viernes, 26 de noviembre de 2021

 

TEMA  :   “LA VIRGEN MARÍA COMO TRONO DE SABIDURÍA”.

FECHA:   DON  DE  SABIDURÍA   /   MES DE MARÍA   /   AÑO   2021.

Durante este Mes de María estamos viendo cómo el Espíritu Santo vivió en el corazón de la Virgen. Una antigua letanía la reconoce como “Trono de Sabiduría”, pues al haber sido constituida como “llena de gracia” su corazón estuvo permanentemente “dichoso” y “realizado” en el amor de Dios.

 Sabemos que uno de los síntomas de la gripe suele ser la pérdida del sentido del gusto. Si uno carece de ese “sabor” es muy posible que prefiera prescindir de comer porque no le encuentra mayor sentido el hacerlo; si uno tiene no “ganas” de estar en un lugar o se margina o se retira prontamente de ese espacio. Si no está a gusto mejor no estar. Dios conocedor de nuestra naturaleza sabe que el “gusto” o “sabor” contribuyen para ser perseverantes, en previsión a ello, envía al Espíritu Santo con el don de sabiduría que permite gustar respecto de lo que a Dios refiere, a nivel personal y en medio de la  vida de la sociedad.

MES DE LA VIRGEN MARIA AÑO 2021 

Las palabras que la Virgen María pronunció y que conocemos como El Magníficat muestran el gozo que había en su alma al experimentar el amor de Dios que inunda todo su ser, permitiendo lo que hoy llamaríamos como su “realización” en todo ámbito.

Dijo la Virgen María: “Mi alma se alegra en Dios mi salvador porque ha mirado la humildad de su sierva, desde ahora me felicitaran todas las generaciones porque ha hecho obras grandes en mi”. Un canto nacido de la  caridad,  de la  esperanza y de la fe, las cuales,  se expresan por una alegría por vivir, que no está supeditada a las circunstancias favorables sino que hunde su raíz en experimentar vivamente el amor de Dios en su vida, lo cual,  no quedó encerrado en el ámbito individual sino que se mostró como ícono hacia todos los que estuvieron con ella en momentos de gozo como en la celebración de las bodas en Cana de Galilea, de incertidumbre en medio de predicación  publica o de dolor como lo0 estuvo junto al misterio de la Cruz.

El don de sabiduría no es una ayuda “eventual” o pasajera, sino que es una gracia permanente recibida en el sacramento de la confirmación por medio de la cual,  se adquiere un gusto especial en vistas al amor de Dios en nuestra vida por lo que nos permite vivir más intensamente, más gustosamente, sin ese espíritu abúlico y melancólico que suele caracterizar al progresista  liberal.

Un católico que vive en el don de sabiduría puede permear todas sus actividades con una pasión, con una entereza y una perseverancia sorprendente, porque no responde al solo ejercicio de determinadas virtudes humanas, sino que devienen directamente como obra de Dios realizada en el Espíritu Santo.

SANTA MISA MES DE MARIA REÑACA

Lo que aplicable al ámbito personal lo es –también- al de la vida en sociedad. Por ello, las virtudes públicas pueden verse fortalecidas gracias a que cada creyente que ha recibido el don del Espíritu Santo puede contagiar de ese “sabor” las diversas realidades temporales y contingentes, incluidas aquellas donde las particulares circunstancias las parezcan tener más encriptadas como es hoy el mundo de la vida pública o política donde en los últimos dos años se ha experimentado una violencia antihumana y anticristiana, con la quema de miles de fuentes de trabajo, de numerosos templos, de decenas de  hogares, y hasta de personas vivas tal como aconteció con un matrimonio de ancianos en la región de la Araucanía.

Nuestra oración se ve fortalecida por el don de la sabiduría, por medio de la cual, podemos mantenernos constantes y confiados en la promesa hecha por nuestro Señor Jesucristo en orden a que todo lo que imploremos con fe en Su nombre nos será concedido. Un católico que cree en Dios y sui Iglesia siempre permanece atento y presto, en todo momento es “pro activo” en lo que se refiere a cumplir la voluntad de Dios como un verdadero apóstol, donde los tiempos recios son percibidos como  los tiempos más favorables para la virtud y para crecimiento en la santidad.

Extendámoslo bien: ¡Todo lo que refiere a Dios no cansa ni aburre! En cambio, es la ausencia  de una verdadera y autentica vida cristiana lo que corroe y confiere al alma un espíritu abúlico lleno de pereza y hastío, por lo que el desencanto de muchos cristianos de nuestro tiempo, encaminado al extremo de la apostasía,   no subyace de modo exclusivo en las faltas ajenas sino que, más bien,  se deben en la mayoría de los casos, a la carencia del don de sabiduría, puesto que no se le pide a Dios que haga morada de la sabiduría en nuestras almas, como el dulce huésped del alma,  y como sí lo es, de modo singular, el corazón de Nuestra Madre Santísima: ¡Trono de la Sabiduría!

¡Que Viva Cristo Rey!

 

SACERDOTE JAIME HERRERA

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