MEDITACIÓN TERCERA NOVENA DEL CARMEN 2018
ESPOSA
DEL ESPÍRITU SANTO
En este tercer día de preparación a la Solemnidad de Nuestra Señora del Carmen, Reina y Madre de Chile, la veneramos bajo la denominación de “Esposa del Espíritu Santo”, la cual tiene una vigencia muy especial en nuestro tiempo.
Desde el primer instante
de su existencia, la Virgen estuvo llena del Espíritu Santo, por esto fue
preservada del pecado original, y en vistas a que sería quien en su cuerpo
llevaría al Divino Redentor del Mundo, estuvo unida permanentemente al Espíritu
Santo, recibiendo gracias abundantes hasta el mismo día en que Jesús
permaneció en sus entrañas fue llamada por el Arcángel Gabriel como “la llena de gracia”, vale decir:
Totalmente amada y protegida por Dios.
Actualmente, muchas
personas miran la relación esponsal desde una perspectiva utilitarista. Si
los cónyuges son vistos como algo “usable”
entonces pueden ser objeto de compra, de uso, y de desecho, lo que hace que la vida
matrimonial sea tenida como algo circunstancial, cuya esencia puede ser
modificada según los sentimientos y gustos pasajeros, lo que en el ámbito de
la verdadera dictadura del relativismo lleva a la permisividad de las mayores
aberraciones las cuales siempre fueron tenidas como tales y que ahora,
mañosamente, se presentan como buenas y hasta dignas de orgullo.
Durante la visita que
hizo el actual Sumo Pontífice a nuestra Patria, invitó a hacer una pregunta que
San Alberto Hurtado realizó a los jóvenes: “¿Qué
haría Cristo en mi lugar?” La respuesta la encontramos en todas las
enseñanzas del Nuevo Testamento, y la vemos en la concordancia de un Magisterio
de la Iglesia a lo largo de una tradición de ya dos milenios. Por desgracia la
teología liberacionista tiene “manos y
pies de tijera”, es decir, sin asco recorta antojadizamente los evangelios,
de la misma manera que no se enrojece –aunque rubicundo sean- de parcializar la doctrina de la Iglesia
según intereses particulares e ideológicos, los cuales se oponen a los
designios de Dios.
Siglos atrás la
aberración que constituye la unión y relación corporal de dos personas de igual
sexo ha llevado a la debacle a muchas sociedades en el pasado, lo cual
nuestra Iglesia Católica en su Magisterio perenne siempre ha condenado todas aquellas conductas que traen tanto mal a los hogares y
a las naciones.
Por esto resulta
incomprensible que en Suecia –por ejemplo- los pastores luteranos sean
obligados a dar “bendiciones” a pseudomatrimonios de personas de igual sexo,
como que, en la Iglesia nuestra subsistan iniciativas que promuevan lo que los
apóstoles denominaron “abominaciones” con
pastorales del orgullo gaycista. ¡San
Pablo de esto habló claramente! (1 Corintios VI, 9-10).
También, en este caso tiene vigencia que no es
moralmente aceptable y no se consigue el bien por medio de la aceptación de un
mal objetivo, y toda pastoral encaminada hacia personas que reconozcan una tendencia homosexual tienen derecho a ser escuchados, a
participar de la vida –litúrgica, caritativa, formativa, misionera, y pastoral-
de la Iglesia, a contar con el apoyo y cercanía de los consagrados, en tanto
cuanto viviendo la virtud de la castidad y buscando la santidad en la vida
cotidiana, acepten las enseñanzas de la Iglesia fundamentadas en el Credo, en
la Tradición viva y en el Magisterio de siempre.
Por cierto, la sola
verificación de un hecho que se constate aunque sea masivo, no dice relación
con lo que sea propio de la vida de un católico del siglo XXI: Lo que fue
condenado por Dios en la revelación escrita no puede ser borrado por el
espíritu relativista (dictatorial) imperante en nuestros días. Fuimos
creados libres no para ser esclavos de las modas pasajeras ni de las conductas
contrarias a lo escrito por Dios en la humana naturaleza.
En esto son los mismos
santos quienes con su vida nos enseñan los criterios y modos de actuar ante los
desafíos de la vida actual. Para que se convierta quien se ha alejado no se
requiere incentivar su espíritu evasivo incentivando el extravío sino
ofreciendo el verdadero cambio de vida y conversión que lleva esforzarse por
ser fiel a Dios.
Lo anterior hace que –en
ocasiones- el matrimonio no sea ya visto como la unión perpetua de un hombre y
una mujer que a los pies del altar imploran la bendición de Dios, sino que sea
una supuesta convivencia hasta que
resulte. Seamos claros: Dios no bendice a los esposos con fecha de
vencimiento, lo hace de una vez para siempre. No borra con el “codo” lo que
escribe con su diestra.
Por muy extendido que se encuentre un error no podemos callar una sola coma de
lo que Cristo nos ha enseñado y de lo que la Iglesia ha enseñado siempre, por
esto es el camino de la fidelidad la genuina novedad que los católicos debemos
ofrecer para nuestros días. Eso espera Dios, y eso necesita el hombre de hoy.
En consecuencia, oponerse a los
dictámenes mundanos que hablan de “géneros”,
de “gaycismo” es un mperativo para quien desee ser apóstol, discípulo, y
misionero.
Al contemplar a la Virgen
María como “Esposa del Espíritu Santo”
imploramos en este día tercero de la Novena a la Virgen del Carmen, para que
la vida matrimonial en nuestra Patria se viva de acuerdo a la grandeza que Dios
inscribió en el hombre y la mujer para ser anuncios vivos de su amor divino en
el mundo de hoy, del cual la Santísima Virgen es un ícono perfecto, a la que honramos como la “Esposa del Espíritu Santo”. ¡Que Viva
Cristo Rey!
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