TEMA : “LA
PARÁBOLA DE LOS TALENTOS”
FECHA:
TEMA FORMACIÓN CONSEJO PROFESORES SAINT
PETER’S SCHOLL 2019
Este año que culminamos tuvo
en nuestra Patria una serie de eventos que marcaron el último trimestre. Casi
paralelo al inicio de ello, el 20 de octubre de inauguraba la exhibición
publica de la restauración de una imponente pintura hecha en pleno renacimiento
expuesta en la Iglesia de Santa Maria
Novella en Florencia. La noticia no reviste mayor sorpresa si consideramos
en qué país, en que ciudad y qué tema trata la pintura. La sorpresa nace porque
fue una mujer su autora, la religiosa dominica Plautilla Nelli.
Estoy seguro que si
preguntamos entre los que están aquí respecto de grandes pintores renacentistas
emergerán muchos nombres de pintores, pero si consultamos sobre mujeres
pintores de esa época habrá un silencio absoluto. La razón es evidente: Las mujeres
tenían vedado el estudio de anatomía y por tanto no se les enseñaba las proporciones
del cuerpo humano, a la vez que les estaba limitado el pintar en muros porque
no se podían subir en el andamiaje por pudor.
Más allá de todas estas
anécdotas históricas llena de novedad, la pintura de siete metros de largo
por dos de ancho muestra un instante preciso en la Última Cena, y es cuando los
apóstoles son informados que uno de ellos ha traicionado a Jesús por treinta
monedas de plata y en momentos donde Jesús les anuncia que será detenido y
muerto en una cruz.
PINTURA EXHIBIDA EN
CAPILLA SANTA MARIA NOVELLA ITALIA
El ideal de una cena familiar como era el recuerdo
anual de la salida de los israelitas de Egipto hacia la tierra prometida, tiene
un giro total cuando Jesús Instituye la Eucaristía, hace participes a sus
apóstoles del sacerdocio, y enseña el mandato de caridad como distintivo de
quienes sigan de manera definitiva sus pasos.
En
este marco referencial la religiosa
pintora plasma sobre todo actitudes muy precisas que, tomados desde los relatos
de los mismos evangelios aporta el genio
femenino capaz de ver desde una perspectiva desconocida hasta entonces. Los
sentimientos que evidencian los rostros son muy elocuentes resultando
casi una descripción “audible”.
Esta
pintura nos permite ver cómo ante un hecho dramático e inesperado las
respuestas de las personas involucradas no son iguales, por el contario, tantas hay como personajes se nos muestran. Para
esto, la parábola de los talentos nos ayuda a descubrir que Dios a todos ha
dado las gracias necesarias para alcanzar la salvación, siendo plenamente
generoso a su medida como el hombre resulta exiguo en la respuesta. Dios
nunca se deja vencer en generosidad siendo
nosotros los que nos cansamos de pedirla.
Sin duda, la gratitud es un camino que allana y
atrae, toda vez que a quien agradece las puertas de la cordialidad permanecen
abiertas, y permiten que en el futuro toda iniciativa sea más posible y
expedita. La gratitud es un “seguro de
bienvenida” que nace de quien
se sabe beneficiado por alguien, en el caso del creyente, de parte de Dios que
concede los dones y talentos con ilimitada generosidad cuya creatividad supera
en todo momento los mayores anhelos.
LA ÚLTIMA CENA” DE PLAUTILLA NELLI, FLORENCIA
1568
Los Doce Apósteles fueron
llamados por Jesús luego de pasar Él durante una noche completa de oración, con
lo cual, este acto fundacional de su Iglesia, es algo que nuestro Señor engasta
con el marco de la misma unión trinitaria. Como en la creación del hombre
interviene Dios Trino, al decir “hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza”, al momento de elegir a cada
apóstol llamados a ser comunidad de creyentes, es el Padre, Hijo y Espíritu Santo el que elige.
Como aquel cuerpo formado
y formativo que constituyen el denominado “colegio
de los apóstoles”, quienes formamos parte hoy de este colegio hemos
recibido múltiples gracias que, individualmente
entregadas, tienen una manifiesta
dimensión social, lo que implica que desde la gratitud salimos de un
egocentrismo autonomista para reconocer que tenemos lo recibido como venido de
Dios.
