HOMILÍA DÉCIMO
ANIVERSARIO DEFUNCIÓN PRESIDENTE
PINOCHET 2016.
BUCALEMU, ENERO DE 1993. ANIVERSARIO DE MATRIMONIO |
1.
“El
invierno ha pasado, la primavera ha llegado” (Cantar
de los Cantares II, 11-12).
Queridos hermanos y
hermanas: Las hermosas palabras tomadas del libro Cantar de los Cantares en el
Antiguo Testamento fueron citadas por el recordado Papa venido de un país
lejano al momento de visitar Checoslovaquia.
En circunstancias donde las lágrimas de setenta años habían rodado en
tantas mejillas y en momentos en que los más sagaces se apresuraban en guardar
como recuerdo los trozos de un muro alzado un día para dividir familias y
naciones, la Iglesia invitaba a dar gracias a Dios por el don de la libertad
que se comenzaba a recuperar en naciones duramente perseguidas por aquella
ideología esclava de la materia y del tiempo,
y deudora de los dioses paganos del poder,
del tener y del placer.
En efecto, durante
largo tiempo, el Espíritu de Dios se intentó dejar proscrito en muchas naciones
del Este de Europa, de África, y nuestro continente Americano. Nuestra Patria
no fue la excepción: tres años bastaron para minar los cimientos de una
sociedad e instalar un clima de violencia que hoy nos resulta incomprensible.
Es que cuando Dios
no está en el centro de la vida social, cuando se deja de lado de la familia y
se le exilia de nuestra alma a la impiedad, ¿Qué nos puede sorprender de los abismos
que se puedan encontrar y las oscuridades en que se pueda llegar a vivir?
Hace unos años se exhibió
una película que narra la brutalidad de la guerra fratricida en Ruanda entre tutsis
y hutus. En una escena se dice de esa confrontación que fue el momento en que “el demonio pisó la tierra”. Y es que cuando se destierra a Dios no
cabe otra posibilidad que el imperio del Mal, toda vez que, la disyuntiva entre
Dios y el Maligno no admite ambigüedades, pues: o somos de Cristo o somos
del Mundo, o somos amigos de Cristo o enemigo suyo.
La esencia de tal
disyuntiva cruza toda la existencia de
la vida humana, también, en su dimensión
social, ya que la vida del hombre es la
que forma la sociedad y le da consistencia o debilita de acuerdo al modo como
se alza o desarrolla su vida espiritual aspirando a la trascendencia
manifestada.
En efecto, la grandeza
de la persona, como la de una Nación, se funda estrictamente en la vida interior, en
lo que subyace en el corazón: Si acaso en él la balanza se inclina hacia
Dios las obras buenas no dejarán `prontamente de florecer en abundancia. ¡Como
un manantial surtirá una vida nueva! ¡Como una vertiente irrigará lo que se
extingue en la sequedad!
Mas, si los criterios de
evaluación son tenidos a ras de suelo y no “apuntan” más allá
de lo que es el plazo fijo de los años de vida, entonces, los ideales no serán más que simples velos de humo que prontamente de diluirán ante la luz del día que despunta. La luz
que trae Cristo vence la oscuridad, y sólo ella es capaz de llegar a los más
recónditos misterios de la vida nuestra, siendo la respuesta definitiva y
completa que Dios ha dado, y que la sociedad ha podido recibir a lo largo de
dos milenios.
Nuestra vida personal
nos enseña que una alborada borró con su persistencia y luminosidad las huellas
de una noche de siete décadas. Por ello, el Salmista nos invita a dar
gracias a Dios, porque “Él es bueno, y es
eterna su misericordia” (CXVIII, 1). Así.
los que son hijos de Dios por el bautismo, pueden repetir hoy al ser testigos en
primera persona, del milagro de cómo amplias naciones han sido liberadas del cáncer marxista con las palabras de San
Juan Pablo II: “Se ve que la Providencia es más fuerte” (Praga,
21 de Mayo de 1995).
Siete años antes de
pronunciar estas últimas palabras, el Romano Pontífice hoy elevado a los
altares, repetía con insistencia a lo
largo de nuestro extenso país que “el
amor es más fuerte”, que “el amor vence siempre” y que “el amor siempre puede más”. Permítanme detenerme en dos textos que
considero de vital importancia en la hora presente. Ante los Obispos en Chile señaló: “Cualquier recurso a planteamientos
ideológicos ajenos al Evangelio o de corte materialista en cuanto método de
lectura de la realidad, o también como programa de acción social, se cierra
radicalmente a la verdad cristiana –pues se agota en la perspectiva
intramundana- y se opone frontalmente al misterio de unidad en Cristo: un
cristiano no puede aceptar la lucha programada de clases como solución
dialéctica de los conflictos” (Santiago, Jueves 2 de
Abril de 1987. n.5). Según esto, se comprende de inmediato y
con claridad que el neocomunismo no fue, no es, ni será camino para edificar
una sociedad: nunca es solución, siempre
es un problema que hemos de erradicar de raíz.
La voz del Pastor Santo
polaco resonó igualmente al sur de nuestra Patria al exhortarnos vivamente: “Oh Chile, consiente cada vez más de las
exigencias de tu fidelidad a Cristo, no dudes un momento en resistir a la
tentación de lo que puede debilitar la comunión en la Iglesia como sacramento
de unidad y salvación, sea de quienes ideologizan la fe o pretenden
construir una “iglesia popular” que no es la de Cristo” (Puerto
Montt, Sábado 4 de Abril de 1987, n.6).
Cuando era pequeño –en
edad obviamente- gustaba de buscar las diferencias en las viñetas que solían traer
los diarios y revistas…dos dibujos aparentemente iguales que escondían
diferencias. Bueno, entre nuestra Patria y Cuba descubrimos la similitud que
en 1958 y 1973 se encontraron al borde de un abismo: la diferencia, es que el comunismo hizo a los isleños dar un
paso al frente…
Por otra parte, no han faltado
quienes han procurado encontrar cierta similitud entre el cristianismo y el
mundo socialista. Como Cura Párroco de tres cerros en Valparaíso, no tengo
mucho tiempo para ver las elucubraciones que suelen realizar los Teólogos de la
liberación y sus afines en esta materia, más debo reconocer que –sorprendentemente-
si he descubierto una similitud, por lo
que estuve largo tiempo en el error. Entonces, ¿En qué se parece nuestra
Iglesia a la agricultura cubana? ¡Es
evidente! La Iglesia en cincuenta años ha tenido cinco Papas,,, y la agricultura
cubana ha producido …cinco papas.
2.
“Despierta
tu poder y ven en nuestro auxilio” (Salmo
LXXX).
Queridos hermanos: Hace
dos milenios, los pasos dados por el Dios hecho hombre anduvieron en medio
nuestro durante treinta y tres años. Para celebrar esa primera venida y
tener siempre presente que “volverá a
juzgar a los vivos y a los muertos”, como proclama el Credo Apostólico,
nosotros dedícanos las cuatro semanas previas a la Natividad del Señor, a
prepararnos penitencialmente, recordando la necesidad convertirnos en todo
momento a nuestro Dios.
Para esto, en las
diversas lecturas bíblicas de estos días,
se nos presenta ascendentemente el testimonio, en primer lugar, de los
profetas que anuncian: “He aquí que una
Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y será llamado Emmanuel –Dios con
nosotros” (Isaías VII, 14) y ese niño “nacerá
en Belén de Judá” (Miqueas V, 2-3). Luego,
estos días conocemos el testimonio de San Juan Bautista, que desde las riberas
del Rio Jordán invitaba a la conversión ante la inminente venida y presencia
del que reconoce como “el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo” (San Juan I, 29). Luego conoceremos el testimonio del Apóstol
San Pablo que nos exhorta a “estar
alegres porque el Señor vendrá” (Filipenses IV, 4).
Finalmente, este tiempo
litúrgico del Adviento culminará con la figura de la Santísima Virgen María que
en todo momento su Hijo y Dios la reconoce como aquella Madre que “cumple en todo la voluntad del Padre que
está en los cielos” (San Lucas VIII, 21).
Aquí nos detenemos,
toda vez que en este décimo aniversario de defunción de nuestro Presidente
Augusto Pinochet Ugarte recordamos la devoción que él tuvo toda su vida hacia
la Virgen María.
En su infancia participaba
fielmente en el rezo del Mes de María de los colegio de los Padres Franceses en
Valparaíso y de los Hermanos Maristas en Quillota. Con toda seguridad
aprendió a rezar el Santo Rosario de labios de su madre, doña Avelina Ugarte
que era muy devota de nuestra Madre Santísima. Su temple de soldado se
comenzó a forjar gracias a la piedad sincera profesada a la Madre de Dios,
devoción que como sabemos sería compartida durante décadas junto a su esposa,
doña Lucía.
No ha de sorprender –entonces-
que, una vez egresado de la Escuela Militar fuese a consagrar su vida como
militar a los pies del Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en
Santiago, colocando una placa de recuerdo: ¡Gracias madre mía! ¿Cuántos
hombres de armas hoy harán lo mismo? ¡Ojalá lo hagan, porque de seguro lo
necesitarán en el futuro!
Esa cercanía a la
Virgen María quedó ratificada años más tarde cuando sufrió un grave atentado
que le costó la vida a cinco de sus colaboradores y dejó heridos a varios más:
Para los creyentes no existe la casualidad, todo es parte de la Providencia de
Dios, y el hecho de ver reflejada la imagen de la Virgen del Perpetuo
Socorro en uno de los vidrios de su automóvil nos hace dar gracias a Dios quien,
por medio de la Virgen, lo hizo salir con vida de ese frustrado magnicidio.
Es cierto, unos no
verán más que balas incrustadas en un vidrio, pero la magnitud del fracaso
del intento de asesinato, sumado al odio de quienes lo planificaron y
ejecutaron sólo permite vislumbrar que el manto
protector de la Virgen María –a la que se consagró- no lo desamparó en ese
crucial momento de su vida. ¡Todo les fracasó a los atacantes porque no
contaban con la real protección de la Virgen María!
Recuerdo que mientas
estuve en el Seminario Pontificio de Lo Vásquez, en dos oportunidades (1982 y 1983) pasó a
rezar a los pies de aquella milagrosa imagen en el principal santuario de
Chile. Eran conocidas sus visitas a los templos marianos de la Virgen del
Carmen, a la cual tuvo el privilegio – en Octubre de 1974- de dar
cumplimiento al Voto hecho por el Primer Padre de la Patria en Maipú.
Entonces, ¿Será casualidad que haya partido de este mundo en el día de Nuestra
Señora de Loreto? ¿Será casualidad que haya muerto luego de la celebración de
un mes completo dedicado a la Virgen María? ¿Será casualidad que su funeral
fuese realizado ante miles de personas en el día que se celebraba a Nuestra
Señora de Guadalupe, Patrona de América?
Por esto, imploramos
una vez más, con las fe depositada en la resurrección del Señor Jesús, que nuestro Presidente Augusto Pinochet goce
de la paz prometida a los Bienaventurados en el Cielo, habiendo recibido el
perdón de las faltas cometidas y el merecido premio de los múltiples beneficios
que, no exento de un gran espíritu de sacrificio, logró para los hijos de
nuestra Patria bendita ¡Que Viva Cristo Rey!
PADRE
JAIME HERRERA / CURA PÁRROCO DE NUESTRA
SEÑORA DE LAS MERCES DE PUERTO CLARO /CHILE
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