lunes, 10 de agosto de 2015

Sobre la iniciativa abortista en Chile

SOBRE INICIATIVA ABORTISTA EN CHILE (AGOSTO DE 2015)



Para un católico practicante cualquier ofensa a la vida humana constituye siempre una grave falta, pues, está en directa relación con el Creador, que lo hizo a su “imagen y semejanza”, y por lo tanto,  el único que puede dar la vida de la nada y pedirla.
Ningún hombre ha de quitar la vida a otra persona, más aun si se trata de un ser indefenso y que carece de los medios  para llegar siquiera a constituir una  amenaza a la vida de otros, como podría ser aplicar la legitima defensa en caso de estado de guerra y de desorden gravísimo al interior de la sociedad, como ocurre de hecho en naciones amenazadas por grupos islámicos.

Las personas que están al servicio del Estado han de ser los custodios de la paz, del orden y de la vida de cada persona, por lo que cualquier exceso individual reviste una gravedad ya que enloda el buen desempeño de la mayoría de los funcionarios que se esmeran por cumplir a cabalidad la misión encomendada y asumida de ser garantes de la seguridad externa e interna de su Nación.



La violencia se hace brutal cuando la sociedad permite de manera activa o pasiva que la vida humana no sea respetada desde su gestación hasta su muerte natural.
Nos hemos acostumbrado a menospreciar la vida humana en gran parte porque el aborto está extendido desde hace tiempo en nuestra Patria y se permite deshacer de los niños en el vientre materno por métodos de tortura para el ser indefenso y de eliminación sistemática con inyecciones que queman el cuerpo de quien está por nacer. ¿Cuántos son? ¿Dónde se hace? ¿Quiénes lo practican? Son preguntas que no resisten mayor silencio y complicidad.
Por otra parte,   no puede dejar de sorprendernos las atrocidades que se cometen cuando la mano criminal y solapada se esconde cobardemente para lanzar elementos incendiarios a viviendas de particulares, a centros comerciales, a templos sagrados, y a dependencias de servicio público sobre todo a otras personas como lo vemos cada cierto tiempo en diversas manifestaciones  en las cuales nunca se termina encontrando a los verdaderos  responsables.

¿Cuántos detenidos hay en el caso de un matrimonio que fue quemado vivo en el sur de nuestro país hace unos meses atrás? ¡Ninguno, porque el que estaba preso se escapó por negligencia de un centro de detención sin rejas!



En Chile cuesta poco quemar  una casa y no cuesta nada quemar una persona  hoy, más aun si se piensa legislar en favor de una ley que impida por medio de la tortura con consecuencia de muerte a extender el mayor genocidio del mundo actual tal como es el aborto, acción que no puede tener otra denominación que la de ser  “un crimen abominable” como enseña el Concilio Vaticano II. El aborto hecho por envenenamiento  salino quema viva una guagua en el vientre materno para robarle el derecho precioso a vivir.



Si “nunca más” queremos ver imágenes tan dolorosas como las que incluimos, debemos impedir que se apruebe la ley abortista, la cual,  inevitablemente sólo conducirá a acrecentar los males que ya nos resultan tan evidentes en la actualidad. Ningún bien se puede esperar de la anuencia de un crimen sistemático de lesa humanidad que es implementado por una humanidad lesa. ! Viva Cristo Rey!

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