viernes, 26 de noviembre de 2021

 

TEMA  :   “SIMPLEX INTUITUS VERITATIS”.

FECHA: MES DE MARIA / DON DEL ENTENDIMIENTO  / AÑO 2021

El don de entendimiento nos permite escuchar a Dios en todo lo que nos pasa. Como sucede con una radio antigua en la cual, al acto de girar el dial se afinaba la frecuencia, este don venido del Espíritu Santo nos  permite estar “en sintonía” con Dios, aprendiendo a ver su libérrima voluntad en los diversos acontecimientos, no importando si son adversos o favorables, sorpresivos o inesperados.

Basta saber que vienen de Su mano providente para acogerlo como algo bueno para nosotros. El “entender” las cosas  fue lo que Jesús le dijo a Simón  Pedro cuando le pide que no asuma el camino de  la pasión. ¡Eso no te puede pasar a ti ¡De  inmediato Jesús lo corrige y dice: “! Apártate de mí –Satanás- porque no ves la cosas como Dios la ve sino las ves como los hombres!” (San Mateo XVI, 23).

Inmerso en una ceguera espiritual vive aquel que carece de la mirada según Dios que da el don del entendimiento.

PARROQUIA PUERTO CLARO 2021

Nuestra alma con avidez puede ver si lo que acontece es o no venido de Dios, lo cual,  no es por medio de un análisis exhaustivo de pruebas y datos múltiples,. No responde –tampoco- a un razonamiento, sino es un percibir instantáneamente  lo que dice relación con Dios,

El nombre del don de entendimiento llamado igualmente de “inteligencia” deriva del latín “intus legere”, que significa “leer dentro”, lo que implica “profundizar” tal como enseña el Apóstol San Pablo: Por el Espíritu Santo “escrutamos las profundidades de Dios” (1 Corintios II, 10). Por medio de un saber sobrenatural instantáneo nos permite:

Vivir con certeza: En medio de la cultura de la vaguedad, donde las verdades son permanentemente cuestionadas, a lo que Su Santidad Benedicto XVI denominó: “Dictadura del relativismo”, el don del entendimiento nos permite vivir con claridad y una seguridad alejada de toda duda sobre las verdades de la fe, al punto de llegar a afirmar que es más fácil que los sentidos físicos se puedan equivocar a que nos deje de dar certeza el don de inteligencia.

El ruido interno y externo al corazón le impide poder escuchar non nitidez la voz del Espíritu Santo, que suele hablar bajo y lento. Si queremos vivir del Espíritu Santo y de los siete dones recibidos el día de la confirmación,  debemos valorar el silencio.

Vivir de la Eucaristía: La apostasía, cono negación de parte de los bautizados de diversas verdades revelas iniciada “de un tiempo a esta parte”, tiene como foco central depreciar la realidad de la presencia de Jesús en la Eucaristía.

De múltiples maneras se relativiza las mismas palabras del Señor al decir: “Yo soy el Pan que da la Vida”…”Tomad y comed es mi cuerpo…es mi sangre”. Sin duda, la fe nos asegura esta presencia como real y substancial como enseña la Iglesia, mas, por medio del don de entendimiento se disipa toda duda y nos permite ser adoradores y contemplativos del milagro de los milagros como es la Santa Eucaristía. Cuenta el Santo Cura de Ars que un simple campesino ante el Santísimo expuesto en la custodia sobre el altar le dijo: “le miro y me mira”.

VIRGEN DE PUERTO CLARO CHILE

Vivir de la Sagrada Escritura: En la tarde del domingo de la resurrección se apareció Jesús  a dos jóvenes que iban caminando a la ciudad de Emaús. Se pudo junto a ellos y converso con ambos, al reconocer a Jesús dijeron: “Les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras” (San Lucas XXIV, 45).

En ocasiones, el liberacionismo deprecia la capacidad que tiene quien ha recibido los dones de Espíritu Santo para –por el don de entendimiento- comprender en toda su hondura el  sentido de la Palabra de Dios. La Biblia no es un libro de ocultismo, ni tendría sentido alguno buscar a un Dios que se esconde y huye del que quiere conocerle. Precisamente, el don de entendimiento nos permite conocer el sentido más exacto de lo que el Señor nos ha revelado por medio de su Palabra.

Es necesario pedir con insistencia a Dios las gracias de poder “ir mar adentro” en plano del conocer más sobre el Señor y sus misterios. Recordemos que los “misterios” no son verdades escondidas sino verdades reveladas, y lo han sido para que bien dispuesta nuestra alma no deje de implorar y descubrir el sentido de las Escrituras Santas: “! Habla, Señor, que tu siervo escucha!” (1 Samuel III, 10).

 

 

 

Vivir en Estado de Gracia: Nuestra Madre del Cielo reconoció que las generaciones la llamarían “bienaventurada”  por haber escuchado la voz de Dios. Jesús en el sermón de la Montaña señaló: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”, lo que implica que la pureza  devela con mayor nitidez aquellas verdades reveladas por Dios.

Subyace en la vida presente el virus de la ceguera espiritual cuya raíz está en el desenfreno sensual (lujuria), la gula y diversas conductas socialmente aceptadas que a los ojos de Dios y de la naturaleza resulta una aberración. La castidad perfecta, permite mirar con claridad y “entender con facilidad “las verdades de Dios, particularmente el celibato sacerdotal que “acrecienta la idoneidad para oír la palabra de Dios y para la oración” (Sacerdotalis caelibatus número 27).

Es fundamental ser perseverantes en la amistad con Dios para procurar tener una vida en estado de gracia que predisponga y facilite a nuestra alma recibir por el don del entendimiento,  lo que Dios quiere para cada uno de nosotros. La recepción de este don hace que un bautizado aunque carezca de palabras y recursos para explicar con claridad lo que sabe, puede poseer una gran intuición  espiritual que le permite entender las realidades más sublimes inherentes a nuestra fe.

¡Que Viva Cristo Rey! Amén.

PADRE JAIME HERRERA VALPARAÍSO 


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