MEDITACIÓN DÉCIMO OCTAVA / MES
DE MARÍA / AÑO 2017
MARÍA, REINA DE LOS ÁNGELES
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La última semana de
este Mes Bendito la dedicamos a honrar a
la Virgen en la Letanías Lauretanas que se refieren a su poder de intercesión
con las personas.
Hoy veneramos a la Virgen María como “Reina de los Ángeles”, recordando a aquellos seres de naturaleza espiritual
que fueron creados para tributar permanente gloria a Dios, estando en su
presencia. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.
Su Santidad Juan XXIII,
con todas las urgencias que demanda la vida de un Sumo Pontífice de la Iglesia,
con una responsabilidad de guiar e iluminar a millones de personas a lo largo
de cinco continentes, con diversas culturas, idiomas y características, cunado
debía enfrentar a dignatarios en momentos de dificultad de pedir a su ángel de
la guarda que se pusiera de acuerdo con el de su interlocutor para agilizar el
buen entendimiento y llegar a buen puerto las conversaciones. Si nuestro Señor
Jesús lo hizo con todo su poder ¿Por qué
no podremos hacerlo acudiendo e implorando a la Reina de los Ángeles?
¿Qué nos enseñas esta
letanía de María Reina de los Ángeles?
a).
Adorar a Dios sobre todo: En la actualidad se propone una “religiosidad careada”, es decir, que le asigna momentos, lugares, al acto de
glorificar a Dios, encajonando la
adoración debida a Dios. Con esto, se
niega finalmente la primacía del amor a Dios sobre todas las cosas para circunscribirlo
estrictamente a algunas veces y a algunas realidades solamente. Se reconoce a
Dios entre otras realidades, por lo que de algún modo se tiende a una idolatría
contemporánea, que solo difiere de las pretéritas en sus modernas denominaciones…Nos
sorprende que se adorase un gato en el antiguo Egipto, hoy se adora un celular;
nos sorprende se adorase los eclipses en América, hoy se adora el eclipse del día
con un carrete desenfrenado. Los mayas
pensaban que la luna se comía al sol; hoy la noche es la que devora a nuestra
juventud llamada a ser sol del mediodía.
Los ángeles adoran
ininterrumpidamente a Dios y María, la Reina de ellos, “guardaba todo en su corazón”, por lo que estaba en constante acto
de adoración a Dios. Para quien ama de verdad siempre se busca hacer feliz al
ser amado, y es lo que la Virgen Santísima procuró hacer en todo momento.
Cuando pasemos frente a
un templo, recordemos “allí ésta Jesús
Sacramentado”, digámosle que lo queremos, que nada podemos sin su auxilio,
que le tenemos presente en nuestra mente y corazón permanentemente, que es lo
más importante en nuestra vida. La señal de la cruz y esas palabras son
manifestación de nuestra adoración hacia la persona de Dios uno y trino: que
nos creó, nos redimió y nos santificó.
En ocasiones, unos
minutos estaremos ante el sagrario, donde vive el Señor esperando nuestra
visita. ¡Sólo por nosotros habría estado allí! Por esto, debemos ser
agradecidos por quién es y por lo que hace tributando todo nuestro
reconocimiento a quien sólo es adorable. Unos minutos que estemos ante el Santísimo
y puede cambiar nuestra vida para siempre. Aprovechemos esta oportunidad donde
los ángeles nos acompañan y unimos nuestras voces a la de ellos.
b).
Obediencia eficaz a la voluntad de Dios: Sin duda, el amor a Dios pasa por poseer un espíritu de
obediencia hacia todos sus designios, sabiendo que en su fiel cumplimiento se
juega nuestra felicidad y realización. Nos debemos a Dios, por ello la Virgen
nos invita a obedecer la voluntad de Dios, teniéndolo cono garante de nuestra
libertad y no como impedimento de la misma.
La Virgen vivía dichosa
porque supo estar en todo momento en sintonía con lo que el Señor le fue
pidiendo por misterioso que le pareciera inicialmente, de tal manera que a lo largo de su vida sólo
supo seguir un camino, y ese era el que su
Hijo y Dios le pidió. ¿Quién es mi
madre? Preguntó un día el Señor, y Él mismo respondió: “Aquel que cumple en todo la voluntad de mi Padre que está en el
Cielo”.
