TEMA : “VER ESTE TIEMPO CON LA MIRADA DE DIOS”.
FECHA: HOMILÍA BENDICIÓN DE ARGOLLAS / MANTAGUA 2019
Queridos
hermanos: Al interior del hogar de vuestros padres, y acompañados por la
familia, nos reunimos pare implorar la bendición de Dios al momento de
comprometerse en el serio camino hacia el Matrimonio. Sin duda, han
descubierto una particular llamada del
señor cuya grandeza implica “amarse mutuamente como Cristo amó a su Iglesia” en
palabras del Apóstol San Pablo, por esto conviene detenernos un momento en esta
realidad tan sublime como que Dios mismo se ha revelado con ese nombre: “Dios es amor” (1
San Juan IV, 8).
Un amor plenamente humano: Mas allá de
sentimiento y del instinto es parte de la voluntad libre dispuesto para
mantenerse y acrecentarse mediante el caminar juntos en alegrías y dificultades,
en medio de todo lo que implica la vida cotidiana.
Para
ello, se prepararán en un tiempo
conveniente que junto con el buen pololeo –que es la mejor preparación para un
buen matrimonio- que viene a ser un período de “cedazo”…como el que se usa en la cocina, en el cual, las imperfecciones son evaluadas en vistas al
bien superior de donarse mutuamente en el futuro como esposos.
¿Alguno
es una moneda de oro que para todos encierra un valor enorme y carece de imperfección?
Ciertamente que no, por ello, este periodo
del noviazgo o compromiso invita a los novios a mirar el horizonte hacia donde
encaminan sus pasos, sabiendo con qué
cuentan para darlos, en el plano espiritual, asumiendo
que para forman un hogar y una familia se requiere en el futuro cercano del esfuerzo mancomunado de ambos.
No
se trata sólo ni primero de pensar cómo se levanta un hogar, sino de cómo se
erige una familia y un hogar lo cual, no
responde al instinto de un momento ni de una etapa de la vida, sino que la jalona a toda ella. Por
cierto, es una vocación que involucra a
la totalidad de la persona.
Es un amor total:
Sin duda, que el amor entre lo novios y
esposos hunde su raíz en el amor de Dios que nos ama sin “ofertas”, “recortes”, ni “rebajas”. El mundo hoy coloca
circunstancias, metas, programas, como pretendiendo que el amor entre
bautizados tenga las notas características de la cultura presente como son su finitud
que hace tener el compromiso solemne con fecha de vencimiento.
Entre
los novios primero y esposos después, no se calcula el amor, porque Cristo a quien
procuraran presencializar por vuestro compromiso, ama a
su Iglesia de manera ilimitada y total.
Meditarán
seriamente que el compromiso mutuo es realmente para toda la vida en este
tiempo que mediará entre ésta celebración y la del santo matrimonio religioso. Recuerden
que en la vida son muy acotados los momentos que se promete y jura “para siempre”, y el matrimonio al que
aspiran es uno de ellos.
El
amor es fiel: La fidelidad es una de las
propiedades más hermosas de toda unión que nace desde la mutua vivencia de la
fe. Sin duda, que
resulta un bien escaso en este tiempo, donde el debilitamiento de la práctica de la
fe en la vida religiosa lleva a la quebradiza
realidad, que evidencia lo excepcional
de quien procura ser fiel en cada momento de su vida.
Jóvenes:
Esta fidelidad no se improvisa, sino que se educa a lo largo del tiempo por
medio del ejercicio de las virtudes. Esa fidelidad en lo pequeño es la mejor
base para una vida matrimonial “para toda
la vida” sin la cual, se hace
imposible llegar a la meta donde la fe se vista de perseverancia.
Este
tiempo permite clarificar si ambos son realmente afines, en el cual, pueden compartir aquello que es de interés común
primeramente el amor a Dios, el amor a la familia –tan numerosa como virtuosa y
generosa- y el amor a la Patria.
Cercanos
a celebrar el misterio que marca un
antes y después la historia de la humanidad con motivo del advenimiento de Jesús,
encontramos que es el “marco referencial”
en el cual hoy imploran la bendición del Señor sobre ambos y estos anillos, llamados a simbolizar a todos los que los vean que han
optado por el compromiso de comenzar a prepararse para la recepción del sacramento
del santo matrimonio, en una fecha
concreta toda vez que una invitación general no es invitación real.
Cuando
decimos a una persona “ven cualquier día”
o “ven cuando quieras” son
expresiones de gentileza pero están lejos de ser una invitación porque para ser
tal, se requiere de una fecha específica.
Ambos han colocado una fecha para
recibir el matrimonio, lo cual da a esta celebración el marco de un inicio cuyo
término, Dios mediante, ha de culminar
cuando digan ¡Si en la Santa Misa de los desposorios.
Para
ello, rezarán a Dios con el fin que les
ilumine y fortalezca en la búsqueda más precisa de su voluntad, cuyo cumplimiento
es siempre lo mejor porque nadie quiere algo mejor para nuestras almas que
aquello que Dios dispone. Si esta oración la hace juntos y acudiendo a la Santa
Misa más frecuentemente de lo habitual, mayor serán las bendiciones que Dios
les concederá en este tiempo.
Siendo
el Adviento un tiempo de esperanza no olvidarán que el camino para el
matrimonio pasa por el fiel cumplimento de cada uno de los mandamientos, uno de
los cuales tiene una promesa bien exacta: “Bienaventurados
los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” (San
Mateo V, 8).
Recordemos
que para iniciar sus enseñanzas Cristo dio a conocer en el sermón de la Montaña
su mensaje programático que viene a ser como una síntesis organizada de cada
una de sus palabras posteriores. Al inicio de cada enseñanza exclamó: “Bienaventurados” como una llamada a la perfección
y una invitación universal a la santidad.
Para
esto, la pureza de alma apunta a la rectitud de intención pero igualmente por
extensión se entiende que para poder contemplar a Dios se requiere del ejercicio
de la virtud de la castidad, tal como lo incluye en su plegaria final el ritual
de bendición de novios.
Finalmente,
la mirada se dirige a la Virgen en Adviento que avanza a paso firma camino a
Belén. Que como Madre y Maestra obtenga del Cielo cada una de las gracias
necesarias para que estos jóvenes que se comprometen hoy, puedan ser mutuamente fieles, vayan creciendo
en santidad y perfección cada día, y verán las cosas como las ve Dios desde la
vivencia de las virtudes de la piedad, de la esperanza, de la castidad, y basilarmente de la fe. ¡Que Viva Cristo Rey!
EN CRISTO CAMINO AL SANTO MATRIMONIO
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