martes, 23 de agosto de 2016

REZAR POR LOS VIVOS Y POR LAS ALMAS EN EL PURGATORIO

MES DE LA CARIDAD  FRATERNA  /  AÑO DE LA MISERICORDIA.

La oración por los difuntos forma parte del itinerario  de quien quiere alcanzar la santidad. El misterio de la Comunión de los santos lleva a tener un mismo sentir un mismo pensar y luego, un mismo vivir, lo cual se realiza perfectamente durante la celebración de la Santa Misa, en la cual se une la Iglesia Triunfante de los Bienaventurados que ya están gozando definitivamente de la visión beatifica en el cielo, la Iglesia Purificante, de las almas que  sabiendo su condición de salvadas no pueden acceder aun al cielo permaneciendo en el tiempo de “purificación  pre-celestial”, y la Iglesia Peregrinante, que es aquella de los bautizados que permanecen inmersos en el tiempo del mérito, la conversión y la gracia.


       OBRA DE MISERICORDIA  

A lo largo de la Santa Misa, en medio de la oración personal  de cada creyente (santo Rosario, Vía Crucis, Corona de la Divina Misericordia), y en la vivencia de las obras caridad fraterna, incluido el ofrecimiento de la castidad, se percibe de manera misteriosa pero real la realización de la exhortación del Señor: “Que todos sean uno”, permitiendo el intercambio de bienes espirituales entre quienes ya están en el cielo, entre quienes se purifican para entrar a él, y entre quienes un día anhelamos llegar a él.

El Antiguo Testamento invita a ofrecer “oraciones y sacrificios expiatorios” por los difuntos con el fin de ser liberados de las ataduras del pecado (2 Macabeos XII, 46). La Iglesia nos pide que con la séptima Obra de Misericordia Espiritual: “A los Fieles Difuntos del Purgatorio llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (Job I, 51) ¿Por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas hechas por los muertos les lleven un cierto consuelo? “No dudemos, pues en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos” (Catecismo de la Iglesia, número 1032). Cada oración hecha por ellos se multiplicará abundantemente con la gratitud y por medio de las gracias obtenidas por aquellas almas que rescatemos del purgatorio a fuerza de la oración perseverante, confiada y humilde.

Por lo demás, siempre será fecunda nuestra oración por los difuntos pues aun en el caso que el alma de nuestros seres queridos ya esté en el cielo, la misericordia de Dios, que es ilimitada,  concede fecundidad a nuestra oración entregando los méritos de ella a un alma que la necesita, y eventualmente estará “eternamente” agradecida del beneficio obtenido.

Ofrecer la Santa Misa y penitencias por los difuntos: En el día del aniversario de su muerte, en el aniversario del natalicio, en el aniversario del bautismo. El mejor recuerdo que se puede hace por un alma en el purgatorio es procurar “rescatarlo” de ese lugar por medio de la oración cuya eficacia está prometida por el mismo Jesucristo: “todo lo que pidan a mi Padre con fe os será concedido”, añadiendo luego que “donde dos o más se reúnan en mi nombre allí estaré yo en medio vuestro”.

Ofrecer Misas Gregorianas: Consisten en treinta misas de aplicación exclusiva por el difunto. Ello debe hacerse en espíritu de penitencia, especialmente para adviento y cuaresma, procurando unir la penitencia, la oración y la limosna con la solicitud de Misas Gregorianas. Ciertamente que: “Ofrecer el Sacrificio (de la Misa) por el descanso de los difuntos es una costumbre observada en el mundo entero. Por eso, creemos que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apóstoles. En efecto, la Iglesia Católica la observa en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos, no haría limosnas por sus almas, ni ofrecería por ellas el sacrificio (de la Santa Misa) a Dios” (San Isidoro de Sevilla, Sobre los oficios eclesiásticos, 1).

Obtener indulgencia por los difuntos: A lo largo del año actual (Jubileo de la misericordia) se puede obtener indulgencia por las almas en el purgatorio. Ademes, hay momentos y lugares donde permanentemente se puede obtener dicha indulgencia plenaria (Catecismo de la Iglesia, número 1479): Vía Crucis de Viernes Santo, Bendición Papal Urbi et Orbe del Domingo de  Resurrección, Celebración de una Primera Misa de un neo-sacerdote, entre otras.

Según lo anterior “debemos ayudar a los que se hallan en el purgatorio. Demasiado insensible sería quien no auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible es el que no auxilia a un amigo que está en el purgatorio, pues no hay comparación entre las penas de este mundo y las de allí” (Santo Tomás de Aquino, Sobre el Credo, 5, 1. c.p.73).
 ORAR POR LAS ALMAS EN EL PURGATORIO

Oración por las Almas del Purgatorio: “! Señor Jesús, por el amor de la agonía que Tú soportaste durante el temor a la muerte en el Huerto de Getsemaní, en la flagelación y coronación, en el camino al monte Calvario, en tu crucifixión y en tu muerte, ten piedad de las Almas del Purgatorio y especialmente de aquellas que están totalmente olvidadas! Líbralas de sus amargos dolores, llévalas hacia Ti y envuélvelas con tus brazos en el Cielo. Señor, concédeles el descanso eterno y brille para ellas la luz que no tiene fin”. ¡Que viva Cristo Rey!
      

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario