la sencillez de una habitación como el más noble de los templos, y la camilla como el más bello de los altares.


Ningún creyente puede caminar junto a sus hermanos si acaso no está convocado por el mismo Cristo, objeto de la fe y piedad nuestra. Es el momento de acompañar y dar razón de nuestra fe católica a quienes con temor miran el futuro con incertidumbre.
Tomando la iniciativa de promover nuestra fe católica: Con la certeza que  recibida desde hace años ha sido el mayor bien que podemos tener y que podemos entregar a los que están junto a nosotros, por lo que,  la caridad verdadera se hace apostolado siempre. Una Iglesia “en salida” es una Iglesia que no puede cerrar su alma al horizonte de nuevas conversiones. Es parte de su esencia buscar la conversión de los no creyentes, procurando “Ir por todo el mundo…bautizando…y dando a conocer todo lo que Cristo nos ha enseñado”.
La caridad en tiempos de mayor necesidad tiene un mayor valor, pues,  permite homologar lo que aquella viuda pobre del Evangelio ofreció: “dio de lo que necesitaba” no de lo que le sobraba (San Marcos XII, 41-44).
Nadie ignora que producto de la violencia imperante desde el mes de octubre en Chile, que permeó un aire “rancio” a los meses de diciembre y febrero,  llegando a mancillar  fechas tan significativas como son las de: La Inmaculada (recordemos que algunos solicitaron su suspensión); Nochebuena y Año Nuevo. Igualmente,  fuimos testigos de un verano regional muy discreto que culminó  con un Festival de Viña regado de mensajes ideológicos el cual, intuyo  sólo será recordado por lo rápido que se olvidó. Lo anterior, hizo colapsar la economía y paciencia de muchas familias e instituciones, de la ciudad, de la región y de todo nuestro País. ¿Hasta qué punto ayudaron las movilizaciones a expandir el virus durante el mes de marzo? Pronto sabremos si el contagiador eres tú…y si importaba dónde estaba y cómo vestía. 
En un panorama así, la virtud de la generosidad adquiere urgencia, especialmente de quienes estamos llamados a reconocer a Cristo en cada uno de nuestros semejantes, por lo que la pregunta hecha por San Alberto Hurtado Cruchaga es un imperativo del apostolado en Cuaresma : “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”. ¡Que Viva Cristo Rey!
                  “Si Cristo con nosotros,  ¿Quién estará contra nosotros?”

PADRE JAIME HERRERA / CURA PÁRROCO PUERTO CLARO / CHILE

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