TEMA : “LA PUREZA PERMITE VER
SEGÚN QUERER DE DIOS”.
FECHA: MES DE MARÍA
/ SEXTO
DÍA
/ AÑO 2019.
Continuamos
caminando en este Mes de María en el cual meditamos sobre el reconocimiento que
hizo Jesús hacia su Madre como aquella que cumple en todo la voluntad de mi
Padre que está en los cielos. Ciertamente, que el señor Dios por haber creado
el alma de la Virgen sin pecado original y haberla hecho llena de gracia podía
cumplir a la perfección cada uno de los preceptos, por lo que la vemos como el
mejor ejemplo y una fuente eficaz, en virtud de su exclusivo poder de
mediación, de comprender el sentido de cada mandamiento de la ley de Dios.
Por
una débil formación, sobre todo en lo que se refiere al Catecismo de la
Iglesia, se suele tener el mandamiento como una norma extrínseca y antojadiza
de quien tiene poder para pedirlo. Muchos católicos estiman que el mandamiento
es una carga y lo oponen al amor, cosa que es el mismo Jesús quien lo clarifica
el decir claramente: “El que me ama,
cumple los mandamientos”, según lo cual desde la fe se invierto lo que solo
se ve como “impuesto” ahora como “necesario”, lo que el mundo presenta como un
muro que encierra, por medio de la fe nos presenta como un puente que conecta, toda vez que Dios no es el rival de nuestra
libertad sino que es su primer garante.
SACERDOTE PORTEÑO CHILE 2019
La
Virgen Santísima a lo largo de toda su vida fue obediente y sólo dijo “Hágase en mí según tu Palabra”. A cada
uno de los hijos de la Iglesia, en la
cual Ella es Madre y Maestra dice: “Hagan todo lo que Jesús les diga”. Todo
esto no es fruto de un espíritu de improvisación, sino que responde a su
consagración permanente desde que Dios la creó y sus padres- san Joaquín y
Santa Ana- la consagraron a temprana edad para Dios.
Por
esto, en virtud de la virtud de la santa pureza llevada a la perfección, hasta el punto que la piedad popular la suele
reconocer como “Purísima”, Ella pudo y supo descifrar los misterios más hondos
de la fe y descubrir en la vida cotidiana, en cada acontecimiento, la voluntad de Dios.
CURA
JAIME HERRERA VIÑA 2019
Cuando
Nuestro Señor inicia su ministerio público proclama -desde lo alto de la
Montaña- las nueve Bienaventuranzas, las
cuales son un hermoso itinerario de
santidad que todo bautizado debe procurar recorrer, ya que no son simples
consejos u opciones que es posible de modo facultativo tomar, sino un deber que
es menester cumplir de manera estricta. Entre ellos está aquella
Bienaventuranza que se vincula al sexto mandamiento del Decálogo en orden a la santa
pureza del corazón como base de la del cuerpo, vivida por medio de la castidad,
la virginidad y el celibato.
Sin
duda, en un corazón puro están los ojos con los cuales Dios puede ser visto,
padeciendo ceguera no solamente para los cosas del cielo sino también para las
de la tierra, aquel que se empecina en
vivir impuramente, lo cual parece ser signo de los tiempos en que vivimos, pues
la ausencia de Dios en la sociedad se evidencia por la promiscuidad y
libertinaje que se da con los resultados de empobrecimiento (físico y
espiritual), de violencia, de infidelidad, quiebres familiares, y de
crecimiento exponencial de enfermedades mortales consecuencia de una vida
licenciosa.
¿Qué
enseñanzas sacamos de como la pureza de la Virgen le permite ver con claridad?
a). Su pureza le permite mirar la grandeza de los
pequeños detalles: Tal como lo hizo en
Cana de Galilea, adelantando la hora del primer milagro de Jesús. La pureza es
detallista, meticulosa, busca la perfección tal como el artista lo hace para
terminar una obra más, en una obra de arte.
La impureza es distraía porque está centrada en lo que uno quiere, lo que uno
desea, lo que uno espera. La pureza de “ver
con claridad”….de “ver a Dios”
permite la mirada en perspectiva propia que ha tenido los santos a lo largo de
su vida.
b). Un alma pura es misericordiosa:
Porque conocedora de la grandeza de las gracias que Dios concede, que en el
caso de la Virgen María, las recibe en
previsión que será la Madre de Dios, le permite mirar “desde los ojos de Dios” a quienes se han cansado de implorar
perdón y misericordia. Por eso, la ayuda que la Virgen da al cumplir el sexto
mandamiento, resulta imprescindible para nuestro tiempo.
Imploramos
en este dia a Nuestra Madre que habrá nuestra mente y corazón para oír el
mensaje inaugural que Cristo nos dio: “Bienaventurados
los limpios de corazón, los puros, porque ellos verán a Dios”. ¡Que Viva
Cristo Rey!
SACERDOTE EN CHILE HOY
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