viernes, 7 de julio de 2017

ENCONTRARÉIS DESCANSO PARA VUESTRA ALMA

DOMINGO DÉCIMO CUARTO  /  TIEMPO ORDINARIO  /  CICLO “A”

1.     “Su dominio ira de mar a mar, desde el Rio hasta los confines del mundo” (Zacarías IX, 10).

En esta semana hemos visto una triste realidad en nuestra Patria. De acuerdo a un informe entregado públicamente, se ha constatado que unos mil trescientos  niños entregados para ser custodiados por el Estado perecieron. Una cifra dramática por donde se le mire. Algunos hemos tenido la oportunidad de intervenir para evitar que esa cifra aumentase. Como Cura Párroco me correspondió en una oportunidad acoger durante unos días a un joven que huyó de uno de esos centros para evitar ser violentado por sus pares. Debió saltar un muro de cinco metros para lograr su libertad. Al refugiarse en nuestra comunidad, contando con la autorización de sus padres y de la justicia local,  relató la crudeza de lo que acontecía hace unos veinte años atrás en uno de sus centros más reconocidos.


A esa institución acudían regularmente sacerdotes a confesar,  religiosas a acompañar,  colegios de Iglesia que llevaban a sus alumnos a compartir con los jóvenes internos, dando un barniz de espiritualidad que con sigilo se iba sembrando.

Con el paso de los años esa institución se fue secularizando en la misma medida que las ideologías estatistas marginaban todo auxilio espiritual colocando el inmanentismo en las virtudes teologales. Una mirada jibarizada ocasionó una realidad que prontamente  nivelaba hacia abajo. El abajismo en toda su extensión.  Los más vulnerables de la sociedad terminaban muriendo tempranamente, tal como acontece  con la legislación que quiere imponerse por medio de la legalización del aborto por medio del  pseudo derecho de decidir quién debe morir, cuándo debe morir, y por qué debe morir.

Las vestiduras se rasgan con prontitud ante los jóvenes muertos en el Senane, ¿lo harán también por quienes no están en un frio edificio estatal sino en el cálido vientre materno esperando poder nacer? ¿Serán expulsados del banquete de la vida quienes ya son comensales?

Sin duda,  que la formación parte de una mirada de lo que es el hombre, la familia, la sociedad en relación con Dios.  Esto confiere una antropología que no olvida su origen y su destino trascendente, poseedora de un alma, que es: una,  inmortal e irrepetible.

La primera lectura es esencialmente profética. En ella leemos que: “Él suprimirá los cuernos de Efraín, y los caballos de Jerusalén. Sera suprimido el arco de combate, y Él proclamará la paz en las naciones” (Zacarías IX, 10).

Es una nota característica de quienes seguimos a Jesucristo descubrir en estos anuncios la voluntad de Dios, pues,  ellos forman parte de la revelación. Y la segunda venida de Cristo será precedida de múltiples signos, entre los cuales reinará un tiempo la paz, y toda violencia será desterrada. Por ello, resulta evidente descubrir como un “anticipo” de los signos de los tiempos de Dios el hecho de procurar alejar toda violencia desde el Sagrario de la Vida como es el vientre materno. El oponerse al aborto en favor de la vida forma parte de la enseñanza infalible del magisterio de la Iglesia que, en todo momento llama a defenderla desde su gestación hasta su muerte natural.


La voz de una perversa ideología hizo que las lágrimas  derramadas por la muerte de tantos jóvenes se evaporaran con prontitud; que el delantal usado como vestimenta característica de quien busca la salud de los niños como profesión propiciase -sin miramiento-  leyes que impiden el nacimiento mismo. ¿Qué nombre recibe quien permite que  los instrumentos hechos para proteger una vida sean utilizados para ultimarla?

“Dios sostiene a todos los que caen, a todos los encovados endereza” (Salmo 145, 14).

Los jóvenes y adolescentes que integran los diversos centros del Sename, extendidos a lo largo del país, tienen la posibilidad de salir adelante en diversos hogares dependientes de nuestra Iglesia Católica, tales como: el Refugio de Cristo,  las Aldeas SOS, el Hogar Arturo Prat, el Hogar de la Divina Providencia, el Pequeño Cottolengo, e innumerables centros que bajo el alero de nuestra Iglesia que de una u otra forma se esfuerza en suplir las carencias que conlleva el permanecer internado por las razones que fuere.

A pesar de puntuales deficiencias, sin lugar a dudas,  prima el hecho de procurar hacer el bien a los más pequeños, a  los predilectos de Dios, porque se les mira por su inmensa dignidad que emerge de su condición de hijos de Dios e hijos de su Iglesia, en consecuencia,  se les protege como verdaderos hermanos de cuya formación se dará grave cuenta ante Dios en el juicio final, por lo que es necesario cuidarles como el tesoro que son a los ojos del Señor por quienes se entregó en lo alto de la Cruz.

Por eso,  el cuidado material debe ir de la mano  con la necesaria protección espiritual, toda vez que el cuerpo y el alma del joven avanzan por la misma vereda y no cada uno por su lado…Sin duda, muchos de los dramas escritos al interior de los centros del Sename han partido por una debilitada vida espiritual que, en ocasiones,  ha sido deliberadamente puesta al margen. Los resultados son evidentes, y por ello se debe cambiar el rumbo, no puede seguir experimentándose con los niños ni aplicando sistemas de formación sumergidos en una aparente neutralidad confesional donde se termina alzando el monoteísmo del ateísmo, con sus consabidos resultados.

“No puede dar frutos buenos un mal árbol”: No puede ser presentado como proyecto de educación un sistema que excluya la dimensión religiosa y la vida espiritual de los niños y jóvenes. Ello es una fantasía que inevitablemente terminará transformándose en una pesadilla.


Como católicos debemos optar por la vida, debemos optar por el Evangelio de la Vida, que permite crecer y desarrollarse en la armonía conquistada por Nuestro Señor que se entregó por cada uno de nosotros para purificar y fortalecer nuestra alma. Hoy nos dice: “Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras amas. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (San Mateo XI, 29-30).

Iniciado el Mes de Nuestra Patrona y Reina como es la Santísima Virgen del Carmen, encomendamos en esta Santa Misa a que bajo su manto protector se cobijen los niños y jóvenes que, por diversas razones, permanecen  actualmente internos en algún hogar en nuestra Patria. Que no falte la mano amiga, el consejo oportuno, la oportuna corrección fraterna, y la plegaria por cada uno de ellos. ¡Que Viva Cristo Rey!
   




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