SOBRE INICIATIVA ABORTISTA EN CHILE (AGOSTO DE 2015)
Para un católico practicante cualquier ofensa a
la vida humana constituye siempre una grave falta, pues, está en directa
relación con el Creador, que lo hizo a su “imagen
y semejanza”, y por lo tanto, el
único que puede dar la vida de la nada y pedirla.
Ningún hombre ha de quitar la vida a otra
persona, más aun si se trata de un ser indefenso y que carece de los
medios para llegar siquiera a constituir
una amenaza a la vida de otros, como
podría ser aplicar la legitima defensa en caso de estado de guerra y de desorden
gravísimo al interior de la sociedad, como ocurre de hecho en naciones
amenazadas por grupos islámicos.
Las personas que están al servicio del Estado
han de ser los custodios de la paz, del orden y de la vida de cada persona, por
lo que cualquier exceso individual reviste una gravedad ya que enloda el buen
desempeño de la mayoría de los funcionarios que se esmeran por cumplir a
cabalidad la misión encomendada y asumida de ser garantes de la seguridad
externa e interna de su Nación.
La violencia se hace brutal cuando la sociedad
permite de manera activa o pasiva que la vida humana no sea respetada desde su
gestación hasta su muerte natural.
Nos hemos acostumbrado a menospreciar la vida
humana en gran parte porque el aborto está extendido desde hace tiempo en
nuestra Patria y se permite deshacer de los niños en el vientre materno por
métodos de tortura para el ser indefenso y de eliminación sistemática con
inyecciones que queman el cuerpo de quien está por nacer. ¿Cuántos son? ¿Dónde
se hace? ¿Quiénes lo practican? Son preguntas que no resisten mayor silencio y
complicidad.
Por otra parte, no puede dejar de sorprendernos las
atrocidades que se cometen cuando la mano criminal y solapada se esconde
cobardemente para lanzar elementos incendiarios a viviendas de particulares, a centros
comerciales, a templos sagrados, y a dependencias de servicio público sobre
todo a otras personas como lo vemos cada cierto tiempo en diversas
manifestaciones en las cuales nunca se
termina encontrando a los verdaderos responsables.
¿Cuántos detenidos hay en el caso de un
matrimonio que fue quemado vivo en el sur de nuestro país hace unos meses
atrás? ¡Ninguno, porque el que estaba preso se escapó por negligencia de un
centro de detención sin rejas!
En Chile cuesta poco
quemar una casa y no cuesta nada quemar
una persona hoy, más aun si se piensa
legislar en favor de una ley que impida por medio de la tortura con
consecuencia de muerte a extender el mayor genocidio del mundo actual tal como
es el aborto, acción que no puede tener otra denominación que la de ser “un
crimen abominable” como enseña el Concilio Vaticano II. El aborto hecho por
envenenamiento salino quema viva una
guagua en el vientre materno para robarle el derecho precioso a vivir.
Si “nunca más” queremos ver imágenes tan dolorosas como las que
incluimos, debemos impedir que se apruebe la ley abortista, la cual, inevitablemente sólo conducirá a acrecentar
los males que ya nos resultan tan evidentes en la actualidad. Ningún bien se
puede esperar de la anuencia de un crimen sistemático de lesa humanidad que es implementado por una humanidad lesa. ! Viva Cristo Rey!
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