TEMA : “MARIA ADORÓ A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS”
FECHA:
MES DE MARÍA / CUARTO DIA / AÑO 2019.
En
medio del caminar de Israel a través del
desierto hacia la tierra prometida, Dios
entregó al pueblo elegido, el Decálogo, que son los Diez Mandamientos que
buscan facilitar cumplir la vocación a la santidad que pasa por seguir la
voluntad de Dios. Cada mandamiento es una ayuda eficaz que nos recuerda para
siempre cuales son los elementos para medir el verdadero amor a Dios.
Jesús
nos dice que Él no vino a abolir los preceptos del Antiguo Testamento sino a
darle su pleno cumplimiento. Los mandamientos no pasan de moda, no están sujetos
a reinterpretaciones por medio de burdas acomodaciones.
VIRGEN DEL PUERTO CLARO
Dice
un refrán que “Obras son amores y no
buenas razones”: Nuestra opción por seguir a Dios no puede quedarse en la
exclusiva intención. Jesús dice que es
un “termómetro” para medir el amor a Dios
el hecho de cumplir su voluntad.
El que ama es fiel.. El que ama cumple lo que Dios pide. Creer es importante y
debe ir unido al acto de cumplir los
mandamientos: “Si quieres salvarte ve y
cumple los mandamientos”.
En
una oportunidad se acercó un joven a Jesús a consultar respecto de cuál era el más importante de los
mandamientos. El resumen dado por Jesús
no excluye las partes que componen los Diez Mandamientos. Cuando se lee un
resumen o se ve un tráiler de una película nos ilustra una totalidad para saber
de qué se trata pero no es la película completa.
La
Iglesia siempre ha reservado en su enseñanza un lugar especial para los
mandamientos. El Catecismo vigente dedica todo el capítulo tercero del texto
para el tema de los mandamientos por lo que toda catequesis y enseñanza
católica sistemática debe incluir el desarrollo de los mandamientos de Dios.
El
decálogo debe ser considerado desde la riqueza de las bienaventuranzas toda vez
que como enseña el Apóstol San Pablo que: “La caridad es la ley en su plenitud” (San
Pablo a los Romanos XIII, 9-10).
El
primer mandamiento dice: “Amar a Dios
sobre todas las cosas”. El mismo Jesús lo repite claramente cuando le
preguntan: “Amarás al Señor con todo tu
corazón, con toda tu mente, y con todo tu corazón” (San Mateo XXII, 36-40),
lo que implica una disposición nuestra
en orden a dar prioridad en todo momento a Dios y su obra.
COLEGIO CATÓLICO STPETER”S
a). Optar por Dios primero:
Cada acción nuestra debe tener a Dios que es amor como fin último por lo que
nos preguntamos: ¿lo quiere Dios?...lo hago Si acaso no lo quiere, me abstengo. No puede haber nada que anteceda
el amor a Dios en nuestra vida, por ello, como enseña San Bernardo de Claraval el amor para ser verdadero ha de ser ordenado:
Dios, el prójimo,..y uno mismo.
La
Virgen María desde su infancia supo ordenar sus prioridades en la vida, dando a
Dios lo mejor de su tiempo, el mayor de sus afectos, y lo primero en su tiempo.
Algo muy distinto a lo que nosotros hacemos en orden a entregar lo que nos
sobra para Dios. Incluso llegando –en ocasiones- al extremo que todo tiene prioridad menos aquello
que se refiere a Dios. No es por falta de tiempo que no rezamos, no es por
falta de tiempo que no damos el culto debido a Dios cada domingo y fiesta de
guardar, simplemente es porque no privilegiamos su amor por encima de todo lo demás.
b) Cumplir su voluntad:
La Virgen María hizo del fiel cumplimiento de los mandamientos de Dios el horizonte
de su vida, por lo que su mismo Hijo y Dios la reconoció como aquella que “cumple en todo la voluntad de mi Padre”,
con la grandeza única que lo hizo a lo largo de toda su vida. Por eso la encontramos presente, acompañando
a su Hijo en todo momento sabiendo que la santidad del creyente consiste en procurar estar en presencia de Dios permanentemente,
y Ella lo estuvo porque nunca perdió la gracia, toda vez que nunca estuvo sujeta al pecado
original y personal alguno. Según esto, la Virgen maría pudo cumplir la voluntad
de Dios en cada instante, por lo que hemos de destacar la nobleza, la grandeza
y la pureza de su corazón.
CAPELLÁN SAINT PETER’S VIÑA
¿Qué debemos evitar hacer contra este primer
mandamiento?
Primero: Evitar buscar
información que pueda hacernos mal para nuestra fe y amor a Dios. Las redes
sociales están plagadas de personas no creyentes que suelen ser malos
consejeros al momento de hablar de fe. Si uno es rugbista no se informa de
rugby con quien no le gusta y se opone a ese juego, de modo semejante, si acaso quiero saber de religión acudiremos
primero al que cree, al que participa, a
quien mejor pudo hacerlo como la Virgen María cumplió este primer precepto. Nadie
como Ella ha amado y adorado más a Dios.
Segundo: Evitar pensar
que Dios no nos quiere y que nos vamos a condenar, ello es desconfiar y
desesperar de su auxilio que siempre
puede más que nuestro pecado. Del mismo modo, no podemos dar por supuesto que
nos salvaremos presumiendo de ello y olvidando que la conversión es algo de
todos los días. La Virgen María siempre abrigó toda su esperanza en Dios.
Tercero: Es un pecado no
amar a Dios lo suficiente, cuando se le quiere
tibiamente. ¡Corazones partidos Dios no los quiere! Y por cierto, todo acto de sacrilegio es de suyo un pecado
grave ´porque implica espiritualmente abofetear
a Dios, lo cual no quedará sin el castigo merecido. Si es algo grave
agredir a una persona ¿cómo será hacerlo contra Dios?
Pidamos
en este día que podamos imitar a nuestra Madre del Cielo que en todo momento
escribió en su corazón que es necesario “Amar y adorar a Dios sobre todas las
cosas”.
¡Que
Viva Cristo Rey!
PADRE JAIME HERRERA CHILE
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