TEMA :
“EN TU PALABRA SEÑOR ECHAREMOS LAS REDES”
FECHA:
DOMINGO QUINTO / TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2019
“Percibí la voz del Señor que decía: ¿a quién enviaré?
¿Y quién irá de parte nuestra? Dije: ¡Heme aquí: envíame!”
(Isaías VI, 8).
Queridos
hermanos: En la primera lectura vemos que el encuentro del profeta Isaías se produce
en medio de un ambiente “religioso”,
al interior de un templo, fuera del cual se tejían múltiples dramas, mayores
que los que hoy podemos tener en todo ámbito. El trabajo era muy superior al
que podemos tener, porque todo era cuesta arriba. El solo hecho de conseguir
agua. O conseguir un fruto, o desplazarse de un lugar a otro. Existía en muchos
ámbitos poligamia, politeísmo, el abuso de la esclavitud, en tanto que la
autoridad bajo la cual inició su misión como profética reinaría en Judá por más
de cinco décadas. En medio de múltiples conflictos hubo una “cultura de guerra” que llevó a tener en
un momento más de trescientos mil hombres y sofisticadas armas que lanzaban
flechas y piedras contra los filisteos y amonitas.
Con
el esplendor de victorias y avances en ganadería y edificaciones se olvidó
prontamente de Dios por el corazón orgulloso…el progresismo de ayer y hoy
resultan finalmente destructivos para la sociedad. Toda autonomía que margina a
Dios del horizonte de la vida social es destructiva de la vida humana. Por otra
parte, la fuerza de la naturaleza no era muy distinta, pues por esos años hubo
grandes sismos, todo lo cual causaba grandes calamidades. En este aspecto, no
sabían de capas de ozono pero igualmente padecían extensas sequias.
La
vida religiosa se vio fuertemente sobrepasada por la irrupción del poder real
que dictaminaba como se debía rendir culto a Dios y cumplir sus preceptos,
sobrepasando a los sacerdotes del templo para quemar incienso. Hoy, el poder no
está en manos de una persona sino en el empoderamiento de verdaderas huestes que orgullosamente se alzan desde
la prensa, la farándula, las redes sociales para no solo opinar sino dictaminar
cómo debe darse el culto a Dios, cómo deben hacerse las misas, o que se debe
enseñar en la vida moral, obviamente todo al margen de la tradición viva de dos
milenios de Magisterio que ha sido pilar
seguro donde apoyarse en medio de las tempestades ideológicas de cada
época.
El
orgullo y la impureza caracterizaron el ambiente social en que debió profetizar
Isaías ¿Será muy distinto al que nos toca enfrentar hoy como creyentes? ¿Nuestra
Patria ha cambiado el Evangelio por dinero? ¿Nuestra Iglesia en Chile se ha
arrodillado ante los poderes de este mundo por medio de reverenciar una
democracia liberal y ateizante? ¡Seamos siervos de Dios no esclavos del mundo!
La
presunción del orgullo espiritual del
poder temporal hizo que Isaías viese la llamada que Dios le hizo como un
desafío que le exigiría un esfuerzo mayor: “labios
impuros en un pueblo impuro”. Esperando un semáforo escuche la conversación
de tres jóvenes millenials escuchando
treinta garabatos en el lapso de un semáforo a otro. ¿Cuántos dirán al día?
¿Consideramos normal o reiterada esa conducta?
La
gran cantidad de personas que han llegado a nuestra Patria, provenientes de
muchas naciones: peruanos, haitianos, ecuatorianos, colombianos, y venezolanos,
nos evidencia que lo que llamamos “normal”
y eufemísticamente como “informal” como es el lenguaje abiertamente procaz y
vulgar, esta irradiado como un virus letal en el alma de nuestra nación.
El
profeta Isaías reconoce su condición pecadora e indigna para la misión
recibida, más al saber que es Dios quien lo llama, asume esa tarea como un
imperativo que no admite claudicación alguna, toda vez que el Dios absoluto
debe ser tenido como un absoluto: lo primero siempre. Dios no quiere rivales en
nuestro corazón, esto último, sólo se entiende a la luz de la fe, el cual es un
don que ha de ser implorado, pues para muchos resulta absurdo en este tiempo de
marcado relativismo expresiones de “todo”, “siempre”, y “único”.
Es
innegable que el lenguaje más seductor para la cultura de hoy es el inclusivo,
funcional y productivo, lo que es expresión de un alma social que excluyendo la
verdad sobre Dios, antepone las modas, los gustos, las pasiones, y lo rentable
sobre cualquier otra consideración, aun aquella que margina a Dios y su Iglesia
de la vida espiritual.
Tal
como el profeta Isaías debió predicar
hace 2750 años atrás, en “un pueblo
impuro”, nuestra Iglesia hoy, desde el reconocimiento de tantas miserias y
pecados, en medio de una sociedad exitista, que desde hace cuatro décadas viene ranqueando
con los mayores índices de crecimiento económico, está llamada a avanzar por el
camino de la fidelidad fuera del cual no hay opción: ¡O de Cristo o del mundo!
¡O el estandarte de Cristo o el de un mundo sin Dios!
PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ
|
No
parece haber un eco más elocuente para descubrir lo dicho por Isaías que lo
descrito por el Apóstol San Pablo en la Segunda Lectura donde se compara a un
aborto explicando él mismo la razón de esta fuerte expresión: “Yo soy el último de los apóstoles, indigno
del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios” (1
Corintios XV, 9). Probablemente, ninguno de los que
está aquí haya tenido un origen como San Pablo, cuyo afán era al inicio demoler
la Iglesia Católica y exterminar a todo bautizado…Todo esto, hasta que tuvo el
encuentro decisivo camino a Damasco donde se le presentó a Jesús diciendo: “¿Saulo por qué me persigues?”.
La
docilidad a la gracia llevó a San Pablo a
“trabajar más que todos ellos”,
lo cual denota un fuerte espíritu apostólico, donde la laboriosidad le hizo
vencer la tentación de la molicie y tibieza espiritual. Los tiempos que vivimos
respecto del don de la fe no admite a pusilánimes, donde todo parece dar lo
mismo…No queridos hermanos, ni la sangre
del Señor Jesús es relativa ni su
sacrificio en la Santa Cruz fue producto de un compulsivo sentimiento.
Por
tanto, San Pablo nos enseña a tratar como corresponde al Señor, sabiendo que al
momento de dar testimonio del Evangelio lo debemos hacer en verdad y vida, lo
cual conlleva una integridad, un estado permanente de búsqueda, encuentro, y vivencia de cada uno de sus
designios, por lo que solamente si nos sabemos instrumentos del Señor que
estamos “en sus manos” seremos
eficaces al dar a conocer al Señor a los demás. La apertura a lo que Dios pida;
la generosa disponibilidad a cada uno de sus preceptos, y la escucha atenta en
la oración incesante, son los elementos basilares en la vida como apóstol de
San Pablo, lo cual le permitió rápidamente “ponerse
al día” en relación a los demás discípulos que primeramente siguieron a
Jesús.
En
consecuencia, es esencial descubrir que la riqueza de una vida plena en Cristo
va más allá del tiempo transcurrido o de la novedad que está por llegar, por esto
no existe una “Iglesia vieja” ni una “Iglesia nueva”; una “Iglesia anciana” o una “Iglesia joven”. Lo que para San Pablo
existió fue saberse miembro de la única Iglesia fundada por Cristo fuera de la cual no hay salvación, evitando con
ello, andar buscando originalidades y novedades, como ofreciendo un producto de
consumo más…pues, de ceder a esa tentación se termina cayendo en una “espiritualidad de supermercado”, con un
“credo a la carta” de cada cliente. Este tipo de testimonio por no ser
veraz es carente de mártires e infecundo en la vida pastoral: ¡La crisis actual se llama “infidelidad!.
En
El Santo Evangelio vemos la presencia de todos los apóstoles, destacándose la
figura de Simón Pedro, de Santiago y Juan. La escena se desarrolla en el Lago
Genesaret, donde llevaban largas horas de esfuerzo por pescar sin conseguir
nada.
Habían
invertido tiempo (una noche entera) , personas (todos los apóstoles) , bienes
(se enredaron las redes), y todo era un real fracaso. Sus esfuerzos eran estériles:
“No hemos pescado nada” (San
Lucas V, 5), hasta que el Señor subió a la barca con
ellos, lo cual no les debe haber parecido inicialmente muy agradable.
PÁRROCO PUERTO CLARO
Estaban
agotados y sin más, les pidió que se alejan de la orilla, donde estaban
arreglando las redes para el trabajo del día siguiente. Con todo, se “sentó y puso a enseñar a la gente”,
mientras ellos algo incomodos, sorprendidos y molestos le escuchaban. Luego de
un tiempo les vuelve a hablar y les dice: “remen
mar adentro para pescar”.
Es
indudable que cualquier persona que vea interrumpido su trabajo, y con el cansancio
de toda una jornada sin fruto alguno, responderá con alguna ironía o pesadez a
quien, sin ser pescador les dice cómo y cuando tienen que hacerlo, por esto el
Apóstol Simón Pedro le dice a Jesús: “Hemos
pasado toda una noche bregando y no hemos pescado nada”.
Sólo
cuando Jesús esta con ellos, y hacen lo que les dice obtienen fecundidad en sus
trabajos, del mismo modo a pesar de estar tanto tiempo pasando noches de
incertidumbre y sequedad espiritual apoyándonos en la persona de Cristo
regresaremos a nuestra orilla con la embarcación llena de peces, es decir, con
el fruto de la obediencia que siempre redita más lo imaginado y deseado.
Imploremos
a la Santísima Virgen María que nos obtenga del cielo la santa perseverancia en
estos tiempos donde el Señor como un día invito a Isaías a anunciar sus
designios recibiendo como respuesta: “Aquí
estoy, envíame”, como San Pablo tiene la certeza de “no haber predicado en vano”, podamos decir –también- en este tiempo, en el aquí y ahora de la verdadera
evangelización, con el Apóstol San Pedro: “En
tus Palabra echaremos las redes nuevamente”.
¡Que
Viva Cristo Rey!
No hay comentarios:
Publicar un comentario