domingo, 3 de diciembre de 2017

REINA DE LOS ÁNGELES

MEDITACIÓN DÉCIMO OCTAVA  /  MES DE MARÍA  /  AÑO 2017

       MARÍA, REINA DE LOS ÁNGELES

La última semana de este  Mes Bendito la dedicamos a honrar a la Virgen en la Letanías Lauretanas que se refieren a su poder de intercesión con las personas.

Hoy veneramos  a la Virgen María como “Reina de los Ángeles”, recordando a aquellos seres de naturaleza espiritual que fueron creados para tributar permanente gloria a Dios, estando en su presencia. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.

Su Santidad Juan XXIII, con todas las urgencias que demanda la vida de un Sumo Pontífice de la Iglesia, con una responsabilidad de guiar e iluminar a millones de personas a lo largo de cinco continentes, con diversas culturas, idiomas y características, cunado debía enfrentar a dignatarios en momentos de dificultad de pedir a su ángel de la guarda que se pusiera de acuerdo con el de su interlocutor para agilizar el buen entendimiento y llegar a buen puerto las conversaciones. Si nuestro Señor Jesús lo hizo  con todo su poder ¿Por qué no podremos hacerlo acudiendo e implorando a la Reina de los Ángeles?

¿Qué nos enseñas esta letanía de María Reina de los Ángeles?

a). Adorar a Dios sobre todo: En la actualidad se propone una “religiosidad careada”, es decir,  que le asigna momentos, lugares, al acto de glorificar a Dios, encajonando la adoración debida a Dios. Con esto,  se niega finalmente la primacía del amor a Dios sobre todas las cosas para circunscribirlo estrictamente a algunas veces y a algunas realidades solamente. Se reconoce a Dios entre otras realidades, por lo que de algún modo se tiende a una idolatría contemporánea, que solo difiere de las pretéritas en sus modernas denominaciones…Nos sorprende que se adorase un gato en el antiguo Egipto, hoy se adora un celular; nos sorprende se adorase los eclipses en América, hoy se adora el eclipse del día con un carrete desenfrenado. Los  mayas pensaban que la luna se comía al sol; hoy la noche es la que devora a nuestra juventud llamada a ser sol del mediodía.

Los ángeles adoran ininterrumpidamente a Dios y María, la Reina de ellos, “guardaba todo en su corazón”, por lo que estaba en constante acto de adoración a Dios. Para quien ama de verdad siempre se busca hacer feliz al ser amado, y es lo que la Virgen Santísima procuró hacer en todo momento.

Cuando pasemos frente a un templo, recordemos “allí ésta Jesús Sacramentado”, digámosle que lo queremos, que nada podemos sin su auxilio, que le tenemos presente en nuestra mente y corazón permanentemente, que es lo más importante en nuestra vida. La señal de la cruz y esas palabras son manifestación de nuestra adoración hacia la persona de Dios uno y trino: que nos creó, nos redimió y nos santificó.

En ocasiones, unos minutos estaremos ante el sagrario, donde vive el Señor esperando nuestra visita. ¡Sólo por nosotros habría estado allí! Por esto, debemos ser agradecidos por quién es y por lo que hace tributando todo nuestro reconocimiento a quien sólo es adorable. Unos minutos que estemos ante el Santísimo y puede cambiar nuestra vida para siempre. Aprovechemos esta oportunidad donde los ángeles nos acompañan y unimos nuestras voces a la de ellos.

b). Obediencia eficaz a la voluntad de Dios: Sin duda,  el amor a Dios pasa por poseer un espíritu de obediencia hacia todos sus designios, sabiendo que en su fiel cumplimiento se juega nuestra felicidad y realización. Nos debemos a Dios, por ello la Virgen nos invita a obedecer la voluntad de Dios, teniéndolo cono garante de nuestra libertad y no como impedimento de la misma.

La Virgen vivía dichosa porque supo estar en todo momento en sintonía con lo que el Señor le fue pidiendo por misterioso que le pareciera inicialmente,  de tal manera que a lo largo de su vida sólo supo seguir un camino, y ese era el que su  Hijo y Dios le pidió. ¿Quién es mi madre? Preguntó un día el Señor, y Él mismo respondió: “Aquel que cumple en todo la voluntad de mi Padre que está en el Cielo”.

