HOMILÍA SOLEMNIDAD VIRGEN DEL CARMEN 2017.
PATRONA Y REINA DE CHILE |
Con inmensa alegría la
Solemnidad de Nuestra Patrona se celebra en este año en medio del Día del
Señor. Sin duda es un día diferente, que nos permite
tributar nuestro cariño y depositar nuestra confianza en el poder de
intercesión que tiene nuestra Madre Santísima, la cual ha sido honrada de
manera especial desde el inicio de nuestra vida como Nación.
Como un eco de la permanente compañía que ha
tenido la Virgen en la vida de la Iglesia, la cual, no puede comprenderse en su caminar sin su
cercanía –particularmente- en los momentos de mayor dificultad.
La vida de nuestra
Iglesia no está sumergida en la orfandad, sino que permanece plenamente apañada
por el manto protector de la Virgen, que bajo la advocación del Carmen, se ha hecho presente en circunstancias de
tanta necesidad en las que nuestra Patria ha debido transitar desde su
gestación hasta su vida adulta.
Durante todo este Mes en
la intimidad de nuestra Santa Misa diaria parroquial hemos rezado la hermosa y
extensa oración compuesta por Monseñor Ramón Ángel Jara, en la cual de manera explícita
imploramos por tantas necesidades, espirituales y materiales, experimentando su
protección garantizada, toda vez que “nunca
se ha oído decir, que aquel que recurriese a su protección, su oración fuese
desatendida” (San Bernardo de Claraval). Nunca la Virgen se cansa de
escuchar nuestras plegarias, es nuestra voz la que a veces se extingue por
falta de perseverancia y confianza.
Culminamos Nuestra Novena
con la imposición del Santo Escapulario, que consiste en vestirnos con la indumentaria
de la Virgen del Carmen, y llevando
sobre nuestros hombros las imágenes de La Virgen María y del Sagrado Corazón.
¿Qué mayor protección
podríamos anhelar y recibir que la que el Hijo y la Madre nos han prometido
para llegar expedita y seguramente a la Bienaventuranza eterna?
Hace treinta años, el
Sucesor de Pedro coronaba solemnemente la imagen de la Virgen en el Templo
Votivo de Maipú. En esa oportunidad imploró: “Extiende tu escapulario, como manto de protección, sobre las ciudades
y los pueblos, sobre la cordillera y el mar, sobre hombres y mujeres, jóvenes y
niños, ancianos y enfermos, huérfanos y afligidos, sobre los hijos fieles y
sobre las ovejas descarriaras” (3 de Abril) de 1987).
En efecto, revestirse
con el escapulario implica asumir el estilo de vida de Jesús, en sus palabras y
en sus acciones, tal como lo hizo la Virgen del Carmen a lo largo de toda su
vida, inmersa en el misterio del Cristo total, es decir: en sus gozos,
alegrías y dolores. Como buena madre está presente en nuestra vida en todo
momento, incluso cuando nos comportamos como sus hijos evasivos y esquivos.
Con frecuencia vemos
que en los centros donde más sufre el hombre, allí siempre se destaca –visiblemente- la presencia de la madre: Las vemos en
los hogares de menores, en los atrios de las cárceles, en los accesos de los
hospitales, al interior de los templos, y en las oficinas de los inspectores de
las escuelas y colegios…Donde un hijo lo requiere, donde puede obtener una
ayuda para sus hijos, sin duda, allí habrá una mujer y madre.
Por esto, en este día
es necesario destacarla en virtud de su papel insustituible en orden a la
educación integral de sus hijos, no considerándola como simple “jefa” que tiene
un “poder” especial sino como aquella en la cual Dios ha otorgado un don muy
particular. El poder de la mujer y madre no estriba en ser competencia del hombre sino que su
identidad más honda es la grandeza del
amor gratuito dispensado a los suyos como verdadero pilar sobre el que
se sostiene la fortaleza del hogar y la
unidad indivisa de la familia.
ESCAPULARIO DEL CARMEN |
En estos días nos hemos
visto fuertemente azotados por la noticia de un bus, que no dice relación –por
cierto- con el transantiago. Bajo el auspicio de una ONG del extranjero ya ha
visitado diversos países y ciudades con el fin de promover –básicamente- el llamado de
atención en orden a que los padres de familia asuman el rol principal en la educación
de sus hijos ante la arremetida del espíritu
estatizante impulsado por el progresismo que quiere relegar a un plano
secundario la misión insustituible de los
padres en la tarea de educar a sus hijos, en el plano intelectual, valórico,
moral y espiritual.
