miércoles, 20 de noviembre de 2019


TEMA  :   “LIBRES PARA TENER Y NO TENER”.
FECHA:   MES   DE   MARÍA     /    DÍA   SÉPTIMO    /    AÑO   2019.
El Evangelio nos enseña a ver la realidad desde la fe. La Virgen es la mejor creyente. Nadie como Ella ha creído en las promesas de Dios, cuya voluntad siempre se cumple. Por eso, cada camino de perfección como son los mandamientos los recorrió primero y plenamente nuestra Madre Santísima, entre ellos,  el de descubrir que el tema de los bienes materiales no debe abordarse estrictamente desde una perspectiva económica, material, social o política sino desde la realidad de una entrega, desde una disposición interior según lo cual hablamos de “riqueza de la pobreza” y “pobreza de la riqueza” cosa que por cierto se opone a los criterios vigentes de un mundo ávido de bienes y cambios paradigmáticos…¡La fe y los mandamientos no cambian!
El séptimo mandamiento dice; “No robar”. Fundamentalmente esto implica evitar la sustracción y retención de un bien ajeno. En todo tiempo robar ha sido considerado como algo malo, independiente de la región del mundo que se trate o de la época…por todos siempre el hurto es sancionado y, por otra parte,  desde el séptimo precepto se defiende la propiedad privada que debe estar (abierta)   en función de las necesidades básicas de cada persona.
PADRE JAIME HERRERA CHILE

Desde el ejemplo de la Virgen María como aquella que vivió las virtudes domésticas en su hogar de Nazaret podemos destacar en este día:
a). Buen uso de los recursos naturales: La Virgen María como toda mujer, y aún más en la cultura oriental y semita estaba dedicada presencialmente a tiempo completo en los afanes del hogar, por lo que sabía de economía doméstica, de bienes de suyo limitados optimizados en su mejor rendimiento, tal como lo hace una dueña de casa que le llegan visitas y es capaz de “improvisar” el mejor de los almuerzos u once comida con los amigos de cada uno de sus hijos. Debemos recordar que la naturaleza es la huella de Dios (toda ella nos habla de Dios) porque fue creada por Él, por esto hay que evitar incidir negativamente en ella al momento de sacar con inteligencia y oportunidad sus recursos por medio del trabajo honrado.
Tales bienes han sido creados por el Señor Dios para el buen uso de todos por lo que –efectivamente- hay un destino universal de los bienes que en nada merma la existencia de la propiedad privada sino que la complementa y perfecciona.
b). Multiplicar creativamente los bienes: La Virgen nos enseña a llevar una vida sobria, austera, y digna, en la cual las diversas virtudes se entrelacen al momento de cuidar los bienes obtenidos y aquellos bienes de los demás, especialmente,  los que son de uso común en la sociedad. La virtud de la templanza es necesaria para moderar la ambición por acumular bienes,  recordando que siempre serán un medio y nunca un fin existencial.  Podemos amar con nuestros bienes pero no amar los bienes.
Sin duda la excesiva acumulación de riqueza puede esclavizar tanto al que desea obtenerlos algún día como al que los tiene desde hace mucho tiempo, pues la codicia, la ambición, la soberbia y el egoísmo no son atributo de un segmento social determinado sino más bien, lo es  de quien deja de amar y servir a Dios como está llamado a serlo…¡y hacerlo!

CERRO TORO VALPARAÍSO 


Trabajo bien hecho: Podemos hablar de una “propiedad servicial” lo que implica que lo que poseemos realmente, no por partes ni por un tiempo, permanezca siempre en disponibilidad de quienes lo requieren por comprobada necesidad para subsistir con dignidad. El trabajo puede ser un camino de santificación personal y social si lo hacemos bien, por eso,  el estudio no puede estar sujeto a “las ganas” sino a la primera obligación que tiene (cada estudiante)  “laboralmente” el que está en etapa de formación sea a nivel preescolar, básico, secundario o de educación superior.
c). Crecer en virtudes: Finalmente,  la Virgen María nos invita a las virtudes de la: Templanza que modera aquello que se desea y posee; la generosidad compartiendo aquello que  legítimamente hemos adquirido con los más necesitados; la caridad, dando de lo que uno incluso puede necesitar en bien de los demás al estilo de San Alberto Hurtado: “Dar hasta que duela el bolsillo”.
El cumplimiento fiel de este precepto dado por Dios al Patriarca  Moisés en el Monte Sinaí contribuye eficazmente a disminuir la pobreza, ayuda al crecimiento de la virtud de la honestidad, y nos permite confiar más en las personas. ¡Ninguna mujer en toda la historia ha hecho más que lo que hace la Virgen¡ por esto, el mandamiento de “no robar” debemos cumplirlo cuidando y compartiendo lo que poseemos.
¡Que Viva Cristo Rey!
    IGLESIA EN CHILE 2019




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