miércoles, 24 de febrero de 2016

Feria de Cuaresma, 25 de Febrero 2016

 COMENTARIO RADIO STELLA MARIS / 25 DE FEBRERO 2016


Lectura del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (XVI, 19-31):

“Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le tocaban las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado.

Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama." Pero Abraham le dijo: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros." “Replicó: "Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento."

Díjole Abraham: "Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan." Él dijo: "No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán." Le contestó: "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite.". ¡Palabra del Señor!



Inmersos en el camino cuaresmal, venimos conociendo las enseñanzas de Jesús a sus apóstoles, la cual hoy culmina con un severo llamado de atención nacido de su amor misericordioso: “aunque resucite un muerto…tampoco creerán”. ¿Hasta donde puede llegar la cerrazón del corazón del hombre? Lo hemos visto tantas veces a lo largo de historia: Hay una lógica de quien prescinde de Dios cuya fuerza de gravedad es tan fuerte como la une la roca al suelo.

Quien está instalado:  Habitualmente el hombre es un ser de costumbres, que le gusta echar raíces y con ello apegarse a personas, ambientes y lugares Todo aquello que lo saque del foco de sus apegos suele ser mirado con distancia y rechazo. Dice la parábola que un hombre “todos los días” estaba inmerso en la disipación, en la comodidad y bienestar.


Quien cuenta con seguros: Los países del primer mundo han legado un conjunto de seguros por los cuales el hombre cree vivir liberado de toda preocupación,  de toda incertidumbre, puesto que solamente confía en la fuerza de sus seguros. Esto se aplica a la vida espiritual donde la “riqueza” puede transformarse en una verdadera esclavitud que le impida contemplar la verdad y desear el bien.

Quien festina su vida: En la actualidad sorprende el hambre insaciable por satisfacer la diversión,
 llegando al extremo de hacer realidad sólo dos días de la semana, como si el resto de los días no fuesen una oportunidad para ser felices. El fin de semana, lejos de estar marcado por el cumplimiento del precepto dominical y por ser una instancia para compartir en familia se presenta como un constante conjunto de actividades que suelen alejar del centro el alma del cristiano y termina por enfriar la vida interior. Toda esclavitud resulta nociva siempre, también la de quien festina su vida.

Los tres elementos citados: estar instalado, estar asegurado y estar festinado, llevan a un olvido de Dios, y en consecuencia de su obra como es la creación entera. La imagen que nos presenta el Santo Evangelio de un hombre que muere de sed y anhela una sola gota de agua nos ayuda a pensar en las promesas de Dios, las cuales muchas veces desdeñamos por bagatelas y simplicidades.

En tanto que las penas del purgatorio, como lugar de purificación previo a la bienaventuranza, son una realidad cuyo mal es superior a cualquier penuria, sufrimiento y malestar que padezcamos  en este mundo toda vez que,  lo que aquí se padece dura un tiempo,  en tanto que en el purgatorio “no hay reloj porque no hay tiempo” por lo que aquello que  se sufre,  se sufre como ilimitadamente en relación a la vida presente, resultando un abismo del cual nos habla el Santo Evangelio: entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros”.

Imploremos al señor que no sólo nos libre de las penas del infierno sino que,  además,  nos exima de las penurias del purgatorio para lo cual la devoción al Santo Escapulario de la Virgen del Carmen y la práctica de los Primeros Viernes de Mes votivos del Sagrado Corazón resultan los mejores de los seguros porque nos han sido dados del Cielo. ¡Viva Cristo Rey!

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