MES DE MARÍA EN PUERTO CLARO AÑO 2017 |
Como bautizados debemos
esforzarnos por cumplir lo que Dios nos pide, y en especial, aquello que muchas
veces nos saca del horario, de las circunstancias, y de los programas que
teníamos previamente restablecidos. Con prontitud es más fácil decidir si acaso
se refiere a obedecer, los extensos discernimientos conllevan -muchas veces- justificaciones indebidas para ser
desobedientes, además, la herida del pecado original hace que de suyo tendamos
a ensimismarnos en nuestros proyectos olvidando que lo que importa, finalmente,
es que se cumpla la voluntad de Dios tal como lo imploramos en la oración
cotidiana: “Hágase tu voluntad en la
tierra como en el Cielo”.
c).
Servir al prójimo: Los ángeles cuidan de nosotros para que
llevemos una vida santa, procurando ser mejores en cada jornada compartiendo
los dones que Dios nos ha regalado con quienes lo requieran. Los dones de Dios
tienen una función social, en el
sentido que son concedidos para que seamos instrumentos de gracia hacia los
demás, y no quede la gracia oculta.
Los ángeles de la guarda,
cumplen doce funciones: “Reprender a los
hombres por sus faltas, absolverles del pecado, proteger, expulsar a los
demonios, instruir, revelar los misterios, consolar acompañar en el camino,
someter a nuestros enemigos, mitigar las tentaciones, orar y llevar nuestras
oraciones a Dios” (San Buenaventura).
La caridad en primera persona implica dar de lo
propio hasta que duela, esto es que signifique un sacrificio real e importante
de todo orden, por ejemplo: de nuestro tiempo, de nuestros bienes más preciados,
y de nuestra estima. En la actualidad se descansa mucho en los aportes por el
camino de la exención de impuesto bajo el nombre de “responsabilidad social de las empresas”. De igual modo, se organizan múltiples campañas de
“solidaridad” donde “otros” colaboran,
pero no siempre lo hacemos nosotros en primer lugar, sin duda porque sale más
fácil pedir a otros para otros, que dar de lo propio a los demás. Para subsanar
esta debilidad es bueno proponerse metas concretas, como por ejemplo.
1).
Vender algo que nos gusta: Con lo recibido ´por ello darlo a
quien nosotros consideremos más necesitado. Esto implica un buen ejercicio del corazón que suele estar
tan apegado a los bienes materiales. Este camino “acético” de la caridad fraterna nos permite dar un engaste más
valioso a una misma obra realizada.
2).
Asignar un porcentaje de nuestros ingresos para obras de caridad fraterna:
Ello disciplina nuestra voluntad a ayudar sistemáticamente en el sostenimiento
de diversas obras de caridad que tiene la Iglesia en el mundo entero y de modo
tan variado, como es en el ámbito de la salud, de la educación, del desarrollo integral
de las personas.
3).
Ayudar anónimamente: Este consejo es bíblico: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace
tu mano derecha”, pues el Padre Dios que ve lo secreto nos recompensará
dándonos el ciento por uno. Dios, sin que lo esperemos muchas veces nos concede
tantas gracias inmerecidas, en otras con prontitud viene a nuestro auxilio
cuando parecemos sucumbir.
PUERTO CLARO OBISPADO DE VALPARAÍSO CHILE |
De modo similar, cuando
percibamos una necesidad procuremos actuar de manera anónima, que no sepan los
demás quién es el que colabora, lo cual,
sin duda, dará más mérito a nuestra ayuda.
Las campañas de Caridad Fraterna deben buscar el modo de no hacer publicidad o marketing
con lo que contribuyen y a procurar pasar
lo más desapercibidos posible. Quien es injusto abusa del más necesitado al no
darle lo que merece y necesita con urgencia, pero, también se abusa al poner la pobreza como
estandarte de su fama. Conviene tener presente que los ángeles nos ayudan sin
que nosotros sepamos sus nombres.
La Virgen María como
“Reina de los Ángeles” nos imita en este día a valorar la intervención del
Ángel de la Guarda en nuestra vida, como el mejor consejero, el guardián que
nos protege con mayor efectividad y el que nos obtiene la gracia medicinal que
nuestra alma requiere, iluminando el camino obscuro de la vida presente.
¡Que Viva Cristo Rey!
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