Señor Intendente Quinta Región,
Don Jorge Martínez
Presente. Vallis Paradisi, 21 de Agosto del 2020
De nuestra consideración,
Deseando se encuentre bien de salud en medio de esta Pandemia que se ha
instalado en nuestra Patria, me dirijo a Ud. con el fin de hacer presente
ciertas consideraciones respecto a la eventual apertura de los templos y lugares
de culto en nuestra Patria.
Para
nuestra Iglesia la presencia eucarística de Cristo es un tema personal. Tan
real como lo es estar con los que viven en nuestro hogar lo es permanecer unido
a Jesucristo al momento de comulgar. Ésta distinción es necesaria hacerla porque
hay confesiones cuya centralidad no se daría basilarmente al interior de un espacio
sagrado al modo como sí lo profesa nuestra Iglesia Católica.
Sin
duda, para muchos creyentes católicos el
cierre de los templos ha sido un drama semejante
al experimentado en las épocas más recias de persecuciones o de graves y
extendidas conflagraciones, a pesar de lo cual, en una y otra época, no faltaron almas que optaron por el martirio
antes que abstenerse de participar presencialmente de la celebración de la
Santa Misa. Tildar dicha situación como un acto de irresponsabilidad es no
comprender el valor del martirio lo que sólo puede ser afirmado si acaso se
hace desde la vereda del frente de quienes profesan el Credo Apostólico.
La
participación de los fieles en nuestros templos católicos es etariamente
diversa, toda vez que, dependiendo de
los sectores, de los establecimientos educacionales adscritos a las comunidades
parroquiales, de la participación en la catequesis familiar de primera comunión
y bautismos, de los sectores más antiguos de las ciudad, como de los que tienen mayor crecimiento de las ciudades, la participación
es diversa por lo cual, no es aceptable
motejar de “gente mayor” o “anciana” a los que habitualmente participan
en la Iglesia como argumento válido para
“dejarlos para el final” de la
etapa de desconfinamiento.
IGLESIA DE VALPARAÍSO / VIRGEN PUERTO CLARO CHILE
Sabemos
que diversas reparticiones públicas, las entidades bancarias, los grandes
supermercados, los malls, han dedicado
lugares y horarios preferencialmente para adultos lo cual, nos lleva a entender que a esa hora la mayoría
de los (ancianos) que asisten a esos mercados,
farmacias, y servicios, deberían abstenerse de acudir porque estarían en
situación de mayor riesgo cuando precisamente se quiere con esa medida preservarlos
de todo riesgo parta ellos. Entonces, ¿Cómo comprender que se sostenga que
nuestros templos por el hecho de acoger a personas de la Tercera Edad deberemos
retardar su normalización, aunque sea de modo gradual?
Bajo
ningún aspecto se sostiene –válidamente- el argumento citado. Mas, continuar
con la prohibición ha comenzado a denudar una situación que se acerca al límite
de constituir un acto persecutorio si se coloca en referencia al hecho que
prácticamente todas las actividades están funcionando con una masividad que de
hecho es aceptada tácitamente por la autoridad que no sanciona a quienes la
incumplen.
La Iglesia Católica, y en general los demás cultos presentes en Chile, no creo que se resten obtusamente en adoptar todas las medidas sanitarias que sean exigidas por la autoridad competente porque, el bien deseado es superior a cualquier consideración y sacrificio.
Es razonable que el aforo máximo de nuestros templos sea de cincuenta
personas tal como se permitió durante los primeros meses en nuestra Patria, y que se
ha replicado en otras naciones, pues los templos parroquiales llegan a tener una
capacidad de cinco veces esa cifra, en otros casos sobre los dos tercios, por lo que
la distancia física resulta muy fácil de implementar, y la verticalidad
doctrinal y organizacional de la Iglesia Católica garantiza razonablemente su
fiel y mejor cumplimiento en la letra y el espíritu.
