miércoles, 20 de noviembre de 2019


TEMA  : “LA PUREZA PERMITE VER SEGÚN QUERER DE DIOS”.
FECHA:   MES   DE   MARÍA      /      SEXTO   DÍA      /     AÑO    2019.
Continuamos caminando en este Mes de María en el cual meditamos sobre el reconocimiento que hizo Jesús hacia su Madre como aquella que cumple en todo la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Ciertamente, que el señor Dios por haber creado el alma de la Virgen sin pecado original y haberla hecho llena de gracia podía cumplir a la perfección cada uno de los preceptos, por lo que la vemos como el mejor ejemplo y una fuente eficaz, en virtud de su exclusivo poder de mediación, de comprender el sentido de cada mandamiento de la ley de Dios.
Por una débil formación, sobre todo en lo que se refiere al Catecismo de la Iglesia, se suele tener el mandamiento como una norma extrínseca y antojadiza de quien tiene poder para pedirlo. Muchos católicos estiman que el mandamiento es una carga y lo oponen al amor, cosa que es el mismo Jesús quien lo clarifica el decir claramente: “El que me ama, cumple los mandamientos”, según lo cual desde la fe se invierto lo que solo se ve como “impuesto” ahora como “necesario”, lo que el mundo presenta como un muro que encierra, por medio de la fe nos presenta como un puente que conecta,  toda vez que Dios no es el rival de nuestra libertad sino que es su primer garante.
SACERDOTE PORTEÑO CHILE 2019

La Virgen Santísima a lo largo de toda su vida fue obediente y sólo dijo “Hágase en mí según tu Palabra”. A cada uno de los hijos de la Iglesia,  en la cual Ella es Madre y Maestra dice: “Hagan todo lo que Jesús les diga”. Todo esto no es fruto de un espíritu de improvisación, sino que responde a su consagración permanente desde que Dios la creó y sus padres- san Joaquín y Santa Ana- la consagraron a temprana edad para Dios.
Por esto, en virtud de la virtud de la santa pureza llevada a la perfección, hasta  el punto que la piedad popular la suele reconocer como “Purísima”, Ella pudo y supo descifrar los misterios más hondos de la fe y descubrir en la vida cotidiana, en cada acontecimiento,  la voluntad de Dios.

CURA JAIME HERRERA VIÑA 2019

Cuando Nuestro Señor inicia su ministerio público proclama -desde lo alto de la Montaña-  las nueve Bienaventuranzas, las cuales son  un hermoso itinerario de santidad que todo bautizado debe procurar recorrer, ya que no son simples consejos u opciones que es posible de modo facultativo tomar, sino un deber que es menester cumplir de manera estricta. Entre ellos está aquella Bienaventuranza que se vincula al sexto mandamiento del Decálogo en orden a la santa pureza del corazón como base de la del cuerpo, vivida por medio de la castidad, la virginidad  y el celibato.
Sin duda, en un corazón puro están los ojos con los cuales Dios puede ser visto, padeciendo ceguera no solamente para los cosas del cielo sino también para las de la tierra,  aquel que se empecina en vivir impuramente, lo cual parece ser signo de los tiempos en que vivimos, pues la ausencia de Dios en la sociedad se evidencia por la promiscuidad y libertinaje que se da con los resultados de empobrecimiento (físico y espiritual), de violencia, de infidelidad, quiebres familiares, y de crecimiento exponencial de enfermedades mortales consecuencia de una vida licenciosa. 
¿Qué enseñanzas sacamos de como la pureza de la Virgen le permite ver con claridad?
a). Su pureza le permite mirar la grandeza de los pequeños detalles: Tal como lo hizo en Cana de Galilea, adelantando la hora del primer milagro de Jesús. La pureza es detallista, meticulosa, busca la perfección tal como el artista lo hace para terminar una obra más,  en una obra de arte. La impureza es distraía porque está centrada en lo que uno quiere, lo que uno desea, lo que uno espera. La pureza de “ver con claridad”….de “ver a Dios” permite la mirada en perspectiva propia que ha tenido los santos a lo largo de su vida.
b). Un alma pura es misericordiosa: Porque conocedora de la grandeza de las gracias que Dios concede, que en el caso de la Virgen María,  las recibe en previsión que será la Madre de Dios, le permite mirar “desde los ojos de Dios” a quienes se han cansado de implorar perdón y misericordia. Por eso, la ayuda que la Virgen da al cumplir el sexto mandamiento, resulta imprescindible para nuestro tiempo.
Imploramos en este dia a Nuestra Madre que habrá nuestra mente y corazón para oír el mensaje inaugural que Cristo nos dio: “Bienaventurados los limpios de corazón, los puros, porque ellos verán a Dios”. ¡Que Viva Cristo Rey!

SACERDOTE EN CHILE HOY





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