TEMA :
“!HEMOS VISTO COSAS INCREÍBLES!”
FECHA:
HOMILÍA PREMIACIÓN SAINT PETER’S SCHOOL 2023
Buenas tardes: Queridos
padres, niños, jóvenes. En la intimidad que conlleva realizar este acto de
premiación en el patio de nuestro Colegio, hoy hemos tomado el Evangelio que
nos refiere de uno de los milagros obrados por Jesús. Habitualmente la mirada
tendería a centrarse en el Señor y el enfermo de parálisis, mas ahora vemos la
importancia que tuvieron para la sanación aquellos amigos que se detuvieron y
quedaron para ayudar a aquel paralítico.
Era un joven que solo
vivía ensimismado en sus limitaciones: No podía ir al centro púbico de
educación como era la sinagoga, quedando al margen de todo acto cultual por lo que lo que otros aprendían y
compartían le resultaba –quizás- incomprensible y extraño, lo que le llenaba el
alma de temores y desconfianzas.
Con limitaciones mucho mayores que en la actualidad un
paralítico podría padecer, aquel hombre debía enfrentar algo aun mayor como era
ser tenido como “sujeto de pecado”, vale
decir, como culpable de su condición a causa de una vida inmoral que llevó él o
sus antepasados, todo lo cual, le
llevaba a preferir quedarse en las cuatro paredes de enfermedad.
Mas todo cambió para
aquel hombre cuando con ocasión de la llegada de Jesús al pueblo, un grupo de
sus buenos amigos le condujo a los pies del Señor. Para esto, debieron vencer
una serie de obstáculos: Buscaron hacer una camilla y le trasladaron, no sabemos
la distancia pero bien pudo ser desde la entrada del pueblo lo que significa
eran varias cuadras; luego trataron de introducirle pero hubo dificultad…”había sentados algunos fariseos y expertos
de la ley que provenían de todos los pueblos de Galilea, Judá y Jerusalén”. Sin
duda, intentar pasar en medio de una multitud, de sus bultos (mochilas), y de
su condición resultaba algo infructuoso.
Ante tamaña dificultad,
donde alguno habría dejado al enfermo a su suerte en el suelo, lejos de
abandonarlo buscaron con perseverancia y creatividad en medio más eficaz para
llevar a su amigo enfermo a los pies de Jesucristo. No eran jóvenes que estaban
ahí sólo por cumplir, además, querían hacer lo mejor posible por su amigo, lo
que es prueba de una verdadera y sana amistad que siempre opta por ofrecer el bien mayor que se tiene cual es, la fe en la persona de Jesús, tal como es
aquello que finalmente lograron hacer.
Entonces, surge la
espontaneidad y creatividad hacedora de la juventud, que cuando es en razón de
un bien que se une es capaz de logros tan novedosos. Dice el Santo Evangelio
que “entonces, no encontrando por dónde
meterle, a causa de la muchedumbre, subieron a techo, le bajaron con la camilla
a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús”.
En cualquier trabajo que
hagamos en conjunto con otras personas, para que salga bien conviene colocarse
de acuerdo, organizarse, priorizando y jerarquizando responsabilidades,
pues, como dice un antiguo refrán: “donde todos mandan, nadie obedece”. Lo
anterior nos hace pensar dónde y cómo estaría aquel paralítico en camilla si acaso sus amigos no estuvieran
organizados y ordenados al momento de ir en su ayuda.
Aplicaron lo que Dios nos
pide: “Hacer bien, el bien”. Salieron
del conformismo de saberse con salud y ayudaron al que carecía de ella; se
organizaron para servir al amigo caído, olvidando sus urgencias y necesidades,
en un momento priorizaron el servicio desinteresado hacia el amigo enfermo
haciendo realidad que quien vive para servir sirve para vivir.
Salieron, buscaron y
encontraron los caminos para que su amigo reviviera de su enfermedad, a pesar
de todas las dificultades nada fue suficiente para que el paralitico nuevamente
se pusiera de pie, evidenciando el poder sanador y purificador del Señor: “Para que sepáis que el Hijo del hombre
tiene poder aquí en la tierra para perdonar los pecados, -dijo al paralítico- a
ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
Quien alguna vez ha
estado convaleciente por una quebradura o alguna operación delicada sabe lo que
implica el período de recuperación, que suele ser lento y a veces doloroso. En
este caso fue una recuperación instantánea lo que asombró a todos que
terminaron alabando a Jesús, incluidos los amigos que le presentaron a sus pies.
Por esto, hoy damos
gracias a Dios por el don de la amistad verdadera, que en este patio tenemos
oportunidad de practicar cotidianamente, que al interior de las aulas podemos
ejercitar de múltiples maneras en bien de quienes comparten el mismo caminar del
aprendizaje y sufren las mismas dificultades y se alegran en los logros
alcanzados tal como es pasar de curso y
eventualmente obtener algún reconocimiento especial, no olvidando que el mejor
premio al que podemos optar es a que Jesús diga un día “Por la fe de estos (buenos amigos) hoy hemos visto cosas maravillosas”.
Es lo que vuestro
maestros, auxiliares y directivos del Colegio pueden decir en cada jornada
cuando ven en los niños y jóvenes la fe
descrita por el Santo Evangelio y que hizo posible el milagro de la sanación
descrita: “por la fe de ellos fue
sanado”. Esa vida nueva que expresan en una sana amistad, en el trato
respetuoso hacia todos ¡grandes y pequeños! es el mayor tesoro que encierra
estar en este lugar pues tiene algo del amor de Dios q2ue es el verdadero
tesoro del corazón de nuestros alumnos por quienes hoy rezamos.
¡Que Viva Cristo Rey!
Lectura
Santo Evangelio San Lucas V, 17-26.
“Un día que Jesús estaba
enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían
venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del
Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos jóvenes trajeron en una camilla
a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de Él. Pero no
encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al techo, le
bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante
de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: “Joven, tus pecados te quedan
perdonados.
Los escribas y fariseos
empezaron a pensar: “Quién es este, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Conociendo Jesús sus pensamientos, les
dijo: ¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te quedan
perdonados, o decir, ¡levántate y camina!? Pues, para que sepáis que el Hijo
del hombre tiene en la tierra poder de perdonar los pecados, dijo al
paralítico, a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y al instante,
levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa,
glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y
llenos de temor decían: ¡Hoy hemos visto cosas increíbles!”.
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