MES DE MARÍA EN PUERTO CLARO AÑO 2017

Como bautizados debemos esforzarnos por cumplir lo que Dios nos pide, y en especial, aquello que muchas veces nos saca del horario, de las circunstancias, y de los programas que teníamos previamente restablecidos. Con prontitud es más fácil decidir si acaso se refiere a obedecer, los extensos discernimientos conllevan  -muchas veces-  justificaciones indebidas para ser desobedientes, además, la herida del pecado original hace que de suyo tendamos a ensimismarnos en nuestros proyectos olvidando que lo que importa, finalmente, es que se cumpla la voluntad de Dios tal como lo imploramos en la oración cotidiana: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo”.

c). Servir al prójimo: Los ángeles cuidan de nosotros para que llevemos una vida santa, procurando ser mejores en cada jornada compartiendo los dones que Dios nos ha regalado con quienes lo requieran. Los dones de Dios tienen una función social, en el sentido que son concedidos para que seamos instrumentos de gracia hacia los demás, y no quede la gracia oculta.

Los ángeles de la guarda, cumplen doce funciones: “Reprender a los hombres por sus faltas, absolverles del pecado, proteger, expulsar a los demonios, instruir, revelar los misterios, consolar acompañar en el camino, someter a nuestros enemigos, mitigar las tentaciones, orar y llevar nuestras oraciones a Dios” (San Buenaventura).

La caridad en primera persona implica dar de lo propio hasta que duela, esto es que signifique un sacrificio real e importante de todo orden, por ejemplo: de nuestro tiempo, de nuestros bienes más preciados, y de nuestra estima. En la actualidad se descansa mucho en los aportes por el camino de la exención de impuesto bajo el nombre de “responsabilidad social de las empresas”. De igual modo,  se organizan múltiples campañas de “solidaridad” donde “otros” colaboran, pero no siempre lo hacemos nosotros en primer lugar, sin duda porque sale más fácil pedir a otros para otros, que dar de lo propio a los demás. Para subsanar esta debilidad es bueno proponerse metas concretas, como por ejemplo.

1). Vender algo que nos gusta: Con lo recibido ´por ello darlo a quien nosotros consideremos más necesitado. Esto implica  un buen ejercicio del corazón que suele estar tan apegado a los bienes materiales. Este camino “acético” de la caridad fraterna nos permite dar un engaste más valioso a una misma obra realizada.

2). Asignar un porcentaje de nuestros ingresos para obras de caridad fraterna: Ello disciplina nuestra voluntad a ayudar sistemáticamente en el sostenimiento de diversas obras de caridad que tiene la Iglesia en el mundo entero y de modo tan variado, como es en el ámbito de la salud, de la educación, del desarrollo integral de las personas.

3). Ayudar anónimamente: Este consejo es bíblico: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”, pues el Padre Dios que ve lo secreto nos recompensará dándonos el ciento por uno. Dios, sin que lo esperemos muchas veces nos concede tantas gracias inmerecidas, en otras con prontitud viene a nuestro auxilio cuando parecemos sucumbir.
PUERTO CLARO OBISPADO DE VALPARAÍSO CHILE

De modo similar, cuando percibamos una necesidad procuremos actuar de manera anónima, que no sepan los demás quién es el que colabora,  lo cual, sin duda,  dará más mérito a nuestra ayuda. Las campañas de Caridad Fraterna deben buscar el modo de no hacer publicidad o  marketing con lo que contribuyen y a  procurar pasar lo más desapercibidos posible. Quien es injusto abusa del más necesitado al no darle lo que merece y necesita con urgencia, pero,  también se abusa al poner la pobreza como estandarte de su fama. Conviene tener presente que los ángeles nos ayudan sin que nosotros sepamos sus nombres.

La Virgen María como “Reina de los Ángeles” nos imita en este día a valorar la intervención del Ángel de la Guarda en nuestra vida, como el mejor consejero, el guardián que nos protege con mayor efectividad y el que nos obtiene la gracia medicinal que nuestra alma requiere, iluminando el camino obscuro de la vida presente.
¡Que Viva Cristo Rey!
        




No hay comentarios:

Publicar un comentario