martes, 22 de noviembre de 2016

La castidad en el corazón de la Virgen María

HOMILÍA MES DE MARIA  /  COLEGIO MACKAY  /  AÑO 2016

1.      “Porque esta es la voluntad de Dios; vuestra santificación; que os alejéis de los fornicación” (1 Tesalónica IV, 1-3).

La Castidad es el modo cómo Dios reina en nuestra alma y en nuestro cuerpo. Una sana personalidad procura integrar adecuadamente los deseos del alma y del cuerpo. Por tanto,  el dominio de uno mismo se logra desde el servicio del amor.

                 SACERDOTE DIOCESANO VALPARAÍSO


El mandamiento sexto nos recuerda de ser puros de alma y cuerpo, por lo que la castidad apunta a los pensamientos, deseos y acciones. En la actualidad tanto el sexto como el noveno mandamiento de Dios, cuanto el sexto precepto de la Iglesia, están relegados y menospreciados por la cultura en que estamos insertos, por lo que la vivencia de la castidad es una realidad que requiere de una profunda vida espiritual,  de una sana formación de la personalidad que provenga de una recta antropología cristiana y de una educación de la voluntad que sea capaz de tomar decisiones que vayan contra los respetos humanos, pueda navegar contra la corriente secularista.

Entonces, ¿Qué debemos evitar?: Programas de televisión e internet donde no se respete la dignidad de la persona humana; proferir palabras morbosas (garabatos); repetir y escuchar chistes en doble sentido; evitar gestos, juegos y bailes que tengan alguna connotación ajena a la santa pureza.

La castidad, sigue a la virtud de la templanza –que recordamos ayer- toda vez que implica el dominio de sí mismo mediante el esfuerzo por fortalecer el carácter y la voluntad. En la medida que estemos bien con Dios, habrá una “paz interior” que nos hará estar a su vez “ en paz con el prójimo”.

2.        “Es imposible guardar la pureza de cuerpo sin guardarla también de corazón y pensamiento” (R.P. Antonio Royo-Marín, OP. Teología Moral para seglares, 1º,2º, II, nº492s).

La castidad purifica el amor y lo eleva, por lo que quien procura vivir de manera pura valoriza el amor, por lo que alcanzar la Santa Pureza se requiere:

a). Tener un  espíritu  generoso: Dice la Santa Biblia que “hay más alegría en dar que en recibir”, esto implica que en la medida que seamos capaces de crecer en compartir, de desprendernos de lo que atesoramos innecesariamente, vamos a tener mayor fuerza interior para vencer cualquier tentación. Las diversas obras de caridad o misericordia que nos propone la Iglesia ayudan eficazmente al fortalecimiento de la voluntad, desde el amor a Dios que pide salir de cada uno para ir al encuentro de quien lo necesita, en tanto que la impureza es un camino del egoísmo, donde el referente con los gustos y no el servicio.

 b). En el cumplimiento el deber: Sin duda, el entrenarse permanentemente en la fidelidad a las obligaciones cotidianas, hace que aquellos pequeños vencimientos personales en el futuro nos permitan alcanzar el pleno cumplimiento del deber, lo que repercute en llevar una vida donde el ideal de la pureza sea un objetivo alcanzable. La fuerza de voluntad manifestada en el empeño por cumplir los deberes conduce a una mejor vivencia de la pureza, en tanto que la carencia de la fuerza de voluntad debida termina generalmente en las puertas de los vicios. En efecto, la persona impura es una persona sin voluntad.

c). Con espíritu de laboriosidad: El Santo Patrono de las Castidad es San José. Su imagen suele ser representada con una flor blanca que nos recuerda su castidad. Él fue reconocido como el “Carpintero de Nazaret” que trabajaba dé manera honrada, por eso dice el Evangelio que era  un “varón justo”, responsable en su trabajo diario, honrado en sus bienes y cuidadoso del tiempo y bienes de los demás.

d). Sistemáticos en el estudio: A lo largo de nuestra vida se requiere de entrenarnos para obtener buenos resultados. Dice un antiguo refrán que “el ocio es la madre de todos los vicios”, por lo que  el procurar ser serios en el estudio no sólo nos dará la oportunidad de tener un buen rendimiento escolar, sino la seguridad de estar respondiendo al deber que Dios nos pide como es estudiar. “A lo largo de la vida hay que entrenarse…y entrenarse es hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzase cuando sea necesario; el que no saber decir no cuando pudiera decir sí, no sabrá decir no cuando tenga que decir no. El que no sabe privarse de lo licito por ensayo, no sabrá privarse de lo ilícito cundo sea necesario” (Eternas Preguntas, VII, 4. R.P. Eduardo Arcusa, SJ).

PADRE JAIME HERRERA PUERTO CLARO CHILE


Hace algunos años, bajo el pontificado del Papa Pablo VI, se recordaba un texto del Concilio Pastoral Vaticano II en el cual declara que “los niños y los adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a presentarles su adhesión personal y también a que se les estimule a conocer y amar más a Dios. Ruego, pues, encarecidamente, a todos los que gobiernan los pueblos, o están al frente de la educación, que procuren que nunca se vea privada la juventud de este sagrado derecho” (7 Noviembre de 1975).  

En la oración de cada día del Mes de María imploramos vivir puros, lo que implica una especial delicadeza en reconocer la virtud de la castidad como una opción de vida que involucra la totalidad de nuestro ser, nuestra alma y nuestro cuerpo.                               
¡Que Viva Cristo Rey!                                                                                                   


PADRE JAIME HERRERA GONÁLEZ / CURA PÁRROCO DE PUERTO CLARO / VALPARAÍSO / CHILE




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