San Pablo nos invita a ser
agradecidos: “¿Qué tienes que no hayas
recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras
recibido?” (1 Corintios IV, 7).
Con el paso del tiempo, la acumulación de experiencia, de cursos y grados
obtenidos, de reconocimientos y premios recibidos pueden cegar nuestra mente y
hacernos pensar que todo ha sido obra exclusiva nuestra en la cual Dios nada ha
tenido que ver. El creyente asume que debe agradecer todo como si todo
dependiera de uno sabiendo que –finalmente-
todo depende de Dios.
Al mirar aquella pintura
renacentista vemos que los apóstoles habían acompañado al Señor durante toda su
predicación. El camino recorrido no había sido una llanura fácil sino que era
–hasta ese momento-una senda marcadamente sinuosa, con múltiples desencuentros
entre ellos, con dudas sobre quien ocuparía
el lugar más importante, sobre la opinión que tenía la gente de Jesús y
ellos mismos, sobre él cuestionamientos de sus líderes religiosos y sociales
respecto de las persona Jesús, tenido –entonces- como un verdadero “signo de contradicción”, todo esto constituía un pálido preámbulo ante
la noticia dramática que uno de ellos había vendido a Jesús por treinta monedas de
plata (actualmente son tres mil dólares).
Respecto de los talentos
recibidos es fundamental asumir que Dios constantemente nos está dando su bendición,
asistiéndonos de manera permanente, pues su obra –a diferencia de la realiza
un escultor- la mantiene con su vista y corazón, es decir, no estamos en ningún momento dejados al azar,
como zarandeados de un lugar a otro sin saber cómo. La certeza de su
cuidado providencial abarca de lo mayor a lo menor. No hay cabos sueltos en el
amor de Dios hacia nosotros, por lo que las gracias y talentos que
necesitamos para cumplir su voluntad están a nuestro alcance en todo momento,
no habiendo circunstancia, por adversa que parezca a los ojos del hombre,
porque Dios siempre puede más, y de hecho es capaz de que es imposible para
nosotros.
Los
talentos que Dios nos confía nos permiten enfrentar los tiempos siempre como
los mejores para nuestra perfección.
En este sentido, la nostalgia de afirmar que todo tiempo pasado fue mejor o la
supuesta esperanza que todo lo que viene será siempre positivo constituyen como un “narcótico espiritual” ante el desafío
del cotidiano cumplimiento de la voluntad de Dios.
Recordemos que toda
gracia o talento que Dios nos entrega
está dado para que personalmente contribuyamos al bien de toda la sociedad,
realidad que en el mundo de la educación adquiere un significado especial, toda vez que en medio de ella, se juega directamente la
base formativa de lo que un niño y joven reciben en su etapa de mayor
receptividad. Quizás, la hiperconectividad de nuestros jóvenes en
algunos ámbitos los hace más independientes y avanzados pero en otros, los hace más necesitados de asimilación de lo
que se conoce de manera tan amplia como ligera, y sin duda, con una fragilidad de
ánimo que no es otra expresión que la del
debilitamiento de la familia en la vida actual en la cual, la incertidumbre parece ser su aroma más
característico.
No olvido que si con una
lupa pudiésemos ver las actitudes y gestos de los personajes pintados hace casi
medio milenio descubriríamos lo que una mujer, religiosa dominica leyó
espiritualmente en el relato de los evangelios. Permítanme detenerme unos
momentos en cada uno de los personajes pintados.
CONSEJO PROFESORES SAINT
PETER’S
San Juan: Protegido por
Jesús aparece como dormido: Nuestro Señor tapa el oído quizá para que no
escuche eventuales recriminaciones y
despierte del breve descanso que tiene ante la reciedumbre de las horas
tormentosas de la Pasión que se avecinan. Este momento será decisivo para
mantenerse de pie cuando el resto de los que circundan la mesa asuma un papel de espectador distante de los
acontecimientos. Nuestros niños y jóvenes (alumnos) en el ámbito de la educación no pueden ver, escuchar,
todo lo que el mundo le presenta. Bien saben de la realidad que la vida cotidiana
les muestra por los casi ilimitados medios de comunicación, para que se
replique en las horas que están en el colegio. Aquí deben ampliar
horizontes, ver ideales, buscar nuevas metas para alcanzar, y virtudes por lograr.
