TEMA
: “ TRABAJAR CON Y SEGÚN EL
QUERER DE DIOS”.
FECHA: HOMILÍA DE BENDICIÓN EMPRESAS COPEC AÑO 2019
Con
gran alegría estamos procedemos a impartir la bendición en este día sobre con
ocasión de la remodelación mayor de Empresas Copec Las Salinas. Para todo
viñamarino este edificio es una estructura referente de nuestra ciudad. El
espejo de agua las imágenes de la natividad puestas a fin da cada año han
captado la atención de las decenas de generaciones que a diario pasan por este
lugar.
Esto
hace pensar que la Empresas Copec Chile tiene por su larga trayectoria y su
extensión a nivel nacional un reconocido
arraigo en toda nuestra población por lo cual entendemos que hay una notable responsabilidad
hacia la sociedad en orden a dar un servicio de excelencia por medio del
trabajo de cada uno de sus colaboradores.
Esta
última palabra, que para unos puede sonar de “buena crianza” y “socialmente
correcta” implica a la luz de la fe poder vincular la obra creada por Dios al
trabajo de cada uno de nosotros, llamados por Dios a ser sus primeros colaboradores. Por esto, el trabajo no implica sólo un medio
de personal sustentación sino un camino de realización personal y familiar que
a su vez puede ser el medio más permanente para hacer el debido apostolado y
practicar en primera persona las virtudes morales y teologales.
En
efecto, de las veinticuatro horas diarias, muchas de ellas las pasamos en el
denominado mundo del trabajo por lo que podemos ver que en gran medida la
santidad se juega por medio del
trabajo bien hecho, en el cual tenemos oportunidad de dar a conocer por medio de las palabras y sobre todo del testimonio
silente aquellas certezas que profesamos y los bienes trascendentes que
anhelamos alcanzar.
En
unos momentos el sacerdote dirá “Dominus
vobiscum”, lo cual es una expresión tomada del Antiguo Testamento (Ruth
II, 4) y recordada
en el Nuevo en el relato del evangelista
San Mateo: “Ecce Ego vobiscum sum”
(XXVIII, 20)…Yo estoy con
vosotros cotidianamente, como eco de la definición que Dios dijo de Si al darse
a conocer a Abraham: “Yo soy el que soy”.
Es la presencia de Dios la raíz de todo bien, aquí y allá…
CURA
PÁRROCO DEL CERRO TORO
Lo
anterior parece ser parte del privilegio que tienen cuantos trabajan en estas
remozadas dependencias, las cuales a la hora de las vísperas llevarán a
recordar las palabras que un santo contemporáneo señalo al decir que: “De lejos –allá el horizonte- parece que el
cielo se junta con la tierra. No olvides que donde de veras la tierra y el cielo
se juntan, es en tu corazón de hijo de Dios” (San Josemaría Escrivá de
Balaguer, Camino, n.309).
Cuando
ayer muchos asombrados veíamos el desarrollo del eclipse solar, no olvidamos
que para el creyente en Dios todo ha de ser ocasión propicia para reconocer su
presencia, agradecer sus dones, y comprometerse en la misión de darlo a conocer
a cuantos con urgencia lo buscan, con perseverancia lo encuentran y con gozo
viven en su presencia aquí, y luego para siempre allá.
Esto
es lo que cada día pueden observar ante el cuadro más perfecto y la postal más
eficaz al mirar desde este lugar cada atardecer. En cada bendición de un lugar
de trabajo suelo recordar el pequeño texto escrito al finalizar la Segunda
Guerra Mundial por el entonces Cardenal Stefan Wyszinski Karp, que como sabemos,
fue el gran formador espiritual del papa
polaco Juan Pablo II: “El espíritu del trabajo”…cuyo contenido más hondo lleva
a descubrir que el hombre está llamado realmente a ser instrumento de Dios, colaborador
de Dios, ayudante de Dios al
completar la obra de la creación por medio de la labor cotidiana, por lo cual
¿no podríamos decir –acaso- que el “espíritu del trabajo conlleva
necesariamente al trabajo del espíritu?
Si
hemos recordado que el trabajo nos llega a dar gloria a Dios y a buscar la
santidad en el fiel cumplimiento, no podríamos obviar el hecho que el trabajo
tiende al perfeccionamiento de la tierra según lo cual vemos que todo el
inmenso esfuerzo laborioso permanece bajo el impulso constante del Creador
providente, que unido al hombre, despliega en los siglos las maravillas de la
creación.
En
consecuencia trabajamos con Dios,
pero –además- hemos de esforzarnos por hacerlo según el querer de Dios, conociendo y respetando las leyes divinas
que rigen la naturaleza, de la cual podemos usar ordenadamente pero nunca
abusar indiscriminadamente. Imploremos a la Santísima Virgen del Carmen,
Patrona de Nuestra Patria, que proteja e ilumine a cada una de las personas que
trabajen en este lugar que ha sido tan buenamente remozado e implementado. ¡Que
Viva Cristo Rey!
PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ
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