miércoles, 30 de noviembre de 2022

 TEMA  : “IN THE MORNING”.

FECHA: HOMILÍA ALUMNOS  IV° AÑO MEDIO  / COLEGIO /  2022

Al interior de la capilla de nuestro Colegio, la cual hemos visto en cada formación, y en la que hemos podido participar de la Santa Misa cada Primer Viernes de Mes, y cada día del Mes de María como es en el que celebramos esta Eucaristía para pedir por quienes egresan este año, es aquí donde encontramos un espacio distinto al que vivimos cotidianamente insertos un gimnasio, un campo deportivo, un auditórium un comedor o una sala de clases.



Es cierto que cada uno de ellos tiene su hora y ámbito, más lo que aquí se desarrolla adquiere un sentido tan amplio como integrador, lo que conlleva que el encuentro con Jesucristo permite que los fríos muros que hoy contienen nuestras plegarias testifiquen que el calor de la fe puede encender los anhelos de perfección, la búsqueda de virtudes, y la aspiración a la santidad a la cual Cristo no deja de invitarnos desde el día de nuestro bautismo. “Sed perfectos (santos) como mi Padre de los cielos es perfecto (Santo)”.

Recordaba hace unos días atrás, a un grupo de niños que recibían la Primera Comunión, la antigua melodía de la película “Melody Fair” que vi cuando niño en un lejano 1972. En ella evoca el aire puro de cada mañana, en medio del despertar de una ciudad industrial inglesa: La canción vincula el frescor de la aurora, la humildad de la luna al dejar su tenue luz y dar paso a la alborada, con la lozanía del día que despierta, describiendo “el amanecer de nuestra vida”, bajo el lacónico título “In the Morning”.

Quienes tenemos el privilegio de vivir en ciudades junto al mar sabemos lo que es respirar el aire puro de cada amanecer,  y ver la luz salir desde las altas cumbres…por cierto,  unos al salir temprano del hogar y otros air llegando  a él. Mas nuestra mirada apunta a destacar que cada amanecer abre un abanico de posibilidades, con oportunidades de crecer, mejorar, perfeccionarnos, plasmando en nuestras palabras y actitudes a lo largo de cada nueva jornada lo que el Señor no ha dejado de comunicarnos por medio de su voz interior en la conciencia rectamente formada, en su palabra revelada y en la vida tradición.

 


 

Recuerdo aquellos años de mi juventud sacerdotal, cuando con 25 años llevaba a los alumnos a las anheladas “clases en terreno” donde se permitía ir a un bosque cercano a hacer clases. El aire puro de un bosque centenario daba un marco particular a las aulas que hoy algunos recuerdan con nostalgia pasados tres lustros. Hago presente esta anécdota personal  para acentuar que el amanecer de cada día y el aire fresco permiten oxigenar nuestro cuerpo tal como ha de serlo el aire joven de una juventud en el “amanece a la vida”.

Para nadie es un misterio que hay algunas megápolis  con gran contaminación, donde hasta los mismos amaneceres están cubiertos por densas capas de smog. De manera similar a lo que sucede en plano ambiental puede pasar en el ámbito moral y espiritual, donde las etapas genuinamente formativas, de crecimiento, e ideales por lograr sean oscurecidas por el “smog” de la tibieza espiritual, y del relativismo moral.

Durante largos años la insignia de nuestro colegio no ha dejado de recordarnos diariamente la búsqueda por el aire fresco de la perfección, por medio del camino de la disciplina, del trabajo bien hecho, de la honradez, de una palabra empeñada asumida como sagrada, del vencimiento de los defectos personales y la consecución de una vida virtuosa…”Vincit qui ci vncit”, implica buscar la santidad en la vida cotidiana, en crecer integralmente no a costa de los demás sino con los demás; no sobre los demás sino junto a los demás.



En unas décadas más, cuando las canas abunden en vuestras hoy frondosas cabelleras, al mirar el bello despertar de la playa cercana a este lugar, y poder respirar el aire puro matutino, estamos seguros que el Señor les dará la gracia de  recordar una vez más aquellos años maravillosos de la infancia, adolescencia y juventud vividos en cada uno de los lugares descritos, y cerrando los ojos volverán a tener el frescor de los ideales  en el alma,   para enfrentar la contaminación que en momentos pueda parecer asfixiante y hasta insoportable, a causa de la desesperanza, la monotonía, y el egoísmo.

Nunca olviden respirar el aire fresco de la bendición que Dios les confiere en la oración y la Santa Eucaristía; no olviden oxigenar el pensar con la sabiduría emanada de una buena y permanente formación religiosa; no olviden detener el paso raudo ante la brisa de los dones del Espíritu Santo que nos alejan de la desidia y codicia moviéndonos a comunión en la santidad y a santidad de la comunión. ¡Que Viva Cristo Rey!



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