La
exigencia en vistas a no abrir los templos por riesgo a contagiarse es de suyo
cuestionable, toda vez que, sabemos que
a pesar de haberse tomado todas las medidas sanitarias y contando con los protocolas más exigentes, las únicas dos personas de nuestro sector
parroquial que murieron por causa del Corvid-19
fue porque se contagiaron en los
hospitales donde fueron llevados por tratamiento de cáncer y males propios de
una edad avanzada.
Pues
bien, si acaso el riesgo se hizo realidad en estos dos casos citados, no es descartable
que pueda replicarse en cualquier otro ámbito incluido el de los espacios sagrados.
¿Cómo una institución educativa, religiosa, comercial, deportiva van a
garantizar lo que no ha podido hacer una centro médico que ha visto contagiarse
a sus propios trabajadores?
Así
como Ud., el Minsal y el Colegio Medico
no están en condiciones de asegurar que en futuro no habrá nuevos infectados o
que se dará un temido rebrote tal como ha sucedido en otros países, como
miembro de la Iglesia Católica, no estamos en condiciones de garantizar
plenamente algo que vaya más allá de hacer los mayores esfuerzos posibles por
evitar que haya un solo contagiado mas.
En un tiempo futuro será una realidad que los
templos abrirán sus puertas de par en par para que entren los fieles que han
sido perseverantes a la fe recibida. Será el momento en que en que la pandemia
quedará en el recuerdo, y el Señor Jesús podrá ser recibido sacramentalmente tal
como lo prometió en la Última Cena.
Como
creyentes sabemos que se necesita a Cristo para descifrar lo que subyace en el
misterio de cada persona y en los desafíos de cada sociedad, más aun en
momentos que se presenta la disyuntiva de la realización un acto eleccionario
en sólo dos meses, cuya ejecución estimo que –actualmente- es del todo
improcedente, inoportuno, e irrealizable, toda vez que se requiere que los ciudadanos hayan
sido previa y debidamente informados, cosa que no ha podido hacerse a causa de este
larguísimo tiempo de cuarentena que, aun
a la fecha, no se sabe si acaso deberá
extenderse por más periodos. Cada día que transcurre hace más inválido un plebiscito
donde la participación quedará reducida a un segmento acotado de la población
temerosa de sufragar por riesgo a contagiarse o contagiar a los demás.
Esto
último ha sido el discurso permanente del Colegio Médico A.G. cuya autoridad
(presidenta nacional) casi por “arte de magia” parece vislumbrar el futuro al
extremo de llegar a garantizar que no habrá “riesgo”
en su realización. Si ningún padre enviará a sus hijos al colegio antes de esa
fecha, si las universidades no estarán funcionando y, nuestros templos permanecen cerrados, el plebiscito estará viciado en su preparación
y eventual implementación.
Señor Intendente: Como hombre vinculado a las leyes y docente por años de ello, sobradamente sabe Ud. que los templos deben abrirse ahora, pues mañana será síntoma de segregación religiosa y nos lleva a optar ante la disyuntiva de tener un templo clausurado o cerrado indefinidamente, que a los ojos de la sociedad puede ser lo mismo pero, a la mirada de Dios nunca lo será.
Por
esta razón, solicito a Ud. que ante quien corresponda, haga ver que nuestros
templos y el libre ejercicio del culto, garantizado en la actual Carta Magna, deben
colocarse en la primera línea de la fila pues, se trata de fortalecer el bien esencial de una
vida espiritual que trasciende y no en la última fila de los placeres
perecederos.
Sin
otro particular, Dios Guarde a Ud. y familia,
Pbro. Jaime Herrera González
Cura Párroco de Puerto Claro
cc. Blog Our Lady of Mercy of Clare Port.
Archivo Parroquial
Puerto Claro.
Administrador Apostólico en Valparaíso.
Parroquia Puerto Claro / Calle Santos Tornero N° 215 Cerro Toro / Mail:padrejaimeherrera@gmail.com / Fono: 997402707
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