miércoles, 20 de diciembre de 2023

 

TEMA  :    “!HEMOS VISTO COSAS INCREÍBLES!”

FECHA: HOMILÍA PREMIACIÓN SAINT PETER’S SCHOOL 2023

Buenas tardes: Queridos padres, niños, jóvenes. En la intimidad que conlleva realizar este acto de premiación en el patio de nuestro Colegio, hoy hemos tomado el Evangelio que nos refiere de uno de los milagros obrados por Jesús. Habitualmente la mirada tendería a centrarse en el Señor y el enfermo de parálisis, mas ahora vemos la importancia que tuvieron para la sanación aquellos amigos que se detuvieron y quedaron para ayudar a aquel paralítico.

Era un joven que solo vivía ensimismado en sus limitaciones: No podía ir al centro púbico de educación como era la sinagoga, quedando al margen de todo acto  cultual por lo que lo que otros aprendían y compartían le resultaba –quizás- incomprensible y extraño, lo que le llenaba el alma de temores y desconfianzas.

Con limitaciones  mucho mayores que en la actualidad un paralítico podría padecer, aquel hombre debía enfrentar algo aun mayor como era ser tenido como “sujeto de pecado”, vale decir, como culpable de su condición a causa de una vida inmoral que llevó él o sus antepasados, todo lo cual,  le llevaba a preferir quedarse en las cuatro paredes de enfermedad.

Mas todo cambió para aquel hombre cuando con ocasión de la llegada de Jesús al pueblo, un grupo de sus buenos amigos le condujo a los pies del Señor. Para esto, debieron vencer una serie de obstáculos: Buscaron hacer una camilla y le trasladaron, no sabemos la distancia pero bien pudo ser desde la entrada del pueblo lo que significa eran varias cuadras; luego trataron de introducirle pero hubo dificultad…”había sentados algunos fariseos y expertos de la ley que provenían de todos los pueblos de Galilea, Judá y Jerusalén”. Sin duda, intentar pasar en medio de una multitud, de sus bultos (mochilas), y de su condición resultaba algo infructuoso.

Ante tamaña dificultad, donde alguno habría dejado al enfermo a su suerte en el suelo, lejos de abandonarlo buscaron con perseverancia y creatividad en medio más eficaz para llevar a su amigo enfermo a los pies de Jesucristo. No eran jóvenes que estaban ahí sólo por cumplir, además, querían hacer lo mejor posible por su amigo, lo que es prueba de una verdadera y sana amistad que siempre opta por ofrecer  el bien mayor que se tiene cual es,  la fe en la persona de Jesús, tal como es aquello que finalmente lograron hacer.

Entonces, surge la espontaneidad y creatividad hacedora de la juventud, que cuando es en razón de un bien que se une es capaz de logros tan novedosos. Dice el Santo Evangelio que “entonces, no encontrando por dónde meterle, a causa de la muchedumbre, subieron a techo, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús”.

En cualquier trabajo que hagamos en conjunto con otras personas, para que salga bien conviene colocarse de acuerdo, organizarse, priorizando y jerarquizando responsabilidades, pues,  como dice un antiguo refrán: “donde todos mandan, nadie obedece”. Lo anterior nos hace pensar dónde y cómo estaría aquel  paralítico en camilla si acaso sus amigos no estuvieran organizados y ordenados al momento de ir en su ayuda.

Aplicaron lo que Dios nos pide: “Hacer bien, el bien”. Salieron del conformismo de saberse con salud y ayudaron al que carecía de ella; se organizaron para servir al amigo caído, olvidando sus urgencias y necesidades, en un momento priorizaron el servicio desinteresado hacia el amigo enfermo haciendo realidad que quien vive para servir sirve para vivir.

 

 

Salieron, buscaron y encontraron los caminos para que su amigo reviviera de su enfermedad, a pesar de todas las dificultades nada fue suficiente para que el paralitico nuevamente se pusiera de pie, evidenciando el poder sanador y purificador del Señor: “Para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder aquí en la tierra para perdonar los pecados, -dijo al paralítico- a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

Quien alguna vez ha estado convaleciente por una quebradura o alguna operación delicada sabe lo que implica el período de recuperación, que suele ser lento y a veces doloroso. En este caso fue una recuperación instantánea lo que asombró a todos que terminaron alabando a Jesús, incluidos los amigos que le presentaron a sus pies.

Por esto, hoy damos gracias a Dios por el don de la amistad verdadera, que en este patio tenemos oportunidad de practicar cotidianamente, que al interior de las aulas podemos ejercitar de múltiples maneras en bien de quienes comparten el mismo caminar del aprendizaje y sufren las mismas dificultades y se alegran en los logros alcanzados tal como  es pasar de curso y eventualmente obtener algún reconocimiento especial, no olvidando que el mejor premio al que podemos optar es a que Jesús diga un día “Por la fe de estos (buenos amigos) hoy hemos visto cosas maravillosas”.

Es lo que vuestro maestros, auxiliares y directivos del Colegio pueden decir en cada jornada cuando ven en los  niños y jóvenes la fe descrita por el Santo Evangelio y que hizo posible el milagro de la sanación descrita: “por la fe de ellos fue sanado”. Esa vida nueva que expresan en una sana amistad, en el trato respetuoso hacia todos ¡grandes y pequeños! es el mayor tesoro que encierra estar en este lugar pues tiene algo del amor de Dios q2ue es el verdadero tesoro del corazón de nuestros alumnos por quienes hoy rezamos.

¡Que Viva Cristo Rey!

Lectura Santo Evangelio San Lucas V, 17-26.

“Un día que Jesús estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos jóvenes trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de Él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al techo, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: “Joven, tus pecados te quedan perdonados.

Los escribas y fariseos empezaron a pensar: “Quién es este, que dice blasfemias?  ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo  Dios? Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: ¿Qué estáis pensando en vuestros corazones?  ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te quedan perdonados, o decir, ¡levántate y camina!? Pues, para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar los pecados, dijo al paralítico, a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor decían: ¡Hoy hemos visto cosas increíbles!”.







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