miércoles, 20 de diciembre de 2023

 

TEMA  :    “MARÍA ES UNA ALEGRIA QUE NO PASA DE LARGO”

FECHA: MES DE MARÍA / XXI° DÏA / CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA

Una de las virtudes más apreciadas por todos respecto de las demás personas es la alegría. Una persona alegre suele atraer y convocar a su alrededor como el imán lo hace con el metal. Nuestra Madre del Cielo es la “Causa de la Alegría” porque durante nueve meses tuvo en su vientre virginal a Jesús, perfecto Dios y hombre, por lo que su vida cambió para cambiar la de quienes estaban a su alrededor.

En efecto, con una diligencia no exenta de sacrificio fue hacia la ciudad de Ain Karem a colaborar con su tía anciana Isabel y Zacarías durante sus tres últimos meses de embarazo en la espera de San Juan Bautista. Allí llenó de ayuda ese hogar, como también, lo regó con el bálsamo de la alegría desde un primer momento tal como describe San Lucas en el Evangelio: “El niño (Juan Bautista) saltó de alegría cuando llegó la Virgen a ese hogar”. La Virgen llega a ese lugar. A ese hogar, a esa familia, sólo para colocarse a su servicio y ayudar: es un mundo por conocer, un lenguaje por aprender, una mirada por encontrar, un sentir por percibir, una nueva visión de la vida por acoger, una fe por interpretar y un espacio por explorar…Los tres meses que permaneció allí, lejos de su hogar de Nazaret, con su presencia transformó aquel hogar vetusto, marcado por el temor  y la soledad, en una realidad de esperanza y gozo porque el Señor Dios estaba en medio de ellos.

De igual modo, con su perseverancia e intercesión obtuvo que el ambiento de incertidumbre y tristeza reinante en las bodas de Cana de Galilea se renovara como describe el evangelista San Juan. La falta de vino haría suspender la fiesta y tener que enviar a cada uno de regreso anticipadamente a sus lugares de origen, con todo lo que ello entrañaba. Gracias a las palabras y súplica de la Virgen hacia Jesús obtuvo la anticipación del primer milagro realizado por nuestro Señor.

La causa de la alegría de la Virgen tiene su origen en que Dios vive en Ella, por lo que la gracia recibida es la que le lleva a “contagiar” al mundo con la dicha más permanente que se puede tener como es ser partícipe de la vida divina, tal como lo dijo Jesús mismo: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará y vendremos a él, y haremos morada en él” (San Juan XIV, 23).

 

La Santa Misa desde los inicios de nuestra Iglesia ha sido motivo de alegría para quienes participan en ella porque es verdaderamente el encuentro y momento de mayor cercanía con el señor que podemos tener en este mundo.  Jesús enseñó en el extenso sermón del Pan de Vida: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida Eterna, y Yo le resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera  bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo permanezco en él” (San Juan VI, 57). La misma alegría que nos llena estar a los pies de Jesús sacramentado frente a nuestros altares y sagrarios nos lleva a recordar el gozo de la Virgen, llena de gracia que es llamada como el “primer sagrario” viviente, que hizo de aquella peregrinación desde Nazaret a Ain Karem la “primera procesión” eucarística, que llevó alegría a todos los rincones de aquel hogar.

De modo semejante la Virgen María quiere ser “Causa de nuestra alegría” verdadera porque esta nace de un alma en amistad con Dios, de una vida conducida por  la gracia del Señor que es capaz de llenar de esperanza y fe los ambientes más fríos y renuentes.

Durante este Mes de María al hacer buenos y nuevos propósitos de perfección cristiana, al procurar mantener nuestra alma en estado de gracia permanente, al buscar una conversión para abandonar los criterios del secularismo y del liberacionismo que tanto mal hacen a la vida de la Iglesia en sus comunidades y hogares llenándolos de tristeza, soledad y miseria. Es el Mes de María una oportunidad que el Señor nos concede cada año para crecer en fe y vivir  en la verdadera alegría que nace de una vida construida en la amistad con Dios.

Si los amigos verdaderos son capaces de estar horas juntos en gozo ¡cuánto mas no hemos de estar nosotros que tenemos a un Dios que ha querido llamarnos “sus amigos” para vivir una alegría fundada en la pureza, la verdad y el amor. Por tanto, para desterrar toda tristeza tenemos a la Virgen como “Causa de nuestra Alegría” que nos puede obtener del cielo toda gracia puesto que nada niega un buen Hijo –como Jesús lo es- a la mejor de las Madres –como María lo es- por lo que con perseverancia imploremos para nosotros y nuestros hogares el gozo de vivir la fe en cada uno de los ambientes donde estemos.

Muchas veces hay personas que nos encontramos deambulan apesadumbradas por el agobio de la vida cotidiana, teniendo fácilmente el camino precioso para convertir la tristeza en gozo: El Señor Jesús te ama y la Virgen María te cuida, por ello, Ella es “Causa de nuestra Alegría”. ¡Que Viva Cristo Rey!









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