Hemos visto la
agresividad con que se intenta imponer a las familias determinados sistemas de educación,
violentando el derecho de cada padre a educar a sus hijos, y de cada hijo a
tener una educación integral que nazca de una visión de la persona
(antropología) que no sólo no prescinda de la dimensión espiritual sino que la
tenga como la viga maestra de la formación.
Si el hombre es un ser
dotado de razón, que puede descubrir la verdad, el bien, y –además- lo puede desear libremente
es a causa que posee un alma en la cual operan esas facultades superiores, y no
son un conjunto de células las que optan, las que aman y las que guían, en
definitiva, nuestro actuar.
Actualmente en nuestra sede
legislativa hay proyectos de ley que
rebajan la edad de discernimiento y la denominada mayoría de edad, por lo cual un adolescente mayor de catorce y
menor de dieciocho años puede según ello tener relación con una persona mayor
de dieciocho y menor de un siglo. Eso prácticamente es legalizar la pedofilia
y la efebofilia, con lo cual la ideología
progresista devela su más hondo espíritu retrógrada, olvidando que grandes imperios, grandes sociedades,
muy modernas y poderosas en su tiempo,
sucumbieron por haber aceptado la
promiscuidad, las conductas homosexuales y el desenfreno en sus relaciones
personales…Hace unas décadas el imperio americano no pudo culminar con
éxito en el campo de batalla porque el vicio comió la convicción de sus hombres,
y a pesar de tener un reconocido poderío cultural, militar y económico muy superior
a la de sus adversarios, simplemente
sucumbieron.
El pretender implementar una
legislación que promueva realidades que atentan contra el orden natural como es negar la existencia, desde el origen
del mundo, del hombre y la mujer,
agregando nuevas “formas de ser” (género), junto con ser algo imposible porque,
digámoslo claramente: una vez hombre, siempre hombre, y una vez mujer, siempre mujer, acarrea un
sinnúmero de graves consecuencias para la vida personal, familiar y social.
Un progresista en la
capital polemizaba con la encargada del bus de la libertad y sostenía vehementemente
que él hacia “lo que quería con su hijo”, “si quiero matarlo y abortarlo lo hago”….!
Gracias Señor, por no darme
un padre así! Estoy seguro que ninguno de lo que está en este templo desearía ser
hijo de ese padre que se autoproclama dueño total de otra persona.
Esto es prueba de la
falsedad absoluta de los que se llaman tolerantes, pues al momento en que otra
persona los rebate y no está de acuerdo con su ideología totalitaria y
deshumanizante, simplemente se terminan apoyando en el poder y en el gusto
ilimitado: “yo hago lo
que quiero con mi hijo”…Eso mismo han escuchado todos los hijos que un día
han sido abusados; eso mismo han oído cuantos padecen violencia al interior de
sus hogares…
Si mutilamos la educación
de los jóvenes ocultando la dimensión
espiritual de nuestra naturaleza humana, entonces, estaremos fomentando el surgimiento de
conductas cuya expresión rebaja la grandeza y dignidad de lo que la persona es:
Sabiamente enseñaba San Pio X que cuando el animal se porta como una persona es algo sorprendente, pero, cuando un hombre se porta como un
animal, ello es un mal aún mayor, porque no responde a su misma naturaleza y la
disminuye. En la selva el instinto
guía los actos de los animales, en nosotros hay algo más que instinto... Hay
instinto sí, pero no tiene la última palabra en nuestro obrar.
La confusión actual en
nuestra sociedad nace por no escuchar y no seguir los consejos de la Virgen Santísima
que, desde aquel día en Caná, en todo momento nos señala: “Hagan todo lo que él os diga”. Por lo que el exhortar a los padres a ser los primeros educadores de
sus hijos, a impartir una educación valórica que privilegie la dimensión
espiritual y trascendente, con la cual el proyecto de vida personal incluya la
vivencia de virtudes y del espíritu de santidad constituye en estos días un
imperativo en el mundo de la educación.
A JESUS POR MARÍA |
Esta Solemnidad de
Nuestra Señora del Carmen es una nueva oportunidad que Dios nos concede para
enmendar el rumbo de nuestras vidas, a nivel personal y a nivel social, puesto
que es evidente que nuestra Patria,
de un tiempo a esta parte, anda extraviada “como
oveja sin pastor”, lo cual se expresa en la incertidumbre, en el temor, en
la violencia ambiental, como consecuencias directa de una ideología dictatorial
que ha hecho del relativismo la opción
de sus vida, y que ha encontrado en la tibieza
espiritual y el silencio conformista
su mejor aliado.
No dejemos pasar más
tiempo. No demos nuevos espacios a quienes olvidan que “en vano se cansan los albañiles si e Señor no construye la casa”. Con
la ayuda del escapulario imploremos una vez más: ¡Que Viva Cristo Rey!
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