La literatura, la música, y el arte encierran un modo que la contingencia suele
banalizar. Un reconocido pintor nacional recomendaba a sus alumnos: “vea amplio”, lo que aplicado al mundo
escolar implica procurar entregar la posibilidad de ahondar en los
conocimientos clásicos y perennes.
Como
maestros estamos llamados a ser no un simple medio de comunicación sino un
medio de formación, que a través del
ejemplo y la palabra, en todo momento busquemos enseñar y formar, incentivando
las buenas conductas como corrigiendo con oportunidad, persistencia y claridad
según corresponda.
La
cercanía con Jesucristo plasmada en esta pintura nos evoca la necesidad de los
niños y jóvenes de permanecer cerca de
Cristo, especialmente en tiempos de creciente incredulidad en los cuales la
denominada crisis social no sólo
amplia las odiosas divisiones sino que abre una dispersión intelectual y
espiritual. Nuestro Colegio, como entidad confesional no excluyente, no es
neutral en el plano de la fe, favoreciendo todas las
iniciativas que apunten a un crecimiento interior y a una vida virtuosa en cada
uno de los miembros del colegio. Desde su fundación el nombre de Cristo ha
sido basilar en toda época al interior de nuestro colegio, constituyendo un
valioso testimonio de las generaciones pasadas como una tarea irrenunciable en la
actualidad, pues todo don implica una misión, y la gracia de tener
educación inspiración religiosa hoy sin duda constituye una feliz excepción con
una doble tarea por cumplir.
Santiago: Conocemos de sus
encendidas intervenciones durante la vida junto a Jesús. Nuestro Señor le
coloca un sobrenombre elocuente: “Boanerges”,
que significa “Hijo del trueno” (San
Marcos III, 17), que es indicativo del carácter que
poseía. ¡Vaya si no era así! En momentos donde percibieron que no querían
recibir a Jesús le pidieron que los exterminara: “¿Quieres que descienda fuego sobre ellos y los consuma?” (San
Lucas IX, 54). Es
cierto que alguna vez podemos estar enemistados con alguna persona, pero ahí a
llegar a pedir que se quemen y queden en cenizas es algo que probablemente
ninguno ha deseado a otra persona. Convengamos que era una solicitud amparada
en el poder que tenía Jesús, por lo tanto no era solo un deseo supuesto sino
tenía la intención de hacerlo en el poder del Señor.
CAPELLÁN DEL COLEGIO JAIME HERRERA
Durante tres años Jesús
formó a cada uno de sus discípulos, no hubo una plantilla de modelo, sino que a cada uno lo llamó y educó de manera
individual. Santiago pudo estar presente en los momentos cumbres de la vida de Jesús:
La transfiguración, la resurrección de la hija de Jairo, en la pesca milagrosa,
lo cual implica una gracia especial para una tarea especial.
La
educación de la paz necesariamente pasa por el ejercicio de las virtudes,
las cuales predisponen a una mejor vivencia de la fe que permite tener aquella “tranquilidad en el orden” (San
Agustín de Hipona, Ciudad de Dios XIX, 13)
como
se ha definido el don de la paz.
La
paz es más que ausencia de conflicto, es uno de los frutos del Espíritu Santo
que nace del cultivo de la amistad con
Dios, por lo que certeramente expresaba el
Papa Santo en su visita a Punta arenas en 1987: “La paz del corazón es el corazón de la paz”.
En efecto, los alumnos de
nuestro Colegio deben valorar la paz como un objetivo por alcanzar y mantener
de manera permanente en sus vidas, particularmente, en momentos donde su ausencia nos es tan
manifiesta. Nada necesita de su ausencia todo requiere de su presencia: la
paz es una urgencia, que en el mundo de la educación, ha de enseñarse en las diversas actitudes de
los alumnos, de modo especial, en el
trato verbal entre ellos, toda vez que toda agresión y abuso que exilie la
paz nace de una ofensa dicha y anidada previamente en el corazón.
Los invito a rezar al
inicio de este último Consejo General de Profesores del Saint Peter’s School
para que el Señor nos infunda las luces para poder evaluar y planificar en Año
que se avecina desde la perspectiva de la fe y tradición.
CURA PÁRROCO JAIME HERRERA GONZÁLEZ
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