viernes, 26 de noviembre de 2021

 

TEMA  :  “MIRAR EL MUNDO DESDE LA PERSPECTIVA DE DIOS”

FECHA: HOMILÍA DON DE CIENCIA / MES DE MARIA  /  AÑO 2021

Continuamos meditando sobre la grandeza del corazón de la Virgen María que ha sido engalanado por Dios con la plenitud de los dones del Espíritu Santo y de las virtudes, tanto teologales como morales (cardinales). Ya hemos visto cómo los dones de entendimiento, Santo Temor de Dios y piedad anidaron en el alma de nuestra  Madre. Hoy nos detendremos en el don de ciencia, mediante el cual,  recibimos una lucidez para ver las cosas de este mundo, de la naturaleza y el universo, como la relación que hay entre estas con nuestra vida e historia personal y social.

Por este don podemos vincular debidamente la fe y la ciencia, la vida y la fe, evitando colocar una separación entre ellas, sin lo cual caeríamos  en una vida doble, falsa y caricaturesca.

PADRE HERRERA SAINT PETER’S SCHOOL VIÑA

Tener “la mente de Cristo”: Esto implica conocer en profundidad las realidades temporales. Siempre me ha sorprendido cómo el Pueblo de Israel, incluidos sus patriarcas, profetas, reyes y jueces, que refiere el Antiguo Testamento,  eran capaces de vincular los acontecimientos de la naturaleza, los episodios de su vida cotidiana, como parte de un proyecto de Dios, cosa que en la actualidad, en medio de una sociedad que reniega de la fe, no acontece sino que se vive experimentando “sorpresas”, “desconciertos”, “incertidumbres” ante lo que no se logra descubrir a la luz de la fe, como parte integrante de la voluntad de lo que Dios permite deseando. Para esto,  el don de ciencia nos permite tener esta “mente de Dios” de la cual habla San Pablo apóstol (1 Corintios II, 16).

Lo anterior nos permite ver la belleza de todo lo creado, que se muestra como huella digital de la bondad de Dios que al finalizar la creación “vio que todo lo hecho era muy bueno”.

PADRE JAIME HERRERA & DIÁCONO FELIX LOPEZ 

Vivir en la “hora de Dios”: Junto a lo hermoso del universo, por su orden y grandeza, asumimos nuestra realidad de creaturas que estamos de paso por el mundo. Por unos años nos preparamos para lo definitivo. El don de ciencia nos permite vivir el tiempo que corresponde, donde las urgencias no desesperan, las prisas no apremian ni las tardanzas nos abruman. Cada acto y realidad a su tiempo: “Nosotros no colocamos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles, pues las visibles son temporales, las invisibles eternas(2 Corintios IV, 18). 

Tener la “perspectiva de Dios”: El don de ciencia nos facilita dar realidad a las cosas desde Dios, tal como la luz en un lugar oscuro da forma a todo lo que está a su alrededor, el don del Espíritu Santo nos entrega la perspectiva y sentido de Dios, a quien todo ha de estar no solamente encaminado sino –también- subordinado. Como creyentes vemos que todo tiene importancia si acaso Dios es el que primero importa, por esto,  la ausencia del don de ciencia en el alma hace que la vida espiritual esté como sonámbula, sin saber dar a las realidades temporales la importancia y transitoriedad que ameritan desde Dios.

Quien sabe medir su vida temporal desde la eternidad de Dios no se detendrá en lo que realmente no tiene importancia ni olvidará ocuparse de lo que es trascendente. En ocasiones, en el origen de las desesperanzas humanas  y de diversos cuadros de depresión subyace la falta de devoción al Espíritu Santo y la nula petición de sus siete dones. Dijo Jesús: “! Pedid y se os dará”! 

Por el don de ciencia podemos conocer las cosas creadas sin el trabajo discursivo de la razón, sino por medio de una especial participación que Dios permite con Él. Humanamente hablando,  podríamos decir que adquirimos como un “sexto sentido” que nos da una “connaturalidad” hacia Dios,  la cual,  nos permite ver con facilidad –con “chispeza”- la vida presente en relación con la Vida Eterna.

CAPELLAN HERRERA THE MACKAY SCHOOL 


Por medio de la vivencia de este don del Espíritu Santo evitamos el germen del liberacionismo que falsamente pretende  separar a Dios del mundo y al mundo de Dios, gozando de una autonomía que deriva en apostasía y en un libertinaje de se esclaviza en la actual idolatría progresista.

¡Quien más que la Virgen María tuvo esta mirada! Estamos ciertos que su delicadeza en el trato hacia las personas, su premura en el servicio, su perseverancia junto a Jesús, y su obediencia,  tuvieron como nutriente el don de ciencia que plenamente fue derramado en su alma el día de la Anunciación al ser constituida como “Llena de gracia”.

Recordemos las palabras de Jesús: “En aquella ora se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños, Si Padre, porque ése ha sido tu beneplácito” (San Lucas X, 31).

¡Que Viva Cristo Rey!

PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ CHILE 2021 


 

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