miércoles, 13 de noviembre de 2019


TEMA  :  “MARIA ADORÓ A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS”
FECHA:   MES DE MARÍA     /     CUARTO DIA     /     AÑO   2019.
En medio del caminar de Israel  a través del desierto hacia la tierra prometida,  Dios entregó al pueblo elegido, el Decálogo, que son los Diez Mandamientos que buscan facilitar cumplir la vocación a la santidad que pasa por seguir la voluntad de Dios. Cada mandamiento es una ayuda eficaz que nos recuerda para siempre cuales son los elementos para medir el verdadero amor a Dios.
Jesús nos dice que Él no vino a abolir los preceptos del Antiguo Testamento sino a darle su pleno cumplimiento. Los mandamientos no pasan de moda, no están sujetos a reinterpretaciones por medio de burdas acomodaciones.
VIRGEN DEL PUERTO CLARO

Dice un refrán que “Obras son amores y no buenas razones”: Nuestra opción por seguir a Dios no puede quedarse en la exclusiva intención.  Jesús dice que es un “termómetro” para medir el amor a Dios  el  hecho de cumplir su voluntad. El que ama es fiel.. El que ama cumple lo que Dios pide. Creer es importante y debe ir unido al acto de  cumplir los mandamientos: “Si quieres salvarte ve y cumple los mandamientos”.
En una oportunidad se acercó un joven a Jesús a consultar respecto  de cuál era el más importante de los mandamientos.  El resumen dado por Jesús no excluye las partes que componen los Diez Mandamientos. Cuando se lee un resumen o se ve un tráiler de una película nos ilustra una totalidad para saber de qué se trata pero no es la película completa.
La Iglesia siempre ha reservado en su enseñanza un lugar especial para los mandamientos. El Catecismo vigente dedica todo el capítulo tercero del texto para el tema de los mandamientos por lo que toda catequesis y enseñanza católica sistemática debe incluir el desarrollo de los mandamientos de Dios.
El decálogo debe ser considerado  desde  la riqueza de las bienaventuranzas toda vez que como  enseña  el Apóstol San Pablo que: “La caridad es la ley en su plenitud” (San Pablo a los Romanos XIII, 9-10).
El primer mandamiento dice: “Amar a Dios sobre todas las cosas”. El mismo Jesús lo repite claramente cuando le preguntan: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu mente, y con todo tu corazón” (San Mateo XXII, 36-40),   lo que implica una disposición nuestra en orden a dar prioridad en todo momento a Dios y su obra.
COLEGIO CATÓLICO STPETER”S

a). Optar por Dios primero: Cada acción nuestra debe tener a Dios que es amor como fin último por lo que nos preguntamos: ¿lo quiere Dios?...lo hago Si acaso no lo quiere,  me abstengo. No puede haber nada que anteceda el amor a Dios en nuestra vida, por ello,  como enseña San Bernardo de Claraval  el amor para ser verdadero ha de ser ordenado: Dios, el prójimo,..y uno mismo.

La Virgen María desde su infancia supo ordenar sus prioridades en la vida, dando a Dios lo mejor de su tiempo, el mayor de sus afectos, y lo primero en su tiempo. Algo muy distinto a lo que nosotros hacemos en orden a entregar lo que nos sobra para Dios. Incluso llegando –en ocasiones-  al extremo que todo tiene prioridad menos aquello que se refiere a Dios. No es por falta de tiempo que no rezamos, no es por falta de tiempo que no damos el culto debido a Dios cada domingo y fiesta de guardar, simplemente es porque no privilegiamos su amor por encima de todo lo demás.
b) Cumplir su voluntad: La Virgen María hizo del fiel cumplimiento de los mandamientos de Dios el horizonte de su vida, por lo que su mismo Hijo y Dios la reconoció como aquella que “cumple en todo la voluntad de mi Padre”, con la grandeza única que lo hizo a lo largo de toda su vida.  Por eso la encontramos presente, acompañando a su Hijo en todo momento sabiendo que la santidad del creyente consiste en  procurar estar en presencia de Dios permanentemente, y Ella lo estuvo porque nunca perdió la gracia,  toda vez que nunca estuvo sujeta al pecado original y personal alguno. Según esto, la Virgen maría pudo cumplir la voluntad de Dios en cada instante, por lo que hemos de destacar la nobleza, la grandeza y la pureza de su corazón.
CAPELLÁN SAINT PETER’S VIÑA

¿Qué debemos evitar hacer contra este primer mandamiento?
Primero: Evitar buscar información que pueda hacernos mal para nuestra fe y amor a Dios. Las redes sociales están plagadas de personas no creyentes que suelen ser malos consejeros al momento de hablar de fe. Si uno es rugbista no se informa de rugby con quien no le gusta y se opone a ese juego, de modo semejante,  si acaso quiero saber de religión acudiremos primero  al que cree, al que participa, a quien mejor pudo hacerlo como la Virgen María cumplió este primer precepto. Nadie como Ella ha amado y adorado más a Dios.
Segundo: Evitar pensar que Dios no nos quiere y que nos vamos a condenar, ello es desconfiar y desesperar de su auxilio  que siempre puede más que nuestro pecado. Del mismo modo, no podemos dar por supuesto que nos salvaremos presumiendo de ello y olvidando que la conversión es algo de todos los días. La Virgen María siempre abrigó toda su esperanza en Dios.
Tercero: Es un pecado no amar a Dios lo suficiente,  cuando se le quiere tibiamente. ¡Corazones partidos Dios no los quiere! Y por cierto,  todo acto de sacrilegio es de suyo un pecado grave ´porque implica espiritualmente abofetear a Dios, lo cual no quedará sin el castigo merecido. Si es algo grave agredir a una persona ¿cómo será hacerlo contra Dios?
Pidamos en este día que podamos imitar a nuestra Madre del Cielo que en todo momento escribió  en su corazón que es necesario “Amar y adorar a Dios sobre todas las cosas”.
 ¡Que Viva Cristo Rey!

PADRE JAIME HERRERA CHILE


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