martes, 25 de agosto de 2020

 

Señor Intendente Quinta Región,

Don Jorge Martínez

Presente.                                                 Vallis Paradisi, 21 de Agosto del 2020

De nuestra consideración,

                                              Deseando se encuentre bien de salud en medio de esta Pandemia que se ha instalado en nuestra Patria, me dirijo a Ud. con el fin de hacer presente ciertas consideraciones respecto a la eventual apertura de los templos y lugares de culto en nuestra Patria.

                                              Para nuestra Iglesia la presencia eucarística de Cristo es un tema personal. Tan real como lo es estar con los que viven en nuestro hogar lo es permanecer unido a Jesucristo al momento de comulgar. Ésta distinción es necesaria hacerla porque hay confesiones cuya centralidad no se daría basilarmente al interior de un espacio sagrado al modo como sí lo profesa nuestra Iglesia Católica.

                                              Sin duda,  para muchos creyentes católicos el cierre de los templos  ha sido un drama semejante al experimentado en las épocas más recias de persecuciones o de graves y extendidas conflagraciones, a pesar de lo cual, en una y otra época,  no faltaron almas que optaron por el martirio antes que abstenerse de participar presencialmente de la celebración de la Santa Misa. Tildar dicha situación como un acto de irresponsabilidad es no comprender el valor del martirio lo que sólo puede ser afirmado si acaso se hace desde la vereda del frente de quienes profesan el Credo Apostólico.

                                              La participación de los fieles en nuestros templos católicos es etariamente diversa, toda vez que,  dependiendo de los sectores, de los establecimientos educacionales adscritos a las comunidades parroquiales, de la participación en la catequesis familiar de primera comunión y bautismos, de los sectores más antiguos de las ciudad,  como de los que tienen mayor  crecimiento de las ciudades, la participación es diversa por lo cual,  no es aceptable motejar de “gente mayor” o “anciana” a los que habitualmente participan en la Iglesia como argumento válido para  “dejarlos para el final” de la etapa de desconfinamiento.  


IGLESIA DE VALPARAÍSO / VIRGEN PUERTO CLARO CHILE

                                              Sabemos que diversas reparticiones  públicas,  las entidades bancarias, los grandes supermercados, los malls,   han dedicado lugares y horarios preferencialmente para adultos lo cual,  nos lleva a entender que a esa hora la mayoría de los (ancianos) que asisten a esos mercados,  farmacias, y servicios, deberían abstenerse de acudir porque estarían en situación de mayor riesgo cuando precisamente se quiere con esa medida preservarlos de todo riesgo parta ellos. Entonces, ¿Cómo comprender que se sostenga que nuestros templos por el hecho de acoger a personas de la Tercera Edad deberemos retardar su normalización, aunque sea de modo gradual?

                                               Bajo ningún aspecto se sostiene –válidamente- el argumento citado. Mas, continuar con la prohibición ha comenzado a denudar una situación que se acerca al límite de constituir un acto persecutorio si se coloca en referencia al hecho que prácticamente todas las actividades están funcionando con una masividad que de hecho es aceptada tácitamente por la autoridad que no sanciona a quienes la incumplen.

                                                La Iglesia Católica, y en general  los demás cultos presentes en Chile, no creo que se resten obtusamente en adoptar todas las medidas sanitarias que sean exigidas por la autoridad competente porque,  el bien deseado es superior a cualquier consideración y sacrificio.

                                                Es razonable que el aforo máximo de nuestros templos sea de cincuenta personas tal como se permitió durante  los primeros meses en nuestra Patria, y que se ha replicado en otras naciones, pues los templos parroquiales llegan a tener una capacidad de cinco veces esa cifra,  en  otros casos sobre los dos tercios, por lo que la distancia física resulta muy fácil de implementar, y la verticalidad doctrinal y organizacional de la Iglesia Católica garantiza razonablemente su fiel y mejor cumplimiento en la letra y el espíritu.  

                                              La exigencia en vistas a no abrir los templos por riesgo a contagiarse es de suyo cuestionable, toda vez que,  sabemos que a pesar de haberse tomado todas las medidas sanitarias  y contando  con los protocolas más exigentes,  las únicas dos personas de nuestro sector parroquial que murieron por causa del  Corvid-19  fue porque se contagiaron en los hospitales donde fueron llevados por tratamiento de cáncer y males propios de una edad avanzada.  

                                             Pues bien, si acaso el riesgo se hizo realidad en estos dos casos citados, no es descartable que pueda replicarse en cualquier otro ámbito incluido el de los espacios sagrados. ¿Cómo una institución educativa, religiosa, comercial, deportiva van a garantizar lo que no ha podido hacer una centro médico que ha visto contagiarse a sus propios trabajadores?

NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES DE PUERTO CLARO

                                              Así como Ud.,  el Minsal y el Colegio Medico no están en condiciones de asegurar que en futuro no habrá nuevos infectados o que se dará un temido rebrote tal como ha sucedido en otros países, como miembro de la Iglesia Católica, no estamos en condiciones de garantizar plenamente algo que vaya más allá de hacer los mayores esfuerzos posibles por evitar que haya un solo contagiado mas.

                                             En un tiempo futuro será una realidad que los templos abrirán sus puertas de par en par para que entren los fieles que han sido perseverantes a la fe recibida. Será el momento en que en que la pandemia quedará en el recuerdo, y el Señor Jesús podrá ser recibido sacramentalmente tal como lo prometió en la Última Cena.

                                             Como creyentes sabemos que se necesita a Cristo para descifrar lo que subyace en el misterio de cada persona y en los desafíos de cada sociedad, más aun en momentos que se presenta la disyuntiva de la realización un acto eleccionario en sólo dos meses,  cuya ejecución  estimo que –actualmente- es del todo improcedente, inoportuno, e irrealizable,  toda vez que se requiere que los ciudadanos hayan sido previa y  debidamente  informados,  cosa que no ha podido hacerse a causa de este larguísimo tiempo de cuarentena que,  aun a la fecha,  no se sabe si acaso deberá extenderse por más periodos. Cada día que transcurre hace más inválido un plebiscito donde la participación quedará reducida a un segmento acotado de la población temerosa de sufragar por riesgo a contagiarse o contagiar a los demás.

                                              Esto último ha sido el discurso permanente del Colegio Médico A.G. cuya autoridad (presidenta nacional) casi por “arte  de magia” parece vislumbrar el futuro al extremo de llegar a garantizar que no habrá “riesgo” en su realización. Si ningún padre enviará a sus hijos al colegio antes de esa fecha, si las universidades no estarán funcionando y,  nuestros templos permanecen cerrados,  el plebiscito estará viciado en su preparación y eventual implementación.

                                              Señor Intendente: Como hombre vinculado a las leyes y docente por años de ello, sobradamente sabe Ud. que los templos deben abrirse ahora, pues mañana será síntoma de segregación religiosa y nos lleva a optar ante la disyuntiva de tener un templo clausurado o cerrado indefinidamente, que a los ojos de la sociedad puede ser lo mismo pero,  a la mirada  de Dios nunca lo será.  

CONTAGIO VIRTUOSO DE LA FE EN PUERTOP CLARO CHILE

                                              Por esta razón, solicito a Ud. que ante quien corresponda, haga ver que nuestros templos y el libre ejercicio del culto, garantizado en la actual Carta Magna, deben colocarse en la primera línea de la fila pues,  se trata de fortalecer el bien esencial de una vida espiritual que trasciende y no en la última fila de los placeres perecederos.

                                             Sin otro particular, Dios Guarde a Ud. y familia,

 

 

 

Pbro. Jaime Herrera González

Cura Párroco de Puerto Claro


cc. Blog Our Lady of Mercy of Clare Port.

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