"LA LUZ DE LA CARIDAD BRILLE EN TODO Y
TODOS”
FECHA
: HOMILÍA DE NOCHEBUENA / DICIEMBRE DEL
2018
1.
“Cor
Jesu Salus Infirmorum”.
El
eco de la celebración de esta Santa Misa se une a los emitidos a lo largo del
mundo entero, cumpliendo lo anunciado por los profetas “Los confines de la
tierra han contemplado la misericordia de nuestro Dios”. El mismo Cristo nacido
hace más de veinte siglos se hace presente en medio de nuestro altar, en toda
su grandeza, su alma, cuerpo y
divinidad.
Qué
sublime misterio es aquel que en cada Misa podemos participar, donde se renueva
de manera misteriosa pero real el sacrificio de Cristo en la Cruz: Constatamos
que realmente es el alimento que nutre nuestra alma sin el cual simplemente
perecemos, y por medio del cual toda iniciativa se ve fortalecida y toda
gratitud alcanza su máxima expresión, porque Dios Padre al ver la obediencia de
su Hijo no puede sino conceder a su modo las gracias imploradas, y al mirar los
signos del crucificado en sus manos, pies y corazón, abre sus ojos y brazos para acoger a todo aquel que implora
la misericordia.
CONVENTO SIERVAS DE JESÚS VIÑA 2018
Aunque
la realidad actual puede parecer avasalladora si consideramos cómo celebra el
mundo hoy, en medio de ajetreos, regalos, luces y afanes, no podemos permitir
que este día santo de la Natividad del Señor,
pase en medio nuestro y de los nuestros,
sin incidir de manera indeleble en nuestra mente y corazón.
Si
Cristo viene al mundo es para que hoy todos volvamos a nacer en Él, “el Camino, la Verdad y la Vida”. El rostro
de Aquel recién nacido es el único que tiene la fuerza para transformar el
mundo entero, de tal manera que no sólo el tiempo cronológico se divide en un
antes y después, sino en que la vida de cada persona, de cada familia, y de
cada sociedad, está llamada a una verdadera conversión al Dios hecho hombre, el
cual es la respuesta definitiva para el hombre de todos los tiempos y explica
cada misterio de la vida humana.
Por
ello, no es la luz del mundo que viene de fuera la que esta noche nos ilumina,
sino que es la claridad que emerge desde Belén la que anuncia la llegada del
Mesías esperado, e inaugura el tiempo del mérito, de la gracia, de la
conversión, y del perdón.
PÁRROCO JAIME HERRERA CHILE |
Mientras
que las luces mundanas se extinguen ante las primeras dificultades, aquella que
viene del Niño Dios aumenta ante la adversidad; en tanto que las luces del
mundo brillan en tiempo y espacio, la que emana de Cristo con su gracia no se
limita a un lugar ni a una época, no siendo moda que pasa ni bien que se
corroe.
Por
esto, la alegría de la Natividad del Señor que abriga nuestro corazón a estas
horas, a palpitado en las generaciones pasadas y lo hará en las venideras, con
la mayor intensidad reflejada en la mirada brillante y actitud expectante de
los más pequeños que ven, cómo uno de los suyos, es capaz de hacer reclinar las
mentes y voluntades de reyes y plebeyos, de ricos y pobres, de jóvenes y
ancianos, por lo que la alegría que experimentamos se extiende necesariamente a
todo los que están cerca puesto que el
bien es esencialmente difusivo, y no hay mayor bien para el hombre de todos los
tiempos que buscar, encontrar y vivir en
gracia de Dios.
No
nos quedamos hoy detenidos en una simple emoción. Nuestra fe no es un
sentimiento que un día está y al día siguiente desaparece, toda vez que Jesús,
objeto de nuestra fe, viene al mundo
para quedarse en medio nuestro, por esto nos dice: “ánimo, yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”…El
cielo y la tierra pasarán pero sus palabras no dejarán de cumplirse, aquí y
allá, en la tierra y en el cielo.
CAPELLÁN JAIME HERRERA GONZÁLEZ
2.
Jesús
es la Luz del Mundo.
La
vivencia de la caridad -en nuestros días- hace presente al Dios que es amor, por lo que cada obra buena
realizada, viene a ser como un “destello” que ilumina a quienes “viven en medio de tinieblas”, Esta
“oscuridad” no sólo ha de ser
considerada desde el abajismo
sociológico, cultural o material, sino que ha de ser considerada
–también- con tantas necesidades del alma que clama la presencia de Dios en
diversos ámbitos en los cuales la venganza, la desesperanza y la esclavitud a
sinnúmero de vicios y bienes perecederos, dan un marco sombrío y triste.
En
esta Noche Santa, llena de luz y verdad, vemos que cada uno importa mucho a Dios
Padre, al extremo de enviar a su Hijo Unigénito al mundo y morir por cada uno.
Esto hizo que en el Siglo IV fuese el Papa León Magno quien exhorta a todo
creyente a “reconoce su dignidad como
hijos de Dios” y la de todos que están a su alrededor.
BENDICIÓN DE TRES AÑOS CHILE |
3.
El
valor del sufrimiento humano.
Este
lugar donde celebramos hoy la Misa ha sido como el Belén de la Caridad desde
donde se han originado múltiples gestos de servicio hacia los más necesitados
donde el paso silente precedido por la ferviente oración ha hecho llegar el
bálsamo del consuelo al enfermo postrado, que muchas veces debilitado, se
presentan como el verdadero tesoro de nuestra Iglesia, a imagen de Jesús
sufriente.
En
efecto, San Pablo dice que el creyente “completa
en su cuerpo, los padecimientos de Cristo en la cruz, para bien de su cuerpo
que es la Iglesia”…Cristo parecía tan débil en la cruz, nunca ante el mundo
se presentó tan impotente como cuando lo elevaron en aquel calvario, pero nunca
fue más poderoso que en esas horas. Fue ahí donde nos obtuvo la Redención, fue
entonces, donde todo estaba consumado.
Sólo
las almas de Dios pueden leer en el sufrimiento humano la grandeza que implica “padecer con Jesús”, y sólo desde la
generosidad se descubre por qué nuestra Iglesia repite en la oración pública la
bienaventuranza del sufrimiento (San Mateo V, 4).
¡Cómo no recordar a esta hora lo enseñado por la gran Teresa de Calcuta: “Cuando una persona sufre no es porque Dios
la ha olvidado sino es porque Dios le ha hablado”!
Al
interior de este Taller de la Caridad, la familia religiosa de las Siervas de
Jesús logró llevar a cabo una labor fecunda hacia los privilegiados del Cielo
como lo es cada enfermo, con la característica de estar cercanas a las familias
que muchas veces sufren en el mayor de los silencios y abnegación.
CLUB
ADULTO MAYOR PUERTO CLARO
|
El
actual Romano Pontífice destaca la honda vinculación que existe entre la
genuina “ternura maternal” cono
expresión de la virtud de la caridad a la que estamos llamados a vivir y la consagración religiosa, tan necesaria
hoy como ayer.
Sin
duda, los enfermos y los ancianos como hace dos milenios suelen estar
postergados de múltiples maneras. El espíritu modernista presenta la ancianidad
como signo de decaimiento. Se minusvalora la vejez porque se hipervalora los criterios de productividad,
de fama, y de posesión.
El
homo sapiens se ha transformado en un homo
faber, un productor de cosas, por lo que exclusivamente se evalúa a toda
persona según lo que es capaz de producir y
crear en tanto que, aquel que no es
productivo a los ojos del mundo no tiene relevancia en la sociedad y es
incluido en el mundo de los desechables.
A
este respecto escribió la Madre Fundadora de las Siervas de Jesús: “La asistencia a los enfermos no consiste
sólo en dar medicinas y alimentos al enfermo, hay otra clase de asistencia que
nunca deben olvidar y es la del corazón, procurando acomodarse a la persona que
sufre, saliendo al encuentro de sus necesidades”.
Por
eso, vemos que las naciones denominadas modernas suelen promover leyes que
atentan la vida de los que están por nacen, de los que están seriamente
enfermos, y de los ancianos…..(los postergados ayer que son descartados hoy).
Este
drama de dos milenios lo vemos asumido por la Sagrada Familia en el atardecer
de la noche luminosa en Belén donde en toda la ciudad “no hubo lugar para ellos”, porque despertaban sospechas, porque
eran desconocidos, porque estaba embarazada, porque carecían de los medios
suficientes.
PARROQUIA
VIRGEN PUERTO CLARO
|
Mirando
desde el Recién Nacido al mundo entero, descubrimos que la fuerza de nuestra
Iglesia radica en ir al encuentro de quien más lo requiere, en su alma y en su
cuerpo, ya que -muchas veces- la
indigencia del alma a la que nadie le habla de Dios, que suele tener una
debilitada formación religiosa, que permanece en la cerrazón de no perdonar ni
olvidar, que se le deja indemne ante la irrupción del secularismo y la
sensualidad exacerbada, todo ello son pobrezas que claman al cielo en silencio
y permanecen en el desconocimiento y hasta desinterés de quienes suelen
confundir el estándar de vida con la santidad y el desarrollo material con el crecimiento de
las virtudes.
Lo
acontecido en el Pesebre de Belén hoy
revive en nuestra familia, el destello de la gracia que Cristo nos trae
ha de impregnar todo nuestro ser con la esperanza fundada no en optimismo
natural sino en la misma persona de Cristo que quiere ser recibido en esta
Noche Santa en cada hogar. Si entonces no hubo lugar para ellos, aquí si hay
un hogar para ellos en nuestra alma, tal
como lo hubo en el corazón de nuestra Madre del Cielo que primero concibió a
Jesús en su corazón y luego en su cuerpo.
¡Que
Viva Cristo Rey! ¡Feliz Navidad a todos!
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