MEDITACIÓN DÉCIMO NOVENA / MES DE MARÍA / AÑO 2017.
A JESÚS VAMOS POR DE MARÍA |
1. “Mujer ahí está tu hijo” (San Juan XIX, 26).
Pasados cincuenta días después
que Jesús ascendió a los cielos, vino sobre la Iglesia naciente el Espíritu
Santo. Estando los Apóstoles reunidos junto a la Virgen María se cumplió la
promesa hecha por nuestro Señor: “Yo les
enviaré mi Espíritu” (San Juan XIV, 16) el cual
desplegaría sus siete dones sagrados: con sus respectivos frutos, que llevan la
vida de cada persona y la sociedad a aquella perfección querida por Dios.
Más allá de los lazos de
una relación familiar, los lazos espirituales establecidos por el Señor Jesús
resultaban decisivos para recibir la bendición de Dios y al Dios de la
bendición en aquel día cincuenta de la gracia, toda vez que se preguntaba: “¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis
parientes?...Lo son aquellos que cumplen en todo la voluntad de mi Padre que
está en los cielos”. (San Mateo XVI, 46-50).
El vínculo de la fe es
algo real, que se tiene desde que somos bautizados y se proyecta a la eternidad
misma, porque allí estaremos junto a Dios como la familia de los redimidos, de
lo cual estaremos plenamente “consientes”.
Nuestra pertenencia a un club de fútbol puede variar con el tiempo, nuestra
afiliación partidista puede modificarse con el paso de los años, nuestro
domicilio a lo largo de la vida sufre múltiples cambios, podemos tener un nuevo
uniforme al pertenecer a un nuevo colegio…pero hay algo que no cambia en
nuestra vida, y es la pertenencia a la Iglesia, a la cual fuimos incorporados
como sus hijos, de una vez para siempre, el día del bautismo, por ello: una vez
de la Iglesia, siempre de la Iglesia. Por cierto, con el paso de los años
podemos ser débiles, negligentes y hasta olvidarnos de esa condición, pero Dios no
borra con el codo aquello que ha escrito en nuestra alma: Le pertenecemos,
y por ello estamos llamados a ser con propiedad “Ciudadanos del Cielo” (Filipenses III, 20).
Cristo estableció su
Iglesia, colocando a la Virgen María como su especial antecesora, por ello
desde el inicio todos los discípulos “la recibieron
en el hogar del alma” (San Juan XIX, 25-27) como
es la Iglesia, y desde ese primer momento ejerció una protección única: como madre, como maestra y como reina.
REINA DE LOS APÓSTOLES |
Como madre: Que da la vida
porque Dios ha querido asociarla al misterio de la creación, haciendo que Jesús, el hijo unigénito de
Dios, llevase el ADN de la Virgen Madre, lo cual le confirió una cercanía muy
especial hacia su hijo y hacia cuantos somos sus hijos en el Hijo (Gálatas IV, 7). Por
esto podemos confiar en que cada vez que acidamos a su compañía tendremos la
seguridad de su protección, revestido de la incondicionalidad propia del amor
maternal.
Como maestra: Salidos de las
entrañas los hijos son reconocidos a la distancia por sus madres. Por grande
que sea una muchedumbre, una madre siempre termina encontrando s su hijo. Ellas
saben lo que mejor conviene a sus hijos, porque han sido alzadas como intérpretes del amor de Dios, lo cual en
el plano de los consejos siempre apuntan en todo momento al bien espiritual de
sus hijos.
Su misión es recordar a
los apóstoles el rostro y enseñanzas de Cristo, por medio del rigor, del
espíritu sistemático, gradual y estilo pedagógico propio de los maestros,
quienes en todo momento recuerdan su particular vocación de enseñar. Así lo
hace la Virgen como maestra, con cada uno de los bautizados, no pierde oportunidad para darnos a conocer las
verdades de su hijo y Dios, y las implicancias que ellas tienen en la vida
presente por medio del Magisterio Perenne.
“!Qué
lección tan extraordinaria cada una de las enseñanzas del Nuevo Testamento!.
Después de que el Maestro, mientras asciende a la diestra de Dios Padre, les ha
dicho: Id y predicad a todas las gentes, se han quedado los discípulos con paz.
Pero aún tienen dudas, no saben qué hacer, y se reúnen con María, Reina de los
Apóstoles para convertirse el celosos pregoneros de la Verdad que salvará al
mundo” (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Surco, 232).
Lo que la Virgen enseña
como Maestra de los Apóstoles es lo
que ha experimentado, ha conocido en primera persona respecto del amor de Dios,
por eso “desborda” en palabras y
presurosa contagia lo que ha vivido, con el fin que nosotros, miembros de la
Iglesia, conociendo del amor de Dios como Ella, vivamos en todo momento el amor
a Dios como Ella por medio del apostolado.
Como reina: La realeza de nuestra Madre del Cielo
se fundada en su capacidad de amar y servir, por lo que ejerce su dominio
(señorío) por medio del servicio a las almas que le han sido encomendadas.
Recordando que toda gracia venida del
Cielo pasa por sus manos, ella es Reina de los Apóstoles pues toda bendición
primero anida en su Corazón Inmaculado y luego viene hacia nosotros.
Ella desea que todos los
bautizados lleguen a la plenitud de la santidad, para lo cual ejerce su realeza
en todo ámbito donde nos movemos y
existimos, alcanzamos las gracias imploradas y necesarias para la
perfección. Que la sociedad se identifique con su Hijo y Dios es lo que la
Virgen María quiere instaurar por medio de su condición de Reina de los Apóstoles,
los cuales saben que el futuro de un mundo para Dios pasa hoy por un mundo con
María.
No se puede esconder
nuestro cariño a la Virgen Santísima,
como no es propio ocultar el amor hacia nuestra madre en este mundo. El camino
de la evangelización sólo puede tener un futuro esperanzador si acaso va da la
mano con aquella que es la Mediadora Universal de toda gracia.
El corazón de niños que
hace mención Jesucristo como condición para “llegar
al Reino de los Cielos”, sólo se puede alcanzar si nos dejamos conducir por
las enseñanzas dadas por nuestra Madre la Virgen, que en todo momento nos
repite, una y otra vez: ¡Hagan lo que
Jesús les diga!
THE MACKAY SCHOOL MES DE MARIA 2017 |
Los Santos nos enseñan
siempre a ser mejores. Y, en el caso del reconocimiento dado por la Iglesia a
la Reina de los Apóstoles, es el Beato Santiago Alberione (1884-1971) quien sintetiza esta realeza en cuatro
aspectos:
a). La Virgen realizó realiza todo
lo que los Apóstoles hacen juntos:
Dócil a la voluntad de Dios la Virgen es capaz de reunir a toda la Iglesia, con
los Apóstoles en virtud de su fidelidad a los designios de Dios.
b). La Virgen María tiene la misión de sostener, formar y coronar de frutos
a los Apóstoles de todos los tiempos: Con plena confianza podemos apoyarnos
en su compañía que nunca destiñe en medio de las tempestades, no se corroe con
el paso del tiempo,
c). Por medio de la Virgen se debe llevar a efecto la Cristianización del
Mundo. De Cristo y de María, ese es el camino del apostolado moderno.
Cualquier otro camino no es apostolado ni actual.
d). La Virgen María, además de las formas generales de apostolado, ejerció
y ejerce las particulares.
¡Que Viva Cristo